Disclaimer: HP es de Rowling.

Aclaraciones: Este fic ya estaba publicado. Pero renunció a ser long fic, y quiso convertirse en viñetas. Así que le daré el gusto. Espero que lo disfruten.


Capítulo Uno:

Desde que tiene memoria, Astoria recuerda haberse sentado en un sillón verde oscuro. Desde su privilegiada posición podía ver a su padre leyendo el periódico El Profeta, a su madre escribiendo cartas, y a su hermana leyendo Corazón de Bruja. Había inmortalizado esas imágenes en su cabeza, para ella no cambiaba el tiempo, su familia hacía siempre las mismas acciones.

Sólo en muy contadas ocasiones, la familia Greengrass se salía de la rutina. Aquella fue una de esas veces:

- No quiero más replicas, Daphne.

- Pero si tan sólo escucharas…

- Ya te oí lo suficiente. Mi respuesta es no. Te casarás con Draco Malfoy y no hay nada más que hablar.

Melina Greengrass volvió su atención a la carta que escribía hace segundos. Daphne frunció la boca, luego, como recordando que ninguna señorita se ve bien cuando frunce el rostro, relajó sus facciones.

- Me escucharás porque aún no he terminado.

- ¿Cómo te atreves?

- No voy a casarme con Draco Malfoy. El día que fijes la fecha de matrimonio me fugaré y lo dejaré plantado.

- Pero…

- No voy a casarme con él. ¿Qué hay de lo que yo quiero? ¿Qué hay de lo que yo he decidido? Draco Malfoy no entra en mis planes.

- Tú no tienes planes.

- Te equivocas, madre. Tengo muchos planes. El primero de esos planes es casarme Theodore Nott.

Melina se permitió lanzar una sonora carcajada.

- Es una broma, ¿verdad? Debe ser una broma. Daphne, debe ser una broma.

- En absoluto, madre.

- ¿Cómo es posible? ¿Cómo? Armand, di algo.

Armand Greengrass no despegó la mirada de su libro. Hace segundos que no pasa la página y las mujeres de esa casa pueden darse cuenta que no está leyendo. Daphne sonrió, su padre no moverá ni un solo músculo para apoyar a su madre.

- Jamás, ¿me oyes? Tú jamás te casarás con Theodore Nott.

- ¿Por qué no?

- Pues porque no. Porque Theodore Nott no es bueno para ti. Porque él no te puede dar lo que Draco Malfoy sí. ¡Por qué eres mi hija y yo te lo ordeno!

- Umm, no sabía que vivía en una dictadura.

- Daphne…

- No me criaste para que bajara la cabeza, madre. Ahora no te quejes. Si no quiero casarme, no lo haré, y no vas a poder obligarme.

- Pero…

- Pero nada, madre.

Daphne se levantó muy digna y se marchó sin mirar atrás. Astoria sonrió.

Daphne se opuso. No habrá boda. ¿Cuál es el siguiente paso, maestro?

Draco Malfoy sonrió ante la ocurrencia del destinatario. Maestro. Sí, el volvía a ser el maestro de su vida. Volvía a ser el príncipe. Sólo le faltaba su princesa, y esa princesa no era Daphne Greengrass. Con un golpe de varita hizo desaparecer las palabras de la nota. Con otro, escribió:

Ahora me casaré con la menor de las Greengrass, si ella me acepta, claro.

La lechuza volvió tres minutos después:

Trato hecho.

Ahora Draco tenía su princesa y se aseguraría que ningún dragón se la viniera a quitar.


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