Prologo:
Soy Sucrette, Tengo solo 16 años, pero aun así he estado en muchos países por el trabajo de mi madre, es una empresaria importante y debe ir donde la reclamen, durante el tiempo que la necesiten. La última vez estuvimos 3 meses en Japón, (creo que fue el país que me resultó mas difícil por el idioma) y la vez anterior a esa estuvimos 3 años en Alemania, -lo que peor llevaba allí era el frio. Ahora estoy en un avión, mañana estaré en mi nuevo instituto, aunque ya esté acostumbrada a cambiar continuamente de instituto y ciudad sigo poniéndome nerviosa cada vez que me encuentro con gente nueva, suelo adaptarme bien al país, pero no al instituto, son todos tan diferentes, además no suelo hacer amigos, a veces porque no me da tiempo, o porque no sé cuanto tiempo estaré con ellos, por lo tanto tampoco he tenido nunca novio, pero al fin y al cabo ¿Quién necesita a los chicos?¿Quién necesita amigos? Siempre he estado sola, estoy bien sola, o al menos es lo que quiero creer...
El avión está apunto de aterrizar, seguramente ya estará un coche en la salida del aeropuerto esperándonos...
Capítulo 1
La ciudad es bonita, y hace más calor que en Alemania y... ¿Eso es la playa? Esta vez vivimos cerca del mar, el vecindario parece tranquilo y la casa donde vivimos tiene jardín.
Bajamos todas las maletas y las dejamos en la casa.
-Sucrette, ahora tengo que irme rápidamente a la empresa, por favor sube tus cosas – dijo mi madre mientras el chofer subía sus cosas
-¿Vas a tardar mucho en volver? –pregunté cogiendo una de mis maletas
-No lo sé… pero no me esperes despierta, hay comida en la nevera, puedes hacerte de cenar o pedir algo- el chofer bajó y se fueron casi corriendo.
Subí a mi habitación todas las maletas y ordené un poco, decidí darme una ducha y cenar algo rápido, así que me hice un sándwich , después me tumbé en mi cama, bueno, mas bien me tiré en ella, estaba tan cansada que sentía que la cama me absorbía. Miré en todas direcciones, mi habitación no estaba mal, era espaciosa y las paredes tenían un color azul precioso. Justo al lado de mi cama hay una ventana, me senté y miré a través de ella, enfrente hay otra ventana y un chico mirándome, era el vecino, desde aquí puedo ver toda su habitación, así que supongo que desde allí se puede ver lamia…. Eso quiere decir que…. ¿Me habrá estado espiando mientras recogía? ¿¡Habrá visto como me cambiaba!?
Fruncí el ceño y cerré la cortina rápidamente y cerré la cortina rápidamente. Estoy demasiado cansada como para pensar ahora en ese mirón, me acostaré temprano. Y así fue, me metí en la cama, me puse cómoda y cuando estaba a punto de quedarme dormida….
¿Qué es ese maldito sonido? ¿Quién toca la guitarra eléctrica a estas horas?
Abrí la cortina y la ventana, ahí estaba otra vez el chico de antes, pero esta vez estaba tumbado en su cama tocando la guitarra. Salí de la cama enfadada y me puse mis zapatillas para ir rápidamente a decirle que parara de una dichosa vez. Parada frente a su puerta golpee dos veces, esperé unos segundos, pero parecía que no me escuchaba, normal, es imposible con ese ruido. Volví a golpear la puerta, pero esta vez mas fuerte, la música paró y segundos después ahí estaba ese chico con el ceño fruncido.
-¿Te has perdido? ¿Sabes qué hora es?- me preguntó
-Eso mismo te iba a preguntar yo, no son horas para tocar la guitarra, él me miró de arriba abajo y sonrió de forma burlona, entonces me di cuenta de una cosa…. Llevo puesto el pijama…. Mi pijama azul de gatitos con mis zapatillas con forma de gatos
-Bonito pijama, ¿Qué tienes, 5 años?- dijo burlándose de mi, sentí como mis mejillas se volvían rojas como un tomate maduro, no sé muy bien si por el enfado o por la vergüenza que sentía en ese momento
-Mas te vale dejar de hacer tanto ruido, estúpido mirón- me di la vuelta y volví a mi habitación, me metí en mi cama e intenté relajarme, por fin estaba todo en silencio y….
-¡Otra vez ese estúpido chico!- otra vez estaba tocando la guitarra, esta vez con la ventana abierta para que yo pudiera escucharlo mejor. Me acerqué a la ventana y ahí estaba él, de espaldas y apoyado en su ventana. Me asomé un poco y grité
-¡Tú! ¡Deja de hacer ruido de una vez!- no podía oírme, o al menos hacia como que no me oía, ese chico se va a enterar. Para que me hiciera cosa cogí una de mis zapatillas y se la tiré junto en la cabeza. De repente la música paró y el chico se volvió de forma brusca con gente enfadado
-¿Qué demonios crees que haces?- dijo enfurecido
-¡Que dejes la música ya, que es tarde!
-¿sino qué? ¿Me lanzaras otra zapatilla?
-¡Si! Y esta vez te daré en tu estúpida cara
Hubo unos segundos de silencio en los que nos miramos el uno al otro como si quisiéramos sacarnos los ojos con la mirada, entonces cambió la expresión enfadada de su cara a una de burla
-Bien, bien, dejaré la guitarra por hoy, pero me quedo con tu zapatilla como venganza- acto seguido cerró su ventana y la cortina
-¡Eh!, mi zapatilla, que la necesito….
Obviamente no hubo respuesta, pero al menos había silencio y tranquilidad, silencio… bendito silencio….
