Después de varios encuentros, problemas y situaciones en las que lo habían dejado sin aliento más de una vez, Ichigo Kurozaki, el shinigami sustituto que había nuevamente recuperado sus poderes se encontraba en la paz de su casa preparándose para dormir, el resto de su familia había ido de campamento, dejándolo a en la soledad de su casa.

Todo fue muy repentino, ya que después de su reencuentro con todo a lo que había renunciado cuando perdió sus poderes, su padre, al día siguiente del suceso, pidió a Karin y a Yuzu, que empacaran sus cosas y se despidieran de su hermano, justo antes de salir por la puerta, puso sus mano en su hombro y le dijo.

-Tomate un tiempo para respirar, seguro que hay muchas cosas que quieres preguntarle-

Dicho esto se despidió de su hijo y cerró la puerta tras de sí dejando a Ichigo solo. O eso es lo que uno pensaría.

Lanzo un largo y quejumbroso suspiro y se dirigió a la cocina, ahí mismo frente a sus ojos, estaba Rukia, comiendo los restos de pastel que Yuzu había hecho para celebrar su regreso, esta al percatarse de su presencia lo miro con sus enormes ojos amatistas ofreciéndole un pedazo de pastel.

-Esto esta delicioso! Definitivamente Yuzu ha mejorado en su cocina-

Ichigo comenzó a molestarse un poco, Rukia Kuchiki quien había estado fuera de su vida por un muy buen tiempo había aparecido de la nada saludándolo con una espada en pecho y una cálida patada de reencuentro, el que se había pasado todo ese tiempo, diciéndose a sí mismo que no la extrañaba en absoluto, que estaba bien con su vida normal, le molestaba un poco que esta pequeña shinigami, estuviese sentada en la mesa de la cocina de su casa, vistiendo ropas comunes, comiendo torta y hablándole como si nada hubiese ocurrido.

-Que sucede?- Le pregunto Rukia a Ichigo, el cual estaba recargado en la pared observándola con el ceño fruncido y los brazos cruzados.

Ichigo soltó un gruñido bajo en respuesta a su pregunta, y sin decir nada se sentó con ella observándola terminar su pastel, ella lo miro confundida.

Ichigo se sentó a su lado viéndola comer su pastel sin quitarle los ojos de enzima, Rukia lo ignoro, ya estaba acostumbrada. Ichigo comenzó a analizar los pequeños cambios en su fino rostro, tenía un aire más maduro, más calmado, su cabello lo había cortado en un corte que marcaba el contorno de su rostro en una manera que le parecía incómodamente tentadora, haciendo que sus grandes ojos se viesen inclusive más grandes de lo que ya eran.

-Que es lo que tiene mi cara que no paras de mirarme?- Pregunto Rukia sorprendiendo a Ichigo desprevenido.

Su rostro tomo un ligero color rosado, escondiendo su sonrojo con la palma de su mano, desvió la mirada.

N-Nada….es que estas…estas…diferente Respondió Ichigo sin mirarla, esta lo miro sorprendida y luego contuvo una risa.

-Hablas de mi cabello verdad, si lo he cortado, después de todo soy una vice capitana ahora, no puedo verme igual que antes-

Contesto Rukia orgullosa mientras se levantaba de la mesa con su plato en mano y lo ponía en el fregadero.

Ichigo la observo mientras lavaba sus trastos, realmente estaba muy cambiada, si ella no lo notaba, el si estaba más notorio, no había crecido un centímetro más, eso lo había notado pero, además de su cabello había algo en ella que estaba diferente, no era algo físico, era la sensación de su presencia. Pero no había ningún cambio extraño en su reiatsu, tal vez era porque no se había acostumbrado a volver a sentir la energía espiritual de las personas nuevamente.

Se levanto de la mesa y se ubico a lado de ella, como si fuese una presencia normal y nunca se hubiese ido, Ichigo y Rukia comenzaron una rutina que se había vuelto común en los días calmados antes de que hubiese perdido sus poderes. Mientras que Rukia lavaba los platos Ichigo los secaba, juntos, parados frente a la ventana de la cocina podían ver los rostros de cada uno en los reflejos de la ventana.

No se decían ni una sola palabra, solo estaba el sonido sincronizado del agua y el chirrido del los platos al ser secados.

Ahí fue cuando Rukia comenzó a percatarse de los cambios en Ichigo, no podía creer que en un año pudiese cambiar tanto, estaba increíblemente más alto, y su constitución física estaba inclusive mejor que en los últimos meses antes de Aizen, sus manos estaban más grandes, con las venas más marcadas, y podía notar el cambio notorio en su torso y brazos, el rostro lo tenía más marcado, con sus facciones mas endurecidas, ya no parecía un muchacho, más bien parecía un joven hombre.

-Que tal las escuela? -Soltó repentinamente mientras se tardaba en el último trasto apropósito.

Ichigo la miro sorprendido.

Rukia lo miro expectante mientras que el todavía procesaba la pregunta en su cabeza.

Que como estaba la escuela, … la escuela, no la había visto en muchísimo tiempo, con la idea de nunca volver a verla metida en la cabeza, y lo primero que le pregunta era como estaba la escuela. La quería matar.

-bueno…. Emmm que te digo todo esta prácticamente igual, kego es que no ha dejado de molestarme desde que te fuiste, que cuando volverás y como estabas…..después de un tiempo ya me había cansado de inventarle cosas como que echabas una llamada de vez en cuando por casa para contarnos como estabas y eso.-

Rukia lo miraba con asombro

- le dijiste a todos que estabas en contacto conmigo- dijo Rukia sorprendida mientras le pasaba el ultimo plato a Ichigo y se arreglaba las arrugas de su blusa un poco demasiado grande para su pequeño cuerpo.

Ichigo observo su rostro, Rukia había bajado la mirada hacia el suelo, con sus enormes ojos brillando de emoción, de sus labios soltó un pequeño suspiro adornándolo con una sonrisa.

-así que…nadie se olvido de mi- dijo Rukia agrandando su pequeña sonrisa con sus palabras.

Ichigo la miro un poco molesto.

Le dio un pequeño golpe con la palma de su mano justo en el medio de su cabeza, dejándola ahí.

-Baka, nadie se podría olvidar de ti incluso si desaparecieras durante diez años- dijo Ichigo mientras revolvía sus cortos cabellos.

Rukia bufo un poco, Ichigo tonto, en diez años todos estarían más viejos, seguramente casados y con hijos, y ella, probablemente seguiría igual, un poco más madura seguro, pero su tiempo transcurría de manera diferente, era obvio que después de que todos en la tierra muriesen, ella permanecería igual. Pero eso no le ponía tan triste, igual aunque estuviesen muertos, era cuestión de esperarlos en soul society y buscarlos por el rukongai.

A Rukia no le pesaba mucho la idea de no ver a ishida, Chad, Origime y al resto de sus amigos por un buen tiempo hasta que por alguna razón su vida terminase en la tierra y se viniesen con ella. Pero había veces en que no tenía nada para hacer, que por estar sin hacer nada se ponía a pensar en la idea, y se daba cuenta de que el morir no era tan simple para sus amigos. Empezó a sentir temor por la manera de morir que podría tocarle a sus amigos, y le asustaba la idea de que alguno se convirtiese en hollow. Se contestaba a ella misma que no dejaría que eso pase, si alguno moría, ella misma se ocuparía de llevar sus almas a soul society y luego volverlas a buscar allí.

En soul society, la gente permanece en la edad en que murió, los viejos siempre serán viejos y los jóvenes seguro crecerán lentamente como ella, tan lento que en ni 10000 años alcanzarían la edad de Yamamoto taicho.

-Seguro no quieres mas torta, porque te aseguro que no habrá mas mañana, el tarado de mi padre a estado comiendo como un cerdo, no tengo idea de porque pero creo que tiene que ver con que la vejes le está pudriendo el cerebro- dijo Ichigo mientras se limpiaba las manos por su jean.

VEJES…..

A Rukia se le erizaron los pelos de la nuca por la aparición de esa realidad que la atormentaba y que no quería pensar.

Ichigo se haría viejo, moriría viejo. Eso si antes algo no lo mandaba antes de tiempo. Cierto, era un shinigami, pero seguía estando vivo, vivo con un cuerpo que envejece rápido, el era un humano, no un espíritu, es natural que el viva en la tierra, con los otros humanos.

Sintió que lo retenía, si, ella y los otros, todo soul society habían puesto presiones colosales sobre él, un ser humano. Todo este tiempo, habían estado privándolo del ciclo natural que su vida debía tomar.

Lazos que los unían a él y al resto del mundo espiritual, lo privarían de tener una vida normal en la tierra. La desesperación, la tristeza de no poder verlo, de no sentirlo y de no tocarlo la hicieron perder sus fuerzas hasta el punto de no sentir más sus piernas y caer en una silla.

Ichigo iba a volverse viejo, y ella iba a quedarse igual, esos sentimientos, esos deseos y necesidades no podían llevarse a cabo.

No … a menos que Ichigo se viniese a soul society en espíritu, dejando su cuerpo atrás y si permanecía allí por un buen tiempo tal vez su ciclo se alentaría como el de ella, eso era!, debía hacer eso, después de un tiempo, su espíritu se alentaría y estaría igual que ella.

Pero eso no era una solución, la sola realización y el apago de su nueva esperanza le hicieron brotar lagrimas que empezaron a acunarse en el borde de sus enormes ojos violetas.

Si, ella podía llevárselo a soul society y acostumbrar su espíritu al tiempo lento y casi congelado de los espíritus con reiatsu, pero entonces todos los que conocían en la tierra morirían de viejos o de algún otro acontecimiento. Su familia y Amigos se desvanecerían antes que él y eso no era excusa para su egoísmo.

Sintió una mano tomarle el rostro, obligándola a levantar la mirada, sabía que era Ichigo, pero no quería enfrentarse a su rostro preocupado.

-mírame- le ordeno Ichigo mientras sostenía firmemente su rostro.

Rukia tardo en obedecerlo, pero cuando clavo la mirada en sus ojos marrones, la ola de tristeza de la realidad recién descubierta le saco el resto de fuerza que tenia para evitar las lagrimas, y estas cayeron libremente por su rostro en grandes cantidades.

Ichigo la miro sorprendido, no eran muchas las veces que había visto a Rukia llorar, y esta era la primera vez que veía tanta tristeza en sus ojos.

-hey, hey que te pasa- alcanzo a decir Ichigo antes de que Rukia escondiese su rostro en su pecho, apretando la tela de su remera entre sus manos, Ichigo la cubrió instintivamente con sus brazos, aprisionándola fácilmente.

-Oye …. Hey, hey tranquila…no se qué te pasa pero tranquila, yo estoy aquí- dio Ichigo sorteando palabras para tratar de calmar sus sollozos.

Rukia no pudo darse cuenta de lo que había echo, fue un impulso desesperado, mientras se escondía en el pecho de Ichigo ya no pudo contener mas sus lagrimas ni su necesidad de ser consolada. Había pasado tanto tiempo en que había recibido un abrazo o una caricia. Cerró los ojos y froto su rostro contra la remera de Ichigo. Este en respuesta reforzó su agarre, le frotaba la espalda con sus manos y lentamente Rukia fue calmándose, hasta que dejo de llorar.

-mira que jamás te había visto llorar de esa manera, de hecho jamás te me habías tirado enzima llorando, que carajo te habrá pasado para que reacciones de esta manera- dijo Ichigo mientras la soltaba de su abrazo y posaba una de sus manos cariñosamente sobre su cabeza .

Rukia decidió ignorarlo, estaba demasiado cansada de sus pensamientos pesimistas, lo único que quería era un baño y su cama. Habían pasado tantas cosas, tantos sucesos que ya no podía entender entre la realidad y la fantasía dentro de su cabeza, había vuelto a ver a Karin y a Yuzu y al loco del padre de Ichigo, quien la había recibido con un enorme abrazo y kilos de dulces en forma de chappy. Tanta era su felicidad de volver a esa casa, que incluso recibió a Kon con los brazos abiertos y lo había estrujado contra su pecho, desmayando a la pobre alma de la emoción y felicidad.

Recordaba el reproche de Ichigo, acerca de sus abrazos a todos menos a el que lo había recibido con una patada en la cara y una espada en el pecho.

-tonto, tú eres un caso especial-

-Bueno, creo que debe ser el cansancio y el hecho de que estés de vuelta aquí lo que te han puesto tan rara- dijo Ichigo mientras la tomaba de la mano y la conducía hacia las escaleras.

Rukia quedo extrañada con el gesto.

-como has cambiado, bueno pero sigues siendo un poco idiota- dijo Rukia mientras soltaba su mano y se le adelantaba, ignorando los quejidos de Ichigo.

Rukia se sentó en su cama y se dispuso a admirar el cuarto, mientras Ichigo se había dado cuenta de un pequeño detalle. El ropero donde Rukia dormía estaba lleno de cosas.

-vaya, creo que esta es una prueba indirecta de que enserio no pensaba que ibas a volver-

Dijo Ichigo mientras contemplaba con desgano la cantidad de cajas y objetos que Yuzu y Karin habían guardado en su ropero.

-bueno pero ya estoy aquí de vuelta, lista para alocarte la vida de nuevo- dijo Rukia mientras se colocaba a su lado contemplando el desastre de cosas amontonadas.

Ichigo la observo de reojo, realmente estaba demasiado cambiada, y no solo en la manera física y espiritual si no que en la manera emocional también. Ichigo la había encontrado más sensible de lo normal, más abierta con sus emociones. Y el hecho de que se haya puesto a llorar por alguna razón en medio de la cocina en su presencia le parecía prueba material más que necesaria.

-oye…. No sé qué te paso en la cocina, y la verdad si no quieres contármelo, me parece bien y todo, le verdad es que no se cómo lidiar con estas cosas yyy…-

- no te preocupes, solo me emocione un poco de volver a estar en esta casa, y y de volver a verte, es todo no es gran cosa- dijo Rukia mientras le daba una pequeña patada.

Ichigo decidió no pujar mas al asunto, si era algo que Rukia necesitaba platicar, estaba más que seguro que lo haría con alguien o con él, después de todo había aprendido de que Rukia reservaba algunos de sus pensamientos para sí misma, y solo Renji Y Byakuya tenían los poderes necesarios para hacerle hablar. Después de todo, Rukia tenía la mala manía de guardarse sus problemas para sí misma, y eso era algo que Ichigo no soportaba.

-Voy a bañarme- dijo Rukia mientras tomaba prestada unas toallas de sus cajones.

Ichigo la observo mientras se sacaba la polera quedándose solo en una fina remera de tiras, lo mismo hizo con sus shorts de jeans, quedándose solo en las medias negras gruesas. Ichigo sintió algo extraño en su estomago, primero pensó que era indigestión por tantas tortas y pasteles, pero luego supo que no era eso, cuando se le erizaron los pelos de la nuca y la sangre comenzó a irse a otra parte. Rukia doblo su ropa, la dejo sobre la cómoda de los cajones y luego sin decir nada, cruzo el pasillo al baño.

Ichigo todavía estaba contemplando el lugar donde hace pocos segundos ella estaba. Trato de reorganizar las ideas en su cabeza, ignoro los lamentos de su conciencia y cerro sus pensamientos dirigidos hacia ella bajo llave. Tenía que metérselo en la cabeza, era mejor no pensar en Rukia de esa manera, no quería problemas. Pero siempre que volvía a imponerse la idea, empezaba a recordar los momentos de soledad en el colegio, cuanto la extrañaba cada vez que veía a una niña con el peluche de chappy o cuanto la necesito en algún momento en que ella no estaba.

La última vez que la vio, lo había mirado con una cara de tristeza tremenda, como aguantándose las ganas de querer abrazarlo, el recordaba que también había sentido esa misma necesidad desesperada. Pero no pudo hacer nada, ya que solo ellos dos entendían el significado de sus miradas. El resto que se encontraba en esa momento, no podrían haber tenido la capacidad de entender dicha muestra de afecto entre ellos. Así que la despedida fue solo de miradas de deseo.

Ichigo se había arrepentido de no haberla abrazado ese día, pero eso ahora no importaba, ya que ahora en presente, ella estaba otra vez de vuelta, con sus patadas de bienvenida, sus pequeños pasos por los estrechos pasillos de la casa, su mini figura delgada y llena de gracia que volvía a aparecer por los alrededores.

Estaba contento, demasiado contento, el hecho de que la presencia de esta pequeña shinigami significase tanto para él, ya no le parecía una debilidad. Y acordándose de la pregunta de Kego, decidió ser sincero consigo mismo y repitió una y otra vez de que si, la extrañaba y muchísimo.

Podía escuchar el agua de la ducha caer, y un tarareo medio murmurado acompañando el compas del agua. Se sorprendió al darse cuenta de que era Rukia tarareando en la ducha.

Ok eso si ya era extraño, pensó él. Pero por lo menos era un cambio positivo. Mientras trataba de averiguar una manera de sacar las cosas amontonadas del ropero para devolverle a Rukia su lugar propio para dormir. El agua se detuvo y del baño emergió una figura solo cubierta en una toalla, con la piel recién lavada y brillante.

-bueno tengo un pequeño problema- le dijo Rukia a Ichigo, quien todavía no volteaba a verla.

-que sucede- dijo mientras giraba para darle la cara.

El pobre Ichigo se había puesto como un tomate por la vista. Rukia lo miro divertida.

-que sucede, acaso nunca me habías visto así, por favor ya crece- dijo mientras pasaba al lado de el.

-no te da derecho a andar desnuda por mi habitación enana loca!- le grito Ichigo mientras trataba de componerse. Rukia no le hizo caso y son su permiso abrió un cajón y saco una de sus remeras y volviendo al baño empezó a tararear la misma música.

En ese momento Kon volvió a aparecer por la puerta.

-donde esta nee- san ¡! Justo ahora quería mostrarle mi nuevo súper movimiento!- grito Kon mientras hacía movimientos estrafalarios con su pequeño cuerpo de felpa.

- esta cambiándose en el baño, y no se te ocurra espiarla- dijo Ichigo remarcando lo ultimo

- por supuesto que no!, soy un caballero!, solo quería mostrárselo antes de irme a lo de Urahara- dijo Kon mientras tomaba una pequeña mochila que Ishida le había regalado y se dirigía a la ventana.

-bue, me voy. Diviértete con nee-san- dijo Kon mientras desaparecía por la ventana.

-pervertido!- le grito Ichigo mientras cerraba la ventana con fuerza.

-quien es un pervertido?- pregunto Rukia mientras se entraba a la habitación.

-naaa solo el tarado de Kon queriendo romperme las…-

Ichigo quedo atónito, justo enfrente de él se encontraba Rukia cubierta solo con una de SUS remeras, y nada más.

Rukia lo miro curiosa.

Que, no es la primera vez que me pongo tu ropa. Porque tanto escándalo-

-no es cierto, esta es la primera vez que te pones algo MIO!-

-y que más querías que me pusiese, no había nada más para ponerme, tus hermanas cerraron sus puertas con llave, y no iba a ponerme mi ropa usada de nuevo.-

-Me lo hubieras dicho, te habría conseguido algo para ponerte, hubiese ido al super24 más cercano y te hubiese conseguido algo-

Dijo Ichigo, dándole la espalda a Rukia se despojo a sí mismo de su remera, revelando una espalda ancha, marcada, cubierta de cicatrices sutiles que no eran más que líneas blancas dibujando garabatos en su piel.

-sabes, de todos los recuerdos que tenemos, por más que los olvidemos, las batallas y los sacrificios por los cuales pasamos, siempre estarán grabados en nuestra piel.-dijo Rukia mientras seguía las líneas con la mirada.

- de que hablas-

- de tus cicatrices, tienes la espalda cubierta de ellas, sin contar el resto de tu cuerpo-

-bueno, nunca he sido muy cuidadoso a la hora de cuidarme en una batalla, tú misma lo sabes, pero son una molestia, cada vez es más difícil explicarlas.-

-sabes con tal de aplicarles medicina comenzaran a desaparecer, no se notaran-

-naaa, prefiero dejarlas ahí, como tu dijiste, son recuerdos-dijo Ichigo mientras, echaba la cabeza hacia atrás para mirarlas, luego extendió los brazos y noto las mismas líneas en algunos lugares de su piel, bajo la mirada a su pecho y encontró las mismas líneas.

-guau, sí que me he hecho daño en todo este tiempo- dijo Ichigo mientras seguía inspexionandose.

-pues claro baka, ambos nos hemos hecho daño, pero las cicatrices son prueba de que hemos superado cada obstáculo, y que hemos sobrevivido a todas las cosas que se nos pusieron enfrente.-

-espera, porque tú no tienes cicatrices-

-como sabes que no las tengo- dijo Rukia con una sonrisa picara.

Ichigo se sonrojo,

- parece que mi pequeña presencia en toalla no fue difícil de notar-

-como no lo voy a notar- Dijo Ichigo para sus adentros, pero Rukia igual lo escucho.

-si las tengo, pero no están en mi piel- dijo tocándose el corazón.

Ichigo la observo, su rostro comenzó a entristecerse, y su mirada bajo, justo como hace unos minutos en la cocina.

No me vas a decir todavía por que estabas llorando verdad-

-no, no te lo diré-dijo Rukia sacándole la lengua.

-tiene que ver conmigo verdad-dijo Ichigo serio.-si es algo que yo puedo solucionar solo dímelo- dijo Ichigo sentándose en su cama, mirándola seriamente.

Rukia se lo quedo mirando, bajo la mirada y cerró los ojos tomando ese testimonio y guardándolo en su corazón. Había llegado a la conclusión dolorosa de que viejo, joven shinigami o humano, Ichigo iba a seguir siendo Ichigo.

Levantando la mirada con una sonrisa, se acerco a Ichigo, parándose enfrente dándole la cara, ya que este estaba sentado igualando así sus alturas. Le dio la sonrisa más cálida posible, Ichigo se la quedo mirando atontado. Inconscientemente la tomo de las manos, acariciándolas con los pulgares, Rukia fingió no sorprenderse.

-mira, sea lo que sea que te haya puesto rara hace un rato por mas que no me lo quieras decir, siempre me lo puedes contar todo, sé que no tengo mucho tacto con ciertas cosas, pero… tu eres , eres especial, no sé si me entiendes-

-lo entiendo-

-no…no creo que me entiendas-

Ichigo

-que-

-sabes una cosa, cuando volví a soul sociey, después de que perdiste tus poderes, estuve mucho tiempo deprimida, no entendía lo que me pasaba, hasta que me di cuenta de que extrañaba mas mi vida aquí que la vida en mi propio lugar, extrañaba el colegio, esta casa, las tiendas, la ciudad….te extrañaba muchísimo-

Ichigo escucho la confesión con cuidado, mientras Rukia hablaba, sus expresiones comenzaron a ser asaltadas por intentos de lagrimas.

-Eras raro no tenerte saltando del ropero gritándome por la hora, que íbamos a llegar tarde, no me acostumbraba a mi cuarto sin tu presencia profanando mi cama con tus revistas, extraño tus vestidos que dejabas tirados por todas partes.-

Ichigo la miro al rostro, Rukia había logrado contener las lágrimas.

Intentando algo un poco más arriesgado, la atrajo hacia el sentándola en su regazo, Rukia no parecía incomoda, pero se reusaba a mirarlo a la cara, Ichigo la rodeo con sus brazos, aprisionándola contra su pecho descubierto, sintiendo abiertamente la piel húmeda y fresca recién bañada, aspirando el aroma de su shampoo, Rukia intento rodearlo con sus brazos, pero no llegaron a tocarse por la anchura de su espalda.

-esto es un poco vergonzoso- dijo Ichigo –pero no quiero soltarte-

-yo tampoco-dijo Rukia mientras recostaba su cabeza en su hombro, Ichigo enterró la suya en su pelo, aspirando su aroma, acariciando con sus labios los mechones húmedos Rukia se estremeció, subiendo las piernas doblándolas, quedándose completamente acund en sus brazos.

Ambos estaban demasiado nerviosos y tímidos como para decirse algo concreto acerca de sus sentimientos, aunque ambos sabían demasiado bien lo que estaba sucediendo, preferían dejar que las cosas surgiesen espontáneamente hablado con gestos habían dejado en claro cosas que o podían decir.

-tengo muchas cosas que tengo que contarte-

-yo también Ichigo-

-tenemos mucho tiempo-

Rukia se despego de él dándole la cara, tomo su rostro entre sus pequeñas manos, Ichigo la atrajo mas tomándola de la cintura.

Rozaron sus labios tan delicadamente que no podría haberse llamado un beso, pero fue suficiente como para que Ichigo la apegase mas contra él y se dejara caer en su cama. Rukia se acomodo en su pecho, Ichigo apago la luz, se cubrieron con el cobertor y permanecieron en silencio.

-ahora entiendo- dijo Rukia

-que cosa-

-lo que es extrañar a una persona con todo tu corazón y luego volverla a ver- dijo Rukia mientras seguía a ciegas las líneas de su pecho.

-Ichigo no contuvo las ganas de deslizar su mano bajo su remera y acariciar su espalda deslizándola verticalmente, Rukia se había tensado por un momento, tranquilizándose casi enseguida.

-si no te gusta, no lo hago-

-no, me gusta, se siente bien y me ayuda a dormir- dijo Rukia mientras sentía la pesadez de sus ojos y el sueño invadiéndole el cuerpo, sus músculos se relajaron y lentamente se durmió.

Ichigo se quedo unos minutos más acariciándola, contemplando las sensaciones de su pequeño cuerpo acurrucado, el tacto de sus piernas y su piel suave y fresca de su espalda.

Y luego lentamente sus caricias fueron perdiendo el compas hasta no ser más que una mano descansada en su espalda, siendo invadido por el sueño y el cansancio, cerró los ojos.

Desde esa noche, Rukia nunca volvió a dormir en el ropero.