— Baja esa puta música - habló una voz desde la puerta.

Obviamente, no fue escuchada.

En el interior de la habitación un hombre, más bien un ser, daba botes. Los ojos cerrados, los brazos en alto y los puños cerrados excepto por el índice y el meñique. Y pegando alaridos, o cantando, o lo que fuera.

— IT'S THE FINAL COUNT-DOWN. PIRIRIPI, PIRIRIPIPI!

Reborn odiaba a ese tipo. Odiaba su música, su aspecto desaliñado, su falta de seriedad, su incompetencia, sus irritantes tartamudeos al hablar, odiaba que levantase la voz, el rugido de su flamante motocicleta, su simple presencia. Odiaba y maldecía el momento en el que le había permitido alojarse en su casa.

"¡Menuda choza que tienes, tío!", esa frase ya le había dado mala espina, y con razón. Ya se había acomodado Skull allí y llenado de pósters las paredes de su pulcro y ordenado cuarto de invitados.

Aunque el aparato era suyo, no tuvo reparo alguno en acabar con la vida del equipo de música de un tiro. El que en un futuro sería arcobaleno de la nube, se giró:

— ¡Eh, tú! ¿A qué ha venido eso? - exclamó.

Como respuesta, recibió una bofetada.

— No te permito que me hables de esa manera.

— ¡P-pero...! ¡Reborn!

No pudo añadir nada más antes de ser arrojado con fuerza sobre la cama con una pistola apuntando directamente a su sien.

Reborn era... un animal. No podría volver a sentarse en semanas.


*ya sé que count-down no lleva guion en medio, pero es que me lo censuraba '-'