Quizá…

Quizá el fragor contagiado por todos y desperdiciado por muchos…

Quizá era esa frenética instancia la que lo llevaba, embriagado entre sus carices, a dejarse conducir por espacios de tiempo inusitados, por lugares irreconocibles de mismas paredes… quizá era esa escandalosa melodía que atronaba en sus oídos… quizá era esa bulliciosa multitud la que lo perdía y lo extraía una y otra vez. Quizá era esa sensación agridulce en la boca del estómago…

Quizá un par de copas…

Quizá la búsqueda incesante de inspiración melancólica y apasionada para la noche misma

Quizá perderse más allá de su propia textura física y no ser más que vapor emanando de un cuerpo que se contrae…

Quizá el delicioso ambiente que se respiraba, que nadie lo notaba, que nadie parecía percatarse… ese ruidoso mutismo… ese chisguete de idilio fantasmal que nadie parece atender…

Quizá tantas caras… tan iguales, tan distintas pero ninguna reconocible…

Quizá esa efervescente tristeza…

Quizá esa ansiosa cadencia y el movimiento acelerado de los cuerpos…

Quizá su cuerpo laxo, instalado entre las fugaces escenas de un mundo demasiado acelerado, demasiado extraviado

Quizá esa mirada… y esa escandalosa melodía que movía los cuerpo y le atronaba los oídos

Quizá esa tersa mano que se le extendía entre un torbellino de algarabía y gritos mudos, de seres brumosos y risas lejanas, melodías paganas…

Quizá las mismas estrellas, que puntos tejidos se alzaban a lejanos llamados cuando la noche baja su manto del mismo material que se conformaban sus ojos grises…

Quizá esa luna tan odiada…

Quizá esos dos fragmentos que escapáronse en el tiempo y se quedaron estancadas en un instante…

Quizá ese suspiro oblicuo y amuermante de una multitud aplastante

Quizá el sólo contemplarlo con aquella cínica sonrisa en los labios tan ajeno a todos y todo, como un cuerpo fuera del tiempo, ciego pasado, mudo presente y enturbiado futuro, extendiendo sus dedos, formas sin limites pero tan ribeteados como antiguos pesares de la realidad misma tratando de alcanzar aquella misma melancólica felicidad que en el tejía como un aura….

Quizá el roce débil, impregnado de una elegancia que se fundía en una danza de misticismo y un ritual siempre iniciado y jamás concluido…. Quizá aquella caricia bienhechora y taciturna… tratando de alcanzarle entre los vendavales… tratando de asirle desde sus insustanciales sueños a materias tan corpóreas como fantásticas…

Quizá el encuentro de dos astros y quizá el encuentro de dos animas viajeras y oscuras…

Quizá la espesura de su llamado y la llenura de su sonrisa sincera...

Quizá esos labios apresando los suyos en un reclamo ensordecedor…

Quizá…

Quizá ese torbellino demasiado luminoso para seguir su paso y demasiado oscuro para desearlo…

Quizá esa mirada, que el conejo de la luna robó para él, en cuyos matices se perdió y no encontró un camino de regreso y prefirió…

Quizá esas miradas curiosas, también apartadas de ese remolino por algunos instantes y esa apabullante y bulliciosa masa de juventud…

Quizá un par de copas…

Quizá porque lo amaba demasiado.

Quizá por eso a Remus Lupin le importaba un bledo que el mundo se hundiera a pique y hundirse con él… porque sabía que ya alguien lo había sacado de esas mismas aguas.

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Notas al pie: En tiempos de bipolaridad… estoy en el espacio negro y estas líneas fueron las que resultaron

Espero que sea de su agrado UU yo sigo en mi estado depresivo...