Hola! He vuelto!!
Resulta que he decidido rehacer un poco los capítulos para añadir muchas cosas que se han ido acumulando en mi cabecita… por lo que he decidido empezar desde el principio…
Para los que aún no están familiarizados con la historia: En el último año de Hogwarts nos vamos a encontrar con sorpresas, aventuras, acción, amor, pasión, etc., etc., etc.…
Empezamos cambiando por completo el primer capítulo y contando todo aquello que nos perdimos con anterioridad.
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0.- Prólogo.
Malfoy's Mannor.
Patada.
Salto.
Defensa.
Patada.
Los movimientos eran fluidos tras muchos años de práctica, cada uno de ellos era una respuesta automática de su cuerpo. Nada le detenía y nada le importaba que seguir con sus ejercicios. Uno tras otro sin cesar. Su contrincante invisible no se quejaba y sólo reaccionaba a cada uno de sus golpes, era un tronco de entrenamiento que había comprado al inicio de su enseñanza en Hogwarts para poder practicar en su habitación del colegio. Durante el verano lo instalaba en la habitación que había dedicado a gimnasio, antes era su cuarto de juegos cuando era pequeño, en cierto modo seguía siéndolo porque para sus padres su afición por la lucha y la armas era eso, sólo un juego, mas para él ya no era un juego o una manera como cualquier otra de entretenerse, para él era mucho más. Era un método maravilloso para evadirse de su vida, de sus padres, del horror diario, de las expectativas, las palizas, el jerez… de todo. Era sólo Draco.
Para su desgracia, su vida estaba a punto de sufrir un giro de 180 grados.
Su padre, el gran Lucius Malfoy, el servidor fiel del Señor Oscuro, perteneciente a una de las familias de sangre más pura de toda la sociedad mágica… pudría sus huesos en la cárcel de Azkaban. Había sido encerrado después de intentar robar una profecía en el Ministerio de Magia y, por supuesto, por intentar acabar con la vida de Harry Potter, el niño perfecto que vivió al Avada Kedavra lanzado por el Señor Tenebroso hace mucho tiempo. El mismo que había sido su pesadilla y su cruz durante demasiado tiempo.
Cuando había coincidido con él en su primer año en Hogwarts, Draco no era más que un niño mal criado y temeroso de lo que sus padres esperaban de él. Siempre flanqueado por Crabe y Goyle, los únicos de sus amigos que habían conocido el "maravilloso afecto" de sus padres hacia él, temía no ser capaz de alcanzar las expectativas de sus padres. En un principio pensó en hacerse amigo de Potter, quizás así podría marcarse un tanto delante de sus padres, pero el mocoso de Potter fue a parar a Gryffindor, de esa manera era completamente imposible que pudiesen ser otra cosa que enemigos. Y así fue que, año tras año, su odio hacia Potter fue creciendo junto con su odio hacia sus padres.
La puerta se abrió con estrépito y rompió toda su concentración y sus pensamientos. Se giró para ver quién había sido tan osado como para molestarle. En el umbral de la puerta estaba su madre. El rostro de Narcisa era una máscara de horror, las lágrimas corrían como ríos por sus mejillas. Se acercó trastabillando a Draco y en un inaudito momento de humanidad se lanzó en sus brazos sin cesar de llorar amargamente. Sus brazos lo rodearon y sus manos se asieron a él como garras, parecía que Narcisa buscase algo en lo que sujetarse. En su afán de atarse a algo vivo dejó caer lo que llevaba en ellas. Un papel con el membrete y sello del ministerio. Draco apartó a su madre con cuidado y se agachó para recogerlo del suelo.
Una notificación oficial de que su "querido y amado" padre había muerto. Su vida se había extinguido de su cuerpo mientras se pudría en Azkaban en medio de los Dementores.
Su madre yacía en el suelo llorando sin cesar, sus alaridos le molestaban mientras intentaba encontrar algo en su interior que pudiese llegar siquiera a sentirse dolido por semejante noticia. Su padre, su progenitor, su mentor, su carcelero, su torturador… no, en su interior sólo existía alivio. Se acercó a Narcisa y la alzó en brazos, la llevó hasta su dormitorio y la dejó allí con su elfina.
Se puso manos a la obra inmediatamente, ya no era el joven Draco, el niño asustado y temeroso de todo, sino que ahora era el Sr. Malfoy. Escribió a su padrino y sus abogados para comunicarles la noticia. Tendría que organizar varias reuniones con todos los que formaban parte de los diversos negocios de los Malfoy, debía planear el funeral, solicitar varios documentos, el testamento, todo caía sobre sus hombros… no estaba asustado. Ya no. Su padre había criado a un hijo que no temía a nada ni a nadie, capaz de abarcarlo todo con sus brazos, sin siquiera un corazón que le estorbase para lamentar su muerte.
Granger's Cottage.
Hermione Granger hacía lo mismo que todos los veranos. Repasaba en su ordenador varias de las lecciones de los cursos que seguía por internet. Su madre estaba en el piso de abajo preparando la cena para las dos. Su padre no estaba con ellas porque había tenido que ir a Londres a un simposio de dentistas. Terminó de leer el último de los textos y apagó el ordenador. Recogió las hojas que había impreso y las organizó por curso y tema en un archivador que llevaba grabado el año en el lomo. Lo puso en la estantería junto los de los años anteriores. Revisó de nuevo su baúl de Hogwarts que descansaba bajo la misma estantería y se sonrió. Sería divertido ver las reacciones de sus amigos del mundo mágico ante la física avanzada, la informática, la química y la historia del mundo muggle que ella estudiaba en verano… dejó escapar una carcajada al imaginárselos: Ron pondría caras raras y los ojos en blanco le darían vueltas al escuchar sus locuras, Ginny simplemente se interesaría para escuchar cosas curiosas hasta que se pusiese técnica, Harry se encogería de hombros. Sí, esos eran sus amigos.
Bajó las escaleras y se fue hasta la cocina para poner la mesa. Su madre estaba ya apagándole el fuego a los espaguetis. Sacó el queso rayado de la nevera y lo echó en un cuenco para que ambas pudiesen servírselo sin pelearse con el envoltorio. Mientras comían ambas estuvieron hablando de lo que habían hecho durante el día. Su madre había estado atendiendo sus pacientes además de los de su padre, había tenido dos casos curiosos y se los contaba cuando sonó el teléfono de la entrada. Se miraron extrañadas porque su padre siempre las llamaba al móvil y el número no estaba incluido en las tarjetas de la consulta. Su madre se encogió de hombros y se levantó para atender la llamada.
Hermione recogió los platos y los metió en el lavavajillas, oía la voz de su madre pero no podía escuchar sus palabras mas pudo percibir el tono nervioso en ellas, siguió recogiendo los cacharros esperando a que le contase lo que ocurría cuando terminase de hablar. Oyó cómo caía el auricular al suelo. Dejó lo que estaba haciendo y corrió junto a su madre. La encontró llorando junto al teléfono. Lo recogió y escuchó por si la otra persona aún estaba al otro lado de la línea pero sólo quedaba la estática que indicaba que habían colgado.
Se arrodilló junto a su madre para que le dijese lo que ocurría, entre sollozos oyó una noticia que atravesó su corazón con fuerza. Una agonía se apoderó de ella y lloró junto a ella. Su padre había muerto en un accidente de coche camino al hotel.
Malfoy's Mannor
El funeral había tenido lugar hacía ya una semana, Draco estaba enfrascado en revisar los informes de las inversiones de su padre, tenía que hacer un balance antes de ultimar todo con el notario, antes de que tuviese lugar la lectura del testamento. Pero no podía concentrarse en nada. Su mente estaba dominada por una idea que no cesaba de aparecer en ella. La primera noche tras la muerte de su padre había tenido un curioso sueño que le hacía estremecerse antes de irse a dormir pues se había repetido cada noche desde entonces.
Al principio sólo paseaba por los pasillos de Hogwarts, una neblina lo cubría todo hasta que se encontró con ella, sus ojos estaban rojos y lo miró con curiosidad y desconfianza antes de pasar de largo junto a él, mas el pasillo era estrecho y sus manos se rozaron al cruzarse, no podía dejar de mirarla y sus ojos despertaron su curiosidad, dejó de vagar sin rumbo y decidió seguirla… era la única que no estaba en la bruma. Salieron del castillo y pasearon por el lago, ella de vez en cuando se giraba para verle, como si quisiese asegurarse de que estaba allí o comprobar que le seguía. Redujo un poco la distancia que los separaba cuando se paró a observar el lago. No hicieron otra cosa que mirar la niebla sobre el agua. Ella se estremeció como si tuviese frío y sus hombros temblaron. No la veía pero supuso que estaba llorando. La curiosidad aumentó y se acercó a ella, era un sueño y le daba igual lo que pasase. Dio un respingo cuando su mano tocó su hombro, luego se encogió como si también pensase que daba igual. Se giró y sus ojos llorosos se encontraron con su limpia y tranquila mirada. No eran como los de su madre, aquellos le molestaban y le irritaban, estos ojos a pesar de estar anegados de lágrimas también mostraban dolor y soledad. Acarició sus mejillas y arrastró varias lágrimas con su pulgar, sentía la humedad y el calor de su piel en la suya, algo le intrigó, frunció el ceño por lo que se le acababa de ocurrir no sabía si su sueño le permitiría ciertas libertades, pero le daba igual… era su sueño. Acercó su rostro al de ella y su aliento acarició sus labios, era dulce y cálido, fue reduciendo con lentitud la distancia que los separaba hasta que se unieron en un sencillo beso. Ella no se resistió, sino que más bien lo recibió con la misma cautela que él. Descendió por su mejilla hasta el cuello continuando la caricia mientras prolongaba e intensificaba el beso, ella también le respondió, extendió su brazo para abrazarlo y acercar más su cuerpo al suyo, él asió su nuca y profundizó aún más el beso, su lengua acarició sus dientes y ella los abrió sin ningún tipo de resistencia, ahora también la lengua de ella jugaba con la suya. Sentía su sabor con toda la intensidad de sus sentidos, las caricias de ella se iban intensificando y estaba deseando saber hasta qué punto ese sueño sería realista, pues ya no podía parar… Pero ella se esfumó entre la niebla y despertó en su cama abrazando el aire.
Cerraba los ojos y todo lo referente a los negocios se escapaba para volver a sentirla entre sus brazos, para saborearla en sus labios, oler el aroma de su piel contra la suya. Dejó lo que estaba haciendo y fue hasta el bar del aparador para servirse un whisky. Aquello no le ayudaría a olvidar esos sueños ni tampoco para evitarlos, no, nada los hacía desaparecer… pero lo peor de todo es que no quería que desapareciesen. Aquella mujer a la que odiaba ahora era lo que más deseaba cada noche.
Granger's Cottage
Hermione intentaba concentrarse en un trabajo de física pero era imposible que nada se quedase en su cabeza. Hacía una semana que su padre había fallecido. Su madre había decidido ir hoy a la clínica para encargarse de varias urgencias y del papeleo necesario para el abogado, ella quería intentar terminar varios trabajos para sus carreras a distancia, necesitaba hacer algo que le hiciese olvidar todo lo ocurrido en los últimos días. Ansiaba el olvido pero no el que su mente le estaba proporcionando.
La noche en que murió su padre empezó a tener unos sueños muy extraños. Cada vez que cerraba los ojos su cuerpo y sus sentidos volvían a ellos con una intensidad que le volvían loca, no entendía cómo podían ser tan reales.
Se encontraba en Hogwarts y una bruma lo cubría todo hasta que se encontró con él, sus ojos fríos la miraban con sorpresa pero se quedó quieto, como si esperase a ver su reacción ante su presencia. No entendía qué hacía allí, él en su sueño. Decidió que era su sueño y que probablemente era una parte de una pesadilla, decidió pasar de largo junto a él, mas el pasillo era estrecho y sus manos se rozaron al cruzarse, en ese instante contuvo el aliento, pues el resto del castillo no le producía el mismo efecto al tocarlo, su mano estaba cálida al contacto, no quiso darle importancia… pero empezó a seguirla. Salieron del castillo y pasearon por el lago, de vez en cuando se giraba para verle, era una reacción muy extraña, no sabía por qué estaba allí aunque una parte de sí misma deseaba comprobar que le seguía pues le producía una sensación muy agradable. Se quedó quieta observando cómo jugaba la niebla sobre el agua y pudo oír cómo se acercaba. Sentía sus lágrimas caer por sus mejillas, ni siquiera en sus sueños se podía librar del dolor de la pérdida de su padre. Permanecieron unas horas observando tranquilos. Pero se estremeció como si tuviese frío y sus hombros temblaron con el llanto, estaba acordándose de unas vacaciones que había hecho con su familia. Dio un respingo cuando su mano tocó su hombro, luego se encogió le daba igual, era su sueño y quería saber hasta dónde le llevaría. Se giró y sus ojos llorosos se encontraron con su limpia y tranquila mirada. Acarició su mejilla y arrastró varias lágrimas con su pulgar, sentía de nuevo el calor de su piel contra la suya, cerró los ojos ante ese contacto, era agradable y no se parecía en nada a lo que era habitual en él. Entrevió cómo frunció el ceño y acercaba su rostro al de ella. Fue entonces cuando su aliento acarició sus labios, era fresco y delicioso. Redujo con lentitud la distancia que los separaba hasta que se unieron en un beso. No quiso resistirse deseaba probarlo aunque sólo fuese en sueños, lo recibió con calma, temía de una manera estúpida que se alejase de ella y despertare en mitad de la clase rodeada por su compañeros, burlándose de ella, pero aquel beso le estaba haciendo olvidar todo eso y mucho más, parecía que sólo existiesen sus labios suaves y calientes contra los suyos. Sintió cómo su mano abandonaba su rostro y descendía con cautela hacia su cuello continuando la caricia. Su beso se hacía poco a poco más intenso, quiso participar un poco más y extendió su brazo para abrazarlo y acercar más su cuerpo al suyo, fue entonces cuando pudo percibir contra sí la fuerza de sus músculos, parecía que abrazaba una estatua cálida. Pero cuando él asió su nuca y profundizó aún más el beso pensó que su imaginación estaba por completo desbordada aquella noche, era capaz de sentir como la lengua de él acariciaba sus dientes, ella los abrió sin ofrecer resistencia pues también deseaba aventurarse en su boca y gozar con aquellas maravillosas caricias, deseaba ofrecerle igualmente todo cuanto pudiese. Sentía su sabor con toda la intensidad de sus sentidos, sus manos se atrevieron aún más con el musculoso cuerpo que tenían a su disposición. No quería despertar, no quería que aquel sueño acabase jamás… pero despertó abrazando la almohada.
Dejó escapar un suspiro. Ese sueño se repetía cada noche y cada fibra de su cuerpo deseaba meterse en cama para seguir sintiendo sus manos sobre su cuerpo, oler su maravilloso perfume, sentir su calor contra ella y saborear sus labios. Sacudió la cabeza intentando apartarlo de su mente y volvió a intentar terminar al menos el trabajo de física…
Malfoy's Mannor.
Dos semanas y ella no se iba de su cabeza. Aparcó la moto en el garaje y puso el casco con los demás en la estantería. Volvía de visitar a su padrino y le fastidiaba no poder aparecerse todavía por un estúpido mes que le faltaba para la mayoría de edad, había llevado la moto porque le relajaba ir a la máxima potencia con ella por la carretera, no podría usar mucha magia por culpa de su minoría de edad pero él no había encantado la moto para que no fuese detectada por los radares de la policía muggle… una sonrisa se cruzó por su rostro al pensar en el estremecimiento que recorría a su padrino cada vez que llegaba con su "trasto ruidoso". Era el único que se preocupaba estos días por su estado, Narcisa se había encerrado en su cuarto y sólo había salido de él para ir al notario y tras insistirle mucho a través de la puerta. Habían estado hablando de ella, ambos estaban de acuerdo en que debía salir de su aislamiento y que en absoluto era recomendable para ninguno de los dos que se regodease en su dolor.
Se sacó la cazadora en cuando llegó al vestíbulo y la dejó en el ropero. Wolfie tenía que hacer muchas cosas ese día, se suponía que en unas semanas debía volver a Hogwarts y estaba ultimando los detalles de su equipaje. Subió las escaleras y se dirigió al dormitorio de sus padres. Terminaría con esta manía de Narcisa de inmediato, no le iba a permitir que siguiese escondiéndose como si fuese una niña pequeña, ni que tampoco ahogase sus penas en jerez sin cesar. Pensó que tendría que darles órdenes muy estrictas a los elfos para que dejasen de proporcionárselo a escondidas.
Abrió la puerta sin llamar y tuvo que esperar unos segundos para que su vista se acostumbrase a la penumbra del dormitorio, las cortinas de terciopelo estaban cerradas de tal manera que apenas entraba un rayo de luz por la rendija de unión. Pronto pudo ver el caos que reinaba en aquella habitación: las botellas estaban por todas partes con distintos niveles de contenido en su interior, la cama estaba deshecha y con las mantas revueltas, todos los artículos que su madre tenía en el tocador estaban tirados en el suelo cerca del mismo… Suspiró resignado, dentro de un mes cumpliría diecisiete años pero ya se le estaba exigiendo que se portase como un adulto, ahí estaba él, preparándose para aleccionar a su madre acerca del modo apropiado en que una dama de su clase debía sobrellevar el luto por la muerte de su marido en la cárcel.
Narcisa no estaba en la habitación, se acercó hasta la puerta del baño a través del vestidor repleto de las ropas de sus padres, a medida que se acercaba la claridad del tragaluz que había en el techo del baño le permitió ver mejor. Algo se reflejaba en las baldosas de mármol negro, la bañera debía estar llena pues el agua se había desbordado y encharcaba el suelo, maldijo por lo bajo porque eso podría significar que se había quedado dormida mientras se bañaba, no deseaba tener que hacerle entender nada mientras estaba despejándose la borrachera y el sueño a la vez, tampoco le hacía gracia que eso significase que los elfos estaban desentendiéndose de ella, el estado del dormitorio indicaba que no entraban mucho en los dominios de Narcisa. Una vez en el umbral del baño se detuvo, dudó por un momento si sería apropiado irrumpir en el baño, su madre no se lo tomaría muy bien, tampoco es que a él le apeteciese mucho el tener que invadir su intimidad de esa manera. Otro suspiro de resignación escapó de sus labios, aquello era inevitable. Compuso el rostro con la intención de tener un aspecto severo y preocupado antes de entrar y avanzó un paso dentro del baño.
- Narcisa, tenemos que hablar. – dijo serio y sin mirar hacia la bañera en un primer momento.
Mas el silencio que reinaba en la estancia le obligó a girarse para comprobar si su sospecha de que estuviese dormida era acertada. No podía creer lo que veía. Su madre tenía los ojos cerrados y la cabeza reclinada contra el mármol pero su cuerpo no estaba sumergido en el habitual baño de burbujas, el agua que la cubría era roja… igual que rojo era el charco que se había formado en el suelo. Las baldosas eran totalmente negras pero el líquido aún goteaba entre sus dedos, la roja y pura sangre de su madre se había derramado y mezclado con el agua formando el amplio charco sobre el que ahora estaba pisando él. Se acercó a ella y tomó su mano aunque sabía que tanta sangre sólo podía indicar una cosa… su madre se había reunido con su padre. Estaba muerta. Se había cortado las venas… el cuchillo ensangrentado bajo su mano era prueba de ello.
De nuevo todo lo que pudo hacer fue buscar durante un tiempo que pareció eterno algún rastro en su interior de que aquello le importaba, intentó sentir algún tipo de dolor por ver a la mujer que lo había llevado en su vientre rota como una muñeca en esa piscina llena de su sangre. Pero nada apareció. Su corazón no era capaz de sentir nada de todo eso. Sólo su mente estaba trabajando rápidamente para analizar todo lo que tendría que hacer a continuación. Más abogados, más notarios… más trabajo.
Salió del baño y se quitó los zapatos en cuanto pudo. No quería mancharlo todo con la sangre de su madre, pero aún así no es que le importase lo que parecería, sino porque no quería ensuciarlo todo… Al salir del dormitorio llamó a la elfina de Narcisa, Missy y le dijo que se ocupase de adecentar toda la suite y el cadáver. Él se encargaría de nuevo de hacer las llamadas necesarias y de enviar las lechuzas correspondientes. Definitivamente, era irónico que aún no tuviese la mayoría de edad pues con tantas responsabilidades le parecía que al menos tenía treinta años a sus espaldas.
Granger's Cottage
Dejó la bicicleta contra la casa y descargó los libros que había comprado en la librería del pueblo de la cesta delantera. La dependienta le había preguntado si eran para su hermano mayor, resopló al recordarlo, que sólo tuviese diecisiete años no era excusa para que la tratasen como a una niña, podía estudiar Bioquímica si quería. Seguro que su madre también le encontraría la gracia.
Hacia dos semanas que había sido el funeral de su padre, Harry y Ron querían que fuese con ellos pero ella quiso quedarse, tenía que terminar de estudiar y no quería dejar a su madre tan pronto, sabía que la necesitaba cerca todavía. Quizás prolongase su estancia hasta justo el momento de tener que subirse al tren, aquel año sería muy duro para ambas.
Entró en casa y se acercó a la cocina, esperando encontrarla allí para contárselo, había tardado más de lo deseado en llegar al pueblo y en discutir con la dependienta que ya hacía tiempo que había pasado la hora de la comida. Se extrañó al no verla, pero supuso que estaría en el dormitorio organizando las cosas de su padre, por la mañana había comentado que quizás deberían donar la ropa a la iglesia cercana para que al menos alguien le pudiese sacar provecho. Subió las escaleras animada, primero dejó el libro en su dormitorio para que no le estorbase y se cambió de ropa para estar más cómoda.
Su madre debía de estar muy concentrada pues no parecía haberse dado cuenta siquiera de que había llegado, eso le extrañó un poco. Se acercó al dormitorio de sus padres y sólo vio el armario abierto de par en par, las cajas llenas de ropa y una con artículos de aseo. Se sonrió, claro, si estaba en el baño recogiendo las cosas no se habría dado cuenta de todo el ruido que hizo. Fue de puntillas hasta la puerta que estaba entreabierta y la abrió silenciosa… pero en lugar de sorprender a su madre, fue ella la que quedó horrorizada por lo que estaba viendo…
La bañera estaba llena de un agua rojiza y su madre estaba con la cabeza agachada dentro de ella… se acercó alarmada y se la levantó con cuidado pero con ese gesto vio a través del agua los cortes en sus muñecas y la cuchilla de afeitar entre sus dedos. Sus piernas le fallaron y se arrodilló de inmediato… ¿Por qué su madre habría hecho eso? ¿Por qué?
Pensaba que ya no le quedaban más lágrimas pero sus ojos negaron tal pensamiento, de inmediato empezó a llorar sin consuelo, pues nadie podría ayudarla ahora. Estaba completamente sola en su dolor. Sola.
1.- Soledad
Malfoy's Mannor.
El techo comenzaba a caérsele encima, tras varias horas de contemplación, había descubierto que las molduras de escayola no eran tan interesantes, así como la pulcritud del blanco de la pintura, sin rastro de humedades, tampoco era algo que pudiese entretenerlo mucho más… Pero… ¿A quién quería engañar? Estaba solo…
Su casa siempre había sido una cárcel en la que odiaba estar, por mucho que les dijese a sus amigos que le gustaba, o que tenía esto y aquello… no era capaz de encontrar algo que pudiese interesarle en aquella inmensidad de piedra, fría y solitaria… Los entrenamientos no le proporcionaban la calma que antes buscaba en ellos. (¿Para qué negarlo?) El hecho de no tener compañía femenina, tampoco ayudaba a llenar sus horas de soledad…
Pero lo que había provocado que se tirase en la cama, en una postura lánguida y aristocrática, era el rostro que lo atormentaba desde hacía varias semanas… no entendía cómo se había implantado en su mente de ese modo, ni tampoco el por qué ahora… Siempre la había odiado y la trataba como si fuese un mueble viejo… pero ahora sus noches estaban repletas de sueños en los que aparecía ella… en situaciones que provocaban que se despertase en un mar de sudores… Jamás una mujer lo había trastornado de ese modo…
Aquellos encuentros que tenía con ella en mitad de sus sueños cada vez eran más reales, más fogosos y apasionados. Le estaban volviendo loco. Ansiaba que dejasen de ser así, pero tampoco quería que parasen. Cerró los ojos y en su mente se volvió a reproducir uno de ellos… Sus cuerpos unidos en uno solo, la fuerza de sus brazos atrayéndolo contra sí, el sudor cayendo por su espalda, el cabello de ella derramado sobre el suelo, su boca ansiosa buscando la suya… Abrió de nuevo los ojos y se concentró en la pared.
- ¡NO! – Gritó Draco Malfoy en su cama - ¡Sal de mi cabeza!
Sin embargo, sus esfuerzos eran inútiles… Hasta que una idea se internó entre su obsesión, una posible solución… No había pensado en ello hasta aquel instante, probablemente la cercanía de su reencuentro era lo que lo había provocado… Pero si ni una sola mujer le interesaba tras tenerla… aquello era lo que tendría que hacer… Poseerla… una vez que fuese suya, ya no le interesaría en absoluto… Perdería todo su atractivo. ¿Cómo no se le había ocurrido antes?
En su mente otro episodio se formaba, su imaginación comenzaba a dirigir todos aquellos encuentros que había disfrutado en las calurosas noches… pero ahora no era ella quien llevaba la iniciativa, sino él… Ahora el que la abordaba en los pasillos y la introducía en un aula desocupada era él… Ella suplicaba piedad, antes de que cubriese sus labios con los suyos ansioso, recorría el cuerpo que lo obsesionaba con sus manos, eliminaba los estorbos de la ropa con fiereza y la tomaba sobre la mesa… Para luego irse sin siquiera decir adiós… eso era lo que él quería… usarla para librarse de su idea…
Al haber encontrado una posible solución a su problema, se dio cuenta que aquello sólo había conseguido traer a su mente todo lo demás… pues no era lo único que lo atormentaba, aunque quizás aquella estúpida preocupación y obsesión era lo que había conseguido que no se volviese completamente loco con todo lo demás…
Poco después de los fallecimientos de sus progenitores, tuvo la visita de los representantes del Lord Oscuro, lo invitaban a unirse a sus filas, ocupando el puesto de su padre… Con digna presencia y calculado tono de voz, les comunicó que deseaba esperar a terminar su preparación académica en Hogwarts, pues así sería de mayor servicio al Lord… ellos lo miraron con sus ojos vacíos de sentimiento, atravesándolo, probablemente intentando averiguar si decía la verdad, si en realidad cumpliría lo que decía… Pero sólo pudieron encontrar un gran vacío en su corazón y su mente… Acordaron que al finalizar el séptimo curso, se uniría a sus filas y luciría con orgullo la marca tenebrosa… por el momento sería demasiado peligroso para él si lo marcaban… Una vez se marcharon, Draco no supo cómo era posible que los hubiese convencido…
La Madriguera.
Hermione estaba sentada contra un árbol del jardín mirando al vacío, probablemente habían paseado ante ella un ciento de gnomos de jardín mas no les prestaba atención. Sólo se había alejado de sus amigos porque la volvían loca con su preocupación. Ella era más fuerte de lo que ellos pensaban. ¿Acaso creían que seguiría el camino de su madre? No. Por mucho que no desease mancillar su memoria para ella seguía siendo un acto cobarde y sin razón alguna. No había nada digno en quitarse la vida.
Pero no era a eso a lo que le daba vueltas en su cabeza, sino que no era capaz de encontrar algún sentido a sus noches. Ginny le había confirmado lo que sospechaba, gemía y suspiraba de noche, por suerte jamás decía su nombre y la pequeña de los Weasley pensaba que tenía pesadillas… Por suerte no era capaz de imaginar siquiera lo que realmente ocurría en sus agitados sueños…
Cerró los ojos y ante ella vio su cuerpo perfecto y de piel clara, su sonrisa maliciosa a medida que se acercaba. Las manos que electrizaban su piel a medida que la tocaban, los labios que la quemaban, cada noche jadeaba de placer por lo que él era capaz de provocar en lo que probablemente no era más que un mecanismo de su mente para librarse del horror que había vivido en ese mes.
Mas ya había encontrado la solución, terminaría por hacerlos realidad, tan sólo tenía que conseguir que él dejase de odiarla y mirarla como un ser inferior… por otro lado, se había enterado por el Sr. Weasley de que ambos se encontraban en la misma situación… podría ser fría y calculadora e intentar usar eso en su propio beneficio. Quizás no le importase que se ofreciese como remedio para aliviar sus propias penas.
En ese momento supo que le iba a costar demasiado seguir ese plan, pues ya estaba llorando de nuevo. Cada vez que se acordaba que estaba sola en el mundo, por mucho que le quisiesen sus amigos, era algo que activaba todo lo que intentaba guardar frente a ellos. Había conseguido dominarse cuando les pidió aquel favor a los gemelos, pero a cada momento veía un punto que se escapaba en su plan…
Kings Cross
La estación estaba llena de gente, familias que se despedían y amigos que se saludaban… él estaba solo… De todos modos, avanzaba con su habitual porte por el andén, su elfo llevaba sus baúles, su capa ondeaba a su espalda por la velocidad de su paso decidido… y a pesar de la multitud de personas que se giraban para mirarlo… estaba solo.
Pero unos ojos se clavaron en los suyos, unos ojos que lo habían atormentado durante todas las vacaciones de verano... Y lo que vio no lo esperaba, esa mirada era una mirada de cariño, lástima y comprensión… y estaba dirigida a él sin la menor duda… Pues su dueña estaba avanzando para interceptarlo… Nada más existió en ese momento para el Slytherin… no hizo caso de las protestas de los dos jóvenes que la seguían, ni de las miradas de asombro de sus compañeros de casa, tampoco oyó los suspiros de fastidio de las chicas que iban tras él… Sólo sus ojos.
Cuando se detuvieron, el uno frente al otro… salió de su ensoñación a duras penas, su cuerpo vibraba con la memoria de los sueños que habían invadido sus noches… notaba cómo se erizaba cada cabello con el recuerdo de algunas sensaciones… pero aquello no había sido real… no.
-
¿Qué te pasa, Granger? –
Preguntó con su habitual tono, ni siquiera él encontró un fallo en
su pronunciación hastiada.
-
Sólo quería darte mi más sentido pésame por la muerte de tus
padres, Malfoy. –
Contestó ella con voz suave y sincera –
Puede que no seamos amigos… pero entiendo que eso no tiene
importancia. – Una
mano delicada y pequeña se posó sobre la suya, en un gesto de
ternura y cercanía que casi provoca que la serpiente emita un
gemido, por los recuerdos que tiene de esa mano… -
También me gustaría decirte que si en algún momento necesitas a
alguien… para lo que sea… -
continuaba ella -
…cuenta conmigo. Nuestras diferencias no tienen nada que ver…
-
Granger, no creo que necesite la ayuda de una "sangre – sucia"…
- comenzó a decir,
pero esta vez esas palabras se le atragantaban en la garganta… no
era capaz de continuar… lo que el cara- rajada aprovechó.
-
Mione, deja a este imbécil… que los dos paséis por lo mismo no le
interesa… ya te lo dijimos.
– cogiendo a la muchacha por el codo y tirando de ella.
-
Espera, Harry, por
favor… - pidió ella
con suavidad, antes de volver a clavar sus ojos avellana sobre los
del rubio – Draco, es
cierto… - ¿Acababa
de llamarlo por su nombre de pila? -
…ambos estamos pasando por lo mismo… en iguales circunstancias –
los ojos de ella brillaron de un modo que instaban al indolente joven
a tomar su rostro, pero logró resistirse – por
eso te ofrezco el que algún día… hablemos…
- ¿Tu madre…?
– comenzó en un
tono de sorpresa, pero un nudo en su garganta le impidió
continuar.
- Sí…
El silbato del tren interrumpió su conversación, los dos amigos de la joven la arrastraron con ellos y Draco se quedó allí, sin saber muy bien cómo reaccionar durante unos segundos, pero luego ordenó al elfo que cumpliera con sus órdenes, en su habitual tono autoritario y sin rastro de emoción… Subió al tren y ocupó un compartimiento vacío, pues no deseaba la compañía de sus habituales amigos… por llamarlos de algún modo.
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Hermione no sabía cómo había sido capaz de abordarle de esa manera en mitad de la estación, mas cuando vio su rostro, duro como el mármol y con la mirada distante, supo que su plan podría llegar a surtir efecto. Pero no esperaba que en el momento en que estuviese tan cerca de él tantos sentimientos encontrados se agolpasen en su interior. Por un lado sentía la necesidad de rodear su cuello con sus brazos y besarlo hasta que él volviese a tomarla con aquel fuego que la abrasaba cada noche, por otro el sentimiento de desprecio había vuelto a aflorar en cuanto le había dirigido aquellas palabras tan lejanas ya en su memoria tras todas las experiencias. Al compartir con él que los padres de ambos habían corrido similar suerte, volvió a ella todo el pesar que la embargaba en esos instantes.
Lo más difícil había sido eliminar el deseo de su mirada, en el mismo instante en que lo había visto aparecer por el muro entre los andenes 9 y 10 su cuerpo la había traicionado de un modo vergonzoso, no sabía cómo los demás no se habían percatado de aquello. Tuvo que bajar la mirada de inmediato para centrarse y poder encontrar la serenidad suficiente para ser capaz de llevar a cabo su plan. Aquel Adonis terminaría comiendo en su mano aunque sólo fuese para poder deshacerse de la deliciosa tortura de cada noche.
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Se sentó al lado de la ventana, apoyando su rostro contra el frío cristal… pensando en lo ocurrido en el andén… en sus sueños de verano… en su actual situación… En lo que no dejaba de atormentarlo desde hacía meses… Hasta que la puerta se abrió, él se giró para echar con cajas destempladas al intruso… pero no pudo…
La Gryffindor entró, le dirigía una mirada llena de calidez, cerró la puerta tras de sí y bajó las cortinillas, provocando que la estancia quedase en una semipenumbra durante unos instantes… Draco, observó los movimientos de la chica como si estuviese clavado en su asiento… no entendía aquel empeño de Granger por estar con él… Ella se sentó frente a él y extendió las manos para tocar ligeramente sus rodillas, sus miradas estaban fijas en la del otro… Fría e intrigada la de él, cálida y compasiva la de ella…
-
No pudimos terminar de hablar en la estación… -
rompió el silencio la muchacha.
-
No creo que tengamos que hablar nada… -
comenzó con aire altanero, pero ella lo interrumpió al levantarse y
callar sus labios con un suave gesto de sus manos.
-
Shhh… Sé lo que vas a decirme, Draco… -
la mirada de ella lo envolvía y ni siquiera se molestó en protestar
por la confianza que se estaba tomando –
Pero antes de nada déjame explicarte mi situación… cuando
termine, a lo mejor comprendes que tenemos más en común de lo que
tú te piensas…
- Me temo que nada de lo que digas puede
interesarme… -
sentenció frío, porque tras los comentarios de los amigos de ella y
lo poco que habían hablado… sabía lo que ella quería contarle y
no creía poder soportarlo.
– Será mejor que salgas, no te he dado permiso para que me
acompañes ni tampoco te he permitido que te tomes ciertas
libertades.
- Draco… mi padre murió en un accidente de coche
unos días después de iniciar las vacaciones de verano… -
el Slytherin no pudo interrumpirla, el recuerdo del día en que le
comunicaron el fallecimiento de su padre en la prisión impidió que
pronunciase palabra alguna –
Sé que no podemos comparar las circunstancias… -
continuó la Gryffindor con la voz quebrada
– pero por desgracia es uno de los puntos que tenemos en común...
así como el segundo… -
Ambos se miraron a los ojos directamente… sabían de sobra cómo
continuaba la historia que ella le estaba relatando…
- Dos semanas después mi madre se suicidó, igual que la tuya… e
igual que tú… - dos
solitarias lágrimas bajaban por las mejillas de la castaña, una de
las cuales fue curiosamente detenida por un frío dedo que acarició
la suave piel de la muchacha -
… fui yo… quién…
- No sigas. –
Ordenó Draco al ver que más lágrimas seguían a las otras. –
Por favor. – Incluso
él se sorprendió al oírse pronunciar esas dos palabras.
-
¿Entiendes ahora que…?
– El pulgar del chico detuvo los labios de la muchacha, así como
ella había detenido los suyos antes.
-
Sí… pero no sé hasta qué punto podemos ayudarnos… No nos
llevamos bien, nos odiamos… -
se detuvo, pues estaba acariciándole los labios con el pulgar, y su
suave tacto lo transportó a todas las noches en las cuales lo
imaginó… - Lo
entiendo… pero ¿qué quieres de todos modos? –
Se obligó a continuar, aunque su mirada dejase la de ella para
estudiar su boca entreabierta.
-
Que hablemos, que intentemos olvidar nuestras disputas… que nos
apoyemos el uno al otro. –
Y ella tomó con una de sus manos su muñeca, apartando la mano de
Draco con gentileza –
Draco… ¿Has llorado?
– preguntó directamente, aunque su tono indicaba que no era por
simple curiosidad, sino que era un interés diferente… casi como si
le preocupase que no lo hubiese hecho…
-
No entiendo a qué viene…
- respondió con arrogancia, pero de nuevo los ojos de ella le
transmitieron esa calidez que era tan ajena a él… -
No… - dijo en medio
de un suspiro casi de resignación. – No
he llorado. – Y vio
una sonrisa en los ojos de Hermione… ¿Desde cuando se había
convertido en "Hermione" en su mente?
-
Supongo que los convencionalismos o tu educación te lo han impedido…
- dijo ella con una
sombra… ¿de preocupación? –
Pero te recomiendo que lo hagas lo antes posible… -
levantándose para sentarse a su lado y tomar su mano –
Sé que para algunos resulta difícil expresar sus emociones… pero
a veces ayuda más de lo que la gente se cree.
- Y esto me lo
dices… ¿por? –
inquirió él tragando saliva.
-
Porque no sirve de nada que te escondas tras esa coraza de frialdad,
o que me digas que nunca te llevaste bien con tus padres... –
atravesándolo con la mirada, llegando a un lugar al que nadie había
sido capaz de siquiera asomarse
– Draco, eran tus padres… da igual que seas un aristócrata o un
sangre limpia… sigues teniendo un corazón bajo esa gruesa capa de
hielo que construyes a tu alrededor… - puso
una mano sobre su pecho, allí donde supuestamente se encontraba
dicho órgano – Ese
corazón palpita y siente… aunque no dejes que nadie lo vea. No te
estoy diciendo que debas llorar ahora, o frente a mí. Sino que te
recomiendo que busques el momento para descargar tus sentimientos…
por tu bien.
- Gracias… -
Sintió el calor de la mano de la chica en su pecho, el de su mirada,
su aliento… - De
todos modos… sabes que negaré ante cualquiera que me llevo bien
contigo, ¿verdad? –
sonriendo maliciosamente como sólo él sabía hacerlo, aunque con un
brillo diferente en su mirada.
- Sí…
- sonrió ella – Y
yo haré un tanto de lo mismo. –
Guiñándole un ojo en un gesto de complicidad. – Pero…
¿volveremos a hablar? –
Preguntó con un leve temor en su voz.
-
Supongo que sí… -
Concedió él – Pero…
¿cómo nos pondremos en contacto y dónde podremos hablar?
- Eso
es más fácil de lo que te crees… - Y
el rostro de Hermione se iluminó con una maravillosa sonrisa, aunque
Draco no supiese que era la primera vez que lo hacía en todo el
verano. – Toma… -
Le entregó un
colgante de cristal – Cambiará
de color según el estado de ánimo de la otra persona… y si alguno
de los dos necesita hablar con el otro se volverá frío… -
explicó.
-
Me recuerda a un colgante de los Altos Elfos… - dijo
Draco intrigado y vio con sorpresa que Hermione se ruborizaba
ligeramente – Era un
colgante que se intercambiaban los enamorados… - Mirándola
intrigado y con una medio sonrisa en sus labios – No
me estarás diciendo que…
- ¡No! – Exclamó
ella demasiado rápido y con un tono de voz delator, pero Draco no
hizo más comentarios –
Es simplemente que nos conviene…
- Me resulta extraño que los
llevases encima… - viendo
cómo se levantaba y se dirigía a la puerta.
-
Supongo que confiaba en que me escuchases… - explicó
girándose para regalarle una sonrisa…
La Gryffindor abandonó el compartimiento y dejó al Slytherin solo y pensativo… Recordaba el plan que la tarde anterior había ideado para acabar con su obsesión, miró el colgante y se lo colgó del cuello, no había visto que ella llevase uno igual, por lo que no sabía si ocultarlo o dejarlo a la vista, un rato después decidió ocultarlo bajo la ropa y vio que estaba de un color verde pálido… La próxima vez tendría que preguntarle a Hermione los significados de los colores… De todos modos, estaba tibio al tacto… por lo que suponía que ella no tenía problema alguno…
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Le había costado poco deshacerse de Harry y Ron, sólo dijo que iba a la reunión de los Premios Anuales, claro que en verdad no les mentía pues Draco era el otro agraciado con ese honor. De todos modos se sentía un poco culpable por tener que mentirles. Había observado que el Slytherin se iba a los compartimentos del final y lo encontró exactamente en el último de todos. Cuando entró y cerró las cortinillas de la puerta para tener intimidad no pensó que siquiera fuese capaz de contener todo lo que en aquellos momentos pasaba por su mente hacer. Ansiaba tocar su cuerpo y comprobar si en la realidad era igual de firme que en sus sueños lujuriosos.
Cuando tocó sus rodillas y luego él acarició sus labios pensaba que podría oír cómo su corazón se desbocaba en su pecho. Pero él estaba concentrado en rozarlos con su pulgar, no podía abalanzarse sobre él y besarlo como deseaba y se contuvo con gran esfuerzo para continuar con su plan. No le resultó difícil pues el rememorar las muertes de sus padres le ayudó a concentrarse, aquel recuerdo era duro y doloroso para ella. En verdad se estaba ofreciendo para poder ayudarse mutuamente, puede que parte de sus ideas de ayudarle fuesen el perder la virginidad con él, pero tampoco podía dejar que sus hormonas controlasen cada uno de sus actos.
En el mismo instante en que puso la mano sobre su pecho supo que el corazón de él también latía más deprisa de lo que sería en alguien normal, aunque no se hacía ilusiones pues muy probablemente tuviese que ver con el tema que estaban hablando. Le gustó la idea de los colgantes y de inmediato los reconoció como lo que realmente eran. Tenía que salir de allí. Si continuaba encerrada en aquel compartimento con él, aspirando su aroma, sintiendo la calidez de su cuerpo en su mano, la firmeza de sus músculos…
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¿Pero… a qué venía eso de preocuparse ahora por Hermione? ¿Y lo de escucharla, secarle las lágrimas, dejar que le tocase? ¿Tanto le estaba afectando esa estúpida fantasía veraniega? Lo mejor sería ponerse la túnica del colegio… y olvidarse del colgante, de Granger, de los Mortífagos y todo lo demás…
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Y eso es todo por hoy… os agradecería algún review con respecto a la historia, narración, el modo en que trato los personajes… todo lo que queráis… Gracias por tomaros vuestro tiempo para leerlo y muchas gracias por tener el detalle de darle al botón ;)
