Mírame

Disclaimer: InuYasha y sus personajes no me pertenecen a mí, (si fuera así ciertas personitas estarían juntas hace tiempo), sino a Rumiko Takahashi.


Caminaba a zancadas por los pasillos de la gran preparatoria, miles de miradas se clavaban en él pero estaba seguro que la mirada que él quería no lo observaba, siguió su camino tal vez si se iba a su salón a pensar un rato, aunque posiblemente no fuese buena idea. Escuchó más de un suspiro femenino, un escalofrío lo recorrió, ni con ese humor lo dejaban en paz, apresuró su paso sin prestar mucha atención a la chica que estaba dándole la espalda guardando sus libros en un casillero grisáceo y a las otras dos que estaban hablando de quien supiese que idioteces mientras esperaban a su amiga, eso no le importaba demasiado, ahora lo importante era desaparecer antes de que sus fans lo encontraran y claro pensar otro plan para reconquistar a la chica de cabellera negra, larga y lacia.

Mientras tanto la azabache seguía guardando sus libros en su casillero buscando algo irritada el maldito libro de matemáticas, atrás suyo una castaña y una chica de ojos vede jade hablaban animadamente, sinceramente no les aprestaba ni la más mínima atención, también había escuchado los suspiros de todas las chicas que se encontraban en ese pasillo. Con sus esperanzas por los suelos, suspiró, pasó con rapidez su mano derecha en todo el interior de la caja metálica, inmediatamente sintió una punzada en la palma de la mano, mucho importancia no le dio, al azar eligió y sacó un libro que, milagrosamente, tenía la tapa roja y con letras doradas tenía escrito, en el frente de la tapa, la palabra 'MATEMATICAS', cerró su, por ahora, amado casillero y se giró quedando frente a sus amigas con una gran sonrisa en los labios y su libro entre sus blancas y pequeñas manos.

-¡Minna! ¿De qué hablan?-preguntó la chica de ojos color chocolate.

-De la posible nota que nos pudimos sacar en el examen de Física y Química.-dijo la castaña.

-¿Ex…examen?- inquirió la azabache al borde de un colapso.-¿Es broma, no Sango?-advirtió esperanzada.

-Sango no bromea, Kagome, me parece que hoy o dentro de esta semana tendrás el examen.-comento la pelirroja pensativa.

-¡¿Por qué Ayame?!- exclamó horrorizada.

-A todos los demás cursos ya les han dado ese examen, y pues falta tu curso y el de Rin.-concordaron divertidas ambas chicas.

-Con lo bien que va.-suspiró decepcionada, aunque inmediatamente una sonrisita apareció en su rostro.- ¡Ya sé! Le pediré al enamorado que me ayudé, ¡Si eso are!- festejo feliz de la vida.

-Hablando del rey de Roma.-dijo la castaña con fastidio.

-¿Qué pasa?- inquirió confundida.

-Hace poco pasó por acá, no se veía nada contento.-aseguró la chica de ojos color verde jade.

-¡Oh! Mejor me voy a buscarlo, ¡Sayonara minna!- exclamó al ya doblar en una esquina del pasillo y desaparecer.

Soltó un sonoro suspiro, "no se veía nada contento" recordó, claro que no lo estaría, seguramente su plan había vuelto a fallar pero… ¿No podía dejar ese tema por la paz? Pues no, obviamente no podía y eso la ponía mal, más que nada triste, aunque ya los consejos que le debía dar a su mejor amigo ya los había dado, ahora sólo le quedaba ponerse al margen de las cosas, observar calladamente, como él mismo había dicho. Entro a su salón con cautela, estaba casi vació pese a que dentro de poco empezarían las clases, sintió otra vez una punzada en la mano pero aun así siguió con su camino, miró divertida como un conocido pelinegro descansaba en su banco, tenía los ojos cerrados y el ceño fruncido, sonrió alegre y, sin percatarse de que su mirada quedo clavada en él, se le acerco sin hacer ningún ruido posible, se puso atrás del chico y con una sonrisa maliciosa le tapó los ojos con mano izquierda, mientras que con la otra sostenía su libro.

-¿Quién soy?-pregunto al fingir la mejor voz que pudo, quería imitar la voz de ella.

-Una chica tonta y fea que siempre me molesta.-dijo burlonamente al agarrar la pequeña mano y sonreír ladinamente.-Es decir tú, Kagome.-finalizó al mirar para arriba y ver unos enojados ojos chocolates.

-Inuyasha no arruines el juego.-dijo enojada al hacer un gracioso puchero.-Me dijeron que andabas con tu cara de perro gruñón.-se burló la azabache al sentarse en su lugar, en frente del ambarino.

-¿Quién no lo estaría con ese maldito examen de matemáticas?-cuestiono enojado, mejor desviar el tema antes de que empezara.

-¡¿Examen?!-grito horrorizada por segunda vez en el día.

-¿Qué acaso no era por eso que tienes ese libro?-dijo con una gotita en la cabeza.

-No.-dijo antes de caerse en el piso al estilo anime.

-Ya calma, te ayudaré como siempre.-soluciono el chico con tranquilidad.

En ese preciso momento la campana sonó, un ruido molesto y odioso hizo que todos los alumnos entraran a sus respectivos salones, pero en el salón de ciertas personitas pocos eran los alumnos que habían ido ese día, la razón: examen de matemáticas. El profesor entrego las hojas y luego se dirigió a su escritorio sentándose en la silla tras este.

-¡Tienen toda la hora para entregarme el examen! ¡Pero si los veo asiendo de las suyas les pongo un lindo y grande cero!-advirtió el hombre malhumorado.

Y así, con el maldito reloj en su contra, todos los alumnos empezaron con el fastidioso cuestionario de preguntas y cálculos, y ciertamente de todas esas personas la que más mal la estaba pasando era esa pequeña azabache que dentro de poco saldría histéricamente llorando del salón o mínimo gritando un "¡no entiendo nada!". Faltaba poco para que tocaran el timbre y que tuvieran que entregar la hoja, la pobre Higurashi cada tanto se rascaba la cabeza con el lápiz fingiendo recordar algo con poca seguridad, aunque en realidad con su lápiz hacía pequeñas letras mostrando a su compañero de atrás cuales respuestas no sabía, y, el muy inteligente Taisho, le decía las respuestas sin que se percatasen los demás, claro está que el primero de entregar la hoja y macharse de la habitación fue el pelinegro, y la penúltima en terminar fue la chica de ojos color chocolate.

-Profesor terminé.-anunció feliz la joven al entregar la hoja sin saber cómo en realidad se encontraba, así como tampoco sabía cómo estaba la parte inferior de la blusa del uniforme y su pollera, dio media vuelta para dirigirse a la salida e irse con su amigo que la esperaba afuera.

-Señorita Higurashi, espere un momento.-dijo el hombre con un tono extraño en la voz, ¿preocupación y miedo? Si eso era, pero antes de que la chica dijera algo cayó inconsciente en el suelo dejando al descubierto su mano derecha de cual salía mucha sangre.

Y en un parpadeo el chico de ojos color ámbar, con mucha preocupación, entro en el curso viendo a su amiga tirada en el suelo, pálida, y sin la necesidad de que el profesor le dijera alzo de forma nupcial a la muchacha llevándola lo más rápido posible a la enfermería.

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Despertó lentamente, estaba recostada sobre una camilla blanca, ¿Dónde estaba? Sólo recordaba a ver sentido una gran punzada en su mano derecha seguida del extraño líquido caliente, luego todo se volvió negro y chocó contra, posiblemente, el piso.

-¿Ya te despertaste?-dijo una voz con un tono preocupado.

-Inu.-susurro ella antes de sonreír de una forma casi imperceptible.- ¿Dónde estoy?- dijo al acodarse mejor en su lugar.

-En la enfermería, ¿Me quieres decir cómo demonios no te diste cuenta que tenías un tremendo corte en la mano?-cuestiono el enojado.-Idiota perdiste mucha sangre y ahora pareces un vampiro de lo pálida que estas.-le regaño.

Se quedó callada, llevo su mano derecha frente a su vista viendo la venda que cubría la mayor parte de su palma, casi la mano completa.- ¿Tan grande fue el corte?-pregunto con la voz temblorosa.

-Así es niña.-dijo de repente una mujer mayor de cabello largo y canoso.-Pero tranquila ya te cure, ahora sólo descansa.-dijo la enfermera de 60 años.

-Yo me quedare contigo no te preocupes.-le calmo el ambarino al ver los nervios de su amiga.-Cuando estés mejor te llevare a tu casa.-sentenció el chico con serenidad.

-Pero… ¿Y las clases?-cuestiono preocupada.

-Es cosa de darles una nota y listo, además no tengo ganas de aguantar a Totosai.-dijo molesto el joven.

Sonrió al ver la cara del chico junto a ella, no podía creerse que ese tonto ya estuviese en cuarto año como ella. En ese preciso momento desvió su mirada encontrándose con la del Taisho, se veía enojado, más frustrado, se puso sería y mentalmente se preparó para lo que vendría encima de sí misma, mejor dicho lo que se echaba sobre sí misma.

-Podrías llevarla al cine, luego a tomar algo y a la noche a un restorán.-aconsejo ella con un tono neutro.

-Como si fuese a aceptar.-dijo el sarcástico.-Sabes que esta fuera de mi alcance que eso suceda.-recordó frustrado más para sí que para la muchacha.

-Lo sé, yo te lo dije ¿Recuerdas? Pero ya que eres tan terco y no te rindes, a mi mala suerte, debo ayudarte.-dijo con deje de molestia pero su rostro mostraba una gran alegría, todo lo contrario a lo que decían sus ojos.

El chico solo se cruzó de brazos y desvió la mirada haciéndose el ofendido, escucho una pequeña risa provenir de su "enemiga mortal", gruñó y la fulmino con la mirada, ella solamente le saco la lengua de forma alegre y luego trataba de evitar reírse, mejor se ponía a mirar la ventana, si no le prestaba atención se callaría, la conocía perfectamente y más aun ese carácter que poseía. Se sorprendió al ver, a una chica de piel blanca, pelo largo y negro, ojos negros, y vestida con el uniforme, pasando por ese pasillo.

-Em…Kagome…yo….-balbuceó al mirar a su amiga, la vio asentir para luego desviar la mirada.

-Está bien pero….ven a buscarme para el segundo receso.-dijo con un tono extraño, ¿tristeza? ¿enojo? Una combinación de ambos.

-E…eso are.-dijo al salir como alma que lleva el diablo de ese lugar.

-Lo debes querer mucho.-dijo la enfermera más joven.

-Ese chico es un terco.-comento la mujer mayor.

-Kaede-sama no diga eso, y si Mayu-chan lo quiero, y pese a todo es mi mejor amigo, por eso le ayudo a reconquistar a Miko-san, él la quiere mucho.-dijo con la voz quebrada.

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Se habían escapado, y al chico muy poco le importo sólo por el simple hecho de que la pelinegra acepto salir con él, y si… ¡Era la persona más feliz sobre la faz de la tierra!. Ahora se encontraban en la plaza que estaba a unas cuadras de la preparatoria, estaban felices caminando de la mano por el lugar, sin tener noción del tiempo, sin acordarse de que debían volver a cierto lugar para no ser suspendidos, sin el ambarino recordar que su mejor amiga estaba en la enfermería, esperándolo mientras recuperaba las fuerzas que había perdido.

Faltando poco para que empezara el tercer receso, una azabache esperaba ansiosa que el joven e inteligente Inuyasha Taisho entrara por la puerta de la enfermería, con esa estúpida sonrisa que siempre tenía y con esa mirada que te decía que era mucho mejor que los demás, y la acompañase hasta su casa. Escucho sonar por segunda vez la campana, echó un suspiro, se levantó y salió de la camilla de sábanas blancas, fijo su vista en el reloj que estaba en una de las paredes del lugar, dentro de poco finalizaría la jornada y ella aun ahí.

-Kaede-sama.-llamó con un tono de voz decepcionado.

-¿Quieres que entregue la nota?-cuestiono la anciana mujer, la azabache sólo asintió.-Bien no hay problema pero dime ¿Con quién te iras?-se preocupó la enfermera.

-Iré sola, no se preocupe no me pasara nada.-afirmo con una alegre sonrisa.

-No puedo decirte que esperes porque sé que no lo aras.-confirmo al ver los ojos tristes de la niña.- En todo caso te aconsejo que guardes reposo, y mañana a primera hora te vayas al hospital, no es nada para preocuparse pero es mejor ser precavido.-dijo la sabia mujer o más bien ordeno.

-¡Hai!-exclamo la chica de ojos chocolates.

Ya con un poco de alivio salió de aquel lugar dirigiéndose a su casillero y, con mucha precaución, adentro su mano sana sacando sus cosas y el uniforme de emergencias, miro a todos lados buscando el baño de mujeres y cuando lo encontró, entró allí sin perder el tiempo, rápidamente se cambió y salió, dirigiéndose a la puerta de salida. Un rato después llego a su casa, entró y se dirigió a su habitación, agradecía que no estuviera nadie en esos momentos, busco una remera y una pollera y se cambió para luego echarse en su cama a dormir un momento, no le vendría a mal una siestecita, ¿verdad?.


End part 1.

Advance part 2.

-¿Dónde está?-inquirió al recuperar el aire perdido.

-Ya se fue.-dijo la mujer con seriedad.-Tú y yo debemos hablar.-dijo más seria aun.

¡Se había olvidado! Estaba seguro que ella no lo perdonaría, ¡Qué tonto!

-Lo siento.-dijo él pero ella ni le contesto.


Asta aquí a llegado la primera parte o capitulo del two-shot, espero que les aya gustado, la segunda y última parte (Según como salga) la publicaré dentro de poco.

Por favor comenten :D

Desde ya, ¡GRACIAS POR LOS COMENTARIOS!

¡Sayonara minna!