Al entrara al palacio todos los sirvientes me hicieron una reverencia, ellos estaban vestidos de negro como todos los campesinos en la isla. "Asi que todos saben lo que el momento de Mar a llegado para partir del mundo de los vivos... y aun asi me respetan en vez de odiarme. Llena de sorpresas hast el final ¿no es asi Marianela? Me pregunto si vas a mantener tu promesa:
La risa de mi mejor amiga, se podía escuchar sobre los ruidos de las olas. Los dos estabamos sentados sobre las orrilla de la playa, bromeando y jugando. Sabía que estabamos siendo observados por los otros Dioses ya que el mar estaba más calmado que lo normal (Triton) y los rayos del sol hacían brillar a Mar más de lo normal. Podía notar que a el padre de Marianela, Apolo, le encantaba verla reir después de tanta tristeza que ella tuvo que pasar. En momentos como estos, en los cuales pensaba que cruel era esa ley que prohibia a los Dioses de ver a sus hijos mortales, me enojoaba con el mundo.
-No te procupes por mi Tánatos- la voz de mi mejor amiga me trajo de vuelta de mis pensamientos- Tal vez mi vida fue cruel al comienzo pero ahora estoy casado con el amor de mi vida, tengo tres maravillosos hijos, puedo ver a mi padre de vez en cuando gracias a las festividades artisticas de la isla... y te tengo para cuidar mi espalda. Simepre.
Sonreí sacudiendo la cabeza sin poder creermelo- ¿Cómo es que siempre sabes que decir?
-Es que no lo sé, simplemente...
-Actuas por instinto- le interrumpí- Lo sé, eso es lo que más le gusta a Triton de ti.
-¿Qué es lo de verdad me estas ocultando Tánatos?- me acuso Mar con una mirada feroz.-Un día voy a tener que venir a visitarte, pero...
-Para llevarte mi alma en vez de tomar el té-esta vez fue ella la que me interrumpio. La mirada que le dí fue una de shock, puesto a que en sus ojos azules pude ver solo una cosa... pena por mi. "¡Si soy yo quien la va a matar!"-Cuando ese momento llegue te voy a recivir con los brazos abiertos, te lo pormeto Tánatos.
-Ya es el momento ¿no?-una voz, firme y sabia pero llena de dolor, interrumpio mis recuerdos.
Al levantar la cabeza note que ya me encontraba en frente del dormitorio principal. Parados delante de la puerta se encontraban la segunda familia de Marianela.
Annabeth la esposa de Percy, el hijo mener, fue la que me hablo. Pude notar que sus ojos, normalmente, estrategicos estaban rojos por tanto llorar. En sus brazos se encntraba su hijo, Tyson, el cual sollozaba en sus sueños. Nunca me sentí tan enfermo por quitarle el alma a alguien. Al lado de Annabeth estaba parada Rachel, ex-vidente de Apolo, la cual fue obsequiada por el Dios del Sol a Octavian para matrimonio. Aunque alla sido un matrimonio arreglado y hubo unas cuantas discuciones al principio, ahora los dos son muy felices. Entre las piernas de la peliroja se hallaba parado Jason, su hijo, firme y orgullosos como su padre hubiese querido. Pero aun asi se podía ver la tristeza reflejada en los jos del niño. Apoyada en la puerta se encontraba Thalia, hija de Zeus y esposa del hijo mayor de Mar, Luke, como si estuviera preparada para atacarme... aunque los dos sabíamos que eso no hiba a sucerder porque Marianela no lo quería. Sentados al lado de la hija del Dios del Rayo estaban sus hijos Christian, Travis y Connor, además de Will, el hijo menor de Octavian y Rachel. Los cuatro estaban alli esperando callados.
-Asi es- dije finalmente luego de, lo que a mi me parecieron, siglos.
-Hazlo rapido, ella no merece morir en sufrimiento- demandó Thalia.
Normalmente la hubiera matado en ese mismo intante por ser tan descarada en frente a un Dios, pero mi dolor nublaba mi ira. Asi que solamente acentí y entre a la habitación.
En el medio de la cama se hallaba Triton abrazando a su moribunda esposa, con ojos cristalizados. El cabello dorado como el sol de Mar estaba secon sin vida y sus ojos que siempre resplandecían tan fuerte como el cielo despejado, ahora estaban casi apagados totalmente. Luke, Octavian y Percy se encontaban alrededor de sus padres. Aunque Hermes, Apolo y Poseidon no se encontraban alli se podía notar el corage y fuerza que les daban a sus campeones.
-No- susuró el mayor.
-Luke...-empezó a reprochar, debilmente, Marianela a su hijo.
-¿No te voy a prmitir llevarte a mi madre!- gritó Luke enojadisimo, por su tono se podía notar la frustración que sentía. Octavian apretó los puños tan fuerte que empezó a sangrar mientras que Percy trataba de no llorar frente a los ultimos momentos de vida de su madre.
-Todos son visitados por la muerte en algun momento de su trayectoria. La diferencia es en como me reciben- al termnar de hablar tuve que contener mi risa ya que mi mejor amiga abrio los brazos lista para reciverime.
-No creas que me hiba a olviar de nuestra promesa- ella susuro, solo para que yo escuchara, justo antes que mi oz segara su alma.
-¡No!- el gritó de pura desesperación y sufrimiento de Triton fue lo único que necesite para saber que ya no era bienvenido en esa isla.
Pero aun asi supe que los llantos de la familia, que llegue a amar y a la cual destruí, siempre me cazaran... por el resto de la eternidad.
