Pokemon Nightmare: World Inverted

Capítulo 1.

Con un ligero suspiro mire mi apariencia débilmente reflejada en una ventana cercana. Mi largo cabello color caramelo amarrado en una cola de caballo me hacían lucir como una chica carismática. Mi apariencia hacía buen juego con la combinación de ropa que había escogido, una blusa negra, unos lentes, un chaleco rojo y un sobrero blanco que combinaba perfecto con la falda y las botas. En realidad, prefiero mi aspecto usual, no me gusta usar esta ropa, el vestido negro y el chaleco rojo de siempre son para mi mucho más cómodos, pero había tenido que usar este atuendo para pasar desapercibida, suspire por décima vez en el día tan atareado que estaba teniendo y con mi mejor sonrisa me dispuse a travesar la puerta de cristal que daba hacia la estancia principal de las instalaciones.

—Bienvenidos al laboratorio de investigación de ciencia y tecnología soy el profesor Sycamore y los estaré acompañando en el recorrido que les dará mi asistente a través de estos bastos laboratorios para que aprendan lo básico acerca de los pokémon, así que futuros entrenadores, espero que disfruten el recorrido y sean muy atentos con las indicaciones de Serena-chan ¿De acuerdo?

—Siiii—contestaron los niños al unísono.

Por tercera vez en este mes escuche la misma introducción del profesor Sycamore para los estudiantes del tercer nivel. Al ser el laboratorio institucional más grande de Kalos a menudo las escuelas organizaban excursiones para de alguna manera motivar a los niños a convertirse en entrenadores o investigadores pokémon. Mi trabajo desgraciadamente consistía en darles el recorrido siendo supervisada y a veces auxiliada por el profesor. A pesar de no hacerlo evidente, odiaba ayudarle a dar el tour a los pequeños niños de entre 8 y 12 años… Pensar que sus mentes serán envenenadas a temprana edad… este mundo no podía empeorar.

—Por favor síganme por aquí niños, daremos inicio al recorrido, atentos y por favor no se separen del grupo, las instalaciones del laboratorio pokémon son muy grandes y podrían llegar a perderse.—hablé con toda la falsa amabilidad posible.

Los niños me siguieron mirándome atentamente pues se veían ansiosos de aprender acerca del maravilloso mundo pokémon. Me pregunto cuántos de ellos podrán entender la triste realidad de estas fascinantes criaturas… No es culpa de los pequeños, la educación que les inculca el gobierno no es más que basura.

—Como ustedes saben los pokémon han existido el mismo tiempo que los humanos y en aquel entonces se pensaba que eran criaturas pasivas, desgraciadamente no fue así. Los pokémon se volvieron los enemigos naturales de los humanos manteniéndolos aterrados por las habilidades únicas que estas criaturas poseían ¿Imaginan el miedo que llegaron a infundir en las pequeñas poblaciones que comenzaron desarrollarse hace años? Los humanos se vieron obligados a hallar una forma de mantener a los pokémon a raya de las aldeas y ciudades. ¿Alguien puede decirme el nombre de la organización que inició los movimientos de protección contra los pokémon?

—Yo, yo—un niño de lentes alzo la mano muy entusiasmado.

—A ver, adelante.

—La patrulla delta de la Elite, ellos comenzaron a mantener las ciudades seguras enfrentándose a los pokémon para defender a los habitantes.

—Correcto—sonreí falsamente deteniéndome en la entrada a al invernadero dentro de la institución—Adelante niños, no tengan miedo, los pokémon que están aquí ya han sido adiestrados así que no los atacaran como lo hacen los pokémon salvajes—abrí la puerta para ellos invitándolos a entrar.

Este era sin lugar a dudas el sitio que más odiaba del complejo de investigación. En este lugar de bello aspecto, que incluso contaba con un pequeño lago siendo la simulación de un paisaje natural, era en donde se encontraban un par de pokemon encadenados con lazos de luz contráctiles que les permitían un movimiento limitado.

Las especies de pokémon que se encontraban aquí se estaban claramente debilitadas luego de tanto luchar por su libertad. Ellos ya incluso temían a los humanos. Era algo increíblemente triste pero que para la mayoría de los habitantes de Kalos y hasta de otras regiones era lo más usual del mundo. Nadie sentía lástima ni tristeza por las condiciones en las que se encontraban estas criaturas que a menudo recibían maltratos y latigazos. Para toda la gente eran peligrosos y malvados, así se les era inculcado y con esa mentalidad crecía la mayoría sin darse cuenta que estos seres que consideraban una amenaza eran en realidad criaturas muy nobles que solo atacan para defenderse.

—Bueno niños este es el invernadero aquí pueden observar un par de especies pokémon. Incluidos los iniciales entre los que cada nuevo entrenador puede escoger.

Los pequeños se acercaron emocionados a los tres iniciales de la región de Kalos, los pobres pokémon que se encontraban a la orilla del lago temblaron inmóviles cuando el grupo de los de tercer nivel se acercaron.

—Como saben los futuros entrenadores pokémon obtienen un compañero para iniciar su aventura en la misión de capturar pokemon.

Como era habitual en los recorridos que tenía que dar por las instalaciones, saque una de mis pokebolas para hacer la demostración del amaestramiento.

—¡Bisharp yo te elijo!

—Bisharp.—el pokémon salió de su pokebola y como era rutina se mantuvo inmóvil frente a los niños que lo miraban atentos.

—Como ustedes saben, al volverse entrenadores se les asigna un compañero y pueden iniciar su viaje pokémon, se les dan pokebolas y una pokedex para que ustedes capturen pokemon. El equipo de un entrenador consiste en seis pokemon, de los que hayan capturado ustedes pueden seleccionar los que consideren más útiles para combates, el resto de los pokémon son enviados a las cajas electrónicas y vía conexión con el ayuntamiento ustedes pueden intercambiar el resto de los pokémon por puntos electrónicos que van directo a sus tarjetas pokémon que son como dinero virtual—explique rápidamente.

—¿Si uno de esos pokémon deja de servirnos también podemos intercambiarlo? —uno de los infantes me preguntó.

No debería sorprenderme, esas preguntas y el que consideren a los pokémon como meros objetos son algo muy común, incluso cuando se trata de niños, después de todo este mundo está podrido.

—Por supuesto.

—¿Los pokémon no nos atacan luego de capturarlos? —pregunto otra pequeña.

—No lo hacen, cuando ustedes capturan un pokémon, la pokebola automáticamente coloca en su cuello un collarín de energía—comenté mostrando el collar de luz medianamente visible que bisharp poseía.— Con esto el pokémon recibe una descarga eléctrica cuando se detecta instinto agresivo contra el entrenador. Además de eso—tome del cinturón un mango blanco con un botón en la parte inferior que presione de inmediato—Los entrenadores obtienen un lazo de energía que sirve para adiestrar al pokémon.

Agite el látigo golpeándolo contra el suelo para demostrar su funcionamiento correcto, Bisharp siguió sin hacer un solo movimiento pues sabía que no lo emplearía en su contra, sin embargo, los pokémon que se encontraban en el invernadero corrieron a ocultarse temblando de miedo. Era de esperarse, a diario eran adiestrados con estos látigos de energía, algunos llegando a quedar seriamente heridos por la desobediencia manifestada.

—Los pokémon adiestrados son muy útiles para trabajos de campo, industriales o simplemente para el entretenimiento. Las batallas pokémon son un claro ejemplo de ello.

Lance el resto de mis pokebolas al aire dejando salir a mi actual equipo. Houndoom, Shiftry, Honchkrow, Sableye y Greninja, sin necesidad de que yo les diera la orden, se colocaron en fila junto a Bisharp manteniéndose tan inexpresivos como el primer pokémon. Los niños observaban con asombro lo bien adiestrados que estos estaban.

—Ahora—ordene chasqueando los dedos y después de asentir simultáneamente a mi indicación los pokémon comenzaron a luchar entre ellos dando una buena demostración de sus poderes. Los pequeños estudiantes no sabían que batalla mirar con más atención. Las tres parejas de pokémon peleaban entre ellos dando un magnífico espectáculo de sus habilidades sin necesidad de que yo les diera órdenes, después de todo era una rutina común el hacerlos luchar entre ellos.

Aunque yo de verdad lo odiaba, pero estando en este lugar tenía que seguir la corriente y fingir que ellos no me importaban en lo absoluto. Mantenerme fría en ante las crueles situaciones que veía a diario en la institución había resultado hasta cierto punto complicado. En ocasiones, cuando el maltrato a los pokémon superaba lo inhumano, las ganas de actuar para salvarlos se volvían tan fuertes como dolorosas me daban ganas de acabar con mi farsa de inmediato, pero debía permanecer con indiferencia o todo el plan se echaría a perder.

Desde que tengo memoria se ha inculcado a los niños el miedo, el temor e incluso el odio a los pokémon. Yo misma estaba aterrada de ellos cuando era más pequeña hasta que sucedió algo que cambio mi forma de verlos.

A la edad de 7 años asistí a un campamento de verano organizado por el profesor Oak en Kanto. Aun a esa edad no entendía la forma en que se trataba a los pokémon, solo sabía lo que todos los niños, que esas criaturas eran peligrosas y aterradoras… sin embargo en mi mente eso solo aplicaba a los pokémon grandes. Cuando estaba en Kalos me había topado con una pequeña Fennekin malherida, al principio me asusto, pero cuando me acerque a curar sus heridas ella no me gruño, creo que notó que yo no tenía intenciones de hacerle daño. Como todos los niños y adultos decían que los pokémon eran malos y que los odiaban, mantuve a ese Fennekin en secreto sin decirle siquiera a mi madre. Fennekin se encariño mucho conmigo y a menudo me seguía a todos lados procurando no ser vista por otros humanos, era muy lista y como no podía dejarla sola en Kalos secretamente la lleve conmigo al campamento de Kanto.

En un descuido mío la perdí de vista en el bosque y preocupada procure buscarla en silencio… cuando la encontré… varios de los niños del campamento estaban a punto de hacer ella saltara a un rio, mis compañeros se burlaban de la pobre criatura que temblaba aterrada retrocediendo por un pequeño risco.

—"¡Basta ya! ¡La están asustando!" —intervine metiéndome en medio de los niños para levantar entre mis brazos a ese pokémon tipo fuego.

—"¿Asustándola? Es un pokémon, es obvio que debemos deshacernos de él-" —comentó uno de mis compañeros.

—"Esta indefensa, es un pokemon pequeño, los pokémon grandes son los que dan miedo."—murmuré con nerviosismo aferrándome a ese pensamiento pues… solo de esa manera era capaz de estar cerca de un pokémon.

—"¿Y que pasara cuando esa pequeña crezca? ¡Se va volver una aterradora asesina de humanos! ¡Debemos deshacernos de ella antes de que eso suceda!" —otro de los niños habló.

—"¡No! ¡Ella no tiene la culpa!" —replique, pero mi voz no fue escuchada por ninguno de mis compañeros.

—"¡Quítensela!"—ordenó uno de ellos y el resto se fueron encima de mi tratando de arrebatarme a Fennekin, desesperada retrocedí cayendo al rio, lo último que pude ver fueron las caras aterradas de mis compañeros y después todo fue negro.

Para cuando desperté comenzaba a oscurecer, Fennekin se encontraba durmiendo plácidamente a mi lado.

—"No se ha separado de ti desde que te sacamos del agua"

Cuando levante la mirada, un curioso chico de cabellos negros con un pikachu sobre su hombro se encontraban a mi derecha.

—"Fue un gesto muy valiente de tu parte, salvar a esta Fennekin de esos niños, supongo que ella es tu pokémon ¿No? Parecen muy unidas" —él sonrió.

—"M-Me duele la cabeza"—alcance a murmurar tocándome el lugar afectado, tal y como pensé había recibido un fuerte golpe pues lo demostraba la sangre en mis dedos.

—"Sera mejor que descanses un rato, no quise llevarte al campamento porque sería difícil de explicar cómo acabaste cayendo de ese risco… a ningún adulto le hará gracia escuchar que fue porque estabas protegiendo un pokémon y nuestros compañeros no hablaran, no les conviene decir algo".

Él dijo esa última parte con tanta frialdad y seguridad que temí preguntarle la razón de esa afirmación, en su lugar solo asentí murmurando un débil "Gracias".

—"Mi nombre es Satoshi"—Se presentó sonriendo de una forma que en ese entonces no pude explicar, pero ahora mismo estoy segura que esa sonrisa tenía un toque de coquetería y seducción—"Y tú eres Serena-chan ¿Cierto? Asistimos al mismo campamento pero es probable que no te hayas dado cuenta. De cualquier forma, es un gusto conocerte."

—"E-el gusto es mío"—incluso desde ese entonces sabía que había algo raro con ese chico, no supe decirlo en su momento, pero la sensación que me causaba estar con él era… muy extraña.

Satoshi no se despegó ni un centímetro de mi durante esas 2 semanas en el campamento, aunque su cercanía hasta cierto punto me causaba temor, fue gracias a él que aprendí a no temerle a ningún pokémon. Estando a su lado ninguno de los otros niños se me acercaba, es más podría jurar que miraban con terror a mi compañero… algo debió haber hecho. Como quiera que fuera, Satoshi no tenía miedo a los pokémon, de hecho, justo como yo se había hecho amigo de uno, el pikachu que siempre lo seguía en las sombras y posteriormente se había ganado la amistad de muchos pokémon que residían ocultos en el bosque. Él tal y como yo se dio cuenta de lo mal que estaba este mundo y del triste maltrato que sufrían los pokémon.

Habíamos jurado que cambiaríamos eso cuando creciéramos, pero mientras eso pasara teníamos que seguir fingiendo. Como no sabíamos cuando volveríamos a vernos él me regalo un listón rojo.

"Úsalo siempre y yo sabré reconocerte."

En aquel entonces esa fue la manera en la que nos despedimos… y hoy en día yo a mi manera trato de cumplir nuestro juramento. Cambiaremos el mundo cueste lo que cueste.

Actualmente los pokémon solo sirven como esclavos para la humanidad, son obligados a batallar, trabajar e incluso servir de distracción para los humanos. Un sin número de pokémon legendarios de categoría menor han sido capturados y puestos en exhibición en pokezologicos, debido a su nivel de rareza los mantienen en cautiverio solo utilizados como meros adornos.

Los pokémon más comunes son obligados a trabajos diarios siendo en su mayoría maltratados y mal alimentados. El gobierno y los altos mandos de todas las regiones propician el uso y la caza de los pokémon. Los entrenadores incluso son recompensados por cada pokémon que capturan y entregan a las autoridades correspondientes. En cuanto a los pokémon legendarios… en su mayoría están desaparecidos, no sabemos lo que han hecho con esas criaturas y lo más seguro es que no sea nada bueno.

Mi estancia aquí estaba a punto de terminar, solo un poco más y estos tres meses aquí habrán valido la pena en cuanto "el burla seguridades recolector de información clemontico" haya terminado con su trabajo… pensando bien en ese nombre creo que mejor debió ponerle algo así como Microaracnodecodificador, aunque bueno, a Citron no se le dan bien los nombres incluso para las pociones químicas que tanto le gustan hacer. Como quiera que sea, en cualquier momento ese micro bot que fabrico habrá terminado de extraer los archivos confidenciales de la base de datos del laboratorio.

—Suficiente—ordene a los pokémon que aun combatían y estos se detuvieron de inmediato volviendo a formar una fila—Como ven niños, los pokémon son muy obedientes cuando se les da un buen entrenamiento. ¿Tienen alguna…?

Antes de que pudiera terminar mi frase el suelo se sacudió de forma violenta y se escuchó una fuerte explosión, las alertas del complejo sonaron a toda su potencia. Esa era la señal.

—Shiftry, Sableye, saquen a los niños de aquí, Houndoom, Honchkrow, ya saben que hacer, Greninja y Bisharp ¡Conmigo!

—¡Serena! ¡¿A dónde vas?!—pude escuchar el grito del profesor.

—¡Voy a salvar los archivos de la investigación! —le grite alejándome a toda prisa.

Corrí hasta la oficina central de la institución, los guardias con los que me topé me ignoraron pues aún no se daban cuenta de mi infiltración, nadie de hecho. A travesar los pasillos hasta la oficina hubiera sido difícil por mi sola, pero Greninja y Bisharp cortaron el concreto que comenzaba a caer por el derrumbe del edificio. Aun faltaban al menos 3 pisos y detestaba las escaleras.

—Maldito Citron—gruñí por lo bajo—Si ibas a hacer estallar el edificio debiste hacer los cálculos para que yo llegara a la oficina a salvo.

Por suerte para mi la estructura del edificio era lo suficientemente sola para mantenerse en pie pero algunos fragmentos de techo no dejan de caer. Llegar a la oficina no requirio mucho esfuerzo. Una vez estando ahí tomé rápidamente el microbot y salí tan rápido como pude.

—¿Lo tienes? —por el comunicador de mi muñeca el rostro de Citron se hizo visible.

—Misión cumplida ¿Qué hay de los niños?

—Ah, ellos están bien, tus pokémon lograron ponerlos a salvo, se dirigen hacia ti en estos momentos… pero ¿Qué es lo que hacen Houndoom y Honchkrow? El radar indica que se dirigen a la parte más alta del edificio donde esta…

Por la expresión de su rostro supe que se dio cuenta de lo que estaba planeando así que lo interrumpí rápidamente.

—Hubo un cambio de planes, lo siento—le sonreí animada.

—Oh no, ni lo sueñes… ¡Es muy peligroso lo que estas planeando Serena! ¡¿Tienes idea de lo que "él" me hará si te atrapan?!

—Deséame suerte Citron—me despedí burlonamente antes de cortar la comunicación.

El plan se dividía en tres fases. La primera, la infiltración, Citron y yo nos infiltramos en las instalaciones del centro de investigación como colaborador investigador y asistente de investigación, tal y como era de esperarse fuimos asignados a secciones distintas. La segunda fase fue la exploración, tanteamos el terreno y a menudo enviamos información al cuartel general que exteriormente mantenía vigilado el centro de investigación. La tercera fase fue la ejecución. Después de recolectar la información necesaria del centro de investigación necesitábamos conseguir los archivos secretos de la computadora de la oficina general, Citron construyo el microbot para bajar toda la información sin ser detectado, pero inevitablemente se activaría una señal de alarma en cuanto el proceso hubiera terminado. Para disimular eso creo una explosión, yo contaría con al menos de 5 minutos para obtener el dispositivo y posteriormente nos encontraríamos en la intersección de quinto piso de la sección b huyendo por la ventana sobre la "Cuatrimoto-terrestre-acuática-voladora clemontica".

Pero yo tenía otros planes y nada me lo iba a impedir. Si lograba llegar a la parte superior y destruir el generador, la energía que mantenía atados a los pokémon en las distintas secciones de la institución se disiparía y ellos serían libres… no podía sacarlos a todos, pero la libertad era lo mejor que podía darles, el resto dependerá de que tanto deseen huir de este lugar.

—Greninja, Bisharp, hay que darnos prisa—ambos pokémon asintieron y corrieron a mi lado hacia la parte superior del edificio, en la sección C Shiftry, Sableye nos alcanzaron—Muy bien hecho chicos, regresen—ambos pokémon que lucían un poco cansados volvieron a sus pokebolas, sonreí agradecida, debió ser pesado poner a niños y adultos a salvo.

Aunque los adultos no eran mucho de mi interés no podía dejar que muchas personas salieran heridas, por eso les ordene que pusieran a salvo a todo el que se toparan en peligro.

—"Atención a todas las unidades especiales, atención, prioridad máxima a los fujitivos, Serena Gabena y Citron Maxwell ¡No dejen que escapen!" —no era de extrañar que a estas alturas ya hubiéramos sido detectados, llevaban algún tiempo sospechando de nosotros y pasar desapercibidos no había sido sencillo.

El primer equipo de las unidades especiales se interpuso en nuestro camino.

—¡Greninja usa Doble equipo! ¡Bisharp Tijera X! —ordené confiada, esa combinación de ataques los distrajo como era de esperarse y el ataque de Bisharp nos logró abrir paso, ya estábamos cerca dela azotea.

Con toda la rapidez que pude subí las escaleras mientras éramos perseguidos, sin necesidad de que yo diera ordenes ambos pokémon siguieron atacando a las fuerzas especiales. Finalmente, al otro lado de la puerta Houndoom y Honchkrow daban sus últimos ataques destruyendo el generador de energía, después de eso cayeron exhaustos. Ese generador estaba muy bien protegido por un campo de fuerza, probablemente los pokémon vertieron todas sus energías en lograr destruirlo y hacer estallar el generador.

—Houndoom y Honchkrow buen trabajo—los hice regresar a sus pokebolas mientras la puerta se abría detrás de mi estruendosamente.

Un equipo de Elite hacia su aparición haciendo una formación de barricada frente a mí. Sin lugar a dudas querian impedir que huyera.

Greninja sin necesidad de orden lanzo una Mizu shuriken haciéndolos retroceder, era de esperarse de su pokemon, "él" lo había entrenado de manera esplendida y al mismo tiempo una interferencia se escuchó en el transmisor seguido del rugido de un Charizard, supe entonces que se encontraba cerca y maldije por lo bajo. Como si ese sonido fuera una señal y antes de que pudiera hacer algún movimiento, greninja me cargo corriendo hacia el borde del edificio con tal rapidez que a los guardias a penas y les dio tiempo de reaccionar.

—¡Bisharp regresa! —alcance a hacer que él entrara a su pokebola antes de greninja saltara del edificio conmigo en brazos.

—¡Noooooooooooooooo! —grite aterrada cuando vi el piso debajo de nosotros, estar ahí arriba casi me había hecho olvidar mi miedo a las alturas, normalmente podía soportarlo mientras no mirara abajo, cosa que en esta ocasión fue inevitable… casi puedo jurar que el terror que sentí era comparable al de la vez que ese idiota pelinegro me quiso mostrar la belleza de Kalos desde las alturas. Antes de poder hacer algún movimiento greninja aterrizo justo encima de un charizard, justo como en aquella ocasión.

—Hola muñeca ¿Me extrañaste? —con un guiño y su usual coquetería la voz de Satoshi montado el charizard que me rescato me saco de mi shock—¡Buen trabajo greninja, gracias por cuidar de ella! Ahora descansa un rato.

Su pokémon asintió y se metió de nuevo a la pokebola que traía conmigo.

—Entonces querida ¿No merezco un beso de agradecimiento por salvarte? —preguntó acercando su rostro al mío.

—Tardaste demasiado—interpuse mi bolso entre su rostro y el mío empujándolo suavemente hacia atrás haciéndolo retroceder y ocultando hábilmente mi sonrojo, por supuesto que estaba agradecida pero no lo iba a dejar aprovecharse de eso.

—Huy, que fría, de cualquier forma, será mejor que te sujetes fuertemente de mi cariño, aceleraremos la velocidad para asegurarnos de que nadie nos sigua.

—Pero que—antes de ser consiente me aferre fuertemente a él abrazándolo como si en eso se me fuera la vida, el maldito sabía muy bien de mi miedo a las alturas y se estaba aprovechando de la situación en estos momentos.

—Lo siento amor mío, decidiste actuar por tu cuenta ahora atente a las consecuencias—dijo en tono burlón.

—¡Ya, lo siento! ¡Prometo que no volveré ha hacerlo! —grite aferrándome a él mientras lo escuchaba reírse muy divertido… maldito…—¡Sato-!

Antes de acabar mi grito él había callado mis labios.

—Me alegra que estés bien Serena—dijo sinceramente dedicándome una sonrisa satisfecha para luego volver su vista al frente.

—Satoshi…—murmuré entre dientes.

—¿Si dime? —contesto sin voltear a verme.

—Tienes suerte de que no pueda ni moverme ¿Sabes?

—Lo sé, fue por eso que te bese Serena. No iba a desaprovechar tal oportunidad contigo así de indefensa.

Sentí una vena hincharse en mi frente.

—Te odio.

El rió de buena gana.

—Ambos sabemos que me amas en secreto.

¡Juro que iba a golpearlo! Pero antes de que pudiera hacer algo hizo que Charizard aumentara su velocidad.

Apuesto a que mi grito pudo escucharse hasta el cuartel general.

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Continuara