Declaimer: Todos los personajes pertenecen a J.K. Rowling, y yo me limito a fantasear sobre ellos. :)

Día Cero

"It's an end of an era
And I'm seeing clearer
That nothing will ever be the same"

"End of an Era", Oliver Boyd and the Rememeberalls.

El expreso de Hogwarts avanzaba demasiado rápido, pero en realidad no lo hacía. Iba como cada primero de Septiembre, pero Harry sentía que llegarían a la estación de Hogsmeade en los próximos cinco minutos y no sabría como lidiar con ello.

La vuelta al colegio por 7 días había sido exclusiva y patentada idea de Ron, quien compartía un puesto muy similar al de un estudiante en la oficina de aurores con él – Similar porque habían demasiados problemas residuales como para ordenar todo y comenzar a enseñar por los codos, como decía Michael Hume, un mago que había perdido a la mitad de su familia en la lucha contra Voldemort, con quien Harry sentía mucha simpatía- y quien desde hacía alrededor de ocho años era su mejor amigo, pero a pesar de eso, no había sido capaz de contarle al muchacho ni un ápice del motivo del regreso.

La verdad era que Harry no tenía muchas ganas de volver, y se lo había dicho a Ron de todas las formas posibles –incluso a través de Ginny-, pero su amigo no entendía. Los recuerdos que Harry tenía del castillo estaban llenos de alivio, triunfo y sorpresa, pero también (y por sobre todo) de remordimientos y muerte, por lo que regresar le traía un enorme dolor de estómago, sin contar las ganas incontrolables de retroceder el tiempo y sacar a algunas personas del camino de los mortífagos.

Pero luego de un par de días de ardua lucha contra Ron, Harry había recibido una carta de la menor de los Weasley –quien sabía con lujo de detalles el molesto embrollo en que el muchacho estaba metido- que lo obligaba dulcemente a viajar al castillo para verla y ayudar en una cosa que no supo entender, pero en la cual él cumplía un papel fundamental. Harry había hecho las maletas en La Madriguera –todavía Molly Weasley no lo dejaba mudarse a Grimmauld Place… y no era que el muchacho hubiera insistido demasiado- y, sorprendido de haber aceptado ir a ojos cerrados, había subido al tren junto a Ron.

Sin embargo, toda la sensación de desazón producida por el castillo –había pasado a una de las partes más dolorosas en las que lo enfrascaba su mente; Teddy, sonriente y con el pelo azul brillante sonriéndole, armando las primeras frases sin sus padres- había sido reemplazada por horrendo nerviosismo e inesperado exceso de incomodidad. Intentó armar la mejor mueca para Ron, sentado frente a él, sonrojado y desvalido; en otro momento la situación habría sido cómica, pero el estómago de Harry no estaba para aguantar lo que acababa de escuchar.

Porque, ¿en qué momento Ron y Hermione se habían convertido en un proyecto de…?

- …pedirle que sea mi novia. Harry, te lo he repetido cinco veces y no reaccionas- dijo Ron con voz afligida. A Harry le dieron unas ganas locas y absurdas de reírse.- ¿Harry?

- Eh, es que, es que yo-balbuceó, sintiendo las carcajadas florecer en la garganta, pero al echar otra ojeada a Ron supuso que era mejor llegar a Hogwarts sin un ojo morado- Lo siento, Ron, pensaba tonterías.

Ron lo miró como si Harry estuviera cantando en cantonés.

- Bien.-aceptó el pelirrojo tras una mirada evaluativa, y Harry estuvo seguro de que sus orejas empalidecían un poco (muy poco)- Entonces… no sé cómo diablos hacerlo, ¿entendiste esa parte? –Harry tosió- ¿Me estás escuchando, verdad?

- Cl-claro, claro que lo hago, Ron-musitó el aludido, desconcertado- Entendí… pero, ¿qué quieres que haga?

-¡Que me ayudes! –exclamó Ron, como si le estuviera pidiendo que le salvara la vida. Miró el suelo con el ceño fruncido, y se mantuvo en silencio un rato, y a Harry le recordó su expresión antes del primer partido de Quidditch, con las brillantes insignias de "Weasley es nuestro rey" y la odiosa canción… pero luego se le vino a la mente la batalla de Hogwarts, Hermione corriendo hacia Ron y…

-Ron, ¿cómo voy a ayudarte yo a que le digas a Hermione que…? –Definitivamente, no iba a recordarlo si era capaz- ¿Tienes que meterme en esto?-se quejó Harry, luchando contra su propia cabeza. ¿Por qué siempre ocurría que mientras más quería olvidar algo… más lo recordaba?

Ron entrecruzó los dedos de las manos con nerviosismo.

- Sí, eres mi última esperanza, ¡yo soy un fracaso! –insistió- Ya sabes, se me da mal con este tipo de cosas…-Miró el suelo- mi variedad de sentimientos es la de una cucharita de té.

Harry frunció el ceño.

- ¿Quién dijo eso alguna vez?

- Hermione, ¿cómo no te acuerdas? –se extrañó Ron de inmediato, y a Harry le dio muy mala espina la forma en que pronunciaba el nombre de su amiga.

Silencio. Qué incómodo era empezar a enterarse que la vida privada de sus amigos había quedado tan poco resuelta…

…porque realmente él había dejado muy claro en un rincón de su mente que lo de Ron y Hermione ya era un hecho, resuelto quizá tanto como lo suyo con Ginny, y no tenía que inmiscuirse más en líos. De hecho, ya ni siquiera pensaba en la posibilidad de que rompieran y eso los dividiera; eran casi adultos, ¿no? Él no se sentía particularmente maduro en ese aspecto, pero se tranquilizaba asegurándose de que Hermione sí lo era, tanto como para ser capaz de sobrellevar cualquier cosa de ese estilo con Ron.

Todo lo sucedido con Voldemort lo había tenido muy ocupado, pero le había sido imposible pasar por alto los momentos en que Ron y Hermione actuaban ya como una verdadera pareja, o todas las ocasiones en las que los había visto besarse (Si recordaba bien, todas después de la batalla de Hogwarts, en situaciones que lo habían dejado boquiabierto; ¿tan fuerte era lo que los dos…?); Ginny decía que debía asumirlo de una vez por todas, y él lo había hecho, ignorando que seguirían siendo siempre sus mejores amigos a pesar de que entre ellos dos no fuera igual. Se alegraba, y muchísimo.

El tiempo pasaba y el mundo se armaba de nuevo; Harry salía del aturdimiento y todos parecían comenzar a vivir con la tristeza por los caídos, la alegría por el triunfo y la esperanza de que pronto, todo fuera más o menos como antes. Harry ya no buscaba a Ginny para abrazarla en silencio o huía a esconderse de la señora Weasley para pasar un momento a solas –la mujer se empeñaba en no dejarlo con sus pensamientos a la deriva por demasiado tiempo-, de hecho reía, y soñaba, incluso.

Sin embargo, Ron y Hermione todavía no entraban a esa paz colectiva. "Muy propio de ellos", pensó Harry, intentando no reír.

- Hermione dice que hay que tomar esto enserio, y amigo, ¡yo sí que lo hago! –exclamó Ron, convencido- Pero ya sabes, la guerra acabó, pero aún así Lupin, Tonks –tragó saliva- y Fred están muertos…-Su expresión vaciló, desfigurándose por una fracción de segundo, pero pareció pensarlo mejor e insistió con la ligereza del comentario- Las cosas en casa recién vuelven a flote…bueno, mi madre todavía a llora, pero, ¿qué podemos hacer? –Harry se encogió de hombros, apenado- Por eso pensé que Hermione entendería que no estaba como para pensar en… formalidades, o qué se yo. Éramos caso resuelto, ¿no? –Harry asintió, alzando las cejas- desde ese día en Hogwarts…-Su mirada se volvió repentinamente soñadora- Yo lo supe siempre, creo. Es muy extraño, ¿no? –Suspiró, perdiendo la vista en la ventana- Pero, ¡por las barbas de Merlín, Harry! ¿Quién iba a decir que las mujeres eran tan complicadas… y que Hermione se convertiría tan rápido en una? –Harry asintió; era difícil hacerse la idea, sobre todo tomando en cuenta quién era su potencial novio- ¿Tiene que ser tan difícil? –continuó Ron, contrariado- Digo, ¿tú le pediste a Ginny que fuera tu novia?

- Eh…la verdad es que…- No se le ocurría qué decir. La pregunta lo había tomado totalmente por sorpresa, ¿no que hablaban de Hermione?

- ¿Es que qué?

- Eh, no-Ron suspiró de alivio- Simplemente lo fuimos, ambos lo sabíamos, sobre todo después de charlar tras el partido de Quidditch… ¿te acuerdas? –Ron asintió, encogiéndose de hombros, al tiempo en que el estómago de Harry se llenaba de una sensación muy agradable y le venían unas ganas irremediables de ver a Ginny de inmediato. De pronto el tren pareció demasiado lento, su corazón demasiado rápido, y Hogsmeade demasiado lejos.

Ron se veía ocurrente.

- Entonces esa es la clave, Harry, ¡tú me ayudarás, lo sé!- Parecía realmente aliviado, tanto que incluso sonreía- Es cosa de llegar a Hogwarts y ya verá Hermione, dejará de quejarse de tonterías, ¿a que sí? –Harry asintió, infundiéndole ánimo- Le diré lo que siento por ella-A Harry se le revolvió el estómago, incómodo, pero intentó sobrellevarlo- y ya está. Eres genial, amigo.

Harry asintió nuevamente, esperando que realmente todo fuera tan sencillo como Ron pensaba.


El fuego crepitaba débilmente en la Sala Común de Gryffindor, pero a tanto llegaba el silencio, que Ginny Weasley lo escuchaba. Lo sentía arder muy cerca, casi a un lado de sus oídos, claramente solitario pero en ese sentido, junto a ella.

La noche había caído hacía unas cuatro horas, pero ella no podía dormir; sentía que la soledad era demasiado absoluta… sobre todo ahora que sus compañeras de habitación estaban perdidas soñando y la única con quien verdaderamente quería hablar había hecho una especie de molesto voto de mudez.

Hermione andaba muy rara desde el primero de septiembre, pero Ginny no había tomado medidas únicamente por las cartas de Harry, que le daban un panorama bastante claro acerca de lo que sucedía en La Madriguera, y de lo que Ron debía estar planeando. Su novio estaba en plena ignorancia de la situación, pero ella podía intuirlo, y había intentado explicárselo infructuosamente.

A pesar de que Ron Weasley había estado presente en su vida desde sus primeros recuerdos, Ginny no estaba muy segura de que orientaciones habían terminado tomando los pensamientos de su hermano. Estaba, sin embargo, convencida de que tomaría cartas en el asunto de Hermione, pues seguramente él era el culpable de la constante distracción de su amiga –quien leía más compulsivamente que siempre, como si se obligara a si misma a no pensar- con respecto al mundo real…

Cuando las cartas de Harry habían mostrado que Ron quería partir de inmediato a Hogwarts junto a él, Ginny no había dudado en expresarle lo mucho que quería verlo, sin una que otra amenaza escondida, escrita entre risas. Había finalizado la carta diciéndole que al parecer, estar demasiado tiempo separados había empezado a afectar el cerebro de Ron y Hermione.

Pero si Ginny recordaba bien, Hermione había decidido volver al colegio para terminar de estudiar, hacer séptimo año y dar los E.X.T.A.S.I.S., sin tomar mucho en cuenta lo que pensara Ron… como siempre. Lo de ellos como conjunto era bastante nuevo, pero a ella le gustaba; había trabajado sin descanso para que Harry lo entendiera igual, pero sabía que tenía demasiadas cosas con las que lidear como para añadir a sus mejores amigo. Pasado un tiempo, había intensificado su labor, y se dio cuenta de que Harry lo había asumido mucho antes que ella. Quizá siempre lo había sabido, al andar siempre junto a ellos. De algo tenía que haberse dado cuenta.

Y si seguía recordando, Ron habría entrado a la primera oferta a la oficina de Aurores, si la lealtad hacia Harry –con quien había tomado la decisión finalmente- no lo hubiera frenado. Ambos habían aceptado gustosos, con una convicción que los había hecho lucir demasiado mayores para la concepción que Ginny tenía de ellos – se lo había comentado a Fred con orgullo, en una de las caminatas a su tumba, que ya se hacían una costumbre- y bastante independientes. Sabía que eso le había afectado a Hermione de alguna forma, y también que no estaba segura de quien había decidido primero, si Ron o Hermione.

Quizá ahí estaba el problema… pero Ginny no podía esperar más. Ya estaba harta del estado de Hermione, y de no poder hablar con ella como le habría gustado hace semanas; recibía evasivas, o simplemente Hermione desaparecía. Así que se armó de valor, con todos lo sentimientos del último mes, y dijo:

- ¿Hermione?

Sabía que estaba despierta.

- ¿Ginny? –susurró la aludida con voz distraída.

Ginny volteó en su cama hacia ella; un rayo de luna le permitía divisar su silueta, en la oscuridad casi absoluta de la habitación.

- ¿Cómo estás?

- Muy bien, gracias-dijo Hermione, con voz sorprendida.

- Qué bueno-aceptó Ginny-, porque no hemos hablado verdaderamente en semanas, y estaba comenzando a pensar que te habías vuelto loca… y que terminarías conmigo igual-sonrió levemente- Creo que si hace un tiempo es posible que hayamos debido charlar… ahora lo necesitamos con suma urgencia.

Hermione se quedó en silencio un momento.

- ¿De qué hablas, Ginny?

- Hablo de ti, Hermione-respondió la pelirroja inmediatamente- Y de Ron, claro.

Esta vez, el silencio fue más prolongado, y Ginny temió haber metido la pata. Pero sin embargo, cuando Hermione volvió a hablar, su voz tenía un extraño tono de seguridad y entereza:

- Creo que estás desvariando, Ginny. No hay nada que decir acerca de Ron y yo, las cosas están muy bien, si es eso lo que quieres saber. Estoy bastante cansada por todo lo relativo a los exámenes; no queda nada de tiempo, ¿ves que ya llevamos casi un mes y medio en Hogwarts? Cuarenta y dos días para ser exacta-A Ginny le asustó que llevara la cuenta- Llevaba demasiado tiempo sin estudiar algunas cosas con verdadera prolijidad y es increíble lo mucho que he dejado estar por lo que sucedió, pero la verdad no me arrepiento. Debo ponerme al día, nada más.

- ¿Soy yo la que está desvariando? –se quejó Ginny- Hermione, hasta antes de que ustedes decidieran irse de viaje con Harry, lo único de lo que hablabas era de las ganas de vomitar que te daban al ver a Ron junto con Lavender Brown… no quiero decir lo obvio, tú ya lo sabes. Estoy preocupada por ti, porque creo que no son los exámenes, hay algo más, y mi hermano está involucrado, eso es seguro.

- Ginny, estas cosas no son importantes ahora. Voldemort murió, el mundo mágico recién está asumiéndolo, a pesar de que ya hayan pasado meses. No es tan fácil.

- Sí lo es, Hermione, ¡mi hermano murió, también murieron muchas personas que conocíamos! ¡Tonks! Ella era mi amiga, y ahora murió dejando a su hijo solo, porque Lupin también está muerto…-soltó todas esas palabras como un desahogo que no se había permitido con alguien más que con Harry, a quien había tenido que sostener todo ese tiempo; entre ambos lo sobrellevaban, pero la balanza se cargaba demasiado para un lado a veces, y ella lo entendía, pero ahora quería gritar. Los susurros se volvieron alarmantemente altos- Creo que si hay algo bueno que ha traído esta guerra, es que nos unimos más a la gente que amábamos, porque temíamos perderla. ¿No temías tú perder a Ron? ¿No que por eso no se separaban ni un instante luego de la batalla? ¿Qué cambió ahora?

Hermione se quedó en silencio nuevamente, como sin aliento, y Ginny supo que se le debían estar revolviendo las ideas en la mente, pero no le importaba.

- Es más, no deberían estar perdiendo el tiempo; si he aprendido una cosa, es que la vida no es algo seguro, en ningún sentido. Mira a Fred, la perdió sin si quiera darse cuenta, una explosión y ya… - Una lágrima solitaria le recorrió la mejilla, y agradeció que Hermione no la pudiera ver- Deberían dejar de ser tan idiotas, eso es lo que creo- Y había sonado igual que Ron al finalizar su discurso, pero ya no tenía caso. Se dio vuelta y se tapó más con las sábanas, quedando con al cabeza casi completamente cubierta, mientras respiraba agitadamente.

A su lado, sintió como Hermione se ponía de pie de puntillas y avanzaba. Luego un peso hundió un lado de su cama, y tuvo que volver a voltearse.

- Ron se fue a la Oficina de Aurores sin si quiera decirme algo, y yo decidí venir a Hogwarts. No sé en qué punto pensaba que las cosas entre nosotros eran enserio… así que le dije que si quería que lo que teníamos –sea lo que haya sido- continuara, debía pedírmelo oficialmente y asumir las consecuencias. – Hermione suspiró profundamente- Sin embargo, ha pasado un mes y medio, cuarenta y dos días, y no he recibido ni una sola carta… ¿cómo estarías tú? –El tono resignado se había ido; ahora había verdadero dolor- Hablé con mis padres, deshice el hechizo, y quería que lo conocieran, pero justo me enteré de lo que iba a hacer. No pido nada más que…palabras, no sé, es muy simple. Entiendo las heridas que le dejó la guerra, pero no por eso me siento dispuesta a pasar todo por alto. Si vamos… a estar juntos, debe ser cierto. Pero al parecer él no entendió esa parte.

Ginny asintió, sin tener una idea de cómo responderle, y tuvo unas repentinas ganas irremediables de ver a Harry de inmediato. De pronto las palabras que se le ocurrían dejaron de tener sentido, su corazón dejó de sentirse seguro y Hogwarts comenzó a parecer demasiado lejos de La Madriguera.