Nota de rigor: Personajes y conceptos no son míos y no gano nada con ellos.
Pues sí… heme aquí con otra historia de Saint Seiya, esta vez inspirada en lo macabro…
Esta historia es la primera de una serie titulada: Leyendas Urbanas del Santuario, donde pretendo narrar ciertos eventos de terror que hacen que nuestros amados caballeritos se lleven más de un sobresalto (y uno que otro susto)
Siempre me ha llamado la atención que en un lugar como el Santuario no haya historias macabras… es decir, el lugar tiene escrito con letras mayúsculas: Leyenda Urbana. Porque, con toda la historia que tiene, es el lugar ideal para alguna que otra experiencia de terror ¿no creen?
Así que, en general aquí se muestra una recopilación de diferentes historias, independientes entre sí (aunque habrá veces que una situación haga alusión a algún suceso ya narrado en una de ellas) en diferentes momentos después de la Guerra de Hades, pero no en orden cronológico.
Aunque no por esto voy a abandonar mis otras historias.
Ahora bien, lo de siempre: Ninguna de mis historias es yaoi, pues aunque sí se menciona amistad cercana, solo es eso, amistad. Quien quiera darle otra connotación, pues ya será por su cuenta.
Otra cuestión, cualquier "detalle" que no coincida con el canon o con el clima y geografía griega, es licencia artística, esa fascinante libertad de los escritores ;) así que ya saben.
Y ¡dejen comentarios! Con menos de tres minutos de su tiempo, pueden generar energía que ayude a que los caballeritos de esta historia no mueran de inanición.
Esta historia es Post –Hades y se enfoca en los caballeros dorados + Kanon y Shion (para variar :D )
Así que… sin más, empecemos con la historia…
Leyendas Urbanas
Por Vaire
Historia I: Las Sombras del Pozo
El Verano estaba en su apogeo en el Santuario de Atena, por lo que el calor que ahí reinaba era tan intenso como en si el Sol estuviera más cerca de Grecia que en otros lugares. A veces llovía y refrescaba el ambiente, pero había ocasiones en las que podían pasar días sin que una sola gota honrara con su presencia a los poderosos habitantes de tan mítico lugar.
Por ello, tanto los aprendices, como los caballeros de bronce, plata y hasta algunos de los dorados aprovechaban cualquier oportunidad para refrescarse con el agua de diversos pozos y bebederos que se encontraban colocados aquí y allá por todo el Santuario.
Incluso las koree se acercaban en grupos de tres o más para que, mientras una bebía las otras montaban guardia para evitar que ningún caballero pudiera ver su rostro.
Esta historia comienza una tarde de Agosto, cuando un caballero de plata sediento se acercó a beber en un pozo bastante alejado del complejo central del Santuario, hacia el este.
Ptolemy de Saggita había estado supervisando el entrenamiento del último grupo de soldados que se habían integrado recientemente al Santuario. Como ese nuevo grupo se incorporaría a la estación este, el Caballero Dorado de Leo había ordenado que su primer entrenamiento fuera en esa dirección, para que se fueran familiarizando con los alrededores que algún día llegarían a patrullar.
Así que hacia allá había ido Ptolemy. Había pasado toda la mañana y la mayor parte de la tarde supervisando el avance semanal de los diez recién llegados y ahora que la tarde estaba cediendo paso poco a poco a la noche, el caballero de Saggita regresaba al cuartel de los caballeros de plata, junto del cual estaba el edificio donde se encontraban las habitaciones de estos caballeros.
Pero era uno de esos días en los que no había llovido durante más de 72 horas y el ambiente estaba cálido y seco, por lo que decidió buscar algún bebedero o pozo para tomar agua y enfriarse. Mucho mejor si podía encontrar también un árbol que proporcionara una descanso fresco donde pudiera sentarse por un momento.
El primer bebedero que encontró estaba repleto de aprendices, pues al menos cinco niños se agrupaban alrededor de este para beber agua de manera ávida. Así que el caballero de plata decidió alejarse un poco más de la ruta principal, no queriendo tener contacto con los niños.
Adentrándose un poco más, vio que había un pozo justo debajo de dos grandes y frondosos árboles, pero no había caminado ni tres pasos hacia allí cuando vio que dos personas estaban ahí, dos koree para ser exactos, una con melena pelirroja y ¡por todas las constelaciones del cielo, la otra era Shaina!
Como el instinto de supervivencia del caballero de Saggita había mejorado considerablemente en esa segunda oportunidad que su diosa le había dado junto con sus demás compañeros de Orden, Ptolemy rápidamente cambió de dirección (muy lejos de Shaina), cada vez internándose más y más en las partes desoladas del Santuario.
Así llegó a un lugar que se veía bastante abandonado, pero que por suerte sí contaba con un pozo en la esquina entre dos edificios medio derrumbados, lo cual no sorprendió a Ptolemy, pues el Santuario era un lugar inmenso y su completa reconstrucción tardaría algún tiempo.
Así que Saggita se dirigió despreocupado al pozo, tiró la cubeta que estaba amarrada a la soga y escuchó complacido el sonido de la madera al chocar con el agua, para luego izar la cubeta ya cargada con el precioso líquido.
Dio un sorbo, luego otro y otro, pero pronto su descanso se vio interrumpido por un movimiento que percibió por el rabillo del ojo. Frunciendo el entrecejo, molesto por haber sido interrumpido, llamó a gritos al intruso para que se dejara ver.
Pero sólo el silencio le contestó.
Pensando irritado que lo más probable era que se tratara de un aprendiz desorientado, siguió bebiendo, pero pronto volvió a percibir el movimiento por el rabillo del ojo.
Para entonces, la noche ya había dejado caer su manto de oscuridad, y las estrellas y la Luna Menguante proporcionaban una tenue luz.
Ptolemy nuevamente repitió el llamado, pero nuevamente el silencio le respondió.
Restándole importancia, el caballero de plata terminó de beber y se quitó el casco de su armadura para mojar su cabeza con lo que quedaba de agua.
Pero entonces escucho un suave tap, tap, tap en la misma dirección en la que había visto el movimiento anteriormente.
Ahora estaba extrañado. ¿Qué podía ser aquello?
Un sentimiento de inquietud se apoderó de él y comenzó a aumentar a cada momento, pues el sonido parecía acercase cada vez más y más a él, y aún así el caballero seguía sin ver nada.
De pronto, el sonido cambió y Saggita pudo escuchar una serie de perturbadores jadeos ¡provenientes de su lado derecho!
Sin pensarlo dos veces, el caballero de plata corrió lejos de ese lugar, con casco en mano. Su horror creció cuando pasó por el lugar donde había visto a Ophidius y Aquila y lo encontró vacío. Las koree se habían ido y él se había quedado solo.
Aunque, tal vez, no completamente solo.
Una vez más, Ptolemy pudo apreciar movimiento por el rabillo del ojo, pero cuando dirigía su completa atención a ese lugar, no encontraba nada.
Los jadeos comenzaron otra vez.
Nuevamente, Saggita corrió hacia donde sabía se encontraba el camino principal, pero una vez que llegó a él, no se detuvo. Siguió corriendo en dirección hacia el edificio de los caballeros de plata sin mirar hacia atrás.
Y tanta era su ansiedad por alejarse de ese lugar que no vio a tres de sus superiores que estaban en el camino y que sólo pudieron mirar sorprendidos al caballero de plata que corría como si la vida se le fuera en ello.
El Caballero de Sagitario y los dos guardianes de Géminis se habían encontrado cuando los tres, por separado, se dirigían rumbo a las Doce Casas después de haber atendido sus obligaciones. Y debido a que ese día ninguno había tenido que actuar de manera oficial, los tres llevaban ropa ligera que les permitiera estar más cómodos.
No habían terminado de saludarse, cuando un nervioso caballero de plata pasó corriendo junto a ellos, y tal era su prisa que ni siquiera se percató de la presencia de los dorados, a quienes con o sin armadura, según el protocolo tenía que saludar respetuosamente con al menos una inclinación de cabeza.
"¿Y a ese qué le pasa?" preguntó Aioros desconcertado.
Saga movió la cabeza desaprobadoramente, mientras que Kanon se cruzaba de brazos.
"Probablemente se encontró con la criatura de pozo" dijo el menor de los gemelos, con sus facciones siempre serias, pero con un brillo curioso en sus ojos.
"¿La qué?" Preguntó Aioros confundido
"Kanon, no otra vez" dijo Saga pacientemente.
"No, espera ¿la qué?" volvió a preguntar el castaño.
"La criatura del pozo" repitió Kanon, mirando a su hermano.
"Ahora sí me perdiste" dijo Sagitario frunciendo el entrecejo.
"En este lugar, y me refiero a todo el Santuario" comenzó el menor de los gemelos "Existen lugares donde suceden cosas extrañas. Uno de esos lugares se encuentra no muy lejos de aquí" Kanon hizo un ademán con su mano que abarcó vagamente la parte sureste del camino donde estaban.
"A Kanon siempre le han atraído las historias inquietantes" dijo Saga cuando vio que la confusión de Aioros no disminuía. "Y siempre está atento cuando alguien cuenta alguna, especialmente si tiene que ver con el Santuario o Rodorio"
"La criatura del pozo no es algo que simplemente escuché, hermano" se quejó Kanon, haciendo un muy sutil gestito con su nariz y boca que claramente mostraba una indignación infantil.
"Kanon…"
"Gemelos" interrumpió Aioros "Por favor, yo no entiendo frases a la mitad. ¿Serían tan amables de contarme lo que sucede con esta… criatura del pozo, con frases completas y en secuencia lógica?"
"Lo siento" dijeron Saga y Kanon sin querer al unísono, para luego mirarse sorprendidos. Ambos se sonrieron mutuamente.
"La criatura del pozo es una leyenda urbana del Santuario, aunque no se le llama así." empezó Kanon "Por varias décadas han circulado historias acerca de que algo ronda por un pozo que se encuentra en una esquina entre dos edificios en una parte bastante alejada del camino central; sin embargo, nunca nadie ha podido saber qué es, ya que nunca nadie ha visto nada concreto.
Algunos dicen que si te encuentras ahí al caer la noche, puedes ver movimientos por el rabillo del ojo, aunque nunca puedes ver nada de frente. Otros aseguran que si guardas silencio, escucharás sonidos extraños, como pisadas y jadeos que cada vez se acercan más y más a ti.
Otro rumor es que si vas a ese lugar por la mañana, veras sombras que se mueven en tu dirección, aunque sea mediodía, o bien sentirás como si alguien te tomara de la mano, aunque nadie esté junto a ti.
Ahora bien, la mayoría de las personas que tienen esas experiencias son aprendices que por lo general mueren pronto. Los que sí consiguen su armadura, pronto se olvidan de eso, teniendo otras cosas en mente"
"Eso es tenebroso" dijo Aioros sorprendido, con sus verdes ojos más abiertos de lo usual "Pero ¿por qué dices qué no son sólo historias? ¿No me digas que tú te encontraste con eso?"
Los gemelos suspiraron al mismo tiempo. Saga desvió la mirada hacia el suelo y Kanon cerró los ojos. Aioros lamentó haber preguntado, pues era claro que algo tenía que ver con el pasado de los hermanos , el cual aún resultaba doloroso para ambos. Pero si querían salir adelante, debían enfrentarlo, así que el caballero de Sagitario esperó pacientemente a que alguno de los dos hablara.
"Fue cuando éramos aprendices aún" fue Kanon quien finalmente rompió el silencio, su voz era más suave de lo usual "Saga estaba practicando con nuestro maestro , mientras yo… debía… pasar inadvertido. Por ello buscaba los lugares alejados y solitarios, donde nadie… pudiera verme"
Inconscientemente, los gemelos se acercaron buscando la presencia física el uno del otro, sin que ninguno pareciera notarlo.
"En ese entonces, nunca había escuchado nada al respecto de ese pozo" siguió el rubio "y era un día como hoy, extremadamente cálido y seco. Cuando lo descubrí, pensé que había dado con un gran hallazgo, pues el lugar realmente parecía abandonado.
No pasó nada las primeras veces que estuve ahí, aunque pronto mi triunfo se convirtió en inquietud. Había algo extraño en el ambiente, algo que no era normal.
Una tarde que estaba bebiendo de ese pozo cuando aún había suficiente luz del sol, fue cuando la vi. Era una gran sombra, con una forma monstruosa que avanzaba entre las paredes de los dos edificios.
La primera reacción que tuve fue la de hacer arder mi cosmos para destruirla, pero… luego lo pensé mejor " miró a Saga, quien entendió que si su hermano no lo había hecho, era por temor a que Saga se enterara que se había expuesto a ser descubierto.
"Así que simplemente salí caminando de ahí convencido de no volver. El tiempo pasó, y… bueno, comencé a sentir curiosidad por esa extraña presencia, pero entonces… cuando quise… ya no pude volver. "
Saga y Aioros entendieron por qué. Cabo Sunión.
Un incómodo silencio se apoderó de los tres caballeros dorados, hasta que Sagitario decidió romper el lúgubre ánimo que se había apoderado de los gemelos.
"Ahora entiendo por qué la llamas de ese modo tan tierno" dijo el castaño y Kanon abrió los ojos como platos ante el adjetivo empleado por su compañero. Saga no pudo evitar reír.
"¿Tierno?" dijo incrédulo Kanon
"Pues sí, si eras sólo un niño…"
"¿Tierno?" repitió el menor de los gemelos, mientras Saga continuaba riéndose. Era un sonido tan poco común escuchar, que los otros dos lo disfrutaron mucho. "Nada en mí ha sido, es o será tierno, Sagitario. Además ¿qué tiene de tierna la historia que les acabo de contar?"
"Bueno, sí, la historia sí que es aterradora, pero en serio Kanon, no puedes ir por ahí diciendo eso de 'La criatura del pozo' "
"Es lo que yo le he dicho" dijo Saga, quien finalmente pudo dejar de reír.
"Digan lo que quieran, Caballeros, pero ahí hay algo y el atolondrado comportamiento de Saggita lo comprueba"
"Kanon, qué te hace pensar que ese caballero de plata no está simplemente desquiciado."
"No" Kanon negó con la cabeza "Shaka está desquiciado, Milo está desquiciado, tu hermano está desquiciado" dijo mirando a Aioros "Sagitta estaba perturbado"
"Si tu lo dices" dijo Aioros divertido, poniéndose en marcha nuevamente hacia las Doce Casas.
"Mañana vendré a investigar" dijo Kanon caminado junto con Saga, quien iba en medio de los otros dos.
"¿Solo?" preguntó Aioros
"No." El menor de los gemelos suspiró "Le pediré a Escorpio que me acompañe. Milo no me perdonaría si decido investigar algo así y no lo incluyo"
"Eso sí" dijo Sagitario encogiéndose de hombros.
Y los tres siguieron caminando, hablando de otras cosas menos macabras.
Continuará…
No olviden dejar algún comentario….
