A Haruno Sakura, Rokudaime Hokage,

Konohagakure no Sato,

País del Fuego.

~o~

A ti, mi dulce flor de cerezo.

Tú, como Hokage, y yo, como Kazekage debemos cumplir las reglas y mantenernos al servicio de nuestras respectivas aldeas, pero ¡en qué martirio se esta convirtiendo mi deber! Me resulta imposible esperar para verte otra vez. Y ni siquiera sé con certeza cuándo será. Se me hace difícil creer lo que has causado en mí; pero aquí estoy, escribiéndote.

Hago memoria y recuerdo cuanto te vi en Iwagakure, durante los exámenes chunnin y jounnin. Observaba tu melena rosada meciéndose al compás del viento con cara de idiota. Y contemplaba tus brillantes esmeraldas recorriendo la aldea casi con fascinación. Cuando nos informaron que compartiríamos habitación durante las dos semanas que duraban los exámenes me dedicaste una sonrisa que jamás olvidaré. Una sonrisa que nunca nadie me había regalado antes, una sonrisa amable y desinteresada.

Luego de unos momentos caí en la cuenta de que tú eras aquella chica dispuesta a sacrificarse por su compañero, no sé si lo recuerdas, hace años, en los exámenes chunnin celebrados en Konoha. Lo siento, lo siento, casi te he asesinado. No puedo ni pensar que pude haberte quitado la vida sin que me embargue una enorme culpa.

Dejando de lado ese recuerdo que me tortura, debo decir que con el paso de los días me cautivaste más y más, con tu sonrisa, tu habla y sobre todo con tus ojos, hasta el punto de hacerme perder el norte.

No creía en el amor para no sufrir más de lo que sufrí y tu entraste en mi ser, un ser en el cual yo ponía todo mi empeño por mantenerlo impenetrable. Me hiciste amarte y sentirme correspondido. Eran sensaciones que nunca había sentido.

Recuerdo nuestro adiós. Y ese beso, ese beso... ¿Qué no daría yo por experimentar nuevamente el roce de tus labios contra los míos? ¿Qué no daría yo por volver a probar el elixir de tu boca? ¿Qué no daría yo por danzar otra vez con tu lengua? ¿Qué no daría yo por respirar de nuevo el aire que contienen tus labios? Y lo sé, Sakura, lo daría todo. Ese beso fue tanto mi paz como mi perdición.

Apenas pasaron tres días. Puedo afirmar que fueron las setenta y dos horas más agonizantes de mi vida. Sin ti no pasa el tiempo. Un segundo es un minuto; un minuto es una hora; y esta a su vez es una eternidad. Mis latidos se fueron contigo y con ello, mi vida.

Me cegaste, me fascinaste. Me maravillaste, me alucinaste. Me hipnotizaste, me embrujaste. Me deslumbraste, me asombraste. Me embelesaste, me cautivaste. Me extasiaste. Nublaste mis sentidos y con tu sonrisa me hiciste vibrar. Y al ver tus ojos clavados en los míos provocaste que mis mejillas ardieran. Causaste que mi corazón se parase por un segundo y, al siguiente, latiera desbocado. Nada me importa más que tú. A mis ojos, en el mundo no hay nada más importante que ti. Gracias a ti brotaron sentimientos de donde no podían crecer.

¿Cómo puedes originar eso en mí?

Mis sentimientos se quedan cortos al plasmarlos en el papel. Espero que entiendas que eres todo para mi, y que gracias a ti sé lo que es amar; es tan doloroso pero sublimemente bello a la vez...

Y en las distancia, cuando estoy sin ti, el calor se vuelve frío y mi existencia vuelve a estar vacía a excepción de una esperanza que me da las fuerzas para esperarte. Esa misma esperanza es la que me hace imaginar un mundo en el que estemos solo tu y yo. Libres de la distancia, del tiempo y del dolor. Un mundo en el que tú seas mía y yo sea tuyo. Deseo tocar tu alma y unirme a ella. Quiero pasar lo que resta de mi vida junto a ti.

Una montaña de papeles en mi escritorio espera por ser revisada y firmada, pero yo sólo atino a evocarte con mi pensamiento. No logro concentrarme, porque a dónde sea que dirijo la mirada sólo te veo a ti. Te juro que por un momento al lado tuyo, daría mi vida.

Es lo que siento. Pero no sé si sientes lo mismo, porque sé que se puede besar sin amar. Espero que ese no sea tu caso; al ser así moriría a causa de la angustia. Aun así te escribo, ya que no puedo seguir guardando mis sentimientos, incluso aunque no sean correspondidos tengo la incesante y creciente necesidad de comunicártelo.

La distancia física que nos separa es enorme y no existe un dolor comparado al de no poder tenerte y saberte tan lejos de mí, quizás con otro hombre. Sin embargo al mismo tiempo me siento profundamente ligado a ti, siento que nuestro amor, nuestros corazones y nuestras almas son inherentes. Y se que es un pensamiento que un shinobi -menos un Kage- no debería tener, pero no lo puedo evitar. Te amo.

Te necesito. El no tenerte tiene como resultado la vuelta de mi vacío. Por eso, te ruego que me respondas si sientes lo mismo que yo, si me correspondes.

Quiero que sepas que sea cual sea tu réplica, mi corazón es tuyo. Quiero que sepas que si éste late se debe totalmente a ti. Quiero que sepas que mi felicidad depende de la tuya. Quiero que sepas que ocupas cada segundo en mi mente. Quiero que sepas que a mí siempre me tendrás.

Quiero que me sientas aunque estemos tan lejos el uno del otro. Quiero que me elijas para ser parte de tu vida. Quiero poder hacerte sentir lo que tú causas en mi y elevarte hasta las estrellas. Quiero estar contigo y ser parte de tu vida. Quiero que me permitas amarte y me dejes entrar en tu mundo.

Ahora me doy cuenta que sin haberte conocido antes, pude describirte anteriormente. Dulce, alegre, hermosa y perfecta. Y por eso creo que conocerte fue causa del destino, te busqué inconscientemente porque siempre te llevé dentro mío.

No le encuentro lógica pero presiento que estamos hechos para estar juntos, que nos une algo mucho más fuerte que la amistad, y que la distancia nos está matando.

Aún siento que esta carta no expresa correctamente mis sentimientos hacia ti y que no existen las palabras adecuadas. Se me hace imposible transmitirte con letras lo que causas en mí. Contéstame pronto.

Te amo y esa es la única verdad, Sakura.

~o~

De Sabaku no Gaara, Godaime Kazekage,

Sunagakure no Sato,

País del Viento.