Hola a todos! Se me ha ocurrido, mientras planeao como seguir con la historia La nueva profesora, hacer este corto Spinoff o como se le llame. Advertidos, será más fuerte que la historia original, por la temática que se irá dando. Clasificada M. Quedan advertidos.
Claire White y Neil Hielsen son de mi propiedad, el mundo en el que se desarrolla la historia no.
Espero que les guste.
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Acto 1.
Las múltiples voces, pasos y ruidos de personas en general hacían eco contra las paredes, volviendo ininteligibles las palabras de todas las conversaciones generadas por los centenares de personas que se desplazaban por el terminal internacional del aeropuerto Heathrow. Claire ya había pasado por el control de seguridad, y había tomado el bus para llegar a la puerta 18 del Terminal 5, y esperaba el vuelo 771 de la aerolínea British Airways. El vuelo que salía dentro de la próxima media hora y que la llevaría al aeropuerto de Stuttgart, en Alemania. Una vez ahí, cogería un coche e iría hacia una propiedad privada en medio de la región sudoeste de la Selva Negra. Y al día siguiente partiría en un viaje a través Austria, Eslovenia, Croacia, y Montenegro, hasta llegar a Albania.
Dumbledore se lo había encargado; era necesario que llegara hasta dicha nación, hasta determinado territorio dentro de ella, y recuperaran cierto objeto… una diadema. ¿Por qué la necesitaba Dumbledore? No habían ni siquiera intentado preguntárselo, solo habían aceptado. Habían… porque su compañero de viaje sería Neil Hielsen, quien ya se encontraba en su casa, dentro de su propiedad en la Selva Negra, habiéndose adelantado hasta ahí para preparar la estrategia.
La cosa era que no debían ser detectados, y debían estar preparados para cualquier cosa que pudieran encontrar en el camino. Y, además, era necesario que regresaran en tres días, antes de que su presencia ilegal dentro de la nación extranjera fuera detectada.
No habían pasado ni dos días desde que los estudiantes regresaran a casa para pasar las vacaciones de verano, y debido a que el regreso del Innombrable ya no era cuestionado, lo que comenzaría lentamente a generar temor en la población europea y aumentaría los ojos puestos en el Niño que Vivió, no había más miembros de la Orden disponibles para realizar aquel trabajo; Harry Potter debía ser protegido con todas las fuerzas de la Orden.
Además, gracias a una entrevista realizada a un trabajador del Ministerio; un metiche cuidadosamente elegido cerca del cual se reveló una información falsa concerniente a la batalla acontecida en el Departamento de Misterios antes del inicio del verano. El trabajador había revelado lo que había escuchado en los pasillos del Ministerio, al día siguiente de la batalla; Neil Hielsen, quien había estado trabajando en Hogwarts en esos instantes, había sido quien había alertado a los aurores y los profesores del colegio que Harry Potter y algunos de sus amigos se habían dirigido hacia el Ministerio.
Con eso, esperaban atraer la atención del Innombrable y de sus seguidores lejos de Severus Snape, quien incluso siendo parte de la Orden, trabajaba en secreto como espía para Dumbledore, dentro de las filas de Voldemort, con el pretexto de ser un espía para los Mortífagos. El problema; los ojos de Voldemort, si quería vengarse por haber arruinado su oportunidad de obtener la profecía del Departamento de Misterios y porque muchos de sus hombres habían sido capturados por eso, caerían sobre Neil. Así que unos días fuera del país serviría para protegerlo aunque fuera un tiempo corto.
Claire levantó la vista del libro que estaba leyendo cuando escuchó que llamaban a los pasajeros del vuelo que estaba a punto de abordar. Cerró el libro, lo guardó en su pequeña maleta con ruedas, que podría llevar a bordo, y se puso de pie para formarse en la fila de pasajeros que comenzaba a alargarse frente a la puerta de acceso a la manga.
Al llegar el turno de Claire para mostrar su boleto y pasaporte, antes de abordar, ella mostró sus documentos con total tranquilidad, y una leve sonrisa en el rostro. El vuelo duraría, supuestamente, un poco más de dos horas y media, y estaba programado para llegar al aeropuerto de Stuttgart a las siete cuarenta de la tarde. Llegar a la casa de Hielsen demoraría una hora en coche, más o menos. Neil le había ofrecido muchas maneras de llegar a su casa, pero Claire había insistido en ir por tierra, a la manera muggle, para poder conocer lo que más pudiera del país germano a su paso. De cualquier forma, su partida hacia Albania no estaba programada hasta el día siguiente, en un poco antes del mediodía.
Por un asunto de seguridad, y de pasar desapercibidos, se habían dispuesto una serie de Trasladores en distintos puntos de su camino hacia su destino. O así se suponía que sería. Todo dependía de que los contactos de Hielsen hubieran cumplido con lo solicitado. Claro, uno podía Aparecerse así, pero las agencias gubernamentales de los distintos países que deberían atravesar podían detectarlos al ingresar a su nación de aquella manera. Ir por tierra era demasiado lento, y junto a los aviones, requerían trámites muggles demasiado extensos como para que pudieran ajustarse a los tiempos requeridos por Dumbledore. Ya se enteraría de todo cuando se encontrara con Neil.
La asistente del aeropuerto que se encontraba realizando el control de abordaje le sonrió y le devolvió sus documentos.
- Disfrute su viaje.
- Gracias.
Claire guardó sus documentos en el bolso que llevaba cruzado sobre el pecho e ingresó en la manga hacia el avión, llevando su maleta a su lado. Una asistente de vuelo la recibió junto a la puerta de frontal del avión, que tenía las turbinas encendidas. La joven avanzó entre las filas de asientos, de tres a cada lado, hasta un poco antes de la mitad del vehículo, y localizó su asiento junto a una de las ventanillas.
Miró los maleteros sobre ella y, retrayendo el mango extensible de su maleta, quiso guardar su equipaje de mano. No pudo alcanzar la altura suficiente para hacerlo sin correr el riesgo de aplastar o tirar lo que ya había adentro.
- La ayudo. - le ofreció un hombre, con un marcado y fuerte acento, quien tomó la maleta de sus manos y la acomodó dentro del compartimiento, antes de cerrar la portezuela.
- Muchas gracias. - le dijo Claire, sonriéndole al hombre, de unos cuarenta años, que la había ayudado.
- De nada.
Y fue a sentarse en su lugar.
El despegue se realizó a la hora programada, y según el piloto las condiciones climáticas permitirían incluso una llegada anticipada a su destino.
El vuelo transcurrió sin complicaciones, y como se los había adelantado el piloto, llegaron a Stuttgart casi veinte minutos antes de lo programado. Gracias a haber empacado ligero, Claire fue capaz de dirigirse hacia la salida del moderno aeropuerto sin tener que esperar por su equipaje, y apenas salió al sector común comenzó a buscar con la mirada a Neil, entre las decenas de personas que esperaban, charlando mayormente en alemán.
Lo encontró tras unos momentos; estaba vestido de muggle, con botas, jeans y una camiseta de cuello en V color negra bajo una cazadora. Al verse reconocido, Neil esbozó una sonrisa y levantó una mano, saludándola desde lejos. Claire se encaminó hacia él, pasando entremedio de los espectadores que esperaban por los demás pasajeros. Neil la recibió con un beso en la mejilla.
- ¿Tuviste un buen vuelo?
- Muy agradable. - aseguró la joven.
- ¿Tienes hambre? - preguntó Neil. - Podemos comer algo aquí arriba, antes de ir a mi casa.
Claire alzó las cejas, sorprendida con la invitación.
- Tengo un poco de hambre, la verdad.
Neil sonrió.
- Estupendo. Ven, hay un restaurant en el que preparan un Goulash magnífico. - dijo Neil, y sin más tomó la manilla de su maleta y comenzó a guiarla hacia los elevadores. - Yo invito, claro. Pero tienes que contarme en detalle cómo fueron las últimas horas de Umbridge en Hogwarts.
- ¿Debo entender que... vienes al aeropuerto a menudo? - preguntó Claire, curiosa del hecho que supiera los restaurants que había en el lugar.
- Claro. ¿Cómo más voy a viajar al Reino Unido y viceversa tan a menudo como lo hago?
- Ehmm... bueno... pensé que usarías Trasladores o algo...
No le preocupaba hablar abiertamente de esos temas porque la mayoría de los presentes eran muggles, hablantes de la lengua germana.
- Podría. Pero encuentro la genialidad de los aviones... algo inspiradora. - rectificó Neil. - Además, con Traslador no tienes a una linda mujer sirviéndote tragos mientras viajas.
Claire rodó los ojos.
- Hombres. - comentó. Neil rio.
Subieron al elevador y ascendieron hasta el tercer nivel. El hombre la dejó salir primero y comenzó a caminar a su lado, indicándole el lugar al que iban.
Llegaron a un restaurant que tenía las mesas acomodadas en el exterior del local. Dentro, la mayor parte del espacio parecía estar ocupado por la cocina y el bar. Había algunas personas ocupando algunas de las mesas, y varios meseros se paseaban entre ellas a la espera de indicaciones por parte de los clientes.
Un joven vestido con camisa blanca, pantalones de tela y zapatos negros les dedicó una respetuosa inclinación de cabeza para recibirlos.
Saludó a Neil, y pareció que definitivamente éste había ido más de una vez a aquel lugar, puesto que, aunque ella no entendía nada de lo que estaba diciendo, estuvo segura de que lo había llamado por su apellido. Neil le contestó en alemán, y señaló a Claire con la cabeza. El joven anfitrión miró a Claire y le sonrió; tenía unos brillantes ojos azules y un pelo rubio muy delgado.
- Bienvenida a Stuttgart. - saludó el anfitrión, en un inglés marcado.
- Gracias. - dijo Claire, sonriendo.
Y los llevó hacia una mesa para dos. El anfitrión acomodó la silla para que ella se sentara y luego se retiró, dejando a un mesero para atenderlos.
- ¿Te animas a probar el Goulash? - le preguntó Neil.
- De acuerdo.
- ¿Qué quieres beber?
- Agua mineral está bien.
Neil le hizo el pedido al mesero, en alemán, quien se retiró luego de anotar en una libreta. El joven miró a Claire, sentado frente a ella al otro lado de la mesa, y sonrió.
- ¿Y qué te parece? - preguntó.
- Que eres el Slytherin más raro que he conocido... - dijo Claire, como si nada. Y ambos comenzaron a reír.
- Si, supongo que estoy un poco fuera de la norma de mi antigua casa. - concedió Neil. - Aunque, si lo recuerdas bien, en un principio era como todos.
Vaya si lo recordaba. Altanero, egocéntrico, molestoso, con esa ridícula ideología de la sangre pura; llegaba a ser algo siniestro, a veces. Lo que la llevó a preguntarse algo.
- ¿Cuándo cambiaste?
Neil hizo memoria.
- En mi quinto año... comencé a preguntarme si lo que mi padre me había enseñado era lo correcto o no. O si lo que yo quería, en realidad.
- ¿A qué te refieres?
- Verás, de pequeño se me dijo que mantener limpia la sangre de los magos era un deber, porque así la sangre mágica se conservaría fuerte. También se me dijo que los nacidos de muggles y los mismos muggles eran escoria y, bueno un montón de payasadas más. Y siendo niño pues, adopté las ideas de mi padre. - explicó Neil; Claire asentía. - Y claro, luego entré a Hogwarts y como ya sabes fui un estudiante extraordinario, modestia aparte.
Claire rodó los ojos, pero sonriente.
- Como se esperaba de mí, un sangre pura. Pero los otros puros no eran tan... bueno, había de todo. Y después apareciste tú.
Claire alzó las cejas, sorprendida.
- Creo que nunca te lo dije, ¿no? - se preguntó Neil. - Me llamó mucho la atención que una hija de muggles resultara tan... sobresaliente.
La joven juntó las cejas, fingiéndose molesta.
- Oh, ¿así que yo no era extraordinaria? - preguntó, esperando molestarlo un poco.
- Llegaste a serlo muy rápido, según yo. Bueno, siempre lo fuiste, pero mi orgullo en esa época no me permitía reconocerlo.
La honestidad de su respuesta la tomó por sorpresa, y tuvo suerte de que el mesero llegara en ese momento a servir sus bebidas, distrayendo a Neil para que no viera el sonrojo que ella sentía que se estaba proyectando en su rostro. Por suerte alcanzó a recuperarse rápidamente, antes de que él siguiera hablando.
- Luego empecé a notar a otros; mestizos y nacidos de muggles, que eran más habilidosos que muchos de mis compañeros que presumían ser puros. - se encogió de hombros. - Y solo me decidí a forjar mi propia opinión. Es parte de llegar a ser adultos, ¿no?
Claire asintió una sola vez, y bebió un poco de agua de su copa.
- Bueno, cuéntame. - dijo Neil, y se inclinó un poco hacia delante. - ¿Qué pasó con Umbridge?
Claire sonrió, divertida al recordarlo.
- Bueno, para tu decepción, si logró salir del Bosque.
Neil suspiró dramáticamente.
- Oh, la desgracia.
Claire reprimió una risa.
- Dumbledore la sacó. Nadie sabe cómo lo hizo; los centauros la tenían secuestrada. - continuó la mujer. - Después estuvo casi una semana tendida en la cama en la enfermería, sin decir una sola palabra ni moverse. Aunque se alteraba por completo cuando escuchaba cualquier cosa que pudiera ser indicio de la cercanía de un centauro. Madam Pomfrey tenía que alejar a los estudiantes que se acercaban a las puertas de la enfermería haciendo ruidos de cascos, aunque solo salía luego de los algunos minutos.
Neil la miraba con una sonrisa ladeada.
- Y como me lo había imaginado, la noche antes del final de curso, durante el banquete, Umbridge intentó escabullirse sin ser vista pero se topó con Peeves en su camino. La g-golpeó con un b-bastón y una funda de almohada llena de tiza durante to-todo el trayecto hasta la s-salida de los terrenos del colegio. - Claire había comenzado a tener problemas para hablar debido a la risa que amenazaba con salirle al recordar a la mujer corriendo a todo lo que sus cortas piernas podía darle, intentando huir del Poltergeist. Neil se estaba contagiando con la risa, y así sonriente como estaba Claire notó lo mucho que seguía pareciéndose al chico con el que competía en el colegio.
- Que mala suerte toparte con Peeves de esa manera. - comentó el joven.
- Que mala suerte ni que mala suerte; yo le dije a Peeves que la esperara cerca de la salida. - confesó Claire, con una expresión cargada de malicia.
Neil la observó unos segundos, como si no creyera lo que acababa de oír.
- ¿Qué clase de Gryffindor eres tú? - dijo finalmente, riendo. - Y dices que yo soy un Slytherin raro...
Claire rio abiertamente.
- Se lo merecía, ¿o no?
- No puedo negarlo.
El mesero llegó con sus órdenes; dos grandes platos de unas masas hervidas, del tamaño de unas zanahorias bebés, bañadas en una salsa de carne oscura, con trozos de carne desmenuzada. El aroma era muy atractivo.
- Huele muy bien. - comentó Claire.
- Y sabe mejor. - aseguró él, y picó una de las masitas y se la mostró. - Esto es un Spätzle, un acompañamiento típico. También se puede comer con puré de manzana. Y el Goulash es en realidad esta salsa espesa.
Untó el Spätzle en la salsa, que se impregnó con trozos de carne, y le acercó el tenedor para que lo probara. Claire lo miró a los ojos y terminó aceptando el bocado. Un sabor muy especial le llenó el paladar; era una mezcla de condimentos muy específica, y sabrosa. Los trozos de carne prácticamente se disolvían en la boca, y la textura de la masa era perfecta.
Cuando se fijó en la mirada de Neil, notó que éste la observaba con una sonrisa ladina en los labios.
- Te dije que es magnífico.
Claire asintió, sin poder refutar absolutamente nada al respecto. Levantó su propio tenedor y comenzó a comer de su plato, disfrutando cada bocado que daba. Aquella atmósfera era sumamente agradable, y relajante. Cuando iban en el colegio, nunca hubiera imaginado que sería posible pasar el rato de aquella manera con Neil Hielsen, y eso que le gustaba, ni siquiera se le había cruzado por la cabeza dicha posibilidad cuando trabajaban juntos en Hogwarts. Para ella, Neil estaba demostrando ser no sólo un duelista experto, un hombre brillante y muy guapo, sino que además un joven maduro y muy divertido.
Y mientras terminaba de comer, entre broma y broma, pensó en lo agradable que hubiera podido ser seguir pasándola así de bien. Pero no estaba ahí para divertirse, no. Tenían una misión que cumplir.
