Boku no Hero Academia/My Hero Academia no me pertenece. Esto es mero entretenimiento (y satisfacción).
No hay nada más excitante que escribir en medio del trabajo. Me echarán a patadas algún día. La idea se maquinó ni bien terminé el anterior, pero no había tenido tiempo de escribir... y pues... eso explica lo anterior.
KatsuDeku. Relación no establecida. PWP. Ubicado en la Escuela Media/Secundaria Inferior (antes de U.A.). Necesito más de Izuku tocándose para Katsuki.
Involuntario
-¿A qué esperas? -Estaba perdiendo la poca paciencia que le caracterizaba.
¿Cómo había llegado a esa situación? Oh, cierto, había sido culpa de sus reacciones físicas involuntarias.
Después de la clase de gimnasia había ido a cambiarse la ropa deportiva por el típico gakuran de la escuela secundaria. Y en los vestidores se encontró con Bakugou, junto a sus compañeros. Aunque hizo un esfuerzo por pasar desapercibido, su repentina carrera llamó la atención de todos. Salió tan rápido como pudo de los vestidores y se dirigió al baño, esperando que nadie le hubiera tomado importancia y que nadie hubiera notado eso.
Pero la mala suerte parecía seguirle a donde sea que fuera.
Se encontraba en el baño de hombres, dentro de un cubículo, sentado en la cubierta del inodoro, con las piernas empalmadas, ocultando una erección, acompañado por el joven de ojos rubíes.
-Dime, Deku, ¿se te paró al verme? -Levantó la pierna derecha y se apoyó con el pie en la tapa donde estaba sentado el otro. -¡¿Eh?! -Alzó la voz y acercó su rostro al del menor, intimidándolo.
Izuku tembló en su lugar, tapando su boca con las manos, se encogió en su lugar y evitó mirar al mayor a los ojos. Estaba seguro que sus mejillas enrojecieron y le delatarían, pero el pánico que le provocaba saberse descubierto le hizo palidecer.
-¡Contesta! -Inclinó su pie hacia el frente y presionó contra la entrepierna del peliverde.
Su quejido se asfixió entre sus manos y con ojos vidriosos miró los rubíes.
-Tch. -Chasqueó la lengua y se alejó hasta recargarse en la puerta del cubículo. -Hazlo de una vez.
Apretó los labios y se quedó en su sitio. Esperaba que desistiera, perdiera el interés y le dejara en paz, pero en lugar de eso le enojó aún más. Le separó las piernas y le agarró de la pretina del pantalón. -¡No! -Sujetó las manos del rubio pero la fuerza del otro era mayor. -¡Basta! -Las lágrimas empezaron a bajar por sus mejillas cuando desabrochó su prenda y se la quitó junto a su ropa interior.
Ocultó su entrepierna con las manos, pegó las piernas y su rostro enrojeció. Brincó en su sitio al asustarse con el golpe que Katsuki le dio a uno de los paneles del cubículo.
-Venga, Deku, no querrás llegar tarde a clase. -Le dedicó una sonrisa ladina.
Tragó saliva con dificultad, su respiración temblaba. Bajó la cabeza, separó las piernas y lentamente quitó las manos. El rostro le ardió más cuando percibió la mirada rubí sobre su excitación, entonces su erección se volvió más firme.
-Tócate. -Le ordenó.
Sin creer lo que escuchó alzó el rostro y vio a su compañero a los ojos. Iba en serio. Frunció los labios y con recelo movió una de sus manos para tomar su sexo. Cerró los ojos, ahogó un gemido, nerviosamente empezó a bajar y subir por la extensión de su miembro. Con su mano libre cubrió su boca. Llevaba un ritmo lento, tener a quien fue su amigo hacía varios años mirándole era algo que sólo en sus fantasías había creído posible.
-Cuando te masturbas, ¿en qué piensas? -En su voz percibió que sonreía con sorna. -¿En mí?
Su mano se detuvo, abrió los ojos y con miedo le miró, sin embargo el temor se desvaneció al ver el rostro ajeno. Estaba desconcertado por lo que veía en el rubio. Le miraba intensamente, absorto en su persona; inquieto, ansioso por algo que en estos momentos no era capaz de descifrar. Un escalofrío le recorrió la espina dorsal al saber que durante todo ese tiempo, los ojos rojizos le habían estado mirando de manera tan penetrante.
Debía estar soñando. Eso debía ser.
Y sin quitarle los ojos de encima al rubio, volvió a mover su mano. Mordió su labio inferior y sintió sus mejillas ruborizar, le miraba desde su sitio, con lascivia, hambriento. Su erección comenzó a doler. Cuando subía tocaba la punta de su falo con el pulgar dando círculos, su mano se manchó con la sustancia traslúcida que salía de su miembro. Le vio moverse en su sitio, parecía incómodo.
Gruñó y se acercó al peliverde, desabrochando su pantalón lo bajó lo suficiente junto a su ropa interior para exponer su excitación y la arrimó con la del menor.
-¡¿Qué-?! -Le separó más las piernas al apoyarse en sus rodillas.
-¡Cállate! -Renegó sofocado, movió sus caderas restregando sus sexos.
Estaba soñando. El miembro de su compañero rozaba el propio, la fricción de sus pieles le provocó algunos espasmos y cubrió con fuerza su boca. Hizo lo posible por no cerrar los ojos, la obscena vista de sus miembros frotarse le tenía cautivado. Sus puntas rezumaban un líquido viscoso, ansioso movió sus caderas también, buscando más del contacto lúbrico.
-...mierda... -Dijo entre dientes. Jadeó ante el contacto y liberó una de las piernas del menor para llevar su mano a sus entrepiernas.
La caliente mano del rubio acarició con parsimonia sus excitaciones, apretando ligeramente los dedos cada vez que subía y llegaba a la punta. Se dobló hacia el frente, lo suficiente hasta que sintió el aliento caluroso del rubio, desorientado logró ver su rostro, estaba agotado y sus pómulos parecían estar coloreados. Su respiración era torpe y tenía un ritmo estropeado, al igual que él mismo. Mientras la velocidad en su mano subía, el aire les faltaba más, el resuello de ambos se mezclaba.
-¡Ka...cchan! -Entre jadeos le llamó, no soportaría más.
El volumen de los gemidos del menor era cada vez más alto y tras notar que ambos estaban cerca del clímax, tapó su boca con la otra mano. La esencia pastosa y blancuzca manchó la camisa del uniforme del de mirada esmeralda. Apretó con fuerza la quijada, emitiendo un gemido ronco y áspero en su orgasmo, el más bajo mordió su mano mientras resoplaba por las sacudidas involuntarias de su cuerpo.
Aún confuso tras la liberación de la reciente excitación, intentó mirar a su compañero, descubrió que le miraba también pero la expresión que tenía le petrificó y volvió a la realidad.
Estaba enojado, indignado... asqueado. Sin hacer contacto visual Katsuki salió del cubículo.
Le embargó una sensación de vacío, flexionó las piernas y las pegó a su pecho, se abrazó a ellas y lloró en silencio.
