1ª Capítulo: La noche que dio comienzo a todo
Agotada, Lucy se sentó en el borde de la cama sin poder evitar desplomarse en ella segundos después. Ya se había tomado una ducha y tenía puesto el pijama, siendo ya casi la media noche, era hora de descansar. Ni siquiera tenía ganas de cenar algo.
Hoy había sido un día muy duro. Se había animado así misma a hacer una misión del tablón ella sola, por la simple razón de que le había parecido fácil al leerla y porque a día de hoy estaba a finales de mes y aún no tenía ni la mitad de dinero que costaba el alquiler de aquella casa. Responsabilidad que cada vez se le hacía más y más pesada. Por ello había decidido trabajar por si sola sin compañía de Natsu y el resto. Le supo muy mal por sus amigos, pero era una emergencia y esa había sido la forma más sencilla para la solución.
Ni que decir que aquel trabajo había sido más que agotador. Aunque agotador no era el término adecuado, pues más bien había sido peligroso y demasiado arriesgado. Aún se le alteraba el corazón cada vez que pensaba en aquel momento, cuando sino fuera por la aparición repentina de Loki autoinvocándose, habría muerto.
Se sentía decepcionada consigo misma pues, a parte de débil era una despistada. Para colmo, también se sentía mal por Loki. Había pasado mucho tiempo que no lo veía, y cuando finalmente sucedía, estaba en unos apuros extremos y necesitaba su ayuda urgente.
Así que, pensándolo varias veces, se puso derecha y sacó la llave del muchacho león con intención de invocarle. Le agradecería ahora todo, ya que no había podido en su momento debido a que el ataque había terminado con sus energías, y la invocación con ello, se esfumó. Eso sí, con su dueña viva y con el trabajo resuelto, pues el enemigo había caído y la recompensa era suya. Estaba muy feliz en parte al pensar en todo ese dinero recibido que ahora guardaba cuidadosamente en un saco.
Y, sin esperárselo en absoluto, una invocación de un espíritu se descontroló apareciéndose así una figura ante ella de una de sus llaves. Era Loki, como si le hubiera leído el pensamiento y hubiera aparecido por su cuenta. Se preguntaba si entre sus espíritus y ella existía una conexión extraña la cual no hiciera falta las palabras. Ya eran demasiadas veces las que presenciaba como el espíritu salía por su cuenta.
- Loki, muchas gra...
- Te podrían haber matado, Lucy. Me he asustado mucho esta tarde.-le confesó el pelirrojo interrumpiéndole, con una seriedad impropia de él y que parecía mostrar verdadero enfado.- ¿Y si hubieras muerto? ¿Eres consciente?
Lo era, aunque no en el momento en que había aceptado aquella misión, por supuesto. Cabizbaja se quedó pensativa sin saber que responderle.
- Lo siento, de verdad.
Era lo único que se le ocurría decir. Loki se calmó, se acercó hasta ella y le apoyó una mano sobre el hombro. Las confianzas de Loki, como siempre, eran abusivas. No era su mano lo que le intimidó, sino que se había inclinado hasta mantener el rostro frente al suyo.
- No sé que haría si un día presenciara que mi contrato contigo se ha roto porque has muerto y que mi llave podría pertenecer a cualquier otro mago.-Parecía decirlo con sinceridad, y también mostraba cierto miedo. Que hubiera aceptado a Lucy, no significaba que considerara a todos los magos igual, sin duda la trataba como una excepción.
- Tranquilo, Loki. No quiero que nunca pase eso. Además, -añadió rápidamente como si tal cosa.-En su caso, no deberías preocuparte tanto. Hay muchísimos magos celestiales mejores que yo y que también son muy buenas personas.
Si lo que había intentado había sido calmarle, había conseguido justo lo contrario. Alejándose de ella y mirándole con los ojos entrecerrados, soltó un gruñido en sentido de ofensa.
- Vamos, Lucy. ¿No te das cuenta?
¿De que debía darse cuenta? Parpadeó y le miró, confusa. Cada vez entendía menos aquella conversación. Viendo que no reaccionaba, Loki quiso demostrárselo de la forma más obvia. Poniéndole de nuevo la mano en el hombro con una pizca más de tosquedad, la empujó, tirándole cuán larga era en la cama. De este modo, se abalanzó.
Cuando lo vio encima suya, su mente se quedó en blanco por varios segundos.
- Aunque no haya llegado el momento, si tengo que decirte que me gustas, porque cualquier día podrías desaparecer de mi vida tal como lo hizo Karen, entonces estoy dispuesto a afrontar cualquier respuesta y así quedaré tranquilo por siempre.
Sus palabras le desconcertaron del todo. No fue de extrañar pues, al éste acercarse y besarle en los labios, fuera incapaz de reaccionar. Sólo empezó a comprender cuando el beso propasó los límites y una alteración inquietante en el cuerpo le alertó. Con el corazón palpitándole a mil por hora y las piernas temblorosas unas cuantas ideas iban aclarándosele en la cabeza: Loki había confesado su amor, sin saber si debía tomárselo o no en serio pues era lo que normalmente hacía; Acababa de tener el primer beso de su vida con un hombre, hecho traumatizante pues ni se lo habría esperado de esa manera y menos con esa persona; Y lo más desconcertante, estaba ahí, tumbada en la cama totalmente sometida a él. Si bien era verdad que siempre que éste alguna vez había hecho alguna de las suyas, como abrazarle o cogerle en brazos, ella no había hecho nada al respecto, esta vez era bien distinto. ¿Acaso se iba a dejar con la misma facilidad?
Las manos de él se apresuraron a seguir con el beso, y Lucy gimió, sorprendida, al notar de repente como unos dedos le acariciaban el pecho hasta terminar presionándolos con delicadeza. Su reacción no pareció contener al pelirrojo, o más bien le incitó a continuar, pues la otra mano empezó a rozar la silueta con sosiego, levantándole poco a poco la camisa.
- ¡Loki!-le gritó asustada, imponiéndose al fin. Quiso apartarle con una mano, pero como era evidente, no fue suficiente para él que apenas con esa fuerza lo llegó a inclinar un poco hacia atrás. Aprovechó para apoyar los codos sobre la cama y, sonrojada y algo fatigada (a pesar de que el chico lo más seguro acababa de empezar), le mantuvo la mirada con gesto de enfado, intentando expresar su desacorde.-N-no...
No entendió por qué, pero una vez se intercambiaron las miradas, se quedó embobada y sin palabras. Aquella mirada juguetona e intensa que éste le dirigía, era hipnotizante. Despertó de su embobamiento al ver que éste se desabrochó un botón de la camisa blanca. Cerrando la boca que había dejado abierta, se sonrojó sintiéndose estúpida y rodó los ojos hacia un lado.
Loki sacó sus propias conclusiones con su reacción. Le esbozó una media sonrisa provocativa, lo que hizo atontarla aún más, y se acercó de nuevo. Esta vez yendo directo hacia su cuello, le besó con dulzura. Del cuello fue a la oreja, todo ello acompañado de suaves caricias que en conjunto, sin darse cuenta, le hacían jadear.
- Lucy, ¿Correspondes mis sentimientos?-le preguntó retirándose un poco hacia atrás para mirarla. ¿Acaso si los correspondía importaba? Loki le estaba dominando cómo quería. No esperaba sus respuestas, y cuando conseguía contraatacar de alguna manera, le abatía fácilmente con una mirada.
- ¿Eso es lo que le dices a todas?-le respondió tajantemente, armándose de valor.
Ya está, había vencido aquella estúpida batalla. Bien podía ser muy bonito todo lo que le estaba diciendo y haciendo pero, lo conocía muy bien. Era un mujeriego, lo que significaba que eso debía hacérselo a todas las mujeres de su alrededor. El semblante del joven cambió, la respuesta ante esa pregunta atrevida no le costó formularla en menos de dos segundos:
- Esto sólo te lo he dicho a ti.
Y esas fueron las últimas palabras de aquella noche. Las palabras que consiguieron atontarla por completo. El pelirrojo continuó con lo que habían dejado y esta vez, ella no hizo nada al respecto. Se dejó llevar por aquellas manos expertas que sabían tocar con amabilidad y cariño. Manos que sabía a la perfección que habrían tocado a miles de mujeres más a parte de ella, pues no podía tener el joven tanta destreza sin haberla aprendido de algún lado. En algunos momentos se preguntó si era eso de él lo que enloquecía a las mujeres.
Apareció en el gremio al día siguiente con rostro adormilado; Ausente por completo de lo que le sucedía alrededor. Ni siquiera se dio cuenta que se había sentado delante de Mirajane y que ésta, mientras limpiaba las vasijas sucias con un trapo, la miraba con demasiada curiosidad.
Aquella mañana, al abrir los ojos, Loki ya no estaba a su lado como cuando recordaba antes de quedar dormida. Era obvio que su energía había terminado agotándose, y por ello, siendo un espíritu, había vuelto a su lugar correspondiente, sin embargo no dejaba de darle vueltas a la independencia que Loki siempre había tenido y que, con ello, habría aguantado una noche en el mundo humano sin problemas. Seguro que le había utilizado sólo para tener una noche de romance. Además, era un espíritu estelar, la idea de que lo fuera y que viviera en otro mundo le trastocaba demasiado. Estaba con ella, unido por esa llave, pero al mismo tiempo, estaba en otro lugar muy lejano. Una convivencia junto a él se haría difícil y extraña. Dos seres provenientes de mundos distintos, da igual como lo hicieran, era imposible que terminaran con un final feliz. Sobre todo en el caso de que ninguno de ellos pudiera existir en el otro mundo sin terminar desapareciendo con los años.
Se le subieron los colores de repente al recordar la noche. ¿Por qué le venían escenas a la cabeza sin previo aviso? Encima, tenía grabada una en especial. Loki mirándole entre la penumbra, tumbado a su lado, rodeándole con un brazo. Cualquier mujer en su sano juicio habría deseado ver a aquel Don Juan de aquella manera, con los cabellos revueltos, desnudo con tan sólo las sábanas blancas tapándole hasta la cintura.
Movió la cabeza de un lado a otro intentando despejar la mente de obscenidades.
- Está jugando conmigo.-se repitió así misma una y otra vez para convencerse. Estaba segura de lo que decía, pero sin embargo no quería creérselo y eso le dolía, mucho. Era una ingenua.
Hincó el codo en la barra, apoyó la cabeza en la mano y exhaló. Jamás se hubiera imaginado en tal situación. Pensándolo bien, era racional. Loki siempre le había estado halagando y atendiendo con especial cariño, lo que ella había tomado como su parte de ser, ¿Quién dijo que nunca iría a por algo más que abrazos y piropos?
- Así que un chico está jugando contigo.-adivinó Mirajane.
Pegó un brinco en el taburete cuando se dio cuenta de que el rostro de ésta estaba delante del suyo, tan cerca que no sabía ni cómo no se había percatado hasta ahora. Arrepentida por ser tan descuidada, agachó la cabeza y le miró con los coloretes rosados.
- ¡Ajá! ¡Así que sí!-afirmó aún más la peliblanca con una sonrisa de satisfacción dibujada.
Abrió los ojos de par en par y armó una mueca. Mirajane, como siempre, tan perspicaz en esos temas. Aunque quizá era ella demasiado elocuente.
- Está bien, está bien.-admitió.- Esto... a ver...No se cómo empezar a explicarlo y...
Era tan frágil el tema, y además, se sentía tan indecente sólo de pensarlo… Nunca había tenido un problema parecido pues jamás se había preocupado en tener una relación. Además, ¿Loki lo escucharía? ¿Hasta cuánto llegaba esa conexión entre sus espíritus?
Cerró los ojos con fuerza intentando calmarse. No sabía por qué se estaba preguntando tales estupideces. Si era cierto que los espíritus estelares tenían una estrecha conexión con su portador, no se trataba más que de eso. Ni que tuvieran una bola mágica donde veían cada movimiento suyo; Una cosa era saber cuando su portadora estaba en peligro o sentía alguna emoción fuerte como enfado o tristeza y otra era inmiscuir en sus intimidades. Si fuera el caso nadie querría ser un mago invocador, y claramente ella tampoco.
Mirajane le miraba concentrada, esperando con paciencia a que empezara su discurso. Abrió los ojos, recitándose así misma las palabras exactas que diría. No quería que su amiga pensará mal de ella, ni tampoco que se dieran falsos rumores. Tenía intención de hablar, hasta que alguien llegó corriendo hasta ellas, abalanzándose al taburete de su lado para sentarse. Por el cabello rosado que vio de reojo, no le costó ni do segundos reconocer de quién se trataba.
El impaciente Natsu había comenzado a relatar su plan maquinado en el que le necesitaba, y que por ello le había estado buscando toda la mañana (a eso se debía la ansiedad por contar). Hablaba y hablaba sin descanso, animado y concentrado sólo en lo que decía, sin ser consciente de que ella y Mirajane le miraban con cara de circunstancias.
- ¡Y será perfecto! ¡Además parece una misión hecha justo para mí! Haré fogatas con mis llamas y en las cuevas que nos cobijemos yo daré calor. Las montañas nevadas no serán ningún obstáculo para nosotros, ¿verdad?
Lucy asentía con la cabeza, no prestándole mucha atención. Sólo le llegaban algunas palabras de todo el discurso: "Misión", "plan perfecto", "montaña nevada", "fuego"… No tenía nada en contra del propósito de Natsu, pero ahora no tenía ningunas ganas de comenzar ninguna misión, ni de comenzar nada. Primero, porque si era con Natsu seguro que se trataba de una misión difícil, y segundo porque si ahora intentaba hacer algo con tal desconcentración, seguro que todo terminaba muy mal. Además de que ni mucho menos tenía ganas de visitar las montañas nevadas, ya fuera con fuego o con una chimenea gigante. Sólo le faltaría que cometiera el mismo error que la última misión y Loki terminara salvándola por segunda vez.
Dejaría que terminara de hablar, pues no había oportunidad si ni siquiera dejaba un solo segundo de margen para su siguiente frase, y entonces, de la mejor forma posible, se lo explicaría. Era cierto que solían hacer todo juntos, pero no sería la primera vez que cada uno fuera por su cuenta.
El azulado gato de alitas blancas revoloteó hasta ponerse encima de su cabeza. Happy, a diferencia de ella, estaba muy interesado en lo que decía Natsu, y parecía compartir la emoción, añadiendo una y otra vez que allí había un lago muy conocido por tener ricos peces y para alimentarse sería circunstancial que cazaran alguno de ellos.
- ¿Entonces nos iremos hoy? -concluyó Natsu balanceando de un lado a otro el taburete, inquieto. En más de una de las ocasiones el vaivén era tan desmesurado que las cabezas de ambos le faltaban centímetros para chocarse.
- ¡¿Hoy? -se asombró, descolocada. ¿En qué momento había dicho que sería "hoy"?
"Vale, calmante. Si ni siquiera voy a ir" racionalizó en sus adentros.
- Natsu, es que no me encuentro muy bien. –contestó arqueando una ceja y fingiendo malestar, cosa que no le salió muy bien. - Es que...
- Ha tenido un mal de amores.-le interrumpió Mirajane, canturreando con picardía y con eso, se alejó de ellos para ir al fregadero y seguir con su tarea.
Lucy clavó una mirada de desconcierto a la espalda de su amiga, que siempre permanecía callada y desapercibida hasta que llegaba el momento oportuno. A veces pensaba que sólo la quería meter en líos. No era la primera vez que decía algo delante de Natsu u otro (siempre chico) con intención de complicar la situación. Sabía que no lo hacía con malas intenciones, y que estaba confiada en que había algo entre Natsu y ella (o a veces, también se pensaba que con Gray), y haciendo eso facilitaría más que el supuesto amor surgiera. Aún así, a veces le agradecería que se mantuviera al margen.
- ¿Mal de amores?-repitió éste desconcertado. Se rascó la cabellera con un dedo, evidentemente sin entender que quería decir eso con exactitud.- ¿Un mal amor? ¿Quiere decir un novio o algo parecido?
Happy era el que más se había revolucionado con la noticia. Revoloteaba y canturreaba una y otra vez:
- ¡Lucy tiene novio! ¡Lucy tiene novio! ¡Y el novio le ha dejado! ¡Y el novio le ha dejado!
Se dio una palmada en la frente, frustrada. No tenía nada contra Natsu, y ahora en ese instante, era el amigo con quien más podía confiar. Pero en fin de cuentas era un hombre, y la vergüenza le carcomía sólo de pensar en contarle, aunque fuera un poco, sobre la situación. Erza habría servido más para esto. Además, la inocencia que invadía a Natsu le haría perder los estribos ante explicaciones triviales. Era inimaginable que el chico tuviera algún pensamiento referente a mujeres, o relaciones sexuales. Cierto que había estado enamorado de la hermana de Mirajane tiempo atrás, pero eso había sido cosa de infantes y ni siquiera sabía si era él mismo consciente de eso.
Aún así, no hicieron falta explicaciones, pues Natsu se levantó y dándole la espalda, se marchó. A medio camino, alzándole una mano en gesto de despedida, simplemente le dijo:
- Está bien, no importa. Si estás tan ocupada entonces iré sólo con Happy.
Happy se apresuró a seguirle, lo cual no fue complicado seguir el paso lento de su amo.
A pesar de sus palabras, Lucy había notado el tono de desánimo en su voz. Sabía que a Natsu le hacía ilusión hacer misiones con ella, siempre que se negaba a alguna, especialmente las que él planeaba con tanta alegría como esa, terminaba de esa forma. Desconocía si Natsu se plantearía algo sobre lo que acababa de descubrir de ella. Supuso que no, no había otra cosa en su cabeza que combates y misiones.
Tampoco es que ella quisiera darle mucha importancia a las relaciones amorosas. Ella era una maga, y su meta en la vida siempre había sido convertirse en una maga reconocida. Sí, esa era la frase que más se repetía y que rebatía con contundencia cualquier raciocinio. Antes que en cualquier cosa, debía interesarse en su magia y en ser más fuerte.
Pensándoselo más de una vez, se alzó con intenciones de hablar con Natsu. Si lo pensaba de otra manera, haciendo la misión podía darle la atención a otras cosas. Igualmente, No servía de nada quedarse en casa dándole vueltas al mismo tema. Sentía que debía entretenerse.
Primero fue a casa, conociendo a Natsu, sino estaba fuera por la calle o en algún lugar del bosque debía estar ahí. Al encontrarla vacía, se dispuso a dar vueltas por la ciudad, hasta que terminó atardeciendo. Pasó por su cabaña (aunque nunca estaba), por los alrededores del bosque, y por varios sitios más donde cabía una posibilidad de que estuviera. Reflexionando un buen rato, al final recordó un lugar que Mirajane le comentó una vez. Desconocía cuántas probabilidades había de que se encontrara allí, pero no perdía nada por probar.
No sabía ni por qué exactamente lo estaba haciendo. Al final siempre era Natsu el hombre con el que perdía más el tiempo. Seguía sin tener ganas de ir a ningún lado, pero quizá, sólo quizá, podía explicarle algo de lo que le pasaba. O al menos, podía disculparse.
"¿Aunque de qué? ¡Ni qué hubiera hecho algo malo! ¡No tengo la culpa de que sea un crío y se emocione por nada!" pensó algo molesta.
Pues aquí os dejo el primer capítulo de este fanfic. Por el momento está siendo un fanfic de bastantes capítulos, así que si os gustan, yo estaré encantada de colgaros más.
¿Es un fanfic de Loki x Lucy? No ¿Es al final un fanfic de Natsu x Lucy? No XD
Digásemos que la situación es complicada, y por el momento no va a ser ni uno ni otro. Además de que más que un triángulo, esto podría decirse que es un cuarteto amoroso.O quién sabe... Fairy Tail da mucho jugo.
¡Si os gusta, no olvidéis comentar! Así lo sabré y pondré continuación ; ) Sino, pues también... Toda crítica constructiva es bienvenida.
