Esta es la segunda revisión del fanfic del mismo nombre. Trae mejorada la ortografía y algunos pequeños detalles que explican un poco mejor la historia; obviamente, esto último lo notará el lector que haya leído la versión preliminar. Es probable que el texto sufra cambios para mejorar ciertos aspectos narrativos. Espero sus comentarios.

Disclaimer: Por obvias razones, ningún personaje de pokemon me pertenece, aunque en este preciso momento esté violando los derechos de autor por utilizar sin permiso los dos personajes del anime.


Sus dedos rápidamente resbalaron por la metálica y pulida superficie del teclado numérico, recorriendo con agilidad los distintos botones que lo componía: Nueve. Seis. Seis. Cinco. Uno. Uno. No recordaba si ese último número era correcto. ¿O eran todos los demás?. No estaba seguro. No podía permitirse perder tiempo para recordar aquélla cifra. Lo que tenía que decir no podía esperar.

Era increíble que hubiera olvidado los números de teléfono, y a quienes pertenecían estos. Tenía buena memoria en recordar esos detalles, pero no podía hacerlo en ese preciso momento; suponía que el motivo de esos "lapsus" era causa del descontento e impaciencia, no podía saber cual de los dos el motivo real, que estaba padeciendo.

- Pip... Pip... Pip...

El tono indicaba que el número era correcto y existía, pero tenía la duda de saber si esta llamada aún la esperaba.

Los segundos siguientes se hicieron largos, inmensamente largos, y terriblemente angustiosos. Tenía que contarle todo lo que había sentido cuando ella desapareció.

- Pip... Pip... Pip...

¿ Por qué no contestaba? Tal vez no estaba en casa en ese momento o, si dios no lo quiera, tan sólo ignoraba la llamada. Desde hacía bastante tiempo sabía que ella lo había esperado; pero su infantil sueño de convertirse en el campeón de campeones había hecho retrasar el esperado momento.

- Pip... Pip... Pip...

Nada. Aún mantenía la última esperanza que contestara por el auricular y me respondiera con dulce voz: - " Ash. ¿Eres tú?. Sabía que no me olvidarías. Estoy feliz de que hayas decidido dar este pequeño paso". Reconocía sus errores cuando los cometía; ahora esperaba que ella hiciera lo mismo.

- Pip... Bienvenidos al buzón de voz de Misty, deje su mensaje tras esch... ¡Clic!

Colgó. No quería dejar un mensaje tan íntimo en un contestador o cualquier plataforma de grabación y, menos aún, que se pudiera escucharse indefinidas veces como un rayado y viejo disco de vinilo, cuyo contenido perdía la esencia original cuando se capturaba.

Quizás, pensó con cierta tristeza, había encontrado a su verdadero amor en esos meses de ignorancia que había vivido; estaría feliz con el elegido, disfrutando del placer que él no había sido capaz de proporcionarla.

Muchas veces la recordaría con melancolía por haber desaprovechado las oportunidades que ella le ofreció; otras, con cierta felicidad. De todos modos, nunca la olvidaría.

El entrenador miró con tristeza el teléfono; dejó caer unas copiosas lágrimas y , con un débil hilo de voz, dijo un tímido adiós. Tal vez este era la última despedida... tal vez...