Ambientado al final de la segunda guerra mundial, después de los ataques con bombas atómicas hacia Hiroshima y Nagazaki. Un encuentro después del incidente entre Alfred y Kiku.
Babel
Era terrible la sensación de la muerte. Tan sólo respirar lastimaba mis nervios, y dejaba que un terrible calambre atravesara mi cuerpo entero. Yo no podía más que llorar arrodillado frente a ti. Al mirarte parecías demasiado grande. La sangre debajo de mi cuerpo y la sensación de la tierra caliente no me permitirán dormir de nuevo. Permanecías con esa sonrisa tuya, pero tus ojos tristes no habían cambiado desde el principio. Tú y yo podemos olerlo, el ambiente esta embargado con ese aroma, el aroma de la muerte.
Me tienes ahora aquí, debajo de tus pies, a punto de morir absorbido por un juego de poderes del que no pude escapar. Herido en mi cuerpo, herido en mi alma. Es una lesión que no podré curar nunca, tu imagen quedará grabada en mi mente para siempre.
-¿Qué es lo que deseas?- Me preguntaste con esa graciosa y fingida voz
Vivir. Quiero vivir. Pensé sin poder hablar. Me aferré a tus pies, como si así pudiera evitar caer hacia la muerte. Había peleado, había buscado, había herido. ¿Será este sufrimiento mi castigo por desear aquéllo que no puedo tener?...
Tomaste mi barbilla y me besaste. Me dio la sensación de que querías probar el sabor de la sangre en mi boca. Primero mataste mi orgullo, después mataste mi alma, pero no me mataste a mí. No sé cuando podré volver a pelear, no sé cuánto más puedas con ese poder. Después de mí habrá muchos otros a los que tendrás que matar. Pero todos somos como una torre de Babel, cuando caigas no te quedará más que tratar de sanar, al igual que yo.
