Oban Star Racers no me pertenece
El ocaso se situaba en la ciudad de Kansas, pronto la tarde le daría paso a la noche. Lo que significaba que el pronto llegaría. El cielo estaba despejado, lo cual le permitía ver perfectamente la mezcla de anaranjados y amarillos mientras el sol se escondía, de alguna forma aquel cotidiano hecho la llenaba de paz y la aleja del problema que la agobiaba. En cuestión de minutos la gran esfera radiante desapareció dando paso a la oscuridad de la noche, o habría sido así de no ser por las luces artificiales de las casas de los vecinos y la suya. Maldijo silenciosamente a aquellas luces, extrañamente estar en la oscuridad de la noche le daba cierto confort natural. Un viento revolvió sus cabellos negros y rojos haciéndola levantar la cabeza en busca de algunas estrellas, las cuales no consiguió distinguir gracias a la contaminación lumínica del lugar, otra vez maldijo a la tecnología.
Soltó un largo suspiro, se estaba tardando. ¿Habría tráfico o se habrá quedado horas extras en la compañía?. Capaz así seria mejor, aun no sabia que le diría o mejor dicho no quería decirle.
Bajo su vista al objeto en sus manos y por un momento casi pudo jugar que sintió unas manos acariciándole la espalda. Inmediatamente cerro los ojos y apretó el objeto contra su pecho de manera inconsciente. Recién cuando se calmo, abrió los ojos y miro por millonésima vez aquella prueba. Dos lineas rojas, dos estúpidas lineas rojas afirmaban su mas grande temor. Lagrimas de frustración hicieron su recorrido por su cara empapando sus tatuajes. ¿Cómo pudo ser tan estúpida?.
El sonido de un motor apagándose la saco de su ensoñación. ¿Cuándo había llegado?. Pronto el ocupante del vehículo bajo con una sonrisa en cara. "No le durara mucho" se dijo y hizo una pequeña oración para que cuando le dijera "eso" no le diera un paro cardíaco.
-¿Eva qué haces aquí afuera?-.
No obtuvo respuesta, la chica sollozó se levanto rápidamente y envolvió sus brazos alrededor de el buscando algo de confort. Al hacer esto su padre se dio cuenta que estaba llorando.
-Ya esta pequeña-le dijo mientras le devolvía el abrazo, y cuando se relajo un poco hizo la pregunta.-¿Qué paso?-.
-Lo siento papá-.
-¿Lo siento?... ¿Por qué Eva?¿Que paso?-dijo mientras la separaba un poco para verle la cara.
Ella evadió su mirada incomoda y luego se dijo que era ahora o nunca. Lo miro directamente a los ojos, su padre parecía ansioso por una respuesta. Se armo de valor y le dijo con voz entrecortada.
-Estoy...embarazada-.
Miro los ojos de su padre acrecentarse, casi saliéndose de sus órbitas. Se separo del abrazo y sollozo con la cabeza gacha. Pasaron varios minutos hasta que el hablo.
-¿De... de quién?-.
Eso la descoloco y un escalofrió le atravesó la espalda. Aun recordaba bien esa noche, en su piel quedaron bien marcadas todas sus caricias, recordaba el sabor de sus labios y recordaba muy bien su lengua que no solo se paseo por su boca sino por todo su cuerpo, pero sobretodo recordaba esos orbes azules oscurecidos por el deseo en el momento en que la hizo mujer Las manos de su padre la devolvieron a la Tierra al posarse sobre sus hombros.
-Por favor Eva, ¿de quién?- dijo con un semblante serio, le temblaban un poco las manos, se notaba molesto pero se controlaba. Ya no podía hacer nada, así que por que ocultárselo.
-Del príncipe Aikka-.
