Lucy Pevensie y Aslan pertenecen a Las crónicas de Narnia de C. S. Lewis


Mi más preciado regalo

Hoy es mi cumpleaños, ya quince años y parece que fue ayer que era una niña. He celebrado una pequeña fiesta con mis padres y hermanos, me han regalado hermosas cosas como una caja con utensilios para la escritura china, con pinceles, pastilla de tinta y demás; un bellísimo papel de cartas y maravillosos libros como El jardín secreto.

Pero dentro de mí, en el fondo de mi corazón, hay cierto regalo que hubiese querido que alguien, especialmente mis hermanos, me lo hubiese otorgado.

—Me voy a la cama, estoy que me caigo de sueño

—Pero Lu —dice Peter, preocupado— aún es muy pronto, venga sólo cumplirás quince años una vez en tu vida

—Lo siento, Pete, estoy cansada del colegio y me apetece descansar— miento, sabiendo que es inútil contar la verdad

Subo a mi habitación, me tumbo sobre la cama y abrazada a la almohada, comienzo a derramar sobre ella lágrimas de dolor y tristeza:

—Aslan, querido Aslan, ¿por qué no pude quedarme en Narnia? ¿por qué no puedo escuchar tu profunda voz e inhalar el perfume de tu melena cada vez que me siento insegura? Me siento tan sola, por favor, permíteme volver aunque sea por esta noche.

Escuchó por unos instantes, pero sus lágrimas la rindieron en el sueño. Repentinamente, sintió en su rostro un aliento tan suave y delicioso como una brisa estival. La niña levantó la vista y allí estaba, real y cálido, el León en persona

—¡Aslan! —gritó de felicidad

Se levantó de la cama y abrazó al gran rey hasta donde sus brazos alcanzaron, y enterró su rostro en su dorada melena

—Mi pequeña Lucy —contestó cariñosamente— no llores más, vas a poder ir a Narnia esta noche, pero no por mucho tiempo

—No importa, es el mejor regalo del mundo— contestó la chica con sinceridad

El león rió profundamente. Seguidamente, lanzó un potente rugido que hizo estremecer los cimientos de nuestro mundo, para encontrarse en el soberbio salón del trono de Cair Paravel.

Y allí estaban todos sus viejos amigos: Tumnus, los Castores, Caspian, Reepicheep, Trumpkin, Buscatrufas, y, lo más sorprendente de todo ¡sus hermanos!

—¡Qué maravillosa sorpresa! —exclamó Lucy con alegría— ¡me encanta!

—Me alegro que sea así, Hija de Eva —contestó su más antiguo y mejor amigo, Tumnus— ahora, si me lo permites, concédeme este baile.

Y la menor de los Pevensie bailó, jugó y rió como la que más con sus seres más queridos. Tal era su dicha que había olvidado toda la pena por no poder volver a Narnia.

Pero ¡ay! todo lo bueno ha de terminar. Al cabo de tres horas, el Gran León posó una de sus suaves zarpas sobre el hombro de Lucy:

—Es hora de irse, mi pequeña Lucy

—Muchísimas gracias, Aslan —respondió la chica abrazándole fuertemente

—Disfruta de tu día, Hija de Eva— dijo el León antes de que Lucy se desvaneciera

La chica despertó. Había sido solamente un sueño, pero no le importó. Había sido el mejor de todos sus cumpleaños.


One shot de Lucy Pevensie en el día de su cumpleaños. Espero que os guste. Reviews please.