¡Hola!, jejeje aqui con un fic que espero les guste.. lo tengo contemplado para cuatro caps a lo mucho...! es cortito.. claro que si ustedes lo desean vamos extendiendolo mas.. ustedes diran..

Gracias Natty.. por tu ayuda..

Y... para no hacerla de emocion, aqui lo tienen, este cap es corto porque es mas o menos un introduccion.. para que mas o menos vean de que trata.. y cual es su idea.. es un Hanny... totalmente..

Y.. sorpresa.. al termianr de leer.. os dejare un adelanto de Phoenix.. en su capitulo 9..

Saludos.

Ed Wiz.


Amarte
Capítulo 1
"El chico Potter"

Caminaba con un porte muy severo por el gran comedor, airoso y con el objetivo de llegar a la mesa de profesores sin que nada le detuviese. Escuchaba murmullos, cotilleos e incluso gemidos de sorpresa al verlo pasar, pero él estaba ahí porque realmente tenía que hacerlo, el Ministerio había sido muy claro con él luego de que todo acabo, debía ir a Hogwarts y obtener los títulos necesarios para ser un mago adulto, la primer parte del curso en el colegio sería dedicada a sus TIMOS y la segunda parte a los EXTASIS, todo en un solo curso de colegio, el 7° para ser exactos. Y lo aceptaba, sabía que Scrimegeour era lo más sincero posible con él, después de todo a pesar de ser el ministro de magia era su maestro, uno de sus tantos mentores y le daba la razón.

No es tan sencillo muchacho – dijo un cansado Rufus en el desordenado y destrozado despacho del ministerio –sé que eres un mago poderoso, Merlín, has logrado ganarle al mago más poderoso de todos los tiempos –

¿Eso no debería bastar? – preguntó el chico con sinceridad.

Sí, debería – contestó aún con sinceridad –pero el dilema es que para poderte matricular en el colegio de aurores es indispensable contar los TIMOS y EXTASIS requeridos, así seas el gran Harry Potter –

Entiendo – dijo suspirando.

He hablado con Albus y hemos tomados una decisión muy prudente – dijo sonriendo, el chico levanto al vista con sorpresa –entrarás a Hogwarts en el séptimo año, a fin de cuentas nadie puede negar que no eres un muchachito de quince para los TIMOS, así que hemos acordado que en la primer parte del curso te prepararás para los TIMOS y en toda la segunda parte para los EXTASIS –

¿Es quiere decir que solo llevaré un curso? – preguntó esperanzado.

Exactamente – sonrió débilmente –no pensabas que iba a permitir que mi mejor estudiante fuera a cursar Hogwarts desde primero –

Gracias Rufus – dijo.

Rufus era un hombre muy severo como auror y como ministro, pero él le había adiestrado junto a Alastor Moody en el mundo de la magia desde muy pequeño, cuando sus padres murieron y quedo a cargo de su abuela Dorea. Harry no había conocido más que su misión en la vida: "Acabar con Lord Voldemort", desde entonces fue educado y entrenado para hacerlo, lo habían perfeccionado en todo lo que contuviera la palabra magia o hechizo. Sin embargo sabía que por primera vez en su vida, su maestro le mentía y entendía perfectamente porque, él había vencido a Lord Voldemort hacia más de cuatro meses en la batalla más memorable que el mundo de la magia pudiese haber visto, tanto así que estuvo un mes más en San Mungo recuperándose de heridas mortales y un montón de cosas más, a su vez, Rufus sabía que él a pesar de ser un excelente mago y muy poderoso no tenía algo y sobraba decir que era. Era una pieza de ajedrez que solo fue usada para cumplir el objetivo del jaque mate, y ahora, que todo había acabado era solo eso, una pieza cuya misión en la vida había terminado. Había sido entrenado en no sentir emociones, en ser frío, inexpresivo, duro, nunca fue enseñado a compartir, ni tampoco conoció el significado de palabras como amistad, amor, alegría. Hoy, su maestro de siempre había descubierto de golpe todo lo que había negado a su alumno predilecto y se daba cuenta del grave error que había cometido. Así que aquella jugarreta de los TIMOS y los EXTASIS no era más que la medida de un viejo desesperado por remediar su error, era la forma de buscar redimirse al lanzarlo a un mundo dónde emociones no faltarían y conceptos como amor y amistad estarían a la orden del día. Planeaba adiestrarlo en algo que no pudo enseñarle, o que había pasado por alto y aunque él ya había descubierto el plan de su viejo maestro, lo acepto con todo su respeto, una forma de agradecerle los diecisiete años de arduo trabajo y sin descanso para lograr lo que hacía cinco meses nadie nunca pudo hacer: Derrotar a Lord Voldemort.

–Harry, muchacho – una voz lo distrajo de sus pensamientos, Albus le miraba con una enorme sonrisa en el rostro –bienvenido seas –

–Albus – saludo con un asentimiento en su cabeza y luego fue a ocupar el lugar vacío a lado de quien reconocía como Minerva Mcgonagall –buenas noches, Minerva –

–Buenos noches, señor Potter – respondió ella con su habitual mirada severa.

Los cuchicheos en el gran comedor seguían extendiéndose, nadie podía creer que el gran Harry Potter estuviese ahí, sentado al lado de Mcgonagall mientras platicaba tranquilamente con la profesora Vector. Albus Dumbledore pareció intuir lo que estaba pasando y sonriente como siempre se puso de pie, camino hasta el estrado y tras afinarse un poco la garganta hablo. Su discurso fue largo y muy directo, en él hablo sobre lo sucedido meses atrás en los propios terrenos del colegio y todo lo que estaba por venir. Asimismo sacó a relucir la presencia de Harry Potter en Hogwarts y su estadía en la torre norte, cosa que causo conmoción en muchos alumnos, principalmente en el cuerpo femenino y sorpresa en muchos otros como en el caso de los chicos quienes se esperaban verlo en el cuartel de aurores.

–Será un gusto verlo por el aula de Aritmancia, supe que Dorea lo instruyo muy bien en esta área – dijo Septima cuando se pusieron de pie, la cena había terminado.

–Así será – dijo con frialdad y se fue de ahí dejando a la mujer algo sorprendida por aquel gesto.

Harry estuvo caminando entre la multitud hasta que sintió que una mano lo detuvo, se giro y pudo ver al profesor Dumbledore sosteniendo su hombro, el chico asintió y lo siguió por entre la multitud hasta que cuando se dio cuenta estaban frente a la gárgola del despacho del director, Albus soltó un simple "Cromos de Chocolate" y lo invito a seguirlo. El despacho estaba totalmente remodelado a como lo recordaba, él conocía al director de una forma muy personal, éste había participado activamente en su educación.

–Sé que debes estar muy cansado muchacho – dijo el anciano sentándose en su silla –viajar en traslador desde Gales, bueno, no es algo tan simple –

–Agradezco su preocupación – dijo en un tono frio que parecía de todo menos de agradecimiento –pero es algo sin importancia –

–Bien, bien, entiendo – dijo inclinándose en su silla –así como también entiendo que ya hayas descubierto lo que realmente estás haciendo en Hogwarts – Albus vio como los ojos del chico se abrían por la sorpresa, algo raro en él.

–Ya se me hacía raro – dijo recuperando su compostura –Harry Potter siempre ha sido un libro abierto para usted profesor, ¿no es así? –

–Contrario a lo que piensas muchacho – dijo con seriedad –no te veo como un libro abierto o como una herramienta –

–No finja conmigo – dijo –sé que todos ustedes me ven como una herramienta que pueden usar cuando sea necesario, ¿no me han entrenado para eso? –

–Cierto, un error de viejo, ¿sabes? – Admitió con derrota –quizás fue muy tarde cuando me di cuenta que haber permitido… –

–Sea claro, profesor – lo interrumpió con brusquedad.

–Rufus no sabía si dejarte venir aquí o no – le dijo sorprendiéndolo nuevamente –al final ha accedido cuando le hecho ver el grave error que cometimos –

– ¿Error? – Le miro alzando una ceja – ¿no era eso lo que todos querían? – dijo con amargura –yo era el indicado, ¿no?, acababa de perder a mis padres por culpa de ese psicópata de Voldemort así que no les fue difícil usar ese potencial para crearme tal como soy ahora –

– ¿Me perdonas, Harry? – el anciano le miro con toda la sinceridad reflejada en sus ojos, Harry se vio descolocado ante aquello, podía ver un claro arrepentimiento en los ojos del anciano.

–El problema profesor – dijo poniéndose de pie –es que no sé como perdonar– se fue de ahí dejando al anciano con una mueca de suma amargura en el rostro.

-o-o-

Ginny Weasley miraba con meditación el techo de su cama, se había pasado toda la tarde discutiendo con su hermano Ron sobre su vida, en primera porque su celoso hermano mayor no podía aceptar que anduviera de novia de Dean Thomas y en segunda porque tampoco aceptaba que ella le hubiese superado en quidditch al convertirse en capitana del equipo. Estaba fastidiada que la considerarán como un estorbo o como una niña pequeña que debía rendirle cuentas a los demás. Ella les había demostrado lo muy independiente y fuerte que podía ser y aún así seguían viéndolo como una muñeca de porcelana.

– ¿A dónde vas? – escuchó que le preguntaron en cuanto se levanto la cama.

–No voy a contestar tu pregunta, Ivonne – contestó la pelirroja con dureza –así que vuelve a dormir –

– ¿No pensarás salir a esta hora? – insistió la chica de cabellos negros.

–Algo que no es tu problema – malhumorada, dejo a su compañera de cuarto con la palabra en la boca.

La sala común estaba muy silenciosa, se encontró con dos alumnos de cuarto que estaban desvelándose y muy concentrados en una partida de ajedrez frente a la chimenea. Se pasó de largo y fue hasta el hueco del retrato de la señora Gorda, ignoró sus quejas pues eran casi las once de la noche, tiempo en el que todos los alumnos debían estar fuera de los pasillos. No sabía porque estaba caminando sin sentido por los pasillos, ni cómo es que luego de un rato se encontraba cerca de la torre norte, sabía que era una chica en problemas si la descubrían, pero se sentía realmente mal y el estar caminando sin rumbo, sin nada más que caminar le estaba sentando de maravilla. Nunca pensó sentirse tan desdichada por la forma en la era tratada, siempre como una carga, como algo que fuese a romperse con tan solo mirarla, ¿acaso no entendían alguien capaz de vivir por sí misma?, bufo melancólica hasta que se percato de que dos orbes esmeraldas la miraban con mucha intriga desde el final del pasillo, un chico de cabellos negros alborotados, vestido únicamente en un pantalón de seda de color verde botella estaba recargado en la pared observándola como si se tratará de un animal del bosque prohibido. Era alto, de complexión atlética y a la pelirroja no le pasaron desapercibidas dos cosas, la primera era el enorme colacuerno húngaro tatuado en su tetilla derecha y la segunda eran algunas cicatrices por encima de un abdomen bien trabajado físicamente. A pesar de portar anteojos de montura redonda que cubrían con misterio sus ojos esmeraldas, a Ginny parecía gustarle lo que veía.

–Merodeando por los pasillos – dijo sin dejar de mirarla con inquietud –según sabía, Minerva dejo muy claro que no debía deambular después de las diez – la pelirroja pareció contrariada pero tomo aire y respondió.

–Pues yo podría preguntarte lo mismo – dijo con firmeza – ¿acaso no estás tú fuera de la cama también? –

–Bueno – se enderezó y comenzó a caminar hacia ella –es un excelente contra ataque si me dejas felicitarte – sonrió zorrunamente –pero el detalle está en que estoy precisamente en donde debo estar –

– ¿Duermes en el pasillo? – dijo sin temor a que el chico fuese acercándosele cada vez más.

–Debes ir en Gryffindor – siguió con diversión –pero no, no duermo en el pasillo si eso resuelve tus inquietudes – se quedo parado justo al lado de la chica, Ginny pudo sentir el olor a menta en sus fosas nasales, era un olor fuerte y seductor para sus sentidos.

–Ya – dijo sin mirarlo, sintió como él se inclinaba un poco hacia ella.

–Pero creo que Albus dejo muy en claro que la torre norte era dónde dormiría, ¿acaso no te has dado cuenta dónde estamos? – la pelirroja se giro para encararlo, era cierto, aquel chico estaba en el pasillo que daba a la puerta del dormitorio especial del chico, se enfureció al verlo con esa mueca de diversión mientras ya estaba recargado en la pared mirándole con altanería.

–Pues dado que no estamos dentro de tu dormitorio también estás infringiendo las reglas, por lo tanto eres tan culpable como yo –no iba a permitir que un imbécil, aunque fuera Harry Potter se mofará de ella.

–Bueno, tienes razón – se volvió a enderezar, metió una de sus manos en el bolsillo de su pantalón y se acerco mucho a la pelirroja –pero no puedes evitar pensar que si Mcgonagall viniera por el extremo del pasillo yo podría correr a mi habitación y tú simplemente serías pillada – el chico se burlo, Ginny apretó los puños e iba a responder cuando escucho el susurro de una capa en el suelo, giro su mirada y vio con horror como Minerva Mcgonagall caminaba hacia a ella con un gesto de sorpresa.

–Menudo Cabrón – dijo la pelirroja enfurecida al escuchar como la puerta se cerraba, el chico se había esfumado.

–Y menudo lío en el que se ha metido usted señorita Weasley – dijo la profesora de Transformaciones – ¿paseo nocturno? –

–Profesora yo… – a pesar de querer encontrar una disculpa, no podía, su mente solo planeaba matar a Harry Potter por ser tan cabrón, por ser tan descarado y sobre todo tan jodidamente apuesto como para dejarse intimidar por él, aunque fuera un poco.

-o-o-

Harry se miraba al espejo con sumo detalle, no es que fuera un vanidoso, pero le gustaba como se veía, sabía que la chica pelirroja que se topo en el pasillo tenía un carácter fuerte por lo que podía intuir pero que por alguna razón se había visto desarmada con sus respuestas que no eran muy estudiadas, de hecho se había visto sorprendido de que alguien pudiese levantarle la voz, no es que fuera un pomposo o arrogante, pero casi todos se inclinaban a lamerle las botas o decir sarta de estupideces empalagosas, pero aquella chica fue diferente, desarmada, pero lo había enfrentado sin importarle quien era él.

–Pelirroja – dijo de pronto y una sensación de picor le recorrió los brazos, al recordarla enfurecida, con las pecas remarcadas en su nariz y sus ojos marrones centellando del coraje. Sin embargo lo que más le había agradado era un místico olor a jazmines, un olor floral muy placentero a su nariz.

-o-o-

Se levanto aún con el coraje recorriéndole el cuerpo, había dormido gracias a Merlín, porque luego de un sermón muy severo de Mcgonagall lo único que quería hacer era tumbar la puerta del dormitorio del chico y lanzarle su mejor hechizo moco murciélago para que aprendiera el condenado que con Ginny Weasley nadie se metía. Se vistió con rapidez y bajo a la sala común dónde para variar Hermione discutía con Ron, su hermano, éste al verla le lanzó una mirada airosa y salió de ahí como una flecha.

–Sigue insistiendo con lo de Dean – dijo la castaña – ¿pasa algo? – le preguntó al ver el mal semblante de la chica.

–Me pasa que ese jodido de Harry Potter me va a escuchar – dijo furiosa – ¿sabes lo que me hizo el muy cabrón? –

–No, no lo sé – dijo Hermione entre contrariada y divertida – ¿hablas de Harry Potter? –

–Sí, ¿Cuántos más Harry Potter conoces?, Merlín Herms – dijo –me exasperas –

–Ya, yo no tengo la culpa que te hayas peleado con Ron y ese Harry Potter te haya hecho alguna gilipollez – le dijo firme –así que mejor empieza por contarme que sucedió –

La pelirroja relajó su nervio y comenzó a narrarle a la chica todo lo que había sucedido, iban rumbo al gran comedor y Hermione solo sonreía para luego menear la cabeza entre divertida, sorprendida y contrariada nuevamente.

–Yo no le veo ningún problema – dijo deteniéndose –no tenías porque andar por los pasillos tan noche –

– ¿No me has escuchado? – Dijo volviendo a enfurecerse –él también estaba en el pasillo como si nada y fui yo la que recibió puntos negativos para Gryffindor –

–Bueno, vale – coincidió la castaña –estoy de acuerdo en que el tipo fue algo cabrón, pero Merlín Ginny, acaso no vivimos esto todos los días con los Slytherin –

–Hermione… –

–Seis años para ti y siete para mí aguantando a esas serpientes y sus jugadas sucias y solo porque un chico te hace algo que cualquier Slytherin haría ya armas todo un lío – dijo la castaña –más bien lo que te cabrea es que un tipo te haya manejado a su antojo, algo a lo que no estás acostumbrada –

–Nos vemos – dijo cruzándose de brazos y adelantándose unos pasos.

–Pues nos vemos – la castaña le siguió a distancia, estuvieron caminando un rato hasta que la pelirroja se giro y miro a Hermione.

–Lo que me molesta es… – se quedo callada, Hermione se acerco a ella y le paso un brazo por los hombros.

–Ya te lo dije, Gin – dijo la castaña –estás tan acostumbrada a que digas, hagas, grites y nadie te responda, hoy te has topado nada más ni menos que con la orna de tu zapato –

Y así fue como entraron al Gran Comedor, la pelirroja iba muy pensativa, la verdad era que ni Dean que era su novio se había atrevido a burlarse de ella o responder a sus desplantes, y eso la cabreaba más, nadie parecía tomarla enserio, porque todos tenían miedo a que alguno de sus seis hermanos hombres fueran a molestarlos por lastimar a su hermana pequeña, incluso los condenados Slytherin sabían hasta dónde debían llegar con los insultos hacia ella. Sin embargo ese Harry Potter no la había visto como nada, había tenido el descaro de burlarse de ella y sobre todo hacerla retroceder con frases bien estudiadas. Estaba por sentarse en su habitual lugar frente a su hermano y Hermione cuando lo vio, estaba sentado en la mesa Gryffindor, al principio, dónde casi siempre se sentaban los de primero, Lavander Brown y Parvati Patil estaban frente a él mirándolo como si fuera un adonis, pero el chico parecía ignorarlas olímpicamente mientras engullía un plato de frutas. Haciendo caso omiso a las palabras de Hermione, fue a sentarse cerca de dónde estaban, Potter levanto la mirada de pronto como si hubiese olido algo y la miro, sonrió zorrunamente y siguió con lo suyo.

–Es verdad que te enfrentaste a un basilisco tú solo – dijo Lavander, Harry alzo su mirada y la miro con seriedad, asintió y la chica se sonrojo.

–Increíble – dijo Parvati –también afirman que te has cargado a más mortífagos que el ministerio, ¿es verdad? – nuevamente, Harry le sonrió extrañamente y asintió.

–Puras habladurías – las palabras salieron por si solas, Ginny se llevo una mano a su boca al escuchar lo que había dicho.

– ¿Perdón? – Lavander le miro con brusquedad.

–Así que te parecen puras habladurías – toda la atención de Harry estaba ahora en ella, Ginny no se intimido al contrario pensaba en devolverle lo de la noche anterior como una venganza.

–La verdad dicen que siempre te escondías detrás de magos más capacitados – dijo con sarna –es más, algunos hasta aseguran que ellos te los servían en bandeja de plata para que tu solo los derribarás con un Expelliarmus – Lavander y Parvati contuvieron la respiración, Harry sin embargo siguió sonriendo con esa mueca de un depredador.

–Veo que siempre crees que todo lo que dices es verdad – le dijo sin verse ofendido.

–No creo, siempre lo hago – le sostenía la mirada, ella se estaba cabreando, él parecía divertirse más.

–Sabes que pienso pelirroja – dijo –que necesitas un buen polvo para quitarte todo ese mal carácter que te cargas – se puso de pie y le lanzó una mirada triunfal.

–Pues… – la pelirroja estaba noqueada buscando algo con que defenderse, Parvati y Lavander se burlaban –no negaste nada, así que es verdad que no eres más que un simple muñequito para dar la cara por magos de verdad, ¿Cuánto te pagan por las fotos y autógrafos? – estaba realmente cabreada, Harry se detuvo y todos lo miraban con sorpresa, al parecer la discusión entre ella y Harry no era ningún secreto.

–Escúchame muy bien – ya no había más burla, ni mueca divertida, era un rostro frío y sin emociones, Ginny supo por alguna razón que había dado en la llaga –no sé quien carajos seas, pero la próxima vez que dudes de lo que he hecho por tu patético trasero y el de todos ustedes al enfrentarme a algo que sinceramente ni siquiera imaginan – dijo con voz firme –me voy a olvidar que eres una chica –

– ¿Ah sí? – dijo sin titubear, todos contenía la respiración – ¿me estás amenazando? –

–Ginny cállate… – decía Hermione que ya había llegado hasta ella.

–Tómalo como quieras – dijo sin inmutarse, ojos marrones se enfrentaban a los esmeraldas de él que se pronto habían perdido su brillo, todo el Gran Comedor incluidos los profesores miraban aquella discusión –aunque debo medirme un poco contigo, ¿no? –

– ¿A qué te refieres? – estaba tan enfadada que ignoraba a Hermione y a su hermano que tenía la varita lista.

–Sí, ya sabes – dijo con frialdad –si le hago algo a la pobre y sobreprotegida muñequita Weasley tendré a seis hermanos tras de mí con todo y padre incluido dándome sermones por haber lastimado a su delicada niñita– fue el turno de Ginny de verse abofeteada.

–Menudo hijo de pu… – se puso de pie con la varita a ristre, sin embargo Harry se marchaba a paso decidido, sin importarle que la varita de Ginny lo apuntará directo a la espalda.

– ¿Qué fue todo eso? – preguntó Hermione mirando como los ojos de Ginny comenzaban a nublarse.

–El espectáculo termino – grito Ron y todos salieron de su sorpresa para seguir con lo suyo.

-o-o-

Golpeo la pared con sus puños, ¿Cuánto llevaba golpeándola?, no lo sabía, estaba cabreado, esa pelirroja había cruzado la raya, bueno, él la había cruzado primero, pero ella había comenzado la discusión. ¿Cómo podían dudar de lo que había hecho?, como se atrevían a pensar que su batalla con Voldemort había sido un simple duelo de colegio, Merlín, había pasado todo un mes en San Mungo recuperándose y esa estúpida pelirroja lo había desmeritado, lo había humillado. Acaso pensaban que la búsqueda de horrocruxes era como ir a la biblioteca a buscar algún estúpido libro. Estaba más allá del enfurecimiento y se preguntaba ¿Qué era eso que sentía en su pecho?, ¿rabia, coraje, dolor?, como podía una simple chica poner sus ideas y pensamientos fuera de lugar con comentarios que sinceramente si ofendían, pero no eran para generar todo un torbellino de cosas. ¿Qué era diferente?, acaso Voldemort, Bellatrix y sus mortífagos no se habían mofado de él igual que aquella Gryffindor como para que reaccionará así, vaya, reconocía que la chica tenía las pelotas (aunque fuera inverosímil pensarlo, pues era una chica) bien puestas como para no ceder y seguir defendiéndose a pesar de verse doblegada. Sabía que era una Weasley porque desde que tuvo su percance por la noche lo primero que había hecho antes de ir al gran comedor era averiguar un poco de ella, no le había costado más que unas atenciones con la profesora Vector para que ella soltará todo sobre la chica y también sabía de su complejo de inferioridad, lo notaba en sus ojos, en su forma de hablar, él se había pasado algunos años estudiando el comportamiento humano con la finalidad de facilitarle conseguir información para encontrar los horrocruxes, podía descifrar rostros, saber cuándo le mentían.

–Estúpida pelirroja – miro sus manos, estaban totalmente ensangrentadas y por más que quisiera curarse a sí mismo, no tenía ganas, ni fuerzas.

Al cabo de quince minutos llegó a la clase de Defensa contra las Artes Oscuras, sus manos iban vendadas y aunque le dolían él era capaz de soportarlo. Severus Snape le miraba con un rostro extraño, burlón, le reprendió por su llegada tarde de una forma muy alzada y para su satisfacción lo obligo a sentarse a lado de la misma chica pelirroja con la que había discutido en el gran comedor en el desayuno. Ginny Weasley al verlo desvió su mirada totalmente y trato de encontrar algo entretenido en el pizarrón, sus ojos estaban hinchados y rojizos, quizás producto de haber estado llorando. Snape miro con suma diversión como Harry con el rostro serio intentaba encontrar algo entretenido en el pizarrón.

–Muy bien – dijo Snape –lean en silencio la página 44 –

–Escucha pelirroja – dijo de pronto Harry, su rostro enfocaba el perfil de la chica, ella al parecer estaba leyendo y lo ignoró –Ginny – la chica se giro y se enfrento una vez más al chico.

– ¿Qué deseas, Potter? – preguntó con arrogancia, aunque su labio temblaba, quizás del coraje o del nerviosismo, solo Merlín sabia.

–No espero que llegues a comprender lo que me costó acabar con Voldemort o sus mortífagos – dijo con ese tono frío, Ginny le miraba atenta –pero no voy a permitir que pongas a juicio todo lo que he sacrificado –

–No es que tú seas un santo – le regreso con irritación.

–Pues sinceramente no sé qué es lo que esperabas de mí, bien pudiste sentarte en otro lado o mantener tu boca cerrada en el desayuno – dijo con firmeza –pero creo que ponerte a gritarme lo que gritaste no es como para quedarse callado –

Ginny abrió sus ojos con sorpresa, ese chico seguía siendo tan cabrón o realmente sabía juntar las palabras para dejarle desarmada –vale, solo estaba cabreada por lo que paso con Mcgonagall, pero admite que tú fuiste un gilipollas –

–Si para ti es satisfactorio escucharlo, bueno lo fui – dijo y se dedico a seguir buscando algo interesante en el pizarrón.

–Espera – dijo la pelirroja alzando una ceja –como que si es satisfactorio para mí, es decir, ¿no lo sientes de verdad? –

–Puedes pensar lo que desees – dijo sin girar a verla, Ginny sintió nuevamente la rabia fluir por su cuerpo.

–Eres un cabrón – dijo.

–No, no lo soy – esta vez la miro con mucha intensidad y la pelirroja por primera vez escondió su mirada –pero no puedo pedir algo que no siento –

–Cómo que… – estaba por replicar cuando un agrio comentario los hizo mirar a Severus Snape.

–Así que no están conformes con la escenita en el gran comedor – dijo Snape.

–Cierre la boca – dijo Harry con dureza, Snape curvo aún más su sonrisa.

–Ya veo – dijo –así que ese es su intento por llamar la atención cierto, esos desplantes no son más que su plan para ganar fama también aquí en el colegio –

–Piense lo que quiera – dijo y lo ignoró, se dedico a mirar el libro que Ginny tenía abierto en la página 44, ella le miraba aún absorta.

–Yo no soy Scrimegeour o Dumbledore para que le pase ese tono tan altanero y pomposo, Potter – dijo Snape cabreado.

–Claro que no es ninguno de ellos, mortífago – dijo con sarna, Snape perdió el color de su rostro de golpe, Ginny soltó un grito de sorpresa y los demás contuvieron el aliento.

–Podrás haber vencido al señor tenebroso pero no eres más que un imbécil arrogante, igual a tu asqueroso padre… – la varita de Harry lo apuntaba directo al pecho, el chico estaba de pie.

Ginny solo observo a Potter con mucha cautela, en primera ese chico era realmente muy extraño, era un tipo frío, parecía no tener ninguna emoción en él, ni siquiera conocía lo que era el respeto pues le apuntaba a Snape con tanta seguridad que el profesor hizo lo mismo. –Anda, termina el trabajo que tu amo no pudo hacer, mortífago – el profesor envió un hechizo tan rápido que fue desviado por el chico.

– ¿Qué crees que haces, Potter? – Ginny miraba como el chico parecía haber cambiado su semblante y sinceramente le daba miedo, miraba a Snape con verdadero rencor, sus ojos esmeraldas parecían haberse tornado muy intensos.

–No te metas en esto, pelirroja – dijo firme, bordeo la butaca y estaba ya frente a frente con Snape, éste aún lo apuntaba y lo analizaba.

–Para ya – le insistió la chica –esto no es gracioso –

–Ahora tienes una defensora, Potter – el profesor sonrió burlonamente, lo estaba retando, hubo un latigazo de fuego, que Snape desvió con rapidez.

–Basta ya – se escuchó una voz en la entrada del aula, todos miraron como Minerva Mcgonagall entrada con la varita a ristre.

–Minerva – dijo Snape comprendiendo lo que había sucedido, miro su varita y luego a Harry.

Continuará.


Gracias por leer.. si sigues phoenix.. mas abajo tengo un adelanto del cap que estara listo este fin de semana, junto al segundo cap de esta historia :D


Adelanto Phoenix..

Capítulo 9, Astucia de Slytherin.

"Abrió los ojos con lentitud, todo el cuerpo le dolía y podía sentir una opresión en su estomago. Cuando por fin pudo enfocar bien distinguió una mata de cabello rojo, piel blanca y pecosa, a su nariz llego un delicioso olor a jazmines y de pronto no le importo el dolor, no le importo nada, cerró los ojos con alivio, una sensación impresionante invadió su pecho, era como despertar de una terrible pesadilla y ver a lado tuyo lo más hermoso y valioso que tuvieras en tu vida. Ginny Weasley dormía profundamente en su estomago, la posición era incomoda y por la humedad en la sabana entendía que se había pasado un muy buen rato llorando en esa posición antes de caer rendida. La ternura invadió sus ojos, sin embargo un enorme sentimiento de calma se extendió por todo su cuerpo, Ginny estaba ahí, tan cerca y eso solo quería decir una sola cosa, había sido rescatada de las garras de Lord Voldemort."