DECLAIMER: Personajes de SM, historia mía.

Nota: Twin, está historia esta inspirada en ti y tu tema favorito: El despecho. Pocas veces hago historias así, soy más happy ending, pero, tú lo vales :D. Después de todo me has soportada por todo este tiempo. Y todavía podemos celebrar en día en el que nos conocimos! Enjoy!

Edición 04/06/2017: Ok, la verdad ni siquiera quiero saber cuánto tiempo ha pasado desde que publiqué esta historia, porque era apenas una adolescente en ese momento y ahora...todavía lo soy.

Espero que disfruten la edición de la historia, la verdad necesitaba un cariñito. Espero no se molesten por las alteraciones y, al contrario, haya mejorado un poco su calidad :)


Era increíble la velocidad y el tamaño de mis lágrimas. No estaba segura si era que mis sentimientos de confusión me hacían despegar tanto de la realidad que mis mejillas se sentían más pequeñas. Tal vez, mi cuerpo decidió ser un fiel amigo esta vez y armonizar con mis sentimientos. Todo esto era nuevo para mí, no era de las personas que se expresaban libremente. Mostrar la felicidad y alegría podía convertirse en algo muy raro para mí, estaba tan acostumbrada a quedarme sentada en una esquina mirando a mi grupo de amigos reír mientras yo solo sentía la felicidad, pocas veces la expresaba. O, bueno, esa era la vieja yo.

Cinco meses no eran tanto tiempo, era menos que medio año y te da la libertad de hacer lo que quisieras en el resto del tiempo. Recordándo mejor, escuchando la delicada sonata de fondo en la cómodidad de mi habitación solitaria, todo parecía absurdo, casi irreal. Una parte de mí se sentía molesta: lo dejé tomar control de mi vida por más de una ocasión, lo dejé cambiar por completo mi personalidad y mi forma de vestir. Eran solo cinco meses, pero la silueta de la chica desaliñada que le importaba poco su imagen personal era tan lejana. Parecía un mundo de distancia.

Respiré profundamente intentando no pensar en él. Intentando convencerme de que mi cambio hacía felices a mis mejores amigas que se quejaban de lo poco que me maquillaba y de lo descuidada que era. Eso hacía, complacía a otras personas.

Me mordí el labio intentando acallar mis lloriqueos. Mi familia estaba dormida y las paredes de dry-wall no ayudaban. La noche en este diminuto pueblo, tampoco. No quería preocuparlos, suficiente tenía con la constante preocupación de mis padre hacia el hecho de que su hija era una insociable.

Una parte de mí se preguntó cómo serían las cosas ahora. Era obvio que no quería salir, me daba vergüenza y la sola idea de pisar otro lugar que no fuese mi casa me daba más ganas de llorar ¿Y si me encontraba con él? ¿Lo golpearía? ¿Lloraría sin control? ¿Lo saludaría con todo el amor que siento y actuaría como si fuese ciega hacía el tema?

Agarré fuerza de mi masoquismo para levantarme del piso de y agarra mi laptop, volví a ir a la red social y miré el mensaje.

«Me ha dicho que está tan enamorada de mí como yo de ella. Feliz cumpleaños, amorcito».

Y mi corazón volvía a detenerse por un momento. Cuando en los libros leía sobre "sentía mi corazón romperse en mil pedazos" siempre me reía y decía que el autor era un dramático. Pero en ese momento me daba cuenta que tenían razón. Bueno, la verdad no la tenían. Tu corazón no se siente destrozado, sencillamente no sientes tu corazón, lo que sientes es un vacío en el pecho, como si de un largo y amargo palpitar se tratase, sientes un nudo en la garganta por la impotencia y no sabes si golpear a ese idiota o golpearte a ti misma por idiota. Y la verdad es que no era un gran problema. Obvio, el día de hoy no había hablado con él. Como rara vez, no habíamos intercambiado mensajes. Tampoco era mi cumpleaños, el mío fue hace once días. Y él no me apodaría "amorcito". Apodos tan tiernos y clichés me alejaban de los chicos, era como una alarma. El hecho de que me haya enamorado, encaprichado de alguien, cambiado hábitos por él, no quiere decir que haya dejado de tener problemas sentimentales.

Frívola como piedra (decían mis amigos). Siempre la misma expresión, siempre callada. Antes, ante algo así, hubiese levantado los hombros, restándole importancia al asunto, me habría arreglado como lo dictaba la moda de turno y salido de fiesta (alcolizamiento previo para soportar al gentío). Besaría a extraños, un par de chicas, tal vez y seguiría de esa manera hasta olvidar el asunto porque me distraje mientras el tiempo se encargaba de disminuir la fuerza de mis sentimientos. La nueva yo, por otro lado, se había quedado tan prendada de este chico que no quería hacer locuras. Quería besarlo únicamente a él, quería que él me susurrara al oído "estas linda", quería que él me regalara caricias coquetas al rededor del cuerpo.

Mi cuerpo, otro tema sensible. Desde hace cinco meses comencé a cuidar mi alimentación y no podía dejar mi cuerpo tranquilo. Yo, la chica que comía dos paquetes grandes de Doritos mientras estaba acostada en la cama y sólo se paraba para buscar una botella de dos litros de Pepsi-Cola y bebérsela en una sentada. Ahora vigilaba mi alimentación y caminaba como mínimo dos horas diarias. Solo porque él era un chico activo, practicaba como tres distintas clases de deportes y se avergonzaba de comer grandes porciones de comida. Claro, viéndolo desde otro punto de vista podría llamarlo "maricón" solo por el hecho de dárselas de machote y andar con esa delicadeza alimentaría.

Me sequé las lágrimas ¿Qué hacía llorando por ese sujeto? Era el tipo de chico que se enojaba si perdía un video juego, tenía la modestia del tamaño de un grano de arena, era sarcástico y tan vivaz que daba buena espina. Siempre te hacía sentir especial cuando estabas junto a él y con una sola sonrisa podía hacer que te sintieras el centro del universo.

Agarré rápidamente una almohada y ahogué un largo grito, pataleé incesantemente, tanto que los talones me dolían. Claro, estaba tan retrasada que me ponía a hacer berrinche mientras que estaba sentada en el piso. Me quité la almohada de la cara, sentía que mis ojos iban a explotar, mi nariz se sentía hinchada y apenas podía respirar. Enamórate, decían, todo saldrá bien, decían. Quería golpear en la cara a todos los desgraciados que nos metían esas ideas en la cabeza. Quería romperle la cara a ese desgraciado, quería saber si su "amorcito" seguiría enamorada de él si lo viera todo lleno de hematomas y con dos grandes ojeras porque tiene la nariz rota. Quería golpear a esa desgraciada por tener algo que yo no tengo y hacer que él se enamorará de ella. No me refiero a atraes, gustar o querer; él está e-n-a-m-o-r-a-d-o. Él sabía el significado de enamorarse, así que eso hacía que doliera más.

¿Acaso no se acordaba de todos los momentos que la pasamos bien? ¿Era yo tan desagradable que solo me utilizo?

(Flashback)

― Suéltame la mano―le dije en tono neutro.

Estaba sentada en el sofá de su casa. Edward estaba acostado y con la cabeza en mi regazo, intentando entrelazar nuestras manos. Siempre hacia eso cuando estábamos solos y aunque me gustaba, una parte de mí se sentía estúpida por el hecho de ver nuestras manos entrelazadas.

―Edward, para. No hay motivos para que hagas esto.

Él se levantó y acercó su cara a la mía, nuestros labios estaban a unos pocos cinco centímetros de distancia y el contacto ocular era perturbante en cierto modo. Sentía que veía mi alma.

―Claro que hay un motivo―susurró con voz ronca, chocando su nariz con la mía―es que estoy interesado, muy interesado.

No me dio tiempo de replicar. Sus labios rosaron los míos, me tomó la mejilla y yo, como hipnotizada, abrí la boca, dejando que su lengua jugase con la mía. Edward era guapo, pero cuando besaba te dejaba idiotizada. Mordía, lamía y acariciaba, mientras sus manos rodeaban e inspeccionaban mi cuerpo. Una que otra vez sonreía, no con picardía, sino que me daba gracia el hecho de estar dando vueltas en el sofá. Como si fuésemos niños.

Cuando nos separamos sentía mis mejillas arder. Él se levantó del sofá y me dejó allí tumbada sin decir nada. Al poco rato regresó con un vaso jugo y un emparedado.

― ¿Quieres?

Le sonreí. Sí, lo quiero. Lo quiero a él.

(End)

Claro, está "interesado". Interesado una mierda, maldito mentiroso.

La almohada volvió a ahogar mis chillidos de ira. Interesado, interesado, interesado. Interesado en quemar la necesidad de Tanya que tenía y que no podía consumar. Idiota, lo odio. No, mentira, lo adoro. Lo adoro tanto que duele. Lo adoro tanto que no sé que sentir. Una parte de mí quiere partirle la boca, la cara, la existencia. Otra parte deseo que volvamos a comenzar desde cero y que esta vez se enamore de mí.

Lancé la almohada, la cual pegó fuertemente contra la pared. Me levanté, mi cuerpo se encontraba dormido. Con cuidado abrí la puerta y bajé hacia la cocina, abrí el estante "prohibido". Como sospechaba, nadie había tocado mis bocadillos. Saqué un paquete de galletas Oreo y rebusqué hasta encontrar el frasco tamaño mediano de Nutella, abrí la puerta del refrigerador. El helado que Charlie me dejaba cuando sacaba diez estaba allí, intacto desde hace dos semanas, lo agarré y tomé una cuchara sopera. Volví sigilosamente a mi habitación y desesperadamente abrí el frasco de Nutella. No sé si será por el rencor que corre por mi cuerpo, pero el chocolate en mi boca se sentía como un orgasmo. Me olvidé de él por un segundo. Quizás era por el tiempo que llevaba sin comer comida basura, pero cada mordisco se sentía el paraíso. Con cada mordisco me olvidaba de él.

Literalmente, cada acción que cometía me llevaba a pensar en él. En los recuerdos que llevábamos juntos y en lo falsos que eran. El reproductor siguió su curso y quise arrancarle la cabeza a Alice cuando la voz de Adele invadió la habitación. Es decir, la canción era bellísima, pero me hacía recordarlo.

― Don't you remember? The reason you loved me. Baby, please remember me. Once more.

La verdad es que dolía. Dolía en lo más profundo.

Estúpido Edward, estúpida Tanya, estúpidos besos, estúpidos recuerdos. Estúpida yo. Era tan idiota para dejar que eso me importará, aún sabiendo que en cuestión de seis meses solo me causaría nostalgia. Seis meses pasaban volando, eran tiempo indefinido, todo era dependiendo de lo triste que me encontrase y hoy tenía las ilusiones rotas, así que no le daba mucha importancia al resto. El resto serían días de "aceptación", quizás dos meses.

El primer amor no se olvida, pero la intensidad se mitiga.

Reproduje la canción hasta que mis ojos no pudieron más y mi cuerpo pedía descanso. Arrastré el cobertor y busqué la almohada, me hice un rollo en el piso y dejé el reproductor en modo "Repetir". Así, con el maquillaje corrido, la ropa de diario y el sabor de la Nutella aún entre los dientes me quede dormida.

El sonido del despertador me dejó un mal humor desde la mañana. Recordar que hoy era viernes y que debería verlo otra vez era peor. Me bañé delicadamente, me apliqué crema humectante con ahora a fresas y mi perfume con olor a fresias por todo el cuerpo. Apliqué crema reparadora en mi cabello mojado y lo peine. Quizás algunas costumbres no se quitaban de un día a otro. Busqué en el armario algo que ponerme. Unos pantalones pegados de mezclilla clara, una camiseta sencilla de color negro, mi blazer gris y una delicada bufanda de color lila. Me coloqué mis botines de color negro, tenían plataforma de seis centímetros, pero aún así era fácil caminar en ellos. Me maquille un poco para ocultar las ojeras y le di algo de vida a mis ojos. Era sorprendente lo vanidosa que me había convertido. Agarré mi bolso y bajé las escaleras rápidamente. Agarré una tostada y me tomé de un golpe el jugo de naranja que contenía el vaso. Le di un beso en la mejilla a Sue, mi madrastra y otro a Charlie.

―Me voy, llego tarde―les dije mientras agarraba las llaves del coche de Sue, el cual me prestaba.

― ¿No viene Edward?―preguntó Charlie antes de darle un sorbo a su café.

Blanco.

―No me he comunicado con él, así que creo que no viene hoy. De todas formas se me hace tarde y no puedo esperarlo. Chao, nos vemos después.

Salí disparada hacía el patío y en un unos segundos me encontraba en el Corolla Toyota de Sue, el auto tenía aproximadamente mi edad.

Apenas encendí el auto la radio se encendió. El conductor de radio anunció la canción, "One More Night" de Maroon5. Contuve las ganas de llorar, la canción describía mi estupidez y todo lo que yo llegaría a hacer si me dieran otra oportunidad.

Respiré varias veces. Yo no era del tipo de personas que se dejaba derrumbar tan fácil. «Ten dignidad, Bella».

Obviamente lo que más me molestaba de mi "situación" es que me volvía loca de nada. Es decir, lo veía venir. Edward podrá ser el chico perfecto, pero sigue siendo un ser humano, y nosotros mentimos. Él miente, y yo nunca me sentí lo suficiente para él. Por eso es que, poco a poco, fui cambiando, poara sentirme más capáz de estar con él. Ahora era una pequeña hada del bosque de cuento de hadas que abrazaba a sus amigos y se enternecía con la mínima muestra de cariño. Hablando de cambios patéticos.

Sin darme cuenta me fui acercando al instituto. Aparqué donde siempre, cerca de los carros de mis amigos y me bajé con toda la seguridad que pude fingir.

Cerca del recinto estudiantil se encontraba Alice. Vestía una blusa azul marino, unos pantalones de tallo alto negros y un sweater negro, llevaba zapatos del mismo color. Su cabello iba desordenado, pero aún así se veía mejor que yo.

― ¿Qué te pasó?

―Una noche larga―le respondí.

―Pues deberías pasar más de esas noches, porque te ves estupenda.

Me resistí ante el instinto de rodar los ojos, ella siempre sería Alice. Me abrazó fuertemente y yo le correspondí el abrazo.

Caminamos hacía clases. Teníamos juntas el primer periodo, castellano. Alice iba parloteando sobre lo divertida que había sido su cita con Jasper y sobre lo mucho que deseaba verlo otra vez. Jasper estaba estudiando Psicología en la Universidad de Washington, pero en ocasiones tenía días libres y venía a Forks para pasarla con Alice. Eran una pareja muy unida, aunque Jasper era un poco celoso siempre confiaba en Alice, y aunque Alice era demasiado caprichosa a veces, siempre tenía paciencia y consideración por Jasper. Se cuidaban el uno al otro, se amaban el uno al otro. Sentía algo de envidia por ella, pero también me sentía muy feliz, Alice se merecía a alguien que la amara y respetara.

Las horas de clases se me hacían eternas, cada palabra de los profesores me ponía en ansiedad, no había visto a Edward en todo el día. De todas formas no quería verlo, no sabía que reacción tomaría mi subconsciente y estaba más atemorizada por eso que por la idea de verlo y sentir los latidos pausados de mi corazón, como si se estuviese rompiendo.

Arg, ya, Bella, estás siendo estúpida. Era estúpido e ilógico dejarme llevar por cosas que en cuestión de tiempo desaparecerían. Después de todo, yo sabía que era muy poca cosa para Edward. Muy sencilla, muy banal, muy idiota. Él me volvía idiota y todo esto me tenía dando vueltas.

La vibración de mi teléfono celular me sacó de mis pensamientos y me regresó a la clase de Algebra. Una mención en Twitter. Era de él.

« BellS-OnYourMind, lamentó no haberte llevado ni comunicado contigo. Estoy enfermo y mi celular vio la luz».

Era sólo un estúpido texto, pero, de todas formas, sirvió para hacer que mi corazón se acelerara. Se había acordado de mí. Allí venía el dilema: ¿Responder o no responder?

« UnPianistaEnElTejado, entiendo. Saludos y mejórate.»

―Idiota―me dije después de enviar el tweet.

― ¿Disculpe, Señorita Swan?

―Nada, profesor. Es…sólo…nada.

Suspiré pesadamente. Sí, era una total y completa idiota. He desperdiciado un tweet, que molestia.

Salí de la clase con la garganta hecha un nudillo, las ganas de llorar regresaron. Tonta, Bella, tonta.

Era el período del almuerzo, así que me contuve las ganas, agarré una gaseosa de limón como almuerzo, le dije a los chicos que había comido mucho anoche viendo películas y que no tenía hambre. Era cierto, como los primeros meses en los que me sentía atraída por él, mi estómago se había cerrado.

Seth, mi hermanastro, se sentó conmigo, Rosalie, Alice, Emmett y Jacob. Él vivía con su padre, Harry ya que la casa de Charlie apenas tenía espacio para tres personas. Su hermana, Leah, lo miraba celosamente desde el otro lado de la cafetería. Ella normalmente se sentaba con nosotros, pero desde hace días parecía vernos como enemigos o algo así.

―A ver, Jake, qué le hiciste a Leah―me acerqué a mi amigo de la manera más "amenazadora" que pude.

Jacob sonrió pícaramente con burla y me empujó la cabeza con el dedo índice.

―Nada lo suficientemente malo como para que deje de hablarme toda la vida, con eso me conformo.

―Pero algún día encontrarás algo, chucho. Nunca pierdo la esperanza en ti―comentó sarcásticamente Rosalie.

Ella y Jake comenzaron a pelear, como siempre. Me reí a mis extensas y anchas, tampoco quería preocuparlos por mis estúpidos problemas "amorosos", que al final eran una tontería. O, al menos, eso pensaba.

Las horas siguieron su curso hasta que el horario de clases al fin llegó a su fin. Me quedé un rato hablando con Leah en el aparcamiento, ella se había acercado a preguntarme por Seth, Sue y Charlie. Últimamente se notaba más sociable, no era la misma Leah que había conocido hace unos dos años. Me despedí de ella y le recordé que Jacob era algo idiota casi todo el tiempo. Ella soltó una risita y me despidió con la mano.

Me monté en el auto y emprendí camino a casa. Esa era la idea, la verdad, pero seguí el camino hasta llegar a la casa de los Cullen. Me maldije interiormente antes de tocar el timbre. Esme, la madre de Edward, me recibió con una sonrisa.

―Pasa. Ya me parecía extraño que sólo Tanya haya venido.

Y toda la sangre de me fue a los pies. Me sentía fría y posiblemente de no ser por el maquillaje me notaria mucho más blanca.

―Ah, entonces ella debió traerle los apuntes. Me tengo que ir, disculpa. Fue una vuelta de revisión, Charlie debe estar algo preocupado. Nos vemos después, Esme y mándale mis saludos a Edward.

Y salí disparada hacía el auto, con las manos convertidas en puños y los ojos completamente aguados. Intenté aparentar normalidad hasta entrar al auto y poder llorar tranquilamente. Lo encendí y empecé a sollozar.

¿Por qué tenía ella que llegar antes que yo?

Siempre estaría ella primero. La idea me quemaba. Se me hacía difícil respirar, el maquillaje se me corría y mi imagen debía de ser toda una catástrofe. Mientras conducía agarré mi celular y le empecé a escribir un mensaje a Charlie, no podía llegar así a la casa. Casi no estaba pendiente del camino.

¿Por qué siempre ella? ¿Por qué ella y no yo? Claro, era más bonita ¿Habrían compartido tantos momentos como Edward y yo? ¿Se habrían divertido tanto? ¿Era yo solo un juguete?

La palabra "amor" no se dice del día a la mañana. Él debía estar embobado por ella desde hace mucho tiempo y sólo me había utilizado.

Quizás debía dejarlos juntos, verlos felices. Era obvio que él no quería estar conmigo y no quería hacerme ilusiones. El sonido de un auto me sacó de mis pensamientos. No me había dado cuenta de que me pasé la luz de un semáforo.

Todo en mi se volvió a paralizar, pero esta vez, no fue por él.


Ok, posiblemente sea un asco de escrito. Pero lo hice con todo mi corazón, twin :3.

A las lectoras que lean esto, déjenme saber si les gustó con un RR o un "Favorite Story". Y si pensaron que es una mierda, un RR me hará mejoras ;).