Only Everything

Disclaimer (siento haberme olvidado cuando lo subí la primera vez): J.K. Rowling es la dueña de todo, salvo de la trama de este fic y de algunos personajes.

Introducción:

El que la guerra contra Voldemort aún no hubiese terminado tenía a la comunidad muggle tan preocupada como a la comunidad mágica.

Hacía ya cuatro años desde el asesinato de Albus Dumbledore y uno desde la desaparición de Harry Potter.

Nadie sabía que pasaba, los medios estaban tan ocupados omitiendo información por órdenes gubernamentales, que las noticias ya habían perdido el hilo hacía bastante.

Sólo algunos pocos, los integrantes de la Orden del Fénix, tenían total conciencia de los hechos. O por lo menos, de la mayoría de ellos.

Las dos guerras y los dieciséis años de combate habían minado las filas del Ministerio de Magia, así como también las de la Orden. Y la esperanza parecía haberse perdido en el olvido, junto a los rostros de las miles de víctimas que cimentaban el tenebroso imperio de Lord Voldemort y sus mortífagos.

Capítulo 1:

03:13 AM.

Sábado 31 de julio.

Inglaterra, Londres mágico.

Cuartel General de Aurores, Ministerio de Magia del Reino Unido.

El lugar lucía tan abarrotado como siempre, a pesar de estar a oscuras. En los destartalados cubículos las fotografías se movían de un lado para el otro y los puntos rojos en los mapas brillaban marcando la presunta posición de varios grupos mortífagos.

La solitaria luz de una lamparita iluminaba el único cubículo ocupado a esas peculiares horas de la madrugada. En él, una muchacha de apenas veinte años trabajaba afanosamente.

"Demonios"- se le escuchó murmurar mientras tachaba algo en el pergamino en el cual escribía y volvía a retomar la oración.

Después de unos minutos, se puso en pie y caminó hasta la máquina expendedora de café, ubicada al otro lado del pasillo, evitando estratégicamente mirar hacia los cuatro cubículos cerrados que le seguían al suyo, los cuales tenían las puertas de color negro y un fénix estampado en el centro.

Esos cubículos habían pertenecido a los mejores Aurors de ese tiempo: Ronald Weasley, Draco Malfoy, Neville Longbottom y Harry Potter. Todos desaparecidos misteriosamente un año antes.

Sus mejores amigos, bueno, Potter era su oponente favorito. Suspiró al recordar las continuas peleas con el moreno ojiverde, estuvieran o no en medio de una misión.

Desde la desaparición del Elegido trabajaba sola, negándose a contar con otra pareja, a sabiendas de que ningún otro Auror podría superarlo. Además, siempre había trabajado sola, estaba en su naturaleza.

Chelsea recargó la cabeza contra la máquina y pestañó varias veces para ahuyentar al sueño. Rayos, ¿por qué siempre sentía sueño mientras trabajaba y no cuando podía echarse en una cómoda cama?

Bueno, por algo le llamaban insomnio, ¿no?

Se terminó el café de un trago, sonriendo al sentir como el oscuro líquido la revivía. Fantástico, ahora a volver a trabajar.

Ya tendría tiempo para irse a la cama después, aunque ese era un mero formalismo para ella. Si no se equivocaba, hacía ya dos malditos días que no pegaba un ojo.

"¡Qué pérdida de tiempo!"- rezongó volviendo a su cubículo e internándose de nuevo en sus informes.

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06:24 AM

Sábado 31 de julio.

Inglaterra, Londres.

Grosvenor Square, Mayfair.

Con un gran bostezo, Chelsea abrió la puerta de su habitación y bajó las escaleras hasta el comedor. Necesitaba una taza de café urgentemente, de preferencia un expreso doble con mucha azúcar.

Entró al lujoso comedor y se dejó caer en una silla de la cabecera, donde tenía un suculento desayuno servido. Hizo a un lado El Profeta y tomó una carpeta morada, mientras un elfo doméstico le servía una gran taza de café.

"Gracias, M. A ver qué tenemos hoy..."- bebió ausente el revitalizante brebaje mientras hojeaba el documento.

El elfo doméstico se sentó en la silla a su lado y untó una tostada con mantequilla de maní. El sonido del timbre lo detuvo cuando se llevaba el aperitivo a la boca.

"Ya regreso, ama"- hizo una reverencia y bajó al primer piso, para así abrir la puerta principal.

Chelsea continuaba sumergida en los documentos, dando cuenta del estupendo desayuno, sin saber realmente qué ingería.

"Ama"- el elfo doméstico volvió a entrar- El señor Remus Lupin, la señora Nimphadora Lupin y la profesora Minerva McGonagall, solicitan verla.

Después de firmar un documento, Chelsea asintió pensativa.

"Hazlos pasar, gracias, M. No olvides tu tostada".

"Con permiso, ama"- tomó su plato y salió de nuevo.

Chelsea tomó otra carpeta, esta vez verde y con el logo de San Mungo enfrente.

Unos segundos más tarde, los tres miembros de la Orden del Fénix ingresaron al comedor y tomaron asiento mientras saludaban a la Auror, quien continuaba leyendo mientras desayunaba.

Después de aguardar por cinco minutos a que la muchacha se desocupara, McGonagall carraspeó. Esta acción hizo que Chelsea clavara sus ojos celestes en ella.

"Sírvanse lo que quieran, por favor"- hizo aparecer la vajilla y volvió a lo suyo.

Sus visitantes se miraron atónitos y la obedecieron, más por ocuparse en algo que por tener apetito.

Pasada media hora, la joven seguía leyendo carpetas, haciendo que la poca paciencia que les quedaba a sus visitantes se terminase de golpe.

McGonagall carraspeó de nueva cuenta, pero Chelsea siquiera la miró antes de decir tranquilamente algo que casi los hace caer de sus sillas:

"La escucho, profesora. Pensé que no tenía nada que decirme, pues no ha hablado desde que llegó. Es más, ninguno de ustedes ha dicho ni pío".

"Señorita Vaughan, necesitamos su permiso para sacar información sobre Zacharías MacSinead de..."

"MacSinead murió anoche. Dígame la verdadera razón de su visita, de inmediato".

El trío se miró entre sí y Lupin tomó la palabra.

"Queremos saber si Harry le dijo algo sobre los Horrocruxes".

"¿Horrocruxes?"- abrió los ojos confundida- "No, Potter no me habló de nada parecido"- se levantó- "¿Se les ofrecía algo más?"

"No..."

"Muy bien, entonces es momento de despedirnos. Tengo una reunión en media hora y el tráfico está asqueroso. M. los acompañará a la puerta. Que tengan un buen día"- les sonrió fríamente.

El elfo doméstico cumplió la orden de su señora y volvió al piso superior para limpiar. Se detuvo en el vano de la puerta.

Chelsea continuaba sentada en el mismo sitio, con la vista perdida en la otra cabecera de la mesa. Una lágrima solitaria se deslizaba por una de sus pálidas mejillas.

La criatura mágica suspiró, que pena que una muchacha tan joven como su ama hubiese perdido tanto.

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07: 46 AM

Sábado 31 de julio.

Inglaterra, Londres

Cuarto piso, Hospital San Mungo de Enfermedades y Heridas Mágicas.

Hermione dio un suspiro antes de dejarse caer en un incómodo sofá verde de la sala privada para medimagos.

El día apenas comenzaba y ya habían atendido a veinte magos heridos y registrado cinco muertos. Estando en ese lugar, todo parecía aún más desolador. Pero ella había elegido esa profesión porque quería ayudar.

Aún recordaba la felicidad que sintió aquel tan esperado día en que se recibió, las miradas orgullosas de sus padres, los aplausos y abrazos de sus mejores amigos.

Era tan doloroso recordarlo ahora. Había perdido a sus padres hacía ya tres meses y de sus mejores amigos sólo quedaban Ginny, Luna y Chelsea. Cada cual más esquiva que la otra.

Ginny ejercía también como medimaga, pero la desaparición de Harry y Ron la había afectado mucho, tanto así que había adelgazado alarmantemente y sus risueños ojos azules ahora estaban oscuros y afeados por las ojeras causadas por el insomnio.

Luna, quien era Inefable, era un caso aparte. Seguía como siempre, pero el perder a Ron la había cambiado, apagado. ¡Y pensar que se habían casado el día anterior a la desaparición del pelirrojo!

Chelsea era la que parecía menos afectada. Ginny se había enfadado con ella debido a esto. Al enterarse de la desaparición de los chicos, Chelsea sólo había asentido antes de decirles que debía terminar unos informes atrasados.

Un golpe la hizo abandonar sus taciturnos pensamientos.

Ginny asomó la cabeza por la puerta y para mayor extrañeza de Hermione, rió.

"¡Los encontraron!"- exclamó limpiándose las lágrimas- "¡Están vivos!"

Hermione se levantó de un salto y corrió detrás de su amiga pelirroja hacia una de las salas de mayor seguridad.

¿Vivos? Después de no hallar señal de ellos durante meses ¿Cómo era posible?

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08: 05 AM.

Sábado 31 de julio.

Inglaterra, Londres mágico.

Sala de Juntas, Cuartel General de Aurores, Ministerio de Magia del Reino Unido.

En una mesa muy larga se encontraban sentadas quince personas, todas ellas Aurors de gran importancia. El motivo de la reunión era discutir los detalles del último ataque y quien la presidía era el nuevo Ministro, Perikles Kyle.

En su lugar, Chelsea masticaba un chicle Drubble mientras miraba atentamente su café. Era el cuarto de esa mañana, lo que anunciaba lo tensa que estaba. Según Hermione, si no dejaba de tomar tanta cafeína, el insomnio no terminaría jamás y sus defensas bajarían. Tal vez debería cambiar a las gaseosas muggles…

En eso estaba pensando Chelsea cuando sintió el ruido de las sillas al ser arrastradas. La maldita reunión por fin había terminado.

La morena se puso en pie y salió de la Sala de Juntas aún más irritada de lo que había entrado, esas cosas no la ayudaban a bajar su estrés.

"¡Señorita Vaughan!"- sintió la voz chillona de su secretaria antes de verla.

Chelsea maldijo en silencio y se ocultó dentro de un cubículo. Ojalá no la viera.

Bridget era un estorbo más que una ayuda. ¿Quién rayos la había contratado? Ella no estaba tan desesperada como para...Ahora recordaba: era la ahijada del Ministro anterior, ese que Potter odiaba tanto. ¡Maldito fuera el nepotismo!

"¡Señorita Vaughan, la señorita Granger le manda una misiva urgente!"- exclamó Bridget a la nada- "¡Señorita V…!"

"¡YA BASTA!"- salió de su escondite y le sacó la carta- "Tráeme un expreso doble y con mucha azúcar. Si te necesito te llamo".- Aunque espero no hacerlo.

Y después de echarla de su cubículo, le cerró la puerta en las narices. Paz.

Se sentó sobre el escritorio y abrió el pergamino sellado. ¿Qué sería tan importante para que Hermione le hubiera escrito al Ministerio?

Chelsea: Los chicos están vivos, los encontraron hoy a las 07:40. Ven.

Era oficial, estaba volviéndose loca. Incineró la carta y se sentó en su sillón.

"¡BRIDGET, ¿DÓNDE ESTÁ MI CAFÉ?!"

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09:02 AM

Sábado 31 de julio.

Inglaterra, Londres

Cuarto piso, Hospital San Mungo de Enfermedades y Heridas Mágicas.

Ginny volvió a entrar a la Sala. Hermione y Luna la miraron unos instantes antes de volcar su atención en sus amigos, quienes ya habían salido de la etapa crítica gracias a la maestría de las chicas. Sólo Ron había despertado, pero estaba ocupado haciéndose mimitos con su esposa.

"¿Estás segura de que le avisaste, Herms?"

"Sí, Ginny, le mandé una carta al Ministerio apenas me enteré".

"Pues que raro, ya debería estar aquí- comentó Luna- Yo recibí la mía a la vez, ¡y llegué hace rato!"

"Debe estar ocupada, ya sabes como es- dijo Ron- Hasta que no deja todo listo, ¡no se mueve del Cuartel!"

Un golpe en la puerta los hizo volverse. Una despeinada Chelsea entró y los miró algo confundida, llevaba su infaltable taza de café en la mano. Hermione chasqueó la lengua.

"Lo siento, la idiota de Bridget se equivocó y me llevó un té".

"¿Por eso demoraste una hora?"

"Estuve discutiendo con el jefe para que la echara, pero no logré nada. Parece que es su sobrina, ¡maldito nepotismo!"- masculló mientras bebía un buen trago de café y sonreía aliviada- "Y ¿cómo están? Ah, hola, Ronald".

"Hola, Chelsea"- saludó mientras sacudía la cabeza divertido.

"Mejor, están durmiendo".

Chelsea caminaba de una camilla a la otra, mirándolos con indiferencia.

"Mm, ¿dónde los encontraron?"- se acercó a la camilla de Draco y lo miró atentamente antes de pasarle la taza de café frente a la nariz.

"En el norte de Islandia, los habían congelado en una especie de iceberg mágico.

"Interesante. Ah, una tal Madame…algo, dijo que ingresaron a quince heridos más. Creo que era Madame... ¿Brigadier?

"¿Bri...?- las dos chicas salieron apresuradas, se veían muy pálidas.

"¿Qué pasó?- inquirió sin interés.

"Es la Directora del hospital. Voy a buscar un café, ¿te traigo uno?

"No, gracias, ya tengo éste- señaló su taza.

Luna salió de la habitación dejándola a solas con los cuatro Aurors.

"Voy a dormir un poco- Ron se echó en la cama y empezó a roncar.

"Fantástico. Afortunados son algunos- se sentó junto a la camilla de Harry- Hola, Potter, no es un placer verte.

La expresión del chico no cambió en lo mínimo.

"Veo que para ti tampoco. Oye, no he podido despedir a Bridget, está por volverme loca del todo. Ah, feliz cumpleaños. Te hubiese traído un regalo pero sabes que nunca sé que regalar, así que después te lo compras, ¿trato?

Tampoco hizo nada. Como si le fuera a contestar, pensó amargamente.

Bebió de su taza otra vez. Bueno, no podía seguir perdiendo el tiempo. Tenía que preparar su equipaje para una misión a Rusia. ¡Con lo que amaba el verano inglés!

"Nos vemos, chicos. Cualquier cosa, estoy en alguna parte de Rusia congelándome el…alma.

Chelsea salió de la habitación y en el camino se detuvo en una sala privada donde estaban las chicas atendiendo.

La Auror golpeó la puerta antes de asomar la cabeza.

"Hermione, Ginny, los chicos siguen durmiendo. Yo me tengo que ir a una misión, vengo en cosa de un mes...

"¿Y Harry?- la pelirroja abrió los ojos desmesuradamente- ¿No...?

"Potter puede cuidarse solito, Ginny. Nos vemos en un mes.

Y mandándoles besos cerró la puerta y desapareció del hospital.

Ginny se volvió hacia Hermione con una ceja alzada.

"¿Cómo fue que me dijiste la otra vez? "Chelsea NO es una insensible, sólo está en shock por perder a los chicos". Bueno, ahora mismo están aquí y ella sigue siendo la misma vaca egoísta de siempre ¿no crees?"- comentó antes de salir.

Hermione no pudo más que negar con la cabeza.

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Nota de autora:

Hola, ¿cómo están? Les cuento: este va a ser un fic de esos que uno actualiza cuando se ilumina. Lo escribo por simple diversión, para entretenerme mientras viajo. Espero les guste el desarrollo de los personajes, que creo que hasta el momento es lo principal. Me gustaría saber si les gusta, así que dejen reviews, igual para señalarme defectos. Muchos saludos, Ice..

P.d: La descripción de Chelsea vendrá pronto (ya me comentaron que me la olvidé, no lo hice).