Hola. He venido a dejar otro fic. Este es distinto a los que he dejado antes; No es un SasoDei u.u, si lo se, lo siento. La historia en sí es un SasoOc, (aunque también contiene un poco DeiOc) que se me había ocurrido hace tiempo pero no me he animado a subirlo... espero que les guste y dejen reviews para que lo siga subiendo.

NOTA: Los personajes de Naruto no me pertenecen, los he tomado prestados. Además, en este fic he ignorado varios puntos del manga y anime para su realización.

Pensamientos.

Narración

-Dialogo-

Recuerdos.


PROMESAS ROTAS.

PRÓLOGO

"Aquel día te fuiste sin decir, cuando es que volverás

Me dejaste sola ahora

Como si te fuera a reencontrar

En algún lugar de la vasta ciudad" Motherland, Cristal Key.

.

.

Había escuchado de personas que podían ver el futuro. En el mundo ninja eso no debería de ser raro realmente. Pero yo no pertenecía a ese grupo de personas.

En el instante en que mi padre se acercó a mí aquel día invadido por la arena que se levantaba por las calles, supe que no sería un día común. Mi padre era un hombre ocupado, supongo que nada se le podía hacer. Ser el kage de la Arena no te deja para nada más que trabajo. En ese tiempo yo tendría como ocho años, recién los cumplía.

-Hija- llamo mi padre sujetando mi mano con cariño. Espero que le respondiera, aunque quizá intuyera que yo sabía a qué se debía esta pequeña charla –Te quiero presentar a un ninja-

Si, no me equivocaba. Cada vez que decía eso no significaba solamente un ninja. Sino un ninja que la haría de niñera, una niñera especializada en matar gente mala que se me quisiera acercar mientras papi se iba a trabajar. Torcí el gesto con desagrado.

-¿Y quién es?- pregunte recelosa y resignada a aceptar el nuevo capricho de mi padre.

-Su nombre es Sasori, y estoy seguro de que tú y él se llevaran de las mil maravillas- esbozo una sonrisa que me confirmo que realmente no confiaba en eso, de todos modos no respondí a ese pensamiento –Estaré muy ocupado estos días y necesito que alguien te cuide- claro, sino ¿para qué querría una niñera? Su voz sonaba firme y me dijo que esta vez se haría lo que decía mi padre, me gustara o no. La puerta sonó en ese preciso instante, haciendo que diera un saltito en mi lugar.

Mi padre camino directamente hacia allá, y al abrir la puerta, ahí estaba. Un pelirrojo de ojos color cafés, no tendría más de 15 años pero su expresión seria seguro que le aumentaba unos años extra, parecía tener más experiencia de lo que aparentaba su cara de niño angelical.

Se inclino ante mi padre en señal de respeto, y cuando giro su atención a mí, sentí un escalofrío. Este chico era diferente a las demás personas, de hecho, a todas las que conocía. Mi "habilidad ninja" me permitía identificar no solo los pensamientos de la gente que estaba a cierta distancia de mí, sino que me permitía ubicar su posición dentro de un radio de uno o dos kilómetros. Algo muy impresionante decía mi padre. Pero este joven yo no podía decir que estuviera ahí. Quiero decir, lo veía, pero no lo veía con mis otros "ojos", no sentía su presencia.

Me oculte detrás de las ropas de mi padre, y note cierta irritación en la mente de mi padre, en el pelirrojo no sentí nada, pero su cara me mostro que el sentimiento que experimentaba en ese momento era el mismo que mi padre.

-Bueno. Sasori, ella es mi hija, Kyra. Kyra, él es Sasori- anunció mi padre con voz grave. Sasori sonrió un poco, pero sus ojos me dijeron que pensaba que ahora si estaba realmente liado. De todos modos se acomodo en cuclillas frente a mí y extendió la mano.

-Mucho gusto- dijo cortésmente. Yo no pude evitar el impulso de esconderme más detrás de mi padre –Venga, no muerdo- dijo con aire burlón, pero ocultaba un deje de molestia en la voz, al ver que no me acercaba se puso de pie y miro a mi padre con el disgusto marcado en el rostro –No creo que esto sea buena idea- le dijo mirándolo en el momento y luego observándome como si fuera un bicho raro. En un intento por descubrir algo, trate de leer sus pensamientos. Nada. Es como si fuera un cascarón vacío.

-¡Tonterías! En unos días ella te aceptara con los brazos abiertos. Y tú eres perfecto para la misión- dijo mi padre –sucede que al principio, Kyra es muy tímida-

-Esto es absurdo- susurro el pelirrojo aún mirándome –Yo no soy bueno con las personas de mi edad. Mucho menos con los niños, ¿es que no tiene otra misión?- pregunto ahora mirándolo a él y casi suplicándole

-Lo siento, Sasori. Pero después del incidente en tu última misión tendrás que descansar-

-¡Eso no ha sido culpa mía!- dijo entre dientes Sasori cerrando los puños con fuerza.

-No, claro que no. Pero eso no hace menos grave tu herida- le contesto mi padre. Él cerró los ojos, apretándolos con fuerza, al final se resigno, al igual que a mí no le quedaba otra opción. Se inclino de nuevo, esta vez más cerca de las ropas de mi padre, para estar cerca de mí creo yo. Apreté con más fuerza la capa blanca de mi padre mientras él extendía de nuevo su mano.

-Por favor, no muerdo niña- negué con la cabeza

-Anda Kyra, ve con él, se divertirán mucho- dijo mi padre forzándome a salir de mi "escondite" y quedar cerca del pelirrojo. Aún teniéndolo frente, casi rozándome con su mano grande y blanca, seguía sin sentir su presencia ni sus pensamientos. Sasori parecía harto de esperar a que pasara o dijera algo.

-¿Te gustan las marionetas?- me pregunto. Parpadee varias veces seguidas y algo aturdida asentí, Sasori sonrió un poco y de su ropa sacó un pergamino.

-¿No pensaras acercarla a una de tus marionetas?- pregunto mi padre, pude notar como de repente dudaba de mi salud integral cerca del pelirrojo

-Para nada Kazekage samma- dijo e invoco una marioneta que no tenía aspecto de nada, un simple trozo de madera con forma de humano -Acabo de terminar de armar esta. Aún no está llena de armas así que es segura- parecía muy contento con la marioneta en brazos. Luego, con los hilos de chacra característicos de los marionetistas, sujeto a la marioneta y la hizo bailar frente a mis ojos. Me quede admirando la danza con los ojos abiertos como platos. Note como los ojos de él destellaron de pronto, y eso me lleno de temor, pero también de admiración.

-Te enseñare a jugar con marionetas- dijo en un susurro que me dio la impresión de que era alegre, pero no estaba muy segura

-¿De verdad?- pregunte de manera inocente, convenciéndome de acercarme un poco al pelirrojo, lo suficiente como para poder tocar su mano y estrecharla en el acto. Percibí el alivio de mi padre al ver esto, y supe que él no esperaba que mi reacción fuera así. Me reí, Sasori me miro y sonrió también.

-De verdad. Te lo prometo- dijo.

En ese momento desperté sobresaltada. Sentí que los cabellos se me pegaban en la cara por el sudor. Mire de un lado a otro esperando encontrar la sonrisilla de Sasori a un lado de mí, y casi quise echarme a correr como loca. Lo que me detuvo fue únicamente hallarme en el claro del bosque donde me había detenido a acampar la noche anterior. O unas horas antes, porque la luz de la luna todavía iluminaba el lugar tenuemente.

El susurro de los árboles y el fuego de la fogata que había hecho eran los únicos sonidos y movimientos que me acompañaban esa noche. Pase mi mano sobre mi frente limpiándome las gruesas gotas de sudor que corrían por mi piel. Con cierta dificultad volví a recostarme sobre la mochila que llevaba conmigo y suspire profundamente.

-Dormir en el bosque no proporciona mejor seguridad que una posada- pensé en voz alta.

Solitaria, en ese bosque los únicos que con cierta probabilidad me escucharían serían algunos conejos que dormían plácidamente en sus madrigueras. Reí nerviosamente al saber que eso era absolutamente cierto. En una posada, incluso estaba más incómoda que en el bosque. En un lugar donde pasaba aunque sea solo de vez en cuando la gente, sus pensamientos me acosaban y no dejaban que conciliara el sueño, en cambio en este lugar tranquilo dormía tan bien como un bebé. Al menos hasta que mis recuerdos evocaban la sonrisa de Sasori al momento de matar a mi padre. Por Kami, me daban escalofríos cada vez que pensaba en eso.

-¿Te gusta el espectáculo, mocosa?-

Las palabras resonaron en mi mente e hicieron que me levantara de nuevo con otro ataque de pánico. Al ver que tan solo era mi mente jugándome de nuevo una mala pasada lance una maldición y luego grite. No esperaba que me escuchara nadie, y sin embargo pude notar que un par de pájaros salían volando de ahí. ¡Si tan solo pudiera ser capaz de sentir su presencia! Pero no sentía nada. Sasori siempre había sido para mí como un mapa en blanco, era un punto que en mi plano nunca había salido. Ni antes y mucho menos ahora. Joder. Realmente me asustaba no saber donde se encontraba él, y bajo mi perspectiva de querer vengar la muerte de mi padre, no encontrarlo era la peor situación que hasta ahora me imaginaba.

-¿Te gusta el espectáculo, mocosa?-

No. No me gusta el espectáculo.

Me habría gustado poder decírselo aquella noche. Me hubiera gustado ser lo suficientemente fuerte para no desmayarme del susto como la mocosa cobardona que había visto a Sasori matar a mi padre y no se había movido a ayudarlo, o al menos a gritar quien era el responsable de la muerte del kage de la arena. ¡Fui cobarde!

Corría por un enorme pasillo semi destruido, sentía los latidos de mi padre cada vez más débiles, de no haber visto entrar a Sasori en la oficina del kazekage jamás me habría imaginado que él estaba ahí con mi padre, que lo veía morir y que no hacía nada por evitarlo, porque en primer caso, él era quien lo había herido a muerte. Y a pesar de todo esto, no acababa de creérmelo, seguía corriendo y negándome que Sasori me había utilizado de esa manera.

Cuando estuve frente a la puerta –jamás en mi vida lo olvidaré- mis piernas temblaban, y la herida que tenía en el brazo me punzaba fuertemente. Con una punzada, muy distinta al dolor, empuje la puerta de la oficina de mi padre. Ante mi, unos metros más allá detrás de una figura jorobada (que yo conocía ya muy bien) estaba tumbado boca arriba mi padre, con la cabeza echada hacia atrás y la mirada perdida, moribundo. Quizá cuando llegue le quedarían unos minutos de vida.

La figura jorobada giro su penetrante mirada hacia mí. Hiruko se veía diferente, o tal vez se debía a la escasa gracia que tenía en este momento su uso. Hace días lo hubiera visto y admirado mientras danzaba contra un par de ninjas superiores en un entrenamiento, ahora la simple cara de ella me causaba escalofríos. Quise gritar, pero no pude. Hiruko se me quedo viendo, aunque yo sabía que realmente Sasori estaba dentro. Por favor, pensaba, por favor, que hayan robado a Hiruko, que este no sea Sasori.

-Mocosa- dijo la grave voz de Hiruko, pero eso basto para helarme la sangre y los huesos y hacer que mis piernas flaquearan por la desesperación que cundía mi ser. Solo esa palabra basto para hacer perder mis esperanzas de que no fuera Sasori el que estaba dentro de la marioneta. No había duda de que era él, y unas lágrimas afloraron en mis ojos. No pude hacer nada para detenerlas y corrieron libre y constantemente sobre mis mejillas, quemándome en su contacto.

Sentí que pronunciaba unas palabras, mi boca se movía pero yo no alcanzaba a escuchar lo que yo misma decía, en mis oídos un constante zumbido se hacía presente, impidiendo que oyera algo que no fuera ese irritante sonido que producían las marionetas de Sasori al moverse. De pronto, fue como si mis oídos se destaparan. Escuche los gritos de las personas fuera del edificio, sentí la presencia de alguna que otra persona que subía las escaleras.

-¿Por…por qué?- logre decir sin dejar de sollozar. Moqueaba en abundancia, como decía Sasori. Hiruko me siguió mirando sin decir nada -¿¡Que has hecho!- grite furiosa, pero incapaz de moverme, solo moqueaba más. Nunca en mi vida me había molestado tanto mi habilidad. No escuchaba los pensamientos de Sasori, pero las personas gritaban y pensaban. Mi cabeza ahora daba vueltas por tanta confusión.

-¿Te gustará el espectáculo, mocosa?-pregunto la voz grave de Hiruko. Y entonces, la enorme cola parecida a la de un escorpión se movió entre la sala con dirección hacia mí. Quise gritar pero mi garganta ya no produjo ningún sonido, tal vez solo saco un gritillo ridículo. El arma se detuvo a uno centímetros de mi pecho, sentía mi corazón latiendo fuerte de manera casi dolorosa. Incluso detuve mi llanto, en ese instante todo se volvió menos confuso, pero realmente borroso a causa del agua en mis ojos. La cola de Hiruko regreso a su lugar oculto entre la ropa rasgada.

La enorme marioneta se abrió y de ella salió el pelirrojo. Me miro un segundo, donde me pareció ver un poco de compasión, lástima o burla en sus ojos cafés. Casi siempre sus ojos brillaban y parecían dorados, esta vez eran tan opacos como si la vida se les hubiera ido.

-Buenas noches, mocosa- dijo con su suave voz, sentí que era una pesadilla, que despertaría y Sasori estaría acariciando mis cabellos para que durmiera –Espero que sueñes con marionetas bailando- sonrió de nuevo, pero sus ojos no decían eso –Esta vez no podre esperarte por la mañana- recito otras dos palabras que no alcance a distinguir porque de nuevo mi cabeza era un tumulto de pensamientos. Vi que movía sus labios mientras yo caía contra el suelo de un costado, vi que tomaba el ahora flácido cuerpo de mi padre y lo metía junto a él en Hiruko y en lo que cerraba a la marioneta me observo de manera triste (me atrevería a decir), vi que daba media vuelta, vi…nada más. Cerré mis ojos y no desperté hasta una media hora después, con un sabor metálico en la boca.

Ni pensarlo. No debía de pensar más en eso. Sentí que me ahogaba, un líquido frío me llenaba la garganta y no me dejaba respirar. Escupí tosiendo frenéticamente, pero resulto que solo era saliva. Me sentí idiota, pero de todos modos me recosté con cansancio sobre el piso. La luna seguía ahí, pero ahora brillaba con menos intensidad, parecía ir caminando para esconderse. Serían al menos las doce o la una de la madrugada. Me senté con dificultad y me puse de pie temblando, pero no de frío. Sacudí mis ropas y recogí la mochila. Caminar me ayudaría, siempre me ayudaba, cuando no tenía un libro a la mano, lo mejor que podía hacer era caminar. Y llevar la mochila conmigo para que no la fueran a robar. La eche sobre mi hombro y me dispuse a caminar.

El silencio me incomodaba por las noches, pero ningún pensamiento venía a interrumpir mi paz mental, claro, a menos que fuera un pensamiento mío. En cuanto a si me llegara a encontrar con algún bandido, desprevenida no me pillaría nadie. Tener una habilidad tan parecida al Byakugan, sin tener que gastar chacra me parecía genial. Podía sentir las vibraciones que mandaban los animales y las personas, incluso escuchar sus pensamientos, la mayoría de las veces sin querer. ¡Cómo me hubiera gustado saber que me mentías! Pensé mientras caminaba sin rumbo. Tratar de encontrar un punto invisible con mi habilidad era un punto ciego en mí. Ahora que si tuviera el Byakugan no podría tardar tanto como si anduviera dando palos a lo ciego como justo en este momento.

Debería al menos tener una pista, pero no tenía idea de a donde me llevaba, más que otra cosa, una corazonada. Hacerle caso a esas tontas supersticiones del corazón, para empezar había llevado a mi padre a confiarle la vida a una persona equivocada. Pero cualquiera se hubiera creído que Sasori era un ángel. Pensé sin dejar de caminar y mirar el suelo. Mis piernas se me antojaban demasiado pesadas para llevarlas andando por la noche, pero ciertamente tenía más miedo a seguir recordando a Sasori que a desmayarme por el bosque debido al cansancio.

Todo irá bien, mocosa dijo una voz en mi cabeza. Una voz que recitaba una de las frases de Sasori para cuando estaba nerviosa, y que curiosamente no dejaba de tener ese mismo tono, esa misma voz curiosa y angelical.

-Cállate. Nada va bien. Nada irá bien hasta que lo mate- dije en voz alta al aire, a lo mejor esperando que alguien me respondiera. Pero el silencio solo fue roto por algún cuervo que salió disparado al cielo. Lo mire irse y pensé que si lograba escapar de mi dolor, sería gracias a mí y no a Kami.

Seguí caminando hasta que a las tres de la mañana pare y sin ser muy consciente de ellos me tire al suelo dormida. Desperté con un pensamiento que no era mío, y eso hizo que me alertará. No habría dormido más de dos horas. Las cinco de la madrugada era una hora muy temprana para que una persona normal anduviera rondando por el bosque, así que supuse que serían ninjas. Con los ojos pesados me puse de pie y busque la identidad del "intruso".

Estoy muy cansado. Sasori no Danna es muy malo conmigo hum.

Me quede petrificada en el mismo lugar. ¿Sasori? ¿Había escuchado bien? ¿Sería el Sasori que estaba buscando? A juzgar por la claridad del pensamiento, el dueño de este no se hallaría muy lejos de mi actual posición. Me concentre lo máximo en esa zona, hasta que por fin encontré de donde provenía el pensamiento. Unos 20 metros hacia el este.

Traté de encontrar a Sasori, pero no estaba en mi radio de "vista", si quería averiguar si se trataba de Sasori, tendría que asistir yo misma. ¿Y si es una pérdida de tiempo? ¿Y si no lo es, y pierdo la pista de Sasori? ¿Estaría lista para verlo de nuevo? ¿Estaría lista para matarlo? Esas preguntas solo tendrían respuestas si iba y me enfrentaba al destino, y que fuera lo que Kami quisiera. Si no se trataba de ese Sasori no pasaría de perder unos minutos, minutos que no significaban la gran cosa porque seguiría dando palos ciegos.

Corrí en esa dirección. Corrí sin descanso y casi sin respirar.

Cuando estaba a unos 6 metros de distancia del objetivo me detuve y me escondí detrás de un árbol.

¡Joder! Tengo sueño hum.

Eche un vistazo al propietario del pensamiento. La voz sonaba de hombre, pero cuando lo vi al primer instante creí que se trataba de una mujer. Al observarlo más detenidamente determine que era un hombre.

-¡Estoy agotado Sasori no Danna!- dijo el rubio quitándose un sombrero y tirándose de bruces contra el suelo. A su lado alcance a divisar una figura jorobada. Es Sasori. Esta dentro de Hiruko. Pensé sin dejar de verlo aguantando la respiración y sintiendo el corazón golpeándome el pecho con tanta fuerza que sentí pánico al creer que ellos los escucharían -¿Podemos descansar ya, hum?-

-Levántate ahora mismo, Deidara- la voz grave de Hiruko hizo eco en mi cabeza. La sensación de reconocimiento fue tan grande que mis piernas y manos temblaron, tanto de miedo, como de ira y emoción –Se supone que eres un ninja-

-¡Si lo soy! Hum- respondió el rubio mirándolo con el ceño fruncido y la cabeza ligeramente levantada –Soy un ninja que no ha dormido en tres días ¡En este momento tengo ojeras mucho más grandes que las de Itachi hum!- reprocho, me pareció renuente a dejar su posición. Escuche a Hiruko lanzar una maldición y un bufido y lo imagine viendo a su acompañante de manera impaciente.

A Sasori jamás le ha gustado esperar. Pensé sin mucho dramatismo en mis palabras, pareciera como si hubiese sido un reflejo ¿y por qué no? Sasori siempre me repetía que no gustaba de esperar, cada vez que yo llegaba tarde, esas eran las primeras palabras que decía mi mente.

-Sabes que no debemos dejarla escapar- susurro Sasori desde dentro -¿verdad?-

-Y dale y dale con encontrarla hum. Si le está siguiendo el paso, ¿no sonaría lógico quedarnos en un solo lugar, hum?- pregunto el rubio y luego lanzo un no muy discreto bostezo –Su técnica le ayudara a encontrarlo hum- sentí que mi respiración se cortaba. ¿Estarán hablando de mí? Pensé, luego me quede mirándolos, negándome que fuese así.

-Eso es lo que estamos haciendo, mocoso- respondió Hiruko con tono impaciente

-¿Eso hacemos, hum?-

-La llevamos a la aldea de la lluvia-

-¿Y si ella no sabe donde está usted?- el silencio rondo unos segundos, no me atrevía a salir, en parte por cobarde, en parte por saber -¿Y si nunca la encontramos hum?-

Sasori no respondió nada y se quedo callado unos segundos.

-Su habilidad le permite sentir la presencia de los demás- casi lanzo un grito, si estaban hablando de mi tendría que tener mucho cuidado, si me estaban buscando.

Jo. A Danna le preocupa mucho ser el primero en atraparla. Pensó el rubio y mi vello se erizo. La piel se me hizo china.

-Entonces descansemos hum. Yo ya no puedo seguir sin dormir- lanzo otro bostezo, y en el momento no tarde en percatarme de que se había dormido. Sasori se quedo ahí parado, medio mirando a su "compañero", y yo trate de no hacer ruido. Mire hacia los lados. Se escucho la cabeza de Hiruko voltear y me puse tensa. No respire por unos segundos.

Estaba recostada en mi cama. La gente de la aldea parecía pensar mucho, hacían que me doliera la cabeza. Fuertes punzadas me daban y yo sollozaba por el dolor. La puerta de m habitación se abrió lentamente y entro Sasori. Ojala y todos fueran tan silenciosos como Sasori, pensé.

-¿Cómo te sientes mocosa?- pregunto sentándose a mi lado

-Me duele la cabeza. La gente de la aldea no deja de pensar Sasori, quiero que dejen de pensar- unas lágrimas se derramaron por mis mejillas

-No puedes pedir eso. Si la gente dejara de pensar, la aldea no sobreviviría- poso una mano sobre mi cabeza y me acaricio los cabellos revueltos –Quizá pueda hacer que te duermas tranquila-

Lo mire pidiéndole clemencia. Me cargo en sus brazos y me llevo a la habitación continua. En esa habitación mi padre tenía un piano, un instrumento de color blanco. Sasori me sentó en el banco y se acomodo a mi lado.

-Recuéstate en mis piernas, mocosa- dio unas palmadas en sus extremidades. Yo lo obedecí, lo habría obedecido incluso si me decía que lanzándome de un barranco acababa con esa tortura.

En el momento en que acomode mi cabeza, sentí que me relajaba. Sasori no piensa cuando está conmigo, pensaba en aquel entonces. Sasori comenzó a tocar una canción de cuna. Movía los dedos por el teclado tan hábilmente como con las marionetas. Pronto el susurro del piano me arrullo y me quede dormida. Era la primera vez en mucho tiempo que lograba descansar tan amenamente.

Sacudí la cabeza para espantar la idea. En el proceso pise accidentalmente una rama de árbol que había caído junto a mí. Mis músculos se tensaron y lance un gritito de sorpresa. Regresando al mundo real gire a ver a Hiruko, que se hallaba en la misma posición de antes. No se ha dado cuenta, pensé y me di el lujo de suspirar suavemente en señal de alivio.

Decidí que ya era hora de actuar, así como estaban de dormidos no notarían nada. Llevé mi mano hasta la cintura donde llevaba mi porta kunais y me disponía a sacar uno cuando mi mano se detuvo involuntariamente rozando el mango del arma. Trate de forzarla a moverse, creí que era el miedo, algo tan parecido a aquella noche cuando mire los ojos de Sasori mirarme detrás de Hiruko. Mi espalda sufrió un escalofrío. Necesitaba calmarme, trate de mover mi pierna derecha, pero estaba incrustada en ese mismo lugar.

Y como la vela que se apaga en un instante, comprendí que sucedía. Trate de girar mi cabeza para mirarlo, pero fui incapaz de moverla. Los hilos de chacra que salían de sus manos me sujetaban con demasiada fuerza. Torcí el gesto y sentí una gota de sudor recorrer mi sien, tan despacio que me producía cosquillas. Reí nerviosamente, sabiendo que había llegado mi momento, y ni siquiera le había hecho la lucha a Sasori. Venga, ni siquiera me había dado cuenta de cómo había salido de Hiruko. Joder.

-Yo no haría eso si fuera tú-

TO BE CONTINUED


Ehm... ¿y bien? ¿Debería seguirlo subiendo? ¿Corregir algo...? si es así por favor diganmelo...

Bueno, gracias por leer y dejar un comentario ^^ Mary se los agradece infinitamente.