Epílogo
Juegan en la pradera: la niña de pelo oscuro y ojos azules que baila por la hierba; el niño de rizos rubios y ojos grises que intenta seguirla con sus rechonchas piernecitas de bebé.
He tardado cinco, diez, quince años en aceptar, pero Peeta estaba deseando tenerlos. Cuando la sentí moverse dentro de mí por primera vez, me ahogó un terror que me parecía tan antiguo como lo misma vida.
Capitulo 1
Me remuevo en la cama y miro el reloj, genial, las seis del amanecer. Me recorre la misma sensación, como todas las mañanas, el mismo malestar. Noto los brazos de Peeta rodeándome, no quiero despertarlo , pero las nauseas no remiten, así que poco a poco me deshago de sus brazos y salgo despacio de la cama, me dirijo al baño y me encierro en él.
Al poco rato me encuentro sentada en el frío suelo del baño, con la espalda y la cabeza apoyadas en la pared, me quedo así hasta que la puerta empieza a abrirse lentamente.
-¿Katniss?- me dice Peeta preocupado
-Estoy bien- le digo mientras me levanto y me acerco al grifo para mojarme la cara y enjuagarme la boca.
-No, Katniss, no estas bien, hace cerca de un mes que te ocurre lo mismo, deberíamos ir a...
-No, Peeta, de verdad- no lo dejo terminar la frase- se me pasará.
Me acerco y lo silencio con un beso antes de que vuelva a hablar, se lo que me va a decir, "Katniss, es mejor que te vea un médico" o bien "Katniss, llama a tu madre, ella sabrá que hacer". Peeta sabe que no soporto los médicos, aunque mi madre también sea sanadora, desde que el Capitolio nos utilizaba para sus Juegos, no he vuelto a confiar en ellos.
Decido que es mejor volver a la cama e intentar dormir unas cuantas horas más, así que, cojo la mano de Peeta, que aun me mira con preocupación, y lo arrastro con migo hacia la habitación, donde la cama y las sabanas nos vuelven a acoger.
Me despierta la luz que se cuela por la ventana,debe de ser mediodía, estiro mi mano en busca de Peeta, pero no lo encuentro, seguramente habrá ido a la panadería.
Me levanto despacio y me dirijo a la ducha, no he dormido mucho ya que las pesadillas se han mantenido presentes durante toda la noche. Cuando me acabo de duchar, me cambio y me dirijo a la cocina, donde encuentro un panecillo de queso y una nota:
"Katniss;
No te he querido despertar esta mañana, he ido a la panadería pero volveré a la hora de cenar, te lo prometo.
Te quiero
Peeta"
Acabo de leer la nota mientras me termino el panecillo, Peeta tampoco debe de haber dormido en toda la noche, ya que cada vez que me despertaba, sus brazos y su voz estaban ahí para protegerme.
Estoy fregando los platos del desayuno cuando,de pronto, lo siento, es muy leve pero estoy segura de que no me lo he imaginado, algo se ha movido en mi interior. El estruendo del plato cuando colisiona contra el suelo me sobresalta y una sensacion de desaparición me inunda, me levanto rápidamente la blusa y llevo mi mano a mi abdomen,nada, solo el agitado movimiento de mi espiración.
No, no lo he imaginado, estoy convencida, algo me ha golpeado, levemente, desde dentro.
Me apoyo en la mesa como puedo y las lágrimas empiezan a nublarme la vista, no puedo ser, esto no puede estar pasando, se que Peeta siempre ha querido, pero no entraba en mis planes, al menos, aun.
Estoy inmersa en mis pensamientos, hasta que, de pronto, lo vuelvo a notar, esta vez no es tan leve como la anterior. Caigo de rodillas impactando contra el suelo y noto como los trozos del plato se me clavan en las rodillas, me llevo las manos a la cara, estoy temblando y sollozando, aunque ahora lo se con toda seguridad.
Estoy embarazada.
