Dioses y héroes
Prólogo: quien maneja el destino
Coriolanus Snow
21 años
Secretario de la presidenta Black
Escuchar hablar a la presidenta siempre es gratificante. Es una mujer clara y concisa y no se limita a leer un discurso sino que habla sin ninguna clase de apoyo, diciendo lo que desea transmitir directamente a los ciudadanos. Estoy seguro de que cada una de las personas que hay reunidas en la plaza ahora mismo siente como si la presidenta les estuviera hablando cara a cara y eso es lo que la hace tan popular.
De pie a su lado en el balcón presidencial la observo gesticular mientras la multitud la mira envelesado. No pierdo detalle de sus movimientos, de sus palabras, de sus acciones. Dentro de poco yo estaré en su lugar y será a mí a quien toda esa gente escuche y aclame. Augusta ya ha expresado su intención de retirarse y ahora mismo, me he asegurado de ello, yo soy el único candidato.
El discurso termina y la multitud aplaude con fervor mientras la presidenta sonríe satisfecha. Después ambos entramos de nuevo en la mansión. Ella no deja ni por un momento de sonreír mientras nos dirijimos a su despacho.
–Voy a echar de menos esto, coriolanus –Me confiesa con un deje de nostalgia en su voz.
–Nosotros también la echaremos de menos a usted –Contesto tanto porque es lo correcto decirlo como porque estoy convencido de ello.
Ella me dedica una mirada condescendiente.
–Te conozco bien, Coriolanus. Me dices que me echarás de menos, pero ya estás pensando en cómo te aclamará la gente cuando me vaya.
No me molesto en negarlo y ella asiente con la cabeza como para reafirmar sus palabras.
–¿Ha pensado ya en quién será su sucesor? –Pregunto al fin mientras abro la puerta de su despacho para que entre.
Ella se para un instante justo delante de mí para contestar mirándome a los ojos:
–¿Por qué me lo preguntas? ¿quieres asegurarte de que has eliminado a todos tus rivales?
No hay rastro de reproche en su mirada pero por sus palabras está claro que ella lo sabe. Lo sabe y no le desagrada. No contesto, en lugar de eso entro en el despacho detrás de ella y me siento en el sillón de en frente de su mesa, como es habitual. Ella continúa hablando.
–Has sido un buen secretario y sin duda comprendes la política de manera excepcional. No obstante, llegar al poder no es lo mismo que ostentarlo y no tengo ninguna prueba de que tú sepas hacer lo segundo.
Estoy a punto de protestar, pero ella me interrumpe con un gesto de su mano.
–Ser presidente es un privilegio, pero también un deber. Tienes el control sobre tantas vidas. . . Cuando tienes el poder eres como uno de esos antiguos dioses en los que nuestros antepasados creían. El resto de personas son solo mortales y tú puedes controlar sus destinos. Es algo muy satisfactorio, pero también es una gran responsabilidad. Debes mantenerte en el equilibrio, ser severo pero compasivo, generoso pero no demasiado y por encima de todo nunca puedes mostrar el menor signo de debilidad no importa cuáles sean las circunstancias ni la presión que lleves sobre tus hombros. ¿Entiendes esto, coriolanus?
Asiento con la cabeza, fascinado por todo lo que implican sus palabras.
–No voy a dejar Panem en manos de un inepto que no sepa gobernarlo. Así que si quieres ostentar mi puesto y ser mi sucesor, deberás demostrarme que eres capaz de hacerlo, que eres capaz de resistir a la presión y de controlar cualquier clase de situación.
–Estoy dispuesto a demostrárselo, señora.
No sé qué clase de prueba va a exigirme, pero no hay nada que no esté dispuesto a hacer para conseguir este puesto. Ser presidente ha sido mi meta desde hace mucho tiempo y he sacrificado mucho para llegar hasta donde estoy ahora. No me importa lo que deba hacer para alcanzar al fin mi objetivo.
–Bien, nuestro querido vigilante jefe, el señor Tarbeck, va a tomarse un año de descanso, así que necesitamos que alguien se encargue de los juegos durante el vasallaje. Tú lo harás, coriolanus. Lo harás y si lo haces bien, al final de los juegos anunciaré mi retirada y el puesto será tuyo.
–Así lo haré.
–Muy bien. Solo recuerda lo que te he dicho, tú eres quien tiene el poder, eres el dios que rige el destino de las vidas de esos chicos, , y de todo Panem si lo consigues. Bajo ningún concepto debes olvidarlo. Tú los manejas a ellos, jamás ellos deben manejarte a ti. ¿Lo has entendido?
Asiento, en verdad es un buen consejo y nunca se me ha escapado el valor de los juegos como arma política.
–Perfecto. Este año los distritos elegirán a sus tributos. Tal vez Panem también elija a su nuevo presidente.
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¡Hola!
Bienvenidos y bienvenidas a este syot del primer vasallaje de los 25. Estoy muy ilusionada con este proyecto así que espero vuestros tributos para que snow pueda torturarlos salvajemente, quiero decir, para que podamos tener unos felices juegos del hambre.
La mecánica será la habitual, el progreso de los tributos dependerá de los reviews dejados por sus autores y de la trama de la historia, pero además habrá ciertos bonus que ya iré comentando conforme pasen los capítulos. Este es un syot de un vasallaje, así que intentaré que sea algo diferente.
Para apuntaros solo tenéis que mandarme un pm con la ficha de vuestro tributo:
Ficha
Distrito:
Género:
Nombre:
Edad:
Razón por la que fue elegido/a:
Apariencia:
Personalidad:
Familia y amigos:
Historia (un poco sobre cómo es su vida y si queréis algunos hechos relevantes que le hayan ocurrido):
Reacción al ser cosechado/a:
Posible estrategia (si buscaría alianzas, si entraría en el baño de sangre, si representaría un papel, etc):
Otros datos (cualquier cosa que queráis añadir):
Espero que os animéis y que entre todos podamos lograr un buen fic que nos haga pasar buenos ratos.
