Los personajes no me pertenecen, son obra de Hiroiko Araki.
Esta historia se desarrolla en uno de los universos posteriores a Eyes of Heaven y con algunos personajes principales descendientes de los Joestar.
Sin más que decir, espero que disfruten la historia.
Verano 2012
JOTARO POV
Cinco años han pasado desde la última vez que vi a Jolyne. Pareciese que fue ayer cuando se marchó de casa para irse tras sus metas. No pude retenerla, joven e impetuosa, creo que necesitaba liberarse un poco del yugo paterno.
Estoy tranquilo, porque tanto Josuke como la fundación estuvieron al tanto de su seguridad. Me intriga verla de nuevo, ¿tendrá la misma confianza para contarme sobre sí misma como antes? Sé que Josuke se ha ganado un lugar que va a ser imposible ocupar ahora, más aun, por la presencia de Giorno.
Giorno Giovanna, el parece la raíz del desapego con mi familia, volviéndose íntimo con Jolyne y para colmo, mejor amigo de Josuke.
Trato de relajarme. No, cuento los minutos para que Jolyne este de vuelta en su hogar.
Estoy en el estudio de la mansión de Nueva York. Me cuesta un poco de trabajo reconocer que mis gustos se han vuelto más sofisticados. Si le dijese a mi yo de 17 años que adquiría un gusto por el té en lugar de la cerveza, no lo creería.
Cinco años... Nuevamente las cifras vuelven a mi mente. Me causa un poco de pesar que a mis 42 años aun trate de sentirme como un joven. Mi vestimenta ya delata la llamada crisis de la edad. No obstante, creo que me conservo muy bien para mis años. Aún tengo mi tono muscular. Observo mi reflejo en el gran espejo circular del estudio durante un instante. Me quito la gorra. Yare yare, ya comienzan a salir algunos signos de la edad. Algunas cuantas líneas faciales y canas. Me pregunto si Jolyne creerá que me veo bien o pensará que soy un viejo anticuado.
Me dirijo a la ventana. ¿Porque estoy tan nervioso? "Solo es Jolyne", me digo a mi mismo, "solo es tu hija". Me impresiona mucho el hecho de que dejé de referirme a ella como mi hija. Observo el reloj de pared. Recuerdo ese reloj. Es el ultimo regalo que me dio mi abuelo.
El abuelo... Él nunca se enteró del estilo de vida que llevamos Josuke y yo. Solo comentamos entre la familia y su madre que viviríamos cerca el uno del otro. Pero la verdad solo la conocían Jolyne y Giorno.
Nuevamente me pierdo en mis pensamientos. Me intriga de sobremanera lo que pudiese pasar entre esos dos. Josuke me comentó que me estuviese tranquilo. Nada pasaba ahí, al menos no algo del todo serio. Pero yo la conozco de toda su vida, presiento algo.
Tocan a la puerta del estudio.
– Señor, con permiso. Ha llegado el señor Josuke. Se encuentra abajo con el equipaje – dice el ama de llaves.
– Gracias. ¿Y Jo... – corrijo –¿Y mi hija?
– La señorita solo dejo su equipaje y salió con el joven Giorno. ¿Se le ofrece alguna otra cosa, señor?
– Gracias puedes retirarte – Fantástico. Jolyne está con Giorno en quién sabe dónde.
Salgo del estudio, recorro el pasillo y bajo por las escaleras. Diviso a Josuke entre la pila de maletas.
– Josuke, ¿dónde está mi hija?
– Hola Jotaro, si tuvimos un buen vuelo, gracias por preguntar – contesta con ironía.
– ¿Dónde está mi hija? – insisto nuevamente.
– Tu hija... Olvidaste que era tu hija hace unos años, olvidaste que era tu hija y aseveraste no querer verla e incluso no asististe al funeral de MI PADRE por no querer verla a ella y a Giorno – me contesta indignado. Permanezco completamente callado, tiene razón, me había comportado como un reverendo patán. – Jolyne esta con Giorno salieron a la ciudad, a cenar... No te preocupes llevan seguridad por parte de la fundación – Josuke se percata de mi incomodidad, tantos años juntos han logrado que me conozca a la perfección – Jotaro, tu hija ya es una mujer. Ella elige con quien hacer su vida. Así como nosotros. Ella a pesar de ser una niña, fue muy madura referente a lo nuestro.
Josuke me mira con un deje de preocupación. Estira su mano y me ofrece una fotografía. Éramos nosotros tres y Giorno el año que lo conocimos
– Esta otra es de ayer – me ofrece la segunda fotografía. Parecía como si el tiempo no hubiese pasado en Josuke, Giorno sólo tenía rasgos de madurez. Jolyne... Jolyne estaba como la recuerdo aquella vez... Aquella vez de las anomalías temporales, buscando las piezas del cadáver sagrado. La recuerdo. El como solía contestar, su osadía, altanería, rudeza... ¿Sera igual incluso en esta realidad? Su aspecto es casi el mismo, exceptuando el tatuaje y parte de su peinado suelto...Tuve una erección. Devolví la foto a Josuke antes de que se diese cuenta.
– Disculpa, estaré en el estudio. Pide al servicio que me informen en cuanto llegué Jolyne – salí casi huyendo del lugar.
– Jotaro. Tenemos una conversación pendiente – débilmente escuchaba a lo lejos la voz de Josuke.
Regreso al estudio. ¿Qué mierda me está pasando? Tener este tipo de pensamientos con mi hija. Trato de tranquilizarme, y sincerarme al respecto, he de admitir que cuando fui joven sentí un deje de excitación y atracción sexual por esa mujer, una mujer un tanto imponente. Una mujer que, podía ver a través de mi como hombre y que no hacia un escándalo referente a ello. Maldición, eso va de mal en peor.
Controlo mi respiración. Observo el reloj, seis y cuarto. Calculo mentalmente el tiempo de llegada de Jolyne. Debía hablar con ella.
Trato de ocupar mi mente en el trabajo, empiezo a tomar carpetas para revisar, solo leo las portadas de algunas: "Ungalo", "Donatello Versus", "Rykiei", son algunos nombres que logro leer. Justo cuando dispongo para indagar su contenido se escucha la puerta. ¿será que Jolyne regreso antes? Es imposible, tan solo el viaje de la ciudad a la mansión es de mínimo dos horas.
– Disculpa que te interrumpa Jotaro – era Josuke – al parecer tengo una desviación de fondos mal versados de la compañía inmobiliaria.
– Llamare mañana temprano a los contadores, abogados y auditores para que revisen esos movimientos – suelto las palabras pausadas pero concisas – si me disculpas necesito revisar estos informes – miento vilmente.
– Gracias. Mantenme al tanto de la situación por favor – sale, cierra la puerta, pero regresa solo mostrando la cabeza – Jotaro….
– ¿Si? – contesto sin la más mínima intención de prestarle atención.
– Disculpa te dejo trabajar – por fin cierra la puerta y se marcha. De verdad trato de concentrarme en el trabajo, pero realmente no puedo.
Volteo a ver la réplica de El Jardín de las Delicias de Bosco que tengo en mi estudio, al adquirir la pieza siempre tuve presente la frase que una vez me dijo el abuelo: "Recuerda que por una mujer echaron a Adán del paraíso… Mientras que la anterior ya se había ido". Sigo sin comprender el contexto de sus palabras
¿Hacia cuanto que era pareja de Josuke? Parece que hace poco cumplimos 10 años, no tengo mucha presencia para las fechas, soy muy distraído, por ello siempre anoto cosas importantes en un diario.
Diez años, diez años se dice fácil. En los cuales lo tuve incondicionalmente mientras Jolyne fue nuestro imán, nuestro motivo para seguir adelante juntos. De Josuke me atrajo su energía y vitalidad, esa magia que solo los jóvenes poseen, que trasmiten e irradian. Si bien, Josuke siempre fue un hombre interesado, su nobleza lo compensaba con creses.
Doce años atrás, comenzó nuestro pequeño juego, juego en el que me dejé por completo caer y arrastre a Josuke al más oscuro de los pecados. ¿Fue la soledad la que me obligo a hacerlo, amor, excitación o el compromiso? Aun confundo un poco todo este mar de sentimientos. Más aun con ese primer beso, que nos dimos en una habitación contigua a la que mi pequeña hija se encontraba dormida.
Y qué decir del sexo, el sexo con Josuke siempre fue nuevo y diferente en cada ocasión, dado que justamente después de terminar nuestros cuerpos ya se extrañaban. Josuke siempre fue tan dulce e inocente, eso obligaba a mis más bajos instintos a profanarlo de maneras inconmensurables.
Más, sin embargo, todo cambio. Todo cambio cuando Jolyne pidió irse de casa. Josuke siempre apoyaba ese instinto aventurero de Jolyne, era su confidente, camarada y le secundaba sus estupideces. Eso me irritaba, me irritaba de sobremanera que ellos tuvieran esa confidencialidad, dejándome a veces de lado.
Quise vengarme de Josuke, pero cabe también mi propia tumba, nuestra vida sexual se redujo a lo mínimo durante el primer año de ausencia. Después solo nos limitábamos a felaciones ocasionales.
Las cosas empeoraron cuando murió el abuelo Joseph. Josuke no lo entendió. Atribuyó mi ausencia a la molestia de la presencia de Jolyne con Giorno en la ceremonia. No entendía que yo debía llevar a cabo mi propio duelo y aislarme un poco de todos y todo.
Eso culmino la relación de pareja, ahora solo compartíamos una cama durante las noches, cada uno observando polos opuestos de la pared. En ocasiones ni eso, Josuke solía dormir en la habitación continua, la cual solo nos dividía una puerta, y, a la mañana siguiente actuar como si nada hubiese pasado.
Escucho un ruido. Me despierto. No me di cuenta en que momento me quedé dormido.
– Señor, con permiso, disculpe la hora. Ha llegado la señorita. Se encuentra en los jardines con el joven Giorno – dice el ama de llaves.
– Gracias – me estire un poco en la silla – Disculpe, ¿qué hora es?
– Son las cinco de la madrugada señor, la señorita esta justo ahora con el joven Giorno en el kiosko del jardín– menciona.
– Puedes retirarte y ¿podría decirle al resto del servicio que se tomen el día de hoy y mañana, por favor? Muchas Gracias – trataba de suavizar mi tono, de tal manera que mi voz no trasmitiera ira.
El ama de llaves cierra la puerta. Cuento hasta diez para tranquilizarme. Espero a que el ama de llaves no se percate de mi premura por literalmente, casi querer salir volando al kiosko a ver a Jolyne.
Me oculto en las sombras, cual vil ladrón se tratase. Mierda, es mi casa no debería de estar actuando de esta manera. Los observo a lo lejos, solo están bailando… ¡No!, ¡esto no puede ser! Giorno Giovana está besando desenfrenadamente a mi hija, y ella no opone resistencia.
El radio de distancia en el que me encuentro no me permite utilizar a Star Platinum. Corro hacia ellos, el radio de The World puede ser utilizado.
– ¡Star Platinum! ¡The World! – grito.
5 segundos: me acerco cada vez más a ellos, 4 segundos: me encuentro a dos metros de ellos, 3 segundos: me encuentro a un metro de ellos, 2 segundos: tomo a Giorno por la espalda y lo separo de Jolyne, 1 segundo: le doy un derechazo con Star Platinum a Giorno. Se reanuda el tiempo.
A pesar de la oscuridad, observe el estupor de Jolyne
– Lárgate de mi casa – escupo furioso – lárgate ahora.
– Jotaro, por favor, déjame explicarte – no había nada que explicar todo estaba más que claro, su falta de respeto me sulfura aún más.
– Para ti soy el señor Kujo. Lárgate ahora, antes de que haga algo de lo cual vaya a arrepentirme después – Jolyne me toma fuertemente por el brazo, fue mi conexión con la cordura.
– Papá, detente por favor – Hago caso de lo que me dice, ella siempre fue mi bálsamo de propiedad y prudencia, sin embargo, me encuentro encolerizado.
– ¿Qué me detenga? Iba a faltarte al respeto justo aquí en el jardín.
Me retire un par de metros y les permito cruzar unas cuantas palabras antes de que Giorno se largase.
Tomo de la mano a Jolyne, la llevo dentro. No nos dirigimos ni una palabra ni una mirada. Nos encerramos en el estudio. Y por fin pude verla después de cinco años que nos distanciamos. Nos observamos largo rato el uno al otro.
La tenia por fin, ante mí. Mi hija. Y todo en ella me causo un remolino de emociones al querer verla como aquella mujer de hace veinticinco años. Lo sé, no es ella, mi Jolyne es diferente a esa versión alterna. Ella viste un vestido blanco corto de manga larga, con terminaciones estampadas florales, acompañado de unas zapatillas rojas, su característico peinado y un maquillaje discreto.
Pero por lo mucho o poco que me platicaba Josuke, Jolyne es muy similar a su versión alterna, solo que más grácil y con presencia de una dama de sociedad. Ella también me mira, y me reprendo internamente el prensar así de mi propia hija. Todos estos pensamientos me provocan incomodidad, solo me encojo de hombros y oculto la mirada en mi gorra.
– Solo voy a pedirte que te des a respetar y respetes esta casa – digo después de la larga pausa.
– Nunca he propiciado algo que pudiese interpretarse de esa forma – me reta – aun soy virgen.
Desconozco los verdaderos motivos por los cuales esa frase me causo alivio y felicidad. Josuke entra intempestivamente.
– ¿Sucede algo? Escuché ruido en el jardín y después solo vi a Giorno marcharse sangrando de la nariz – me encuentro totalmente serio, mi mandíbula se tensa.
– Nada de qué preocuparse, Josuke – interviene Jolyne – solo fue Jotaro comportándose como un padre sobreprotector ante su hija.
Josuke me lanza una mirada con total desaprobación, después de todo, Giorno es su mejor amigo, le devuelvo el gesto. Al parecer ella se encuentra cansada y hastiada, camina delante mío y Josuke para dirigirse a la puerta. Josuke la toma de la mano y la atrae para sí.
– ¿Pensabas irte sin despedirte de mí? – Jolyne esboza una risita picara y nerviosa, ¿qué está pasando? Josuke coloca su dedo índice bajo el mentón y su pulgar acaricia los labios de mi hija, estoy en shock. Ambos cierran los ojos y se besan superficialmente – Buenas noches, ragazza – Jolyne ríe divertida, me quedo de piedra.
– Buenas noches, Josuke – su sonrisa es radiante, natural y como si se tratase de una tragedia, cambia su expresión a una completa seriedad – Buenas noches, Jotaro – Ni siquiera se digna a mirarme. Ambos seguimos con la mirada a Jolyne hasta que cierra la puerta.
– ¿Qué mierda acaba de pasar? – pregunto indignado.
– ¿Te refieres al beso? Es un saludo, despedida propio de Italia… – continua, Josuke habla y habla, pero no lo escucho del todo, no puedo ni pensarlo ¿Cuántos años estuvieron realizando esa costumbre? – … así que poco a poco me acostumbre y…
No pude seguir escuchando, golpeo a Josuke en los mismos labios que por tantos años besé y que besaron al mismo tiempo a mi hija.
Josuke se quedó en shock, nunca en los años que vivimos juntos le había levantado la mano, salvo la primera vez cuando nos conocimos.
– Lo siento – digo sin más y salgo del estudio. Hoy también dormiremos separados.
Entro a mi pieza, no enciendo la luz, me siento en una de las sillas de la habitación. ¿Qué estaba pasado conmigo? Oculto mi rostro con mis manos, ocultando la vergüenza que ahora siento.
"Recuerda que por una mujer echaron a Adán del paraíso… Mientras que la anterior ya se había ido"
Ahora, después de tanto tiempo, entiendo el significado de esas palabras.
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Hasta aquí el primer capítulo, espero y lo hayan disfruto.
