El menos amado

El menos amado. Siempre. No importa que tan buen amigo seas, que tan buen hijo te consideres, que tanto te esfuerces para ser lo mejor que puedas. Siempre resulta lo mismo: no ganas y acabas, al contrario, en el lugar más doloroso que hay en una competencia: el segundo lugar. Porque eres el número dos, eternamente, siempre detrás de alguien más parece merecer lo que tú buscas por derecho, por destino, por injusticias del karma. Y no es que te importe no ser el mejor de la clase o el eterno campeón cuyo nombre vitorea el colegio entero; no, lo que a ti realmente te carcome es el segundo lugar que ocupas en el corazón de todas aquellas personas que para ti son las primeras. Con tu madre, que siempre deseo una hija y la tuvo justamente después de ti; con tu padre que tiene suficientes hijos exitosos como para notar tus logros o esfuerzos, con tu mejor amigo que es un héroe desde que era un bebe y sigue siendo el centro de atención constante por todas sus cualidades. No, no tienes envidia porque tu corazón no puede albergarla: tienes celos, celos que te trituran la cabeza porque duele siempre esa maldita injusticia: no importa que tan alto saltes, siempre alguien más, sin proponérselo, habrá saltado más alto; no importa que tan leal seas, la lealtad no se valora hasta que se pierde y a los que tu se las das nunca van a perderla porque los amas demasiado para eso. Deberías irte, alejarte pero no vas a hacerlo porque todo tú estas hecho para ser justamente lo que eres: el que apoya, el que comprende, el que sigue; el que siempre, aunque no quiera, va a estar pensando en los otros y en que es lo mejor para ellos. El único consuelo que te queda es saberte bueno o al menos lo más posible porque si fueras totalmente noble no sentirías dolor cuando te relegan, cuando no te agradecen. Concédete, por lo tanto, el lujo de saberte que mereces la misma proporción de lealtad, de cariño, de amor y consideración que tu ofreces. Porque sí, la mereces aunque jamás vas a recibirla.

Serás el eterno número dos. El menos amado siempre.


Les dejo esta viñeta para hacer más llevadera la espera de mis actualizaciones y demostrar que sigo viva. El personaje es fácil de adivinar, en una de sus facetas que más me conmueve. Pueden creer que es sublimación de mis propios demonios, puede ser aunque no de la manera que piensan: la escritura ayuda a que me desestrese.