Amanda jugueteaba con uno de sus mechones de cabello castaño mientras meditaba lo que estaba viviendo. Aún no lograba comprender cómo es que había llegado a aquella situación. Hace sólo un par de días se encontraba viviendo pacíficamente en España con su hermano y ahora…Iba camino a su nuevo instituto, en un lugar totalmente alejado a todo lo que ella conocía: Instituto Ouran. Claro que hizo un gran berrinche, no caería sin dar pelea, pero bien sabía ella que cuando una decisión estaba tomada no había nada que se pueda hacer.
Bajó de la limosina en que había sido enviada al instituto (Cuyo chofer tenía órdenes estrictas de llevarla directamente a su destino) y observó el enorme y lujoso establecimiento frente a ella.
Soltó un bufido mientras se disponía a entrar, pero no alcanzó a dar ni un paso cuando sintió un gran peso en la espalda.
-"¡Amy!"- gritó efusivamente la chica de cabellos negros que se cargaba cómodamente sobre ella- "¡Mi adorada mujercita! ¡Te estaba esperando!"
-"¿Yui?"- preguntó la recién llegada con asombro al ver a su prima junto a ella vestida con el mismo horroroso uniforme- "Quítate, me aplastas."
-"Sí, sí"- respondió relajadamente al tiempo que liberaba a su "mujercita".
-"¿Tú también? ¿Por qué? ¿No estabas en Alemania?"- preguntó Amanda intrigada.
-"Seeh…Pero me enviaron acá cuando se enteraron de que estaba tratando de asistir a una escuela pública. Mi mamá puso el grito en el cielo"- explicó Yui con una expresión de asco- "Así que empacó y nos trajo a todos los desgraciados de la familia."
- "Wow…Tu mamá si que tiene voz de mando."
-"¿Verdad que sí? Pero aún así no me desagrada tanto este lugar. Ya llevo unos cuantos días y lo único que me molesta es esta cosa que llevo puesta, pensaba en teñirla de negro ¿Qué te parece?"
-"Como sea, no puede empeorar."
Ambas se enteraron de lo que pasaba con la vida de la otra mientras ingresaban al instituto. Al parecer las posibilidades de retomar sus antiguas formas de vida eran nulas. Pero todo parecía bastante agradable hasta el momento. Quizás se acostumbrara.
-"¡Hay muchas cosas que puedes hacer aquí! Créeme, linda, lo último que harás será estudiar"- Decía alegremente Yui para animar a Amanda, esta miraba aterrorizada a toda esa gente tan fina y con aires de grandeza. Tendría que patearles el trasero si se atrevían a tratarla mal.
-"Bueno, eso ya arregla un poco las cosas."
-"Claro que sí. Además hay un lugar al que quiero llevarte…"
-"No sé…La última vez me arrastraste hasta una sesión fotográfica"- respondió secamente recordando con desdén aquella experiencia.
-"No, no nada de eso. Al menos no que yo sepa."
Amanda la miró dudando pero en ese momento entraron a el aula que les correspondía y que, curiosamente, era la misma. Como siempre Amanda no prestó atención, menos aún cuando llego el momento de que aprendieran física. Odiaba la física, por lo que al llegar la clase a su fin sonrió aliviada mientras se disponía a largarse a dónde sea.
-"Haha, no tan rápido,"- le detuvo Yui- "tú vienes conmigo."
Amanda se dejó arrastrar ciegamente hasta dónde su prima iba con tanta energía.
-"Aquí"- Sonrió satisfecha la morena mientras entraban a un aula que indicaba ser la tercera sala de música
-"Ah…Una sala de música…Nada raro puede salir de acá"- Amanda se relajó mientras ingresaba a la enorme habitación, pero se detuvo atónita al ver como una lluvia de pétalos de rosa avanzaba hacia ella.
"Bienvenida"
-Continuará-
