WI. Damon centric.

Tha Vampire Diaries no me pertenece.

Este fic participa en el Reto Especial "Todos tenemos un lado oscuro" del foro "The Vampire Diaries: Dangerous Liaisons".

Palabras:481


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Demons.

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Escupió la sangre de su boca, sus ojos desorbitados, su sonrisa de medio lado mórbida, de las manos frías caían gotas gruesas y espesas de un rojo vivo e intenso. Dio un paso hacia atrás, su peculiar caminar rebelde le hacía ver como si nada le importaba, y en ese momento así era. Nada le importaba. No sentía, salvo el dolor en su pecho, pero eso le gustaba, porque era un recordatorio de lo autodestructivo que podía llegar a ser.

Damon sentía la adrenalina, el deseo de hacer lo que le diera la gana sin detenerse a pensar si a ella le molestaría o si lo lamentaría después. Matar era un vicio del que no todo vampiro podía salir, él lo sabía muy bien y esa noche le importaba una mierda caer en viejas adicciones.

El autocontrol, diferente al del hermano menor, pero ahí estaba: disfrutando matar por la única razón de hacerlo. La venganza no era ya no era excusa para su vil comportamiento. Realmente disfrutaba ver cómo el charco de sangre se formaba debajo del cuerpo de Aaron. Tenía el control, la vida de otro ser en sus manos dependía de él, no como sus sentimientos malditos hacia ella, le daba asco sentir tanto. Dolía, mucho.

La escena desarmada de un muchacho retorciéndose en el suelo, con su garganta derramando chorros del líquido vital. Se ahogaba, la mirada urgente no hacía más que comprobar que moriría pronto.

Enzo lo gozaba, Damon reía con desfachatez, la sangre aun escurriendo de su boca. Pensaba en Elena, en su rostro de horror al ver a su querido amigo en las noticias de la noche.

Ella lo sabía un monstruo y él no le demostraría lo contrario. Pero algo faltaba, sentía todavía un vacío en el pecho.

Enzo le pidió marcharse, él sabía lo que tenía que hacer.

Avanzó hasta Aaron y se agachó a un lado de él. Sus ojos vidriosos no perdían el brillo, seguía vivo, eso aumentaría su excitación y placer.

Porque el pecho le dolía. Porque Elena tenía razón. Porque era autodestructivo. Porque no se sabía siendo la lastima de nadie. Porque si el sufría ella también debía hacerlo. Era un monstruo, un monstruo que disfrutó arrancar el corazón de Aaron a sangre fría, un demonio que exprimió el vital órgano aún latente entre su puño como si se tratase de una uva y no le dio remordimiento, y no sintió odio consigo mismo, ni por Elena, y no se sintió la mierda asquerosa llena de sentimientos.

Elena tenía razón. No iba a llevarle la contraria. Le gustaba torturar a los demás, le gustaba torturar a sus propios demonios internos.

Ya no había vuelta atrás.

Sonrió, divertido. Ese era el verdadero Damon, un demonio sin corazón, desarmado, un maldito demonio con el carisma de un ángel, un Damon que torturando a los demás, se torturaba a sí mismo.


Eso, por poco no lo subo.

De ante mano, gracias por leer.

Ciao!