Disclaimer: Anda Himaruya, no llores tanto, que para el caso que les haces a los ancient...
Ancient University
La pregunta que nos hacemos todos ahora que Britania vuelve a estar en el presente es ¿dónde está? ¿Inglaterra la ha puesto a hacer algo o... algo? ¿Vive con él? ¿Le ha puesto una casa?
No lo sé... Quizás la ha mandado a Glasgow en plan "QUE TE AGUANTE ÉL!" y Escocia la devolvió. Pero igual Inglaterra la mandó a Manchester en plan, puedes ir ahí y vivir sola o puedes quedarte aquí Y DEJAR DE LANZAR MALDICIONES A LOS COCHES!
Y creo que debe haberse ido para allá, sinceramente, aunque también puede que se haya aburrido después de un tiempo y haya vuelto asustando a todo el mundo en el tren. Así que bueno, si está en Manchester debe estar en la casita de Inglaterra y TODOS los niños del barrio deben tener ya PERFECTAMENTE claro que una bruja vive en esa casa.
Es que además Inglaterra es un histérico con todos sus secretos sobre Francia en casa y cada vez que Francia se presenta sin avisar... no puede mandar a su madre al bosque. Además Francia se presenta sin avisar mucho más a menudo de lo que lo hacía Roma.
Y Francia debe presentarse con bastaaante frecuencia sin avisar y terminan pagando un hotel
es que además deben PELEAR Britania e Inglaterra y porque debe ser IGUALITA a como es Inglaterra con el niño SEGURO.
—Preparas mal el té.
—No te pusiste bien los zapatos.
—Tu peinado está mal.
—Quizás deberías llevarte una chaqueta más gruesa.
—Vas a tener calor con esa chaqueta tan gruesa.
—Compra huevos.
—Compra huevos de otra marca, los huevos de ahora son un asco.
E Inglaterra, "¡TÚ ni siquiera sabes lo que es el té, mis zapatos están perfectos, mi pelo no se peina y me pongo la chaqueta que me da la gana! ¡Llevo cuidado de mí mismo dos mil años!"
—Pues con razón todo está tan descuidado por aquí, mira como tienes la casa.
—¡NO! ¡NO toques eso! ¡Es un regalo de la reina! ¡No! ¡Eso no se puede tirar! ¡No, NADA se puede tirar!
—Y ese niño rubio te visita demasiado... y el regalo de la reina es horrible —lo tira al bote de la basura—. ¿Desde cuándo la reina manda más que tú? Tú eres el más grande y el más fuerte y el más poderoso.
—¡QUE NO LO TIRES! —lo recupera de la basura mientras ella casualmente le rompe un bracito a un niño de porcelana que está puesto sobre la chimenea, que es FEO, pero se lo regaló Canadá. No, de hecho si es tan feo seguro se lo regaló la reina.
—Mira, tengo que irme al parlamento, ¿de acuerdo? te voy a dejar aquí. NO tires NADA. NO hagas magia con NADA. Bloody hell! ¡NO TOQUES NADA! ¡VE A CUIDAR A MORNING STAR!
—No puedo pasarme el día cuidando a tu unicornio al que además no me dejas sacar a pasear —protesta—, tu casa está mal construida además, es estúpida su orientación y debería estar a las afueras de la ciudad. Quizás podría ir contigo al parlamento, ¿dices que ahí es desde donde gobiernas esto? Podríamos mejorar algunas cosas y prohibir los coches.
—NO voy a prohibir los coches, mum. ADORO los bloody coches! ¡Y no vas a venir conmigo a Westminster!
—Pues yo los ODIO, son ruidosos y echan fuego y deberías prohibirlos. Igual que los regalos de la idiota reina que se viste como si ese niño rubio tuyo le mandara a hacer la fea ropa.
—¡No hables así de la queen! ella es... es... —la fulmina incapaz de decirle que la reina es como su madre a... ella.
—Ella es, ¿ella es... ? —pregunta mirándole retadoramente. (Perdona Inglaterra, en serio tu madre te quiere mucho solo que es un fastidio)
—Ella es... lo que no quieres saber, así que pórtate bien —la señala con el dedo.
—¿T-Te acuestas con esa mujer? ¡¿Qué he hecho para merecer esto?! —levanta las manos.
—NOOOO! —chilla sonrojándose—. MUM!
—¿Pues qué otra cosa no querría saber? —saca uno de los libros de su librero con el ceño fruncido.
—¡NO toques eso! ¡TE HE DICHO QUE NO TOQUES NADA! ¡Habla con Tinkerbell o lo que sea!
Britania pone los ojos en blanco.
—Vale, no voy a tocar nada —hasta que salgas por la puerta... se cruza de brazos y le mira—, fuera del suelo... ¿ese sí lo puedo tocar?
—No, tampoco —la mira y sonríe de lado.
—Mira que gracioso, ¡síguete burlando de tu madre! —le señala con el dedo.
—En serio, mum —suspira—. Necesito ir a trabajar... solo... no toques nada, ¿vale? Si la casa está entera para cuando vuelva iremos el fin de semana a ver el museo británico, ¿quieres?
—No puedo no tocar nada —hace los ojos en blanco—. Pero si TANTO te molesta que esté aquí, iré a intentar buscar el bosque en este lugar infernal que has construido —se echa en la butaca.
—No, no, no... porque... no, OK, OK... vamos los dos a Westminster... —se muerde el labio porque si se va sola sí es peligroso.
—No, no, anda... ve... sé cuidarme sola aunque te cueste trabajo creerlo —hace un gesto con la mano para despedirle tomando el libro de hechizos de Inglaterra del suelo al lado de la butaca, que es en resumen, más o menos, lo único con lo que le deja entretenerse últimamente. El inglés a mira no muy seguro...
—¿Quieres bordar? Puedes hacerlo también... y hay algunos cuentos que si quieres puedes... mirar los dibujos.
—England, what do you want? No quieres llevarme, no quieres dejarme... no quieres que toque nada, no quieres que vea nada, no quieres que haga magia... ¿quieres que BORDE? Ni siquiera sé que es eso... y para mirar los dibujos tengo que TOCAR los libros —suelta con cansancio.
—Es que sí puedes tocar los libros que te daría... puedes tocar... Puedes tocar las cosas, solo no las rompas ni las tires. Hay un huerto de especias mágicas fuera que necesita un poco de ayuda y... mira, si sales —se acerca a un bloc y escribe su dirección y todos sus números de teléfono—. Y me necesitas dile a cualquier persona que "llame" a uno de estos, ellos sabrán qué hacer... pero no salgas lejos y vuelve aquí para la puesta de sol.
—Blablabla... arreglaré el huerto si eso te complace... lo arreglaré antes de que el sol esté ahí —señala al techo—, y luego vendré y no romperé nada, ni veré nada y si salgo saldré cerca. ¿Sabes? Cuando tú tenías este —muestra un metro de la mano al suelo —, tamaño yo no te ponía tantas limitaciones.
—Mum! ¡No es lo mismo! mira... también puedes ver la tele, la enciendo ¿vale?, te la dejo encendida —lo hace. Con suerte no volverá y estará rota cuando quiera apagarla
—Llévate la capa porque va a llover.
—Déjala encendida, ¿vale? si no quieres verla, solo déjala. Mira... —saca la cartera y saca cuatro billetes de cinco libras—. Te dejo algo de dinero también... Aquí siempre llueve, mum, por eso vamos en coche.
—Esas cosas demoniacas van a matarte un día. Y ten cuidado con lo que comes... ya te he dicho que ahora la comida aquí es una porquería —se levanta del sillón porque no puede estarse quieta, caminando por la casa.
Inglaterra se pellizca el puente de la nariz intentando tomar paciencia... y toma las llaves del Rolls para llevárselo... por si acaso. Ya ha puesto en el maletero algunas de las cosas más-preciadas-e-irremplazables y los-secretos-más-oscuros-que-nadie-debe-saber-ni-de-su-existencia.
Britania bufa, harta y un poco desesperada porque la verdad DETESTA esta situación, es completamente aburrida, ¡no tiene ni siquiera bosque ni tiempo para enseñarle nada!
—Si haces lo que te he dicho, el fin de semana vamos a ver los fantasmas de la Tower.
Ella levanta las cejas, le mira y sonríe.
—Quizás podemos traer un par a vivir aquí, puedo invocarles.
—Pero no nos traemos a... —aprieta los ojos y suena el timbre—. ¡Oh! ¡Por la reina! —protesta poniendo los ojos en blanco.
—¡Yo abro! —en verdad esta aburrida —. Si es el cartero le reñiré por pisar las begonias.
La deja... y de repente se le ocurre una idea, toma el teléfono. Britania no se entera, abriendo la puerta.
Donde están Roma... y Galia... y Francia que se ha unido a la comitiva cuando Roma ha ido a buscar a Galia ya que no se suele perder UNA oportunidad para ir. Inglaterra está llamando a América.
—¡Tú! —chilla Britania sólo viendo a Roma y cerrando la puerta. Él se muere de la risa tras la puerta.
Britania SONRÍE de su lado de la puerta.
—Helloooo? —saluda el niño por el teléfono.
—Anda, ¿a la bruja se le ha olvidado como tratar a las visitas? —pregunta Roma a través de la puerta golpeando de nuevo.
—Ah!, hi, America, It's me... ¿Ya te ibas a dormir?
—¡Vete a casa! Y no me llames bruja —debe oírse la sonrisa igual
—¿Y darte la satisfacción? Antes tiro la puerta abajo —lo peor es que Roma sonríe también mientras Galia habla con Francia tan tranquilamente.
—Irme a dormir... Neh... Estoy con el GTA V —explica distraído.
—América, ¡Mira la hora que es! ¿Qué es eso, un formulario oficial? ¿Qué te tengo dicho de dejar el trabajo hasta última hora? ¡Ya lo acabarás mañana y ve a dormir!
—Eh? Yep, yep... Eso... —oye la mitad—, es que estoy a punto... ¡Acabo de robarme uno awesome y estoy huyendo de la policía!
—What the hell? ¿La policía? ¿Estás en problemas?
—Ja! Que vas a tirar la puerta. En mi casa hay puertas fuertes, me reiré de ti un buen rato en lo que te destruyes los puños tirándola —sigue Britania para Roma.
—Entonces simplemente tomare una piedra, romperé una ventana y me colaré por ella... —responde el romano tan tranquilo.
—You have no idea... Tengo a... —se calla unos segundos distraído e Inglaterra debe oír a las patrullas aullar en el sonido soround de América.
—America! what the hell are you doing?! ¡¿Has visto que horas son!?
—Quizás te atraviese con una flecha en el intento —asegura la británica.
—Ni siquiera tienes una, te he visto cuando has abierto —se la juega.
—Pues yeah, maaaan, pero... ¡Pues es que es awesome! —se ríe—. No no no... Fuck!
—¡Pero como puedes estar riéndote mientras! ¿qué ha pasado con la policía? ¿estás bien!? —ya se está tirando de los pelos.
—¡Pues tendrás cejas verdes para siempre!
—Y eso me haría aún más atractivo para ti, verdaaaad? —ese tonillo acusatorio.
—¡No es verdad!
—Ah, claro que sí, apuesto a que estás sonrojada ahora mismo imaginándotelo. No seas sucia y no te toques... —Roma, en serio...
—Pues me robe el coche, Iggy y no lo vi —explica America riendo.
—Pero... why in the hell has robado un coche?! ¡si tienes como un millón de camionetas!
—WHAT?! ¡No me estoy tocando nada! —abre la puerta de golpe.
Roma sonríe ampliamente con los ojos entrecerrados, se apoya con el brazo en el marco de la puerta, sujetando esta con la otra mano y poniendo también un pie para que no la cierre.
—Eso suena muy culpable. A mí me parece que eso es justo lo que hacías.
—¡Eres un idiota! —protesta ella sacándole la lengua infantilmente y aún sonríe...
—¡Ah! Y además me insultas, aún más motivos para pensarlo —le guiña un ojo.
—¿Que hacia quién? ¿Yo? ¡Pues me lo estaba robando! Y tengo una... ¡JA! ¡Una bazooka!
—AMERICA! —grita histérico—. ¡Exijo una explicación!
—Explicación de what!? ¡Así funciona! Que quieres que haga, dile a Japan si no te... BOOOMM! HAHAHAHA!
Sé que parece impresionante, pero Britania aún no nota a los otros dos.
—A Japan? What the hell? What are you doing with Japan?
Roma empuja un poco más la puerta y se acerca a ella con su sonrisa arrogante haciéndola quedarse DEMASIADO cerca o echarse atrás. Britania de sonroja ampliamente y da un pasito atrás, tragando saliva.
—E-Estoy muy ocupada...
—¿Tocándote? —en un susurro, otro pasito hacia ella.
—No! ¡No me estoy tocando nada! ¡Estaba en el huerto! —manos limpias y relucientes.
—Pues japan siempre hace estas cosas, ¿no? La verdad no tengo un idea pero es awesome.
—Sabes que hay una forma muy fácil de ver si mientes... ¿es que quieres que lo compruebe? —se acerca un poco más, mano sobre el hueso de la cadera.
—¿Qué es lo que hace Japan? ¡No entiendo nada de lo que me dices! ¿¡Estás bien o no?!
Y esas simples palabras hacen que Britania definitivamente no quiere que lo compruebe. Se SONROJA.
—Sure! ¡Estoy jugando GTA con el commie!
Roma le da un beso suave en los labios, moviendo la mano hacia la zona en cuestión.
—Estas... wait! ¿¡Estás jugando!? —frunce el ceño—. Es uno de esos juegos de video tuyos, ¿verdad?
—Nononono! —Britania mano a las regiones vitales deteniéndole de la mano.
—Pues obvio HAHAHAHA —se ríe de buena gana—. ¿Quieres jugar?
Roma se ríe e igual que se ha acercado se separa sonriendo burlonamente.
—No! ¡Me desesperas de los sustos que me metes! —protesta Inglaterra—. Para un momento, necesito saber algo.
Britania sisea algo entre dientes y Roma cacarea dos veces como gallina.
—Brittanie —la interrumpe Galia antes de que acabe, dándole un beso en la mejilla mientras el romano se mete a la casa.
—¿Saber qué? —pregunta el americano al teléfono.
—¿Aun tienes cámaras instaladas en mi casa?
Britania parpadea y parpadea otra vez.
—G-Galia! ¿Qué haces... Cómo es que...? Galia! —le sonríe sonrojándose. Ella le sonríe con los ojos entrecerrados y soñadores que lleva siempre y la abraza.
—¿Cámaras? Jejejejeje... Naaaah, ¿cuáles cámaras?
—¿No? ¿De veras? Porque ahora me vendría bien que las tuvieras... en fin, thank you igual.
—¿Te vendría bien? Really? ¿No me reñirías?
Britania se deja abrazar sin protestar tanto como siempre.
—No, my mother... va a quedarse en casa y yo tengo que ir al parlamento, si pudiera echarle un ojo de forma remota para asegurarme que no se hace daño ni... nada mientras estoy fuera pues me quedaría más tranquilo.
Al final, Galia la suelta, aun sonriendo.
—Que sorpresa verte es... ¿Qué haces con este rufián?
—Hemos venido a convencerte de algo, luego te lo explicará él porque yo no lo entiendo del todo... ¿ya conoces a mi hijo?
—Oh... Your mother —se ríe—. Ehm... Jajaja, well... Pues... Probablemente pueda ayudarte.
—Aja? —le insta a seguir Inglaterra.
—Tu hijo... Oh —levanta las cejas y recuerda que ya le han dicho que era hijo de Galia pero convenientemente había decidido ignorarlo—. El... Chico rubio que viene tanto a ver a England.
—Digamos que... Ehhh... —inventar, inventaaaaar sigue Estados Unidos—, pues es posible que... Pueeees...
—Ah, sí, ¿sabes que son amantes? Me lo ha explicado todo —Galia tan feliz—. Se quieren desde siempre, ¿tú lo sabías?
—America! ¿Qué pasa?
—Que quizás pueda yo reactivar unas... wait a sec, commie—aparece la casa de Inglaterra en su pantalla —, unas cámaras viejas de esas que ya no uso y había destruido...
—Yes, ajá, ajá. ¡No metas cámaras en mi casa y mándame la señal para que yo pueda verlas!
—¿La señal? Nah... Es decir, come on...
—¡Esto so sirve si yo no puedo verlo!
—Sé que... Son... —sigue Britania mientras Francia se acerca y le da un par de besos que hacen que se sonroje—. S-Saberlo que yo... N-No...
—Yo lo reviso y te aviso, ¿va?
—No, no, tú te vas a dormir... no sirve. No me digas que no hay manera en la que yo pueda ver las grabaciones en directo.
—Pues sí que la hay pero... Pero... —es que no quiere que sepa dónde están TODAS las cámaras, claro —. JOAN! Joan puede revisarlo!
Galia se va hacia donde ha ido Roma, tan feliz.
—No me fío de Joan, ella no me agrada. ¿Puedes hacer esto que te pido o no?
Britania carraspea mirando a Francia que la saluda un poco nerviosito, hemos de confesarlo, le frunce el ceño y va detrás de Galia.
—Pues es... Es una pena Rome que hayas venido hasta acá para nada —advierte huyendo de Francia.
—Eso de para nada ya lo veremos —se sienta en el sofá tan tranquilo, Inglaterra se vuelve a ellos y levanta las cejas al notarles.
—Yes.. Saca tu teléfono, tiene un transmisor —América nada contento. Francia le sonríe al inglés y le cierra un ojo, acercándose con decisión.
—No no no, ni te sientes. My son tiene prohibido que la gente toquetee todo, incluyendo tu culo en el sillón —advierte Britania.
—Sorry? ¿Que mi teléfono tiene qué? —vuelve a darse la vuelta para concentrarse en la conversación antes de haber podido notar a Francia.
—Oh, ¿que se podía esperar en esta casa más que un montón de normas completamente absurdas y violables? —Roma mira tranquilamente lo que hay por ahí y toma el libro que estaba hojeando Britania.
Galia se sienta al lado suyo y levanta las cejas notando la televisón, mirándola embobadamente.
—Que tiene un... —se ríe—. Da igual, si lo ves solito está entrando al programa. Ehm... Solo puedo ver un par de cámaras viejas —mentiiiira.
—¡Ningún absurdas y violables, nada! —protesta Britania arrancándole el libro de la mano —. Tú tienes que seguirlas estrictamente o te voy a tener rascándote las pelotas —algo tiene con las pelotas— de aquí a que vuelvas a casa.
—¿Cuáles? ¿Dónde están? —pregunta Inglaterra sacando el teléfono igual—. Quiero verlas todas, hay muchos puntos ciegos en los que podría pasar algo.
—¿Vas a sentarte en mi falda y me las vas a rascar tú? —propone sonriendo, dándose un par de golpecitos en las rodillas.
Francia le mete una REPASADA a Inglaterra de arriba a abajo mientras se acerca más a él y le sopla en el oído.
—Hay... —ve unas treinta imágenes distintas en su televisión —, tres. Ehm... Entrada y sala y comedor. Sorry, no hay más.
—Nooo! —Britania le da con el libro en la cabeza, o al menos lo intenta.
Inglaterra da un salto y se tropieza y se cae, llevándose el teléfono con el cable por delante y todo lo que hay en la mesilla. Se sonroja en el suelo sin haber oído a América. Francia se bota de la risa sin poder evitarlo.
Roma se aparta de la trayectoria y abraza de la cintura a Britania haciéndola sentarse sobre él por un instante, muerto de risa.
—Waaah! But... You! —chilla Inglaterra.
—Rome! —le riñe Britania en un chillidito revolviéndose para bajarse de las piernas... Y termina por caerse al suelo. Otra.
—Oui, moi —sonríe Francia mirándole y pasándose una mano por el pelo, en su pose de modelo—. Allô.
Roma sigue desternillándose de la risa.
—Brittanie, no te sientes en el suelo, ven hay sitio de sobra aquí en este mueble... espera, Rome, muévete para aquí para que se siente a tu lado —Galia tira de su brazo y los dos se mueven un lugar para dejarle espacio.
—What the hell are you doing here? Bloody hell! ¡Yo me tengo que ir! —protesta Inglaterra—. America, ¡necesito una en la cocina!
—Si no me senté en el suelo, Galia, es que todo es culpa de este hombre que es un idiota y... —agregar toda una tirada de blablabla
—Sic, anda, Britaniae, ven... siéntate a mi ladooo —canturrea Roma burlón.
—¿Que qué hago aquí? Vine a comprobar que el clima en esta ciudad realmente estuviera tan horrible como promete mi teléfono —Francia extiende una mano para ayudar al inglés a levantarse.
—Una... Ehhh... Es que la de la cocina no sirve —eso no es mentira—, la echaste a perder la última vez que intentaste cocinar.
—Pues es que yo me voy al parlamento —le da la mano igual, lo bueno es que nadie te hace caso, America... más o menos—. Bueno, dime donde está alguna extra del comedor y la muevo a la cocina yo mismo por hoy.
—¿Una en el comedor? Iggy, deja de desacomodar mis cámaras!
Francia tira de él y, desde luego, no se hace para atrás, consiguiendo que evidentemente cuando se levanté esté en la misma baldosa que él. Como caaaada vez.
—America! Tus cámaras no deberían estar aquí para empezar y créeme que no van a hacerlo para el final del día así que coopera un poco antes de que te ri... —se queda sin aire al levantarse y quedar DEMASIADO cerca.
—No voy a sentarme ahí, Galia tú... No, no, no... Rome, tú, idiota... Siéntate en el otro de estos —protesta Britania y señala el otro sillón.
—Desde ahí no puedes rascarme las pelotas —Roma hace un mohín aunque sigue muerto de risa. Galia ha vuelto a ser absorbida por la tele.
—Tú te las vas a rascar solito, ¡quítate de ahí! —le intenta dar otra vez con el libro, el romano vuelve a intentar tirarla sobre si y se cae sobre él, esta vez aún más torpemente
Roma la abraza con fuerza rodeándola de la cintura aunque patalee para que no pueda soltarse.
—Nooo! Romeeee! Suéltame Suéltame —protesta haciendo bastante ruido pero yo estoy segura de que podría pelear mucho mejor para que le suelte.
Roma ni lo hace, cayéndose un poco de espaldas sobre Galia al pelear con ella, que se levanta y se sienta en la butaca con total tranquilidad antes de que los dos acaben tumbados en el sofá entre protestas de uno y risas del otro.
Britania termina por escupirle en la cara la muy fina, después de pellizcarle, intentar torcerle el brazo y tirarle de los pelos cuando él consigue magrearle una teta y casi comprobar si se estaba o no tocando en el proceso. Seguido por una sarta de gritos y golpes por parte de Britania.
—No me toque... NO ME TOQUES AHÍ!
—Que cooperé antes de que... What? —protesta América.
—Y dónde te voy a tocar si no... —en cuestiones de meter mano, a veces parece que Roma tenga dieciocho brazos.
Francia ve al inglés a los ojos y le saluda de la manera apropiada, es decir, con un graaaan beso. Inglaterra que se iba a echar para atrás se olvida de America con eso.
—¡No me TOQUES! —chilla Britania —. ¡A ver que yo te tocara igual sin tu permiso!
—Tú SIEMPRE tienes permiso para tocarme donde tú quieras, por eso eres mi novia —le besa donde pueda a la menor oportunidad.
Francia sonríe en el beso sin limitarse ni un poco
—Yo no soy tu noviaaaaa!
Los teléfonos en manos de Inglaterra empiezan a bajar, mientras él le devuelve el beso, ojitos cerrados, sin acordarse de que medio mundo está ahí intentando destrozarle el sillón.
—¡Claro que lo eres! —Roma gira para quedar encima y conseguir aplastarla contra el sofá para manejarla mejor y que le golpee menos, aun muerto de risa.
—Iggy?
NO hay respuesta
—No! Bájate Rome, lo advierto! De verdad, bajateeee! —se sonroooooja —, maldita sea la hora en que apareciste, no eres bienvenido aquí, ¡largo!
—Bajateee te lo adviertoooo —la imita con voz chillona sin hacerle ni caso, con la cara a escasos centímetros de la suya.
Francia atrae a Inglaterra contra sí, abrazándole y sonriendo cada vez más en el beso. Pronto él le está rodeando un poquito con las manos con las que sostiene los teléfonos.
—¡No hago asiiiií! ¡Te maldigo a ti y a todos tus hijos! Y se te hará el pene chiquito y se te caerá y te saldrá una serpiente... —se sonroja al verle tan cerca girando la cara.
—¿Una serpiente que se te mueva aún más cuando esté ahí dentro? —le susurra al oído.
—Noooo! Ugh! Romeeeee! —sonrojo AB. SO. LU. TO.
Y hace un movimiento de cadera sobre la de la británica absolutamente de ese estilo a pesar de toda la ropa que hay en medio... ¿he dicho que se está descojonando de risa?
—Nooommmmhateyouuu —sisea.
El francés está besando a Inglaterra así como si no se hubieran visto en DÉCADAS, cuando se vieron el lunes pasado. Sigue en ello hasta que le abrace en serio.
Ahí, Roma le da un beso en la mejilla y se incorpora para que pueda soltarse, sin dejar de reírse y entonces nota a Francia y a Inglaterra, sonriendo tan orgulloso.
El inglés tarda aun un poquito más hasta que no tiene el cerebro fundido del toooodo. Y Britania bufa, ahora extrañando el contacto.
—Tenemos hambre, ¿verdad? —le pone la mano sobre la pierna a Galia.
—Idiotaestupidoengebdrodelmalvoyasacartelosojosycomermelosconhuevo.
—¿Eh? AH! Sí, Brittanie, ¿tienes de desayuno? —pregunta Galia suavemente.
—De desayuno WHAT?! —la mira mientras se arregla la ropa. Sí, un poco bestia y malhumorada
—Me apetece miel sobre hojuelas... ¿tienes? Y pan con nueces... ¿tú qué quieres, Rome? —sigue Galia a su rollo.
Francia se separa al fin, suavemente, con los ojitos cerrados.
—A mí me gusta el café y la pizza —¿se puede ser más tópico italiano?
Inglaterra aun le abraza un poco sin saber dónde está.
—Oh! Brittanie, ¿has probado los bollos que tienen ahora? ¡Son una delicia!
—En esta casa hay té y pan, de la mejor calidad —asegura Britania.
—Te echaba de menos —susurra Francia.
—No sé qué es el té —asegura Roma—. Pero dudo que nada de comer sea de la mejor calidad aquí.
—Me... —vacila antes de decirlo y parpadea—. What the hell! —que manera de romper el encanto.
Britania mira a Roma con cara de desagrado y decide optar por otro método... Ignorarle por completo (JA). Se gira con Galia, que le sonríe.
—Pues yo no he encontrado nada que sea siquiera de mediana calidad, todo se quema con muchísima facilidad.
—Ja, quien calla otorga, Bruja. Ya te he dicho Galita que desayunáramos antes de venir.
—No se supone que tengas que calentarlos, Brit —asegura la gala.
Francia aprieta los ojos a la interrupción aunque sonríe y le acaricia la mejilla al inglés. Se ríe un poco del comentario de los bollos quemados.
Cuando vuelve en sí, Inglaterra le empuja un poco llevándose el teléfono al oído de nuevo.
—Claro que sí, England le llama toast con marmité —explica Britania fulminando a Roma.
—Iiiiiiiiiugh! —América protesta riendo.
—No me hagas... America! ¡Dime que cámara puedo mover a la cocina!
—Mis nietos me han hablado de las delicias culinarias de tu hijo... —sigue Roma.
—Non, maman, es un asunto irremediable con los in... —Francia le sonríe a Roma—, ¿De Angleterre?
—Veneciano prácticamente grita de miedo cada vez alguien nombra —asiente Roma.
—Sólo porque te acabo de etiquetar en Facebook revisándole a France las amígdalas con la lengua es que te digo que Ahright, ya tienes tu cámara en la cocina.
—WHAT? AMERICA!
—Delicias culinarias no es exactamente como llamaría yo a algo que se las arregla para estar quemado y crudo a la vez —comenta Francia riendo.
—Estaba siendo amable —le guiña un ojo—. No querrás enfadar a la bruja.
—¡No me llames bruja! —protesta olvidando el asunto de ignorarle—. Y no queda crudo y cocido a la vez, ¡no molestes a England!
—¡Quita esa foto de ahí! AMERICA!
—Pues es que estas ahí con los ojitos cerraaadoooos... y iugh! En realidad es una foto realmente yuck! —se ríe—, mira, Sey dice que es awesome
—QUITALAAA! —protesta tan nervioso. América aún se ríe.
—No te enojes, ¡si France es tu boyfriend!
—AMERICAAAA! ¡Tengo que irme a trabajar! Voy a quitar TODAS LAS CAMARAS CUANDO VUELVA
—Noooo! Iggyyyy!
—¿Vas a irte a trabajar y me vas a dejar aquí cocinando en tu cocina? Mon dieu...
—¡Quita esa cosa! ¡Y vete a dormir que es muy tarde! —le riñe y le cuelga el teléfono—. What the hell haceis aquí todos!?
—But, but... but... jooo... no te enfaaa... —tono de ocupado. Claro que no va a quitar la foto, se gira a la tele y pone las cámaras en una esquina y el GTA en grande.
—Hemos venido a ver a tu madre, los niños id a jugar —responde Roma a Inglaterra haciendo un gesto para echarles.
—Oh, la la... niño, ven a jugar —Francia se ríe levantándose.
—No soy ningún niño, ¡Esta es mi casa!
—Déjales hacer, vamos al cuarto...
—¡Tengo que ir a trabajar!
—Ya irás a trabajar luego... ¡eres el jefe! —ojos en blanco.
—¿Por qué le trajiste? —pregunta Britania a Galia arrugando la nariz.
—Pero es que yo tengo que... —sigue el inglés.
—En realidad él me ha traído a mí —responde Galia.
—Que tratar de ser lo más silencioso posible, anda venga... —susurra el francés abrazándole de la cintura y tirando de él hacia las escaleras.
—Oh, él te ha traído a ti —ojos en blanco—. Claro, porque sabe que tú sí eres bienvenida. Pues que se largue porque la bienvenida eres tú, no él...
—Pero... es que... yo no... —Inglaterra vacila pero se deja tirar porque no es tonto.
—Oui, ya sabemos que te cuesta guardar silencio pero al menos intenta... —insiste Francia—, tampoco creo que les sorprenda demasiado.
—But...
—Efectivamente, dios me libre de aguantarte a ti sola, así Galiae me hace más ligero el trámite —se ríe Roma. Palmadita de Francia en el culo al inglés, arrastrándole escaleras arriba.
—¿De aguantarme? ¿TÚ A MÍ? No me aguantes, ya te lo he dicho —Britania se cruza de brazos.
—Pues es que no me queda más remedio ¿sabes?
—Yes! ¡Te queda el remedio de irte por donde viniste!
—Bueno, claro, ahora sí, pero... Luego no podré.
—¡Pues antes también tenías esa opción! —chillonea y luego se cruza de brazos—. ¿Cómo que no podrás? ¡Siempre podrás!
—Non, cuando entiendas lo que hemos venido a decirte entenderás porque no me queda más opción que fastidiarme.
Britania frunce el ceño y mira a Galia.
—¿Qué han venido a decirme?
—Rome ha tenido una idea maravillosa Brittanie ¡y estás incluida en ella!
—Uhh... las ideas de Rome... —se pone nerviosita y sonrojada empezando a pensar en cualquier guarrada...
—En realidad yo no quería incluirte, pero Helena me ha obligado —miente Roma.
—¿No querías incluirme? ¿por qué? —frunce el ceño y se cruza de brazos—. No quería yo estar incluida en realidad.
—Ves, Galiae? Está de acuerdo conmigo. Por fin actúa de manera inteligente, sabiendo que si viene va a estropearlo todo y prefiere quedarse al margen para darme el gusto.
—Ehh! ¡No voy a estropear nada! Y como que POR FIN actúo de manera inteligente —absolutamente ofendida.
—Pues es la verdad, todos saben que siempre me llevas la contraria...
—¡La contraria no es poco inteligente!
—¡Claro que sí, todos saben que yo siempre tengo razón!
—What?! —se ríe sarcásticamente—, hombre, ¡si no hay peor ciego que el que no quiere ver!
—Entonces, más vale que recuerdes eso cuando te cuente la idea.
—¡Pues ya cuéntamela! Pero NI CREAS que voy a participar en una de esas... cosas... sucias que haces.
—Voy a comprarme una casa. En Romae —sonríe.
—¿Vas a comprarte una casa? ¿Tú? —parpadea y luego se revuelve un poco pensando que obvio... que el podría comprarse una casa, si siempre tenía más dinero que todos.
—Sic. Y van a venir todos a vivir conmigo —levanta la barbilla con orgullo—. Todos los que hemos vuelto.
La cara de Britania presenta diferentes cambios conforme pasan los segundos: Arruga la nariz, cara de desagrado, cara de burla... y finalmente sonrojo. Frunce el ceño.
—¿No es fantástico? Yo también voy a ir —sonríe Galia.
—V-Vas a irte a vivir... a... a vivir con ÉL?! A su... what?
—Sí, con todos, con Helena, Egipto y Germania también! Aunque él no lo sabe.
—Te lo decimos por si quieres venir a vernos algún día, ya que eres tan predecible que vas a decir que no, ya se lo dije a Helena y yo siempre tengo razón... además, con lo que te quejas siempre sería terrible vivir contigo.
—Pfff! —tose, se sonroja, se revuelve y se cruza de brazos—. Claro que no voy a ir a visitarles —refunfuña mirando hacia otro lado y pensando un poco.
—Que respuesta tan elocuente...
—¿Qué no te parece elocuente? No voy a ir a visitarles. ¿Para que querría ir a visitarles?... que bueno que vivan allá, Rome queda bastante bastante lejos de aquí y entre más lejos estés, mejor.
—Pero Brit... —protesta Galia.
—¿Ves? Ya te dije que yo nunca me equivoco, Galita
—¿P-Pues es que a quien se le ocurriría vivir con él? Además yo estoy bien aquí ¡y no es verdad que vivir conmigo es terrible!
—Seguro ella disfruta de la compañía de su hijo... además, si viene con nosotros va a tener que hacer cosas en vez de estarse tumbada todo el día y no podrá ver a nuestro hijo que tanto le gusta tan a menudo.
—Oh... —Galia decepcionada.
—¡No me gusta tu hijo! Y... es... es que cómo voy a irme a vivir con... ÉL. Galia, ¡piénsalo bien!
—Pero es con todos, no solo él.
—Deja, si será lo más sensato —sigue Roma presionando—. Si viene tendrá que hacerme tragar mis palabras y la vida imposible y todos sabemos que con lo que me quiere nunca me haría eso.
Britania vacila, en especial con ese último argumento del romano y se revuelve. Es decir, tenía que poner una poca más de resistencia.
—No estoy segura de que pudiera yo vivir en un lugar tan feo como es Rome...
—¡Pero si no es feo! —suelta Galia que igual no tiene ni idea.
—Gracias, Galiae. Además, imagínate, un lugar tan soleado, se pondría morenita y se le irían todas esos millones de pecas que tiene, ¡hasta podría verse bonita! ¿Qué haría yo con mi corazón entonces? ¿Cómo podría soportarlo?
Britania se sonroja sin saber cómo sentirse al respecto... es decir, sus pecas no le generaban ningún trauma ni la hacían sentirse fea, pero Roma insinuaba que sí... y a la vez siempre le estaba besando las pecas cuando pasaban ESAS cosas, y además estaba el asunto del... decirle que podría verse bonita.
—P-Pues... pues me da lo mismo lo que le pase a tu corazón y ciertamente estoy empezando a pensar que hacerte la vida imposible no es una mala idea.
—Imagina que me enamorara de ella y tuviera que darle besos todos los días... non, non, non, sería muy incómodo que viniera.
—¡No vas a enamorarte de mí! —aprieta los ojos y le da con una almohada en la cara.
Galia sonríe porque Britania no parece negarse tanto
—Pero si es que... ¡esta es mi casa y yo vivo aquí! No puedo irme a vivir a Rome, eso sería casi como dejarle... como...
Roma se muere de risa con el almohadanazo.
—¿Cómo qué? —pregunta Galia.
—¿Cómo voy a dejar mi casa para irme a vivir a la de él?
—Pues... yendo —ves que fácil con Galia.
Britania mira de reojo a Roma un instante y luego se revuelve otra vez, pensando en el desastre que era vivir con Inglaterra y que no le dejaba tocar NADA y todas esas cosas.
—Mira, Britaniae... permíteme ahora, pero ESTA no es tu casa. Esta es la casa de tu hijo.
—Está en mi territorio.
—Lo estaba. Pero ahora aquí no pintas nada y te pasa lo mismo que nos pasa a todos. Te quieren mucho, pero no entiendes nada, por tanto no puedes decidir nada y encima ni siquiera tienen tiempo para explicarte. Apenas si dejan que les aconsejemos y lo que digamos suena anticuado, caduco y poco útil. Necesitamos salir de en medio y aprender. Y es mejor ayudarnos unos a otros a hacerlo, créeme, he estado leyendo las cosas que hacen ahora...
La británica le mira con gravedad poniéndole atención y sintiéndose curiosamente identificada con todo eso, por un lado aliviada al saber que no es la única con esos problemas, por otro lado enfadada al sentirse un poco despojada de sus cosas, vieja y caduca.
—Yo no tengo esos problemas —mentiras viles, como siempre.
—Mira, yo... me siento cómodo con ellos, pero me siento aún más cómodo con gente que sí me conoce y me entiende al estar en mi misma situación, por eso he planteado esta solución.
—Claro, Brit, aunque no te sientas así, ¡vente con nosotros!
La pelirroja se mira las manos y se revuelve otra vez.
—No va a venir —sentencia Roma sonriendo de lado.
—Si acaso me planteara la posibilidad de ir... evidentemente sería solo para molestarte.
—No va a venir porque es una cobarde que le da miedo y porque está enamorada de mí y si me ve todos los días no podrá esconderlo.
—WHAT?! —diosmiocontodoslostrucossuciosderoma—. CLARO QUE NO ESTOY ENAMORADA DE TI!
—Demuéstralo —sonríe.
—Pues como voy a estar... ¡esto es infame! Es que como se te vuelva a ocurrir decirlo siquiera... ¡Verás! Verás que voy a irme a vivir contigo y a dormir en tu cama si quieres y voy a odiarte como siempre!
Roma sonríe complacido. Britania sigue con los brazos muy apretados, el ceño muy fruncido y muy indignada.
—En principio tendrás un cuarto para ti, pero te tomo la palabra.
Ella se sonroja más.
—Mejor... y de dónde pretendes... —se revuelve—, es decir, obviamente...
—Aja?
Galia le salta encima a abrazarla porque ha aceptado. La pelirroja se sonroja más pero la deja que le abrace, teeeeensa.
—¿Tienes dinero guardado en algún sitio?
—Non —sonríe.
—¿Y qué pretendes? —pregunta quitándose un poco del abrazo de Galia...
—¡Ganarlo!
Galia se separa un poco pero no la suelta del todo.
—¿Ganarlo? ¿Ganarlo cómo? —pregunta curiosa inclinando la cabeza.
—Ah, eso yo tampoco lo sé —Galia le mira porque no lo había pensando.
—A ti te lo voy a contar —se ríe Roma para Britania, con ironía. Ella hace los ojos en blanco.
—¿Y qué pretendes que haga? ¿Que prefiera ir allá y me mantengas y me controles tú a estar aquí y que me mantenga my son, con dinero que sea como sea fue mío? —pregunta. Roma sonríe
—Non. Te vas a mantener tú allá, pero... puedes elegir como quieras hacerlo.
—Mantenerme yo allá... ¿qué te hace pensar que eso se podrá hacer mejor que aquí?
—No es una cuestión de si es mejor aquí o allá, es que allá vas a estar de una forma y aquí de otra.
Britania suspira, porque en el fondo piensa que allá... bueno, venga, allá al menos hay gente que se siente igual que ella, que entiende igual de poco que ella y que no la va a estar riñendo todo el día.
—Pero hay varias cosas que podemos hacer. Que nosotros sabemos y ellos no, ya me he dado cuenta... —explica Roma igual—. Puedo ayudarte a encontrar alguna que te guste de las que he visto y así podrás hacer lo que quieras.
—Tengo que pensarlo —decide al final.
—Claro —le guiña un ojo—. Incluso puedes probar un tiempo y si no estás cómoda porque te gusto demasiado, volver aquí con tu hijo.
—¡NO me gustas! —otro cojinazo.
Roma se ríe y se echa sobre las dos abrazándolas.
—Ughh... ¡dije pensarlo! —protesta. Galia se ríe un poco también.
—He leído que hay gente que paga dinero para que les expliquen cosas de nuestras vidas, eso es lo que haremos Helena, Egipto y yo... y hay gente que paga para que le enseñen a cabalgar o a tirar en arco o a hacer artesanías como las hacíamos nosotros, la gente puede comprar un pan como los nuestros por cinco veces su valor, ¡solo porque nadie sabe cómo los hacíamos!
Britania levanta las cejas.
—¿En verdad hay gente aún... interesada? —pregunta inclinando la cabeza.
—¡Más de la que crees! ¡Las grandes historias se siguen contando! Y eso que muchas muchas se perdieron después de mi muerte.
—Yo lo que veo es a todo el mundo simplemente haciendo una vida distinta a la nuestra, enfocados en ir a trabajar como my son, en cosas además que no tienen nada que ver con trabajo real.
—Ah, mi hijo no va, es muy divertido —Galia es feliz.
—Ah, yo eso sí lo entiendo, lo que hacen es administrar y mover las riendas, se me daba muy bien. ¿Sabes qué estoy haciendo ahora? ¡Compro y vendo dinero!
—Compras y vendes... pfff... eso es estúpido.
—En teoría sí, pero a la práctica eso va a permitir que me compre una casa. Y un coche. Y no te voy a dejar que lo conduzcas aunque me beses.
—¡Detestoesosaparatosinfernales!
—Porque no los entiendes, ya verás cómo luego te gustan... y si no, pues te montas es un escoba de bruja y ya.
—¡Deja de llamarme bruja!
—Bruja, bruja, bruja, bruja —se acerca a ella riendo.
—¡Quenomellamesbrujaquenomeestasoyendo! —golpecillos.
—Siempre puedes hacer de actriz, como en el teatro... han escrito muchas historias sobre las mujeres como tú.
—¿Las mujeres como yo? ¿A qué te refieres?
—A las que... —sonríe de ladito y se le acerca peligrosamente. Ella se echa para atrás pegándose a Galia—. Son tercas, pesadas, orgullosas y malhumoradas —le acaricia el pecho acercándosele más, Galia la abraza un poco como protegiéndola—. Y hechizan a los príncipes como yo.
—T-Tú no eres ningún... príncipe.
—Claro que lo soy, y Galiae es mi princesa —le da un beso en los labios por encima del hombro de la británica, que le empuja con toda la fuerza que tiene, pataleando.
Roma se ríe y se queja de las patadas
—PEroesquecomoesposiiiible,peroesquetuuuu, ¡peroesqueeresuninuuutil!
—Ah, pero no te enfades, aunque seas la bruja me gustas igual... o quizás más.
—¡Cállateeee! —suelta un hechizo al aire de esos que echan luces y que probablemente le causen un poco de tos.
—A Bri... cof cof... A Britania... cof... le da verguenza que me gusteeeee.
—¡NOMEDAVERGÜENZA! —protesta con más brío aún.
—Anda, ¿vamos a buscar a tu hijo para contarle que te vas a vivir con el amor de tu vida? —GRAN sonrisa.
—NONONONO! ¡No vas a decirle eso así! ¡Además he dicho que lo voy a pensar! —se sonroja un montonal. Se muere de la risa y se acerca a besarla antes de que pueda pegarle así el nivel de histeria le baja a la mitad, de golpe, canalizando un poco la furia en el... beso.
Roma el experto titiritero, esto es lo más parecido a un Gakuen que hay de verdad. No estoy segura que los próximos capítulos sean tan largos como este, pero... disfruta de los ancient en el presente!
