Hola a todos.
Me vi en la necesidad de escribir mi propio final a la saga, por que me parecio que la señora Rowling estaba media aburrida de Riddle, y lo desecho de una manera que no concordaba con el poderio del personaje, segun mi punto de vista, hubiese costado un poco mas terminar con el, y quiero aclarar que no soy pro voldemort, solo me parecio justo hacerlo luchar mas por su vida. La historia se situa inmediatamente despues del 7° libro, sin contemplar el epilogo, aun no me decido si lo respetare o no.
Estube conversando con otro autor de un fic, del Hacedor de reyes, es el mejor que el leido por si acaso xD!, me dio unos consejos y de paso me dijo que para su gusto el tema que elegi estaba muy trillado, quisas sea verdad, pero esta historia era como una cuenta pendiente, asi que para reponer mi falta de originalidad en el tema, me comprometo en desarrollar una historia complementaria muy atrayente, y lo mejor seran las escenas de accion :D!
Bueno sean piadosos, es mi primer fic, por lo que seran de gran importancia sus comentarios, me haran crecer y mejorar, ademas segun lo que me digan me arriesgo o no a publicar el segundo capitulo :D!
Los primeros capitulos sera mas o menos breves, ya que los califique como "capitulos conectores". Este en particular me gusto bastante como me quedo, cumple su cometido. A leer y espero de corazon que les guste.
Por ahora todos los personajes son de autoria de la sra Rowling, y tambien un muy brevisimo fragmento del capi, pero casi ni se nota :D .
acuerdence de dejarme sus comentarios!!!!!
Don Shon.
Capitulo 1. Una segunda oportunidad.
Ambos contrincantes describían círculos perfectos de manera inconsciente, se movían sigilosamente mirándose a los ojos, estudiando la mirada del otro y tratando de prevenir el próximo movimiento. Era de suma importancia mantenerse concentrado y completo en estos momentos, pronto ya podría descansar, ya faltaba poco, este sin duda alguna era el ultimo enfrentamiento, el tan esperado y temido encuentro, por lo que había luchado por tanto tiempo, tenerlo a un par de pasos apuntándolo con la varita, ya todo había acabado, al fin.
Un rayo rojo estallo repentinamente cruzando el cielo encantado sobre ellos cuando el borde del sol deslumbrante apareció por el borde del alfeizer de la ventana mas cercana. La luz golpeo ambas caras al mismo tiempo, haciendo que la de Voldemort pareciera repentinamente un borrón llameante. Harry oyó a la voz mas aguda gritar y también el grito esperando lo mejor, apuntando la varita de Draco.
-¡Avada Kedavra!
-¡Expelliarmus!
La explosión fue como un disparo de cañón, y la llamas doradas que estallaron entre ellos, marcando el circulo que habian estado trazando, en el punto donde los hechizos colisionaron. Voldemort vio su propio rayo verde encontrándose con el del chico y devolviéndose contra el mismo, en solo medio segundo se dio cuenta de todo lo que lo rodeaba, logro reconocer el rostro de la mayoría de los que proximaban su ubicación, se dio cuenta al fin de lo mortal que era en ese momento, un miedo, como el que nunca había sentido, se apodero de cada una de sus células. Sus planes, sus metas, su esfuerzo se habían desvanecido, ya no tenia nada, había sido derrotado por un mocoso escurridizo, él, el señor de las tinieblas, el mas grande mago de toda la historia, el que rozara la inmortalidad como ningún otro mago, ahora estaba a tan solo un suspiro de su muerte.
El rayo golpeo de lleno el rostro del villano, y la mente de Lord Voldemort abrazo con todas sus fuerzas su ultimo rayo de esperanza, su segunda oportunidad.
En el mismo momento, en el que un grito muy agudo, desgarraba el ambiente alrededor de un gigantesco castillo, en un hospital muggle de Londres daba a luz Lorie Bean, una joven muggle de 16 años, de clase media, hija de Richard Bean y Annie Bean. Lorie no hubiese imaginado jamás la existencia de la magia, solo la creía capaz en cuentos infantiles, donde generalmente las brujas eran horrendas, la mayoría tenia una verruga gigante en la punta de la nariz, y todas eran muy malas y despiadadas.
Su padre, Richard, no podía decir lo mismo, el era un squib, había crecido en un ambiente mágico, rodeado de varitas mágicas, elfos domésticos y escobas voladoras, en realidad provenía de una muy buena familia mágica, sangres puras, todos cuidaban fanáticamente su status sanguíneo, salvo por un par de ovejas negras, que habían sido apartadas y borradas del árbol genealógico en un suspiro. Richard era el menor de cuatro hermanos, sus tres mayores eran pertenecientes a la respetable casa de Slytherin, en Hogwarts, y el, obviamente, no quería ser menos, quería ser un Slytherin, y hacerle la vida imposible a unos cuantos Gryffindor.
Los once años de Richard habían llegado, pero no el despertar mágico, y menos aun la tan esperada carta de Hogwarts. Su anticuada y despiadada madre lo echo a la calle al otro día de su cumpleaños, el pobre Richard, desamparado, pero sobre todo muy dolido y decepcionado de su madre pero aun más de si mismo, decidió perder todo vínculo con la vida mágica, olvidar lo que mas ansiaba en su niñez y tanto lo castigaba ahora. Se traslado a un sector muggle para vivir su desgraciada vida junto con personas que no lo creyeran un bicho raro, gente al fin y al cabo como el. Paso tiempos muy difíciles adaptándose a ese desconocido mundo, a los 16 años conoció a Annie, que luego de un maravilloso noviazgo, se transformo es su esposa, logro salir adelante con ella y alcanzar una situación mucho mas estable de lo que había vivido años antes, se sentía feliz de lo que había logrado, y al fin había logrado disminuir el fantasma de su niñez, ahora era un muggle completamente feliz.
Pasaron los años y tuvieron a su única hija, Lorie, tardaron bastante en hacerse con la paternidad, debido a problemas de salud por parte de Annie, pero al fin había llegado una niña maravillosa, ejemplar, muy aplicada en los estudios y una hija muy cariñosa, todo lo que sus padres podían pedir, definitivamente la vida le volvía a sonreír a Richard.
Lorie era una niña alegre, contenta de lo que le había tocado vivir, era verdad de que de vez en cuando había que apretarse el cinturón para poder pasar un mes complicado, pero eso era lo de menos, ella amaba demasiado a sus padres y sabia reconocer los esfuerzos que ellos hacían por ella, por lo que ella los ayudaba lo mas que podía.
Pero las cosas cambiaron abruptamente, la felicidad se destrozo, fue absorbida, tal como si un dementor hubiese rondado el techo de la casa de los Bean, un hecho macabro golpeo a la familia.
Lorie volvía un día a casa después de clases, un poco mas tarde que la mayoría de los otros días, porque tubo que adelantar un trabajo complicadísimo para la clase de ciencias; Volvía sola, ya se estaba oscureciendo por lo que decidió tomar un atajo, y atravesar un sitio eriazo, nunca lo había hecho, por que su madre le decía que era peligroso atravesar por esa jungla de matorrales. Las cosas sucedieron muy rápido, no sabia como y ya estaba tumbada en el suelo boca a bajo, le dolía tremendamente la mejilla, y sentía un gusto desagradable a sangre en la boca, estaba totalmente desorientada, no tubo tiempo para hacer nada mas que entreabrir los ojos, cuando sintió un peso tremendo sobre su cuerpo, aun halito a licor añejo le envolvió su rostro, y sintió el desagradable sonido de ropa rasgándose, no se dio cuenta que era su propia ropa hasta que el frio ascendió por sus piernas ya desnudas, la voltearon de manera muy brusca, de forma que contemplo un cielo ya estrellado, sus piernas fueron separadas de manera animalesca produciendo un dolor horrible, seguido de uno mucho peor, en su vida había sentido tal sufrimiento, tenia mucho miedo, hubiese preferido morir a seguir soportando eso, comenzó a llorar de manera descontrolada, mientras su cuerpo se contorsionaba al compas de la dolorosa penetración. Poco a poco dejo de escuchar los terribles gemidos, la visión se le nublaba, y en un momento perdió el conocimiento.
Luego de eso la vida de los Bean no había vuelto a ser lo mismo, no era culpa de ninguno de ellos, pero cada uno se culpaba por el acontecimiento, paso un largo tiempo hasta que dejaron de sentir lastima por Lorie, y decidieron afrontar las cosas que habían pasado. Nunca se paso por la mente de los integrantes de la familia someter a Lorie a un aborto, podían salir adelante, muchas veces lo habían hecho, criarían a la criatura, seria un Bean sin ninguna vergüenza.
El hijo de Lorie había nacido un mes antes de lo pronosticado, en todo el embarazo no había habido complicaciones, a pesar de la cruel concepción, y de los malos ánimos de su madre en los primeros meses. Las contracciones habían aparecido tan solo una hora antes del parto, no dio tiempo ni siquiera de pensar, era como si el bebe hubiese acudido a alguna llamada, y no pudiese esperar un solo momento mas en el vientre de su madre.
El niño era un macho bastante hermoso, a pesar de la sangre que lo cubría y el tono purpura de su piel, tenia facciones finas y bien definidas, poco propias de un bebe recién nacido, no lloraba, ni siquiera cuando recibió el palmetazo del medico que lo trajo al este mundo. Lorie estaba extasiada, solo quería tener a su hijo en sus brazos, y compensarle de alguna manera la falta de un padre.
Richard y Annie entraron en la sala en la que se encontraban descansando su hija y nieto, a pesar de todo el sufrimiento que podrían haber sentido en el pasado, en estos momentos estaban muy felices y dichosos. la llegada de un nieto venia a ser una especie de terapia familiar, ambos ya tenían su edad avanzada, por lo que les parecía muy bella la llegada de este nuevo integrante en la familia.
-¿Como te sientes amor?- pregunto con dulce voz Annie a su hija.
-Estoy muy cansada, pero feliz.- dijo la muchacha y le dio un beso cariñoso a su hijo.
-Es un varón realmente guapo, se nota que es un Bean.- dijo orgullosamente Richard acercándose a su nieto para acariciarlo.- ¿Decidiste el nombre que va a llevar?.
-Erik, Erik Bean.- dijo la muchacha con convicción, como si lo hubiese decidido hace años.
-Erik Bean...- repitió pensativo su padre.- Richard hubiese sonado mucho mejor.- dijo con una sonrisa picara dibujada en sus labios.
-¡Richard!- lo reprocho su esposa divertida.-¡que egocéntrico!
Hubo una carcajada general entre los Bean, Annie se acerco al catre, y le quito a Erik de los brazos a su hija. lo miro divertida, y le dijo con voz melosa:
-Hola hermoso, bienvenido a la familia, querido.
-¿Erik Bean, eh?, bienvenido a los Bean, pequeñín, espero saques la misma inteligencia que tu madre.-dijo Richard, abrazando con un brazo a su mujer, y con la otra mano haciéndole cosquillas al pequeño en el mentón.
-Okey familia, es hora de dejar descansar a la madre y al bebe, mañana pueden volver temprano a ver a su nieto.- les dijo a los Bean una enfermera, que no tenia cara de querer concederles unos minutos mas de visita.
-Esta bien. Querida, que descanses, mañana volveremos temprano a ver como estan.- le dijo su madre, entregándole cuidadosamente el bebe.
-Adiós, amor, nos vemos mañana.- dijo Richard dándole un beso en la frente a su hija.
Lorie se quedo en silencio, contemplando a su hijo, lo amaba, se esforzaría por darle lo mejor, que fuera un niño normal.
Algo en el rostro de Erik llamaba profundamente la atención de su madre, era hermoso, pero había algo mas, en sus ojos, no eran ojos extrañados, de explorador de un nuevo mundo, había algo en su mirada que le restaba humanidad. Quizás simplemente el bebe estaría igual de agotado que ella, ya tendrian toda una vida para conocerse mejor, seria mejor descansar. Le dio un beso tierno en la frente a Erik.
-Que descanses, mi amor.
Pero un momento, solo una fracción de segundo, antes de parpadear Lorie Bean hubiese jurado ver un destello rojizo en los ojos de Erik.
