Serie de oneshoots de diferentes parejas y temáticas de Hetalia, basados en un reto que me impuse para escribir acerca de lo que me pidieran :)
1er Request: Austria/Suiza. Una escena corta entre estos dos países después del rompimiento de Roderich con Elizabeta. Solicitado por Kutzí. Ligeramente romántico, leve boylove.
Después del silencio, lo que más se acerca a expresar lo inexpresable es la música.
-Aldous Huxley.
Vash podría escuchar las suaves notas inundando la estancia aún desde antes de entrar en la casa del austriaco. Conociéndole, estaba experimentando un sentimiento muy fuerte, ya que la música fluía como el más bello poema pero no podía identificar su el sonido irradiaba odio, tristeza, júbilo o desesperación.
Ese era el problema con el piano de Roderich. Uno podía dejarse llevar fácilmente por la belleza de la interpretación sin saber exactamente qué era lo que llevaba a su ejecutor a imprimir semejante sentimentalismo.
Sin embargo Suiza, habiendo conocido a Austria por tiempo suficiente, y sobre todo, prestando silenciosa atención a cada uno de sus movimientos, podía interpretar los sentimientos de Roderich al verle interpretar alguna pieza en piano. Alemania se engañaba pensando que Chopin era la mejor forma del austriaco de expresar su parecer, pero esa era solo una de tantas facetas. Y cuando llegó a la estancia y observó al músico concentrado en las teclas del piano, el usualmente rudo y explosivo helvético percibió esos pequeños detalles que los demás pasaban por alto. El cabello de Roderich estaba ligeramente desaliñado. Algunas partituras estaban esparcidas en el suelo y el cuerpo del pianista se inclinaba ligeramente hacia adelante. Vash conocía demasiado bien la canción, tanto como para saber que las notas iban demasiado lento y la cadencia del compás hacía que sonara más trágico de lo que debía.
-Te dejó, ¿no es cierto?- la voz del suizo atravesó las notas como una daga, haciendo que de inmediato Roderich dejara de tocar.
-No es de tu incumbencia…- respondió con seriedad el aludido, retomando la melodía donde la había interrumpido, pero comenzando a cometer algunos errores.
Las pesadas botas militares de Vash hacían que sus pasos resonaran por la estancia, marcando ligeramente el compás de la melodía, hasta que llegando junto al piano, puso rudamente su mano sobre las teclas haciendo un espantoso sonido discordante, llamando la atención de Roderich quien mostraba en su rostro las huellas inequívocas del llanto.
-¡Maldito indecente! ¿Cómo te atreves a profanar el delicado sonido del piano con esas manos de brutal asesino?- Roderich miró indignado a Vash, quien ni siquiera cambió su fría expresión y se sentó a un lado de él, tocando al azar algunas teclas del instrumento.
-Odias a Liszt… y odias ese estúpido Liebestraum… También odias la forma en la que suele coquetear con Prusia y detestas cómo abraza a Polonia…- Roderich le miró con furia reflejada en sus ojos amatista, pero las palabras de Vash eran verídicas y no tenía con qué rebatirlas. Simplemente agachó la mirada y con la mano izquierda tocó otro fragmento de la pieza.
-Aún así… no soporto que hables mal de Elizabeta…
-Y yo no soporto verte así…- admitió el suizo, mirando fijamente las teclas del piano. Roderich le miró con algo de sorpresa, no era común que Vash hablara de esas cosas y menos con él; pero debía ser algo sumamente importante si el suizo decidía expresarlo.
Un denso e incómodo silencio llenó la estancia mientras ambas naciones permanecían sentadas una al lado de la otra en el pequeño banquillo del piano. Era curioso cómo a pesar de llevar una relación tan larga, Austria y Suiza no expresaban gran afecto el uno por el otro debido a su carácter tan contrastante. Sin embargo, notó Austria; Vash parecía estar a su lado en todo momento, para bien y para mal. La efusividad y el cariño no era algo que se le diera bien al rubio, pero tenía su forma muy sutil y característica de demostrar su forma de pensar y sentir.
Lentamente, Vash levantó su mano derecha y comenzó a tocar algunas teclas del piano. Al principio Roderich pensó que solo golpeteaba las teclas al azar, pero poco a poco fue reconociendo la tonada e instintivamente comenzó a acompañarle con su mano izquierda.
-¿Schubert?- preguntó divertido el austriaco, acompañando las notas graves de la suave melodía. –No creí que te agradaran los temperamentales románticos…- más que la elección musical, lo que realmente sorprendía al moreno era la calidad y destreza con la que Vash tocaba el piano. Aunque el ritmo que llevaba era reflejo de su fuerte espíritu militar, imprimía cierto ímpetu a la pieza que a Roderich le costaba seguir.
-¿Acaso creías que sólo cantaba yodel?- preguntó Suiza frunciendo el ceño sin dejar de mirar el piano. Una fuerte carcajada resonó en la habitación y Vash volteó hacia su compañero, con un ligero rubor en sus mejillas. –Señorito engreído…
-Pistolero gruñón…- respondió el austriaco aún riendo, descansando su cabeza sobre el hombro del suizo sin dejar de acompañarle en el piano.
La Serenade de Schubert llenó con su mágica aura el lugar, alternando la gracia del austriaco y la disciplina del suizo en una rara pero próspera amalgama de sonidos y sentimientos que reemplazaban cualquier palabra o gesto que pudiese surgir entre los dos.
DISCLAIMER: Las posesiones materiales son sólo una ilusión. Axis Powers Hetalia y sus personajes relacionados pertenecen a su respectivo autor. Yo los utilizo para escribir fics sin intención de sacar lucro.
