CLUB CINDERELLA
CAPITULO 01: TE DETESTO ICEBERG PARLANTE
Vincent estaba molesto, no podía creer que aquellos 2,000 dólares a la semana le fueran a costar tanto, su indignación era demasiada para ser expresada en palabras en estos momentos. Había sido obligado a llevar un vestido de encajes negro con motivos de rosas y cuello V para resaltar algo que no tenía por ser hombre, era increíble como lo habían peinado, parecía algo hecho para una fiesta de salón o eso podía admirar usando de espejo una copa que tenía a mano.
Uno de los miembros de la mesa al ver a la "anfitriona" algo descuidada empezó a pasar su mano sobre la pierna de él, a Vincent de inmediato se le crisparon los nervios, ¡qué diablos le pasaba a ese tipo! Intentó zafarse pero el hombre estaba borracho y no hacía caso de los insultos que le dedicaba; estaba a punto de golpearlo pero otro borracho que estaba en la misma mesa dormido decidió unirse a la fiesta y lo agarró por los brazos desde la espalda, quedando a indefenso ante el primer borracho.
L-Linda, ahora n-no puedes decir que no – la mano del primer borracho comenzó a subir el vestido de encaje negro que tenía, muy pronto estaría cerca de la ropa interior y estaría en problemas. Descubrirían su secreto y todo estaría perdido, si fallaba tendría una enorme deuda sobre su cabeza.
¿Cómo diablos se había metido en esto? Recordaba que estaba frustrado y enojado por los desplantes de cierta persona que no quería ver el resto de su vida si era posible, pero al estar en la misma universidad y al compartir algunas clases, pues… era imposible.
FLASHBACK
UNAS HORAS ANTES…
Esa mañana el rubio se encontraba lidiando con un pésimo estado de ánimo, había pasado una semana desde San Valentín y aún no había nada en el buzón. Entre más profundizaba en el asunto, más sentía que su cabeza explotaría haciendo caer sus sesos por todos lados por la furia que cargaba. Las palabras que había dicho hace algunos meses esa persona regresaban a su mente como una película con muchos detalles que no estaba feliz de recordar.
"Vincent, solo te veo como mi amigo" eso fue lo que siempre le repitió por meses. Y él para no perder el vínculo aceptó tontamente aunque sufriera con la esperanza de que quizás cambiaría de idea, sabía que el albino tenía muchos problemas y no quería presionarlo. Pero a medida que pasaron los meses, incluso siendo su amigo fue menos que eso, cuando fue la persona con quien más congeniaba, ahora aunque lo hiciera, todo lo que saliera de su boca sería tomado de mala forma y cada vez todo se distanció, hasta el punto en que fue menos que una roca cualquiera del suelo.
Y pudo darse cuenta en ese día tan especial para todos, tal vez antes para él no tanto pero en el fondo quizás esperaba algún gesto, ya que su "amistad - noviazgo" no había sido un suceso que "no sucedió" si no algo grande, al menos para él. Pero su gran tonto amigo actuaba como si nada hubiera sucedido, incluso su lado divertido se había vuelto totalmente aburrido, para todo tenía un comentario agrio que dañaba el momento y mejor todavía, ahora resultaba que le importaba lo que dijeran los demás.
Quejas como esas inundaban los pensamientos del rubio a diario sin poder hacerlos escapar de su boca como debía, conocía la forma tonta de tomar sus quejas el peliblanco y sabía que el trato sería peor. No era como las personas normales que solo intentan analizar el problema que se les plantea, no, era de esas que no le gusta complicarse la existencia y simplemente quitan del camino lo que les estorba. Era genial enfrentarse cada día con esa actitud, ya no sabía la razón por la que se había enamorado de semejante iceberg parlante.
Pero la de San Valentín había rebasado el vaso por completo, todo era gracias a esa nueva amiga que tenía, la estudiante de enfermería que era perfecta en todo, tanto que ya le daba asco. Nunca le había tenido tanta rabia a alguien, además del susodicho no. Su modo de comportamiento lo hallaba molesto en el sentido de que era una mujer superficial, de esas que buscan romance y belleza a la vez, si, todas lo buscan por obviedad pero ella lo exageraba y en un sentido más amplio lo veía como deber. Sabía de antemano que ella le tenía un aprecio extraño a Break y eso no pasaba desapercibido para nadie, a excepción del imbécil en cuestión que no se daba cuenta de nada y al final le decía que eran ideas suyas. Ahora gracias a la gran ruptura y al estado actual, ella había ganado terreno en el tiempo de él, no podía hacer nada ya que incluso Break lo evadía con excusas baratas de que debía estudiar y al final, ella acababa con él en algún lado.
Y justo ese día, el 14 de febrero, le había visto a ella con un regalo de "amistad" de parte de él…
Y ahora se preguntaba ¿dónde estaba esa amistad que tanto le profesaba él? ¿Para qué le insistió tanto que fueran amigos? Si al final nunca lo sería de verdad…estaba frustrándose solo pensando, ya no tenía ganas de aparecer a dar sus respectivas clases de la tarde, solo quería hundirse en una botella de vino Merlot que había sobrado de Navidad. De todas formas nadie le importaría si estaba o no, su presencia daba lo mismo, por lo menos hoy quería pasar de todo.
Mientras buscaba la condenada botella que estaba atascada entre el mueble de los libros y el sillón, por accidente tiró el teléfono y algunos libros al suelo, haciendo un gran estruendo al caer sobre él. Maldecía su torpeza, ¿es que nada podía salirle bien?
Recogió con fastidio todo lo que había tirado hasta que una tarjeta roja llamó su atención, había escapado de los libros que viejos que había pedido en la biblioteca la semana pasada. Decía "Únete a nuestro cuerpo de trabajo, pagamos 2000 dólares a la semana como salario base, adicionalmente comisión dependiendo de las ventas", el solo leer esa presentación le hacía sospechar que no era un trabajo digno. La tiró a un lado sin pensárselo dos veces, estaba en la podrida pero jamás caería tan bajo como para trabajar ahí.
1 HORA DESPUÉS…
Y aquí se encontraba, frente a un sitio en el barrio rojo que tenía un enorme letrero de neón que decían "Club Cinderella", no podía imaginar a quién se le había ocurrido ponerle ese nombre tan irónico por el lugar en que estaban ubicados. Nadie en su sano juicio entraría ahí, además solo habían fotos de mujeres hermosas en los letreros y no le llamaban la atención. Su estomago rugió recordándole su situación económica, tal vez su trabajo consistiría en ser un limpiador, intentó convencerse desesperadamente de ello. Si era así lo haría gustoso, siempre y cuando pagaran la cantidad que decía en la tarjeta, tampoco es que pudiera escoger el trabajo que podía hacer.
Tocó la puerta que daba al callejón, una joven con expresión de cansancio abrió la puerta, sus cabellos desordenados y negros dejaban ver uno de sus ojos verdes que usó para mirarlo de arriba abajo como analizando un producto que acababa de llegar.
¡Shima llegó otro! – gritó la chica a alguien que estaba al fondo del pasillo. Otra chica de cabello verde oscuro apareció feliz frente a él, ella limpió sus lentes para verlo bien. No le gustaba esa sensación de que lo estuvieran estudiando tanto sin decirle la razón, ya estaba a punto de largarse por donde había venido, no estaba para perder el tiempo aquí en cosas extrañas. Estaba por dar la vuelta cuando Shima lo agarró por los hombros.
¡Estás contratado por tu hermoso cabello! – dijo la peliverde emocionada, Vincent no entendía la extraña felicidad de la joven y tampoco la razón tan tonta por la que ahora tenía trabajo.
¿Y qué se supone que voy a hacer? - preguntó el rubio algo dubitativo, el asunto no le terminaba de cuadrar aún. Ambas mujeres se miraron a los ojos sin entender la pregunta.
Pues…ya sabes…eso, dile tú, Mei – dijo Shima sin querer explicar.
Supongo que es mejor verlo que hacerlo para entenderlo – Mei sin mediar más palabras que las antes mencionadas, llevó del brazo a Vincent hacia un cuarto, Shima lo seguía desde más atrás con una sonrisa de oreja a oreja. Lo siguiente que se escucharon fueron unos gritos desgarradores por parte del rubio.
FIN DEL FLASHBACK
Ahora estaba aquí luchando por su "castidad" con unos borrachos, era increíble y chistosa la situación, si fuera una persona con sentido del humor claro, pero como no lo era, estaba entrando en pánico.
"Si ellos descubren que eres un chico, los gastos de vestido, maquillaje y tintorería serán puestos en tu cuenta por poner en peligro la reputación del local, nadie aquí sabe que los que atienden son chicos vestidos de mujer" – Mei le dijó con un aura amenazante que le recordaba cierta conocida cuando no quería hacerle un favor. Tendría una deuda de 5,000 dólares que no tenía, por culpa de esos dos, tampoco podía gritar por ayuda.
"Recuerda que no deben tomar tanto en esta cena, debes entretenerlos para qué no se pasen, hoy no tenemos a Jimmy el seguridad" – dijo Shima tranquilamente como tirándole todo el peso de la operación en sus hombros.
Estaba perdido, lo viera como lo viera, no podía pedir ayuda y mucho menos podían descubrir su género, lo único bueno era que el motivo de esa noche era fiesta de disfraces y por ello debía llevar una máscara en la cara, no corría el riesgo de ser reconocido por nadie. Pero eso no quitaba el problema actual, estaba a punto de ser violado si nadie hacia nada. Uno de los borrachos, el que estaba a su espalda, logró soltar el cierre del vestido haciendo que este se deslizara un poco cuando la puerta de la sala se estaba abriendo.
Disculpen por llegar tarde, salieron algunos inconvenientes en la oficina y … - un joven peliblanco apareció por la puerta quedando estupefacto por la escena, al igual que Vincent y los dos borrachos. Él aprovechó eso y se agarró el pecho haciendo un sonido como si se hubiera soltado por completo y salió corriendo de ahí. Era la mejor forma de salir de ahí sin meterse en problemas y "no arruinar la reputación del local". El chico al ver que la "joven" se había ido en ese estado, decidió seguirla para pedir disculpas por el comportamiento de sus dos compañeros.
Shima y Mei se dieron cuenta porque vieron todo desde las cámaras, era su oportunidad de oro. No le abrieron la puerta a Vincent y dejaron que el joven lo alcanzara.
"!Oigan! ¡Abran desgraciadas! ¡No quiero hablar con este tipo!" – pensaba mientras tocaba molesto y desesperado la puerta.
"¡Es la última persona con la que quiero hablar vestido así!" - sintió pasos que se detuvieron detrás de él, volteó lentamente para encontrarse con el último rostro que quería ver en ese lugar.
Me haré responsable de los actos de mis empleados – habló el joven. Para su desgracia sabía de quien se trataba. Xerxes Break estaba frente a él, tratando de ayudarlo cuando no quería su ayuda, ahora no…
Un fic raro como siempre, aunque por alguna razón me gusta como quedó XD
Death God Raven ~ :3
