Prólogo: Master of Puppets.

Imaginad la habitación más oscura y tenebrosa en la que jamás os hayáis encontrado. Con ese tipo de negrura que parece poder rasgarse con un cuchillo, que te envuelve y se te pega a la piel, los huesos y el alma. En el que reina un silencio capaz de volver loco a cualquiera que haya visto alguna vez la luz. Desde luego, cualquiera en su sano juicio no habría entrado en ese cuarto.

Desgraciadamente, ese no era el caso de Venom.

Su aspecto resultaba extraño y desgarbado, sin que uno pueda imaginar los motivos para que una persona se adentre desarmada en el sótano más profundo del cuartel general de la Hermandad de LaSombra. Venom vestía unos sencillos pantalones de color blanco y negro, y una chaqueta abierta que dejaba ver la desarrollada musculatura que poseía en el pecho. Su rostro era impenetrable, puesto que un largo pelo albino le cubría la cara totalmente y no dejaba entrever la más mínima de sus expresiones. En muchos casos era un inconveniente, y sus soldados no podían apreciar la furia o el odio que irradiaba aquel rostro. Sin embargo, hoy esta característica era toda una ventaja para él.

Porque Venom tenía miedo.Estaba asustado, y mucho.

Por supuesto que no de la oscuridad que lo rodeaba, de los espantosos chillidos que provenían de galerias laterales ni de las monstruosas aberraciones fruto de la radiación nuclear que estaba dejando atrás a buen paso. En su larga carrera de asesino trabajando para LaSombra había mirado a la cara a la muerte muchas veces, y orgullosamente podía decir que pocas veces la había visto con ojos aterrados. Pero esta vez sentía el miedo en todo su ser. Iba a ver a su maestro, su señor. Iba a interrumpir a su Sire. Eso ya sería motivo de la más dolorosa de las muertes, pero no sólo era eso lo importante. Venom debía informarle de un fracaso. Y su señor carecía de paciencia con los fracasados.

Finalmente llegó a la estancia en la que se encontraba quien debía ser informado. Y Venom decidió esperar a que su maestro acabase su tarea. Zato-One, el dirigente del clan LaSombra, estaba enfrascado en un grimorio especialmente potente, y cualquier distracción podía terminar no sólo con su vida, sino con la reducción a cenizas de todo el cuartel. Una gran estrella de 5 puntas dibujada con sangre brillaba en el suelo, y en su interior una luz roja cegaba a quien la mirase directamente, pero eso no era problema para el hechicero. Zato era ciego, y en la oscuridad se encontraba a gusto. Con una rodilla en tierra en el portal, Venom se preguntó cuántas virgenes habría sido necesitario sacrificar en esta ocasión para el dibujo de los hechizos de defensa que rodeaban la estrella. Demasiadas, sin duda, pero ero era competencia de su señor, no suya.

De improviso, grandes llamas se alzaron del interior del grimorio, y alzóse el demonio convocado desde otro plano astral. "Debe ser un bicho tremendamente poderoso" pensó Venom. Medía casi diez metros de alto, y poseía unas facciones dignas de esculpir en una gárgola. Invocar demonios de tal poder resultaba muy peligroso, puesto que el más mínimo error en los conjuros de protección podía hacer que la barrera mágica fallase, el conjurado atacase al conjurador y, una vez muerto éste, el demonio campase a sus anchas en un mundo completamente desprotegido ante su maldad.

Pero su señor era un hechicero poderoso, se recordó. Como para dar la razón a sus pensamientos, se materializaron de improviso en la estancia gigantescos clavos y grilletes grabados con runas de aislamiento. Al terminar la letanía que entonaba el mago oscuro, el demonio quedó aprisionado con estos instrumentos dentro del círculo mágico, asemejándose a una enorme mariposa roja clavada en la colección de algún loco. Los instrumentos de tortura mutilaron y cegaron al enorme espectro, dejándolo completamente sometido. En adelante, y a menos que Zato removiese los grilletes, el demonio sólo poseería el don del habla, y permanecería aislado y prisionero hasta el fin de los tiempos. Efectivamente, su señor era un mago poderoso. Y era el momento de enfrentarse a él, pensó.

-Mi sire, disculpad mi impertinencia al invadir vuestros aposentos, pero he de daros las noticias sobre el tema que os preocupa. Vós me ordenasteis que os informase inmediata y verazmente- entonó Venom. Gruesas gotas de sudor recorrían su rostro. Ahora vería una vez más la cólera de su maestro.

-Los equipos Alpha y Beta han sido destruidos ¿verdad?. Pensaba que tales menudencias no deberían afectarte tanto, mi querida mano derecha- contestó el hechicero sin volverse. Miraba directamente al nuevo cautivo. Su tono no revelava ira ni decepción. De hecho, parece como si estuviese esperando tales noticias.

-Sire, perdonad mi impertinencia pero, si sabíais que dichos grupos estaban condenados, ¿porqué pedísteis que os informase? Si os hubiese interrumpido las consecuencias habrían sido fatales. Por favor, explicadme las razones por las que dilapidar tiempo y recursos en dicha tarea.

-Querido Venom, querido Venom, el que seas mi preferido no de dá privilegios para que te explique todos mis planes- repuso su maestro volvíendose por primera vez hacia él. Sus ojos estaban cubiertos por una tira de cuero, para no revelar las terribles cicatrices que tenía en las cuencas oculares. Aun así, lo poco que enseñaban era bastante para aterrorizar a cualquiera. Pero siguió hablando, con el mismo tono de voz-. Dejame adivinar: te estás preguntando porqué mando a equipos bien entrenados de 5 hombres constantemente a la caza y captura de un desertor que ha demostrado habilidad nó solo para escapar de esta fortaleza y burlar mis poderes; sino que encima dicho desertor nos devuelve siempre 4 cabezas cortadas y un débil y balbuceante guiñapo, parodia de un asesino que no cesa de gritar aterrorizado lo hábil y despiadada que se mostró su presa ante ellos. ¿Me equivoco?

-Como siempre, mi Sire, adivináis todos mis pensamientos- no era conveniente llevar la contraria a su amo en esos momentos.

-Te muestras sensato, mano derecha, y por ello te lo explicaré. Sé perfectamente que los equipos no van a resultar victoriosos. Son la hez del Clan. Aficionados que por estar en los estamentos más bajos de LaSombra piensan que son capaces de cumplir cualquier misión. Lo importante es que la presa se sienta acosada, que note que se le persigue allá donde huya. Que no tenga una noche de reposo ni posea un lugar seguro. Así, cuando descarguemos nuestro golpe definitivo estará cansada, y su caída será más humillante.

-Pero, Mi Sire ¿por qué no enviar a equipos más expertos como el Gamma o el Zeta? Incluso yo mismo podría ocuparme del caso. Volvería con el corazón del traidor en una bandeja para ponerlo a vuestros pies.

-Venom, no dejes que el orgullo nuble tus ojos. Sería una pena que para que no volviese a ocurrir tuviese que arrancártelos. La presa sólo tiene un rival en esta casa, y soy yo mismo. Nadie más en esta Hermandad es capaz de vencerle, porque fué entrenada para ello, no lo olvides. Dejemos que se sienta confiada en sus poderes. Más tarde le llegará el momento por mi mano, y descubrirá que el castigo ejemplar para una traición puede alargarse durante mucho tiempo...- el tono en esta vez fué gélido. Venom supo que su maestro hablaba en serio, y sintió un escalofrío. Sabía que Zato-One era famoso por los castigos que administraba, y en esta ocasión la traición había sido muy grande.

-Mis más humildes perdones, mi Sire. No volverá a pasar. Aun así, se me hace difícil la idea de alguien con un poder comparable al vuestro.

-Tienes suerte de que sea inmune a las alabanzas, mi querida mano derecha. No he dicho que sea su poder comparable al mío, he dicho que es superior al vuestro, que es distinto. Si alguna vez deseas ocupar mi lugar deberás aprender el arte de la sutileza. Ahora acompáñame a designar el siguiente grupo de acoso.

Dichas estas palabras, Zato encaminó sus pasos hacia la salida del recinto. No necesitaba guías de ningún tipo. El amo era capaz de moverse como si la falta de visión no fuese un impedimento. Venom pensó que aquella vez había tenido suerte, no sólo por ser portador de las malas nuevas, sino por su impertinecia. De haber sido otro, habría hallado la muerte.. o algo peor. De todas maneras, el asunto era algo de máxima importancia, y el hallarse fuera de él le irritaba interiormente.

El fugado no era un cualquiera. Había sido entrenado por el propio Maestro en todo tipo de magias y el arte del asesinato durante doce años. Nadie había presenciado los entrenamientos, y nadie había sobrevivido a las pruebas de dureza a las que se enfrentó el desertor. Pero al terminar la tercera misión de exterminio que se le había impuesto no regresó. Había sido una verdadera cagada aquel trabajo. El objetivo era un rico comerciante de la nación de Zepp que se había negado a pagar el impuesto que LaSombra exigía. El castigo usual era el asesinato del comerciante junto a su familia y sus criados. Pero el líder del equipo se negó a matar a la esposa, las hijas y la servidumbre. No sólo eso. Había acabado con el resto del grupo de asalto y había desaparecido como el humo. Aquello era el más alto crimen de traición que se había cometido en los 400 años de historia de LaSombra, el criminal seguía fugado y las cabezas seguían llegando puntualmente. Como líder absoluto de los comandos de exterminio, Venom se había prometido acabar con aquel perjuro, y su Maestro le mantenía al margen. Y mentalmente repasó el rostro del fugado en sus recuerdos. La verdad es que sería toda una pena arrancar aquel rostro de su calavera sonriente. La chica era realmente bonita...

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Comentarios del autor:

No estoy contento del todo con este episodio. Como introducción no está mal, pero la personalidad de Zato y Venom me crean muchos problemas narrativos. Venom es un psicópata que deja a Hannibal Lecter a la altura del zapato, pero cuando está con su señor es muy sumiso. Se me echarán al cuello porque presento a los malos antes que nadie como George Lucas, pero qué demonios. Si él sacó una carrada me millones, a lo mejor a mí me dá para fin de mes. Saludox.

Kim Kapwham 20-8-2001