Llevaba tiempo queriendo escribir algo de Marco y Barbablanca, y por fin tuve esta idea. ¿Os habéis dado cuenta de que en el manga, cuando Barbablanca da su última orden, Marco no parece sorprendido?


Padre e hijo

La tensión era casi palpable en el ambiente. Muchos piratas, no solo los miembros de la tripulación, estaban demasiado ansiosos para dormir, y en muchos casos haciendo un esfuerzo consciente para descansar aunque fuera unos minutos. Por una vez, nadie había recurrido al alcohol al no venir el sueño.

Estaba oscuro, no solo como resultado de ser de noche, sino también por estar en el fondo del mar. Mirando hacia arriba solo se veían corrientes moviéndose lentamente, a veces interrumpidas por la apenas discernible forma de un Rey del Mar que no se atrevía a acercarse a sus barcos. La luna y las estrellas, al igual que el sol, no se habían visto desde que se sumergieron días atrás para cruzar Isla Gyojin, y seguiría así hasta que llegasen a Marineford al día siguiente.

Marco el Fénix, comandante de la primera división de los piratas de Barbablanca, había esperado hasta que sintió que las enfermeras se iban a la cama después de ayudar a acomodarse al capitán para la noche antes de dejar su camarote e ir al de su padre..

-Entra, Marco –llegó la voz de Barbablanca antes siquiera de que pudiese alzar la mano para llamar a la puerta.

Marco empujó la puerta para abrirla, dejando que se cerrase sola una vez estuvo dentro, y fue a sentarse en uno de los múltiples cajones que en el pasado habían contenido botellas de sake y ahora estaban esparcidos por el suelo, sirviendo de improvisados asientos a cualquiera que viniese aquí.

-¿Qué pasa, hijo? –Preguntó Barbablanca cuando el comandante no había hablado en varios minutos.

Dándose cuenta de que no había ninguna forma cuidadosa de decir lo que tenía en mente, Marco decidió ir directo al grano.

-Oyaji, no tienes intención de salir vivo de esta batalla, ¿verdad?

El hombre más fuerte del mundo se tomó su tiempo en responder.

-No estoy planeando morir ni nada parecido, pero si las cosas llegan a ese punto entonces no, no lo haré.

Que ese era el resultado más probable se dejó sin decir, los dos hombres conscientes de ello ya.

Un largo silencio se instaló entre ellos.

Marco no intentó hacer cambiar de opinión a su padre y capitán. Independientemente de cuánto doliese solo pensarlo, sabía que el hombre quería demasiado a sus hijos como para tomar aquella decisión a no ser que de verdad no hubiese otra alternativa, y Marco no quería, no podía, ponérselo aún más difícil.

Tras largos minutos, Marco habló de nuevo.

-Hey, Oyaji, ¿puedo quedarme aquí? No puedo dormir.

Barbablanca se rio.

-¿No eres un poco mayor para eso? –Marco sonrió-. Vale, pero solo esta noche.


¿Qué os ha parecido? :)