Nada de este fic me pertenece excepto mis OCs. Y hasta que en la serie no aparezcan de verdad, Escocía, Gales e Irlanda, no son canon son OC XD.

Las parejas de este fic seguramente serán las siguiente:

Principal: FEM-España x Inglaterra

Secundarías: Francia x OC, Male-España x Romano (Aun si Romano lo niega xD), América x Japón, Italia x Alemania

Advertencias: Yaoi (¡Claramente!) Insultos, sangre, muerte, etc...

Disfrutad del Fic! Espero...


Hetalia

Prologo

Octubre 1588

Arthur Kirkland, mejor conocido como Inglaterra pero también llamado, por su pequeño América Iggy, se encontraba en su barco corsario surcando tranquilamente el Atlántico atacando a los barcos mercantes españoles que viajaban de un lado a otro del extenso océano para llevar las materias primas y el oro de tierra firme a la península. El barco del pirata ya estaba bastante lleno de oro y metales preciosos pero aun no se le habían quitado las ganas de fastidiar al Español.

Apenas unas horas antes había saqueado a un par de barcos castellanos que venían desde tierra firme, y era feliz, estaba contento.

El estúpido español no podría evitar que él y sus corsarios se hicieran con todo el oro de las américas, aunque cuando saqueaba se quedaba con algo mas que el oro. Como si con cada asalto se estuviera quedando con un trozo del orgullo del español, sonrió ante eso, le encantaba ver la cara del español cada vez que se encontraban. Le emocionaba el odio que demostraba en los ojos esmeraldas del otro país, nada le hacía mas feliz.

Brindó con sus camaradas viendo como la noche, lentamente caía sobre ellos, la fiesta se había alargado toda la tarde, sus hombres por supuesto no estaban nada cansados, quizá un poco emocionados por lo ataques del día pero cansados nunca.

La tarde había pasado rápida y entretenida, no podía haber pedido una mejor, entre el rugido de los cañones, el clamor de sus hombres, la furia del mar y por último, pero no menos importante, la recompensa de ver el estúpido barco hundirse junto a los castellanos. El tesoro era suyo y no sentía arrepentimiento, la guerra era así y no deseaba que acabara nunca.

Sus hombres eran felices, maldición, él era feliz, nada le daba mas satisfacción que ver al español llorando de frustración por todas las derrotas. La cara que le mostró después de la derrota de la Armada invencible hacía unos meses era irreemplazable, la tendría grabada en su memoria para siempre.

-Mi señor! -Arthur se giró para enfrentarse a su oficial en cubierta. Le asintió para que continuara -Creo haber avistado un barco dirigiéndose hacía nosotros a gran velocidad

-Crees? -Pregunto el capitán pirata frunciendo el ceño. Su oficial siempre había sido muy seguro en cuanto a lo que veía o decía. Era raro en él dudar sobre algo.

-Es negro, señor, no puedo verlo con claridad entre la oscuridad de la noche y la niebla – Arthur asintió y lo mandó a preparar a los hombres, si un barco pasaba cerca de allí seria castellano y no se dejaría sorprender nunca por algo que viniera de la tierra del español.

Salió a cubierta colocándose bien la chaqueta y el sombrero, aun si era el español tenia un orgullo que mantener, él siempre estaría presentable, en ninguna ocasión encontrarían alguna imperfección en su indumentaria.

El olor a sal se arremolinó a su alrededor como si quisiera relajarlo, pero no lo haría, ni su querido mar podría hacerle bajar la guardia en una situación así. La mar era traicionera cuando quería y eran aun mas traicioneros aquellos que la surcaban.

Un disparo sonó por toda la zona alertando a los hombres que aun no se habían puesto en movimiento para defender el barco.

Cuando todos o la mayoría estuvieron preparados de entre la niebla apareció un barco ligeramente iluminado con unas pequeñas lamparas de aceite.

Era un galeón grande, velas largas y negras, una bandera con dos lineas rojas y una amarilla central, a la izquierda tenia una corona y debajo de esta un castillo con un león.

La bandera estaba colgada en lo alto del mástil mayor. No era la bandera acostumbrada del español ya que esta solía ser un fondo amarillo con una cruz roja, o incluso una que por un lado tenia dos castillo y dos leones y por la derecha lineas verticales rojas y amarillas. Pero una bandera nueva no era suficiente para asustarle aun así estaba confundido, nunca había visto al español en posesión de un barco tan hermoso como lo era ese. Y como si le hubiera invocado con eso el español apareció en la punta del barco sujetando la pistola en mano derecha y una lampara en la izquierda.

España vestía ropas distintas, no era su típico vestuario, no, este, era negro como el barco, la chaqueta tenia pequeñas decoraciones doradas, muy sencillas pero le deba la sensación de que usando eso el español intentaba burlarse de él ya que prácticamente le había copiado el traje.

El pelo del español era más largo de lo que recordaba, ademas de que en vez de llevarlo suelto el conquistador se había echo una coleta baja con una cinta roja.

Era extraño pero la verdad es que estaba contento de que el Español hubiera decidido, por fin, pensó el inglés, cambiar su look porque seriamente el anterior ya se estaba quedando algo repetitivo.

Una sonrisa orgullosa y sus esmeraldas burlonas lo observaban desde el barco negro. Nunca había creído posible que los ojos ya de por si brillantes del español pudieran alcanzar tal brillo.

-Querido Arthur! -El español retiró el sombrero para inclinarse burlonamente ante el inglés, este pudo percatarse entonces de que el sombrero era un tricornio típico de los piratas, aunque el que el español portaba era mas grande e imponente, tenia que admitirlo, el español ahora si que le había asombrado con el cambio tan radical que había echo a su vestuario.

Se mantuvo pensando en que, tal vez, solo tal vez, este nuevo español le llegara a caer mejor, al menos, eso pensó antes de escuchar el comentario final de país -Cuanto tiempo sin ver tus desagradables cejas! -El inglés gruño molesto por ese último comentario. Aunque no era usual que el español empezara enseguida a insultarlo y mucho menos usando la apariencia ya que el español solía centrarse sobretodo en la comida y de vez en cuando en su comportamiento perfeccionista, pero sobre el aspecto? Parecía que el español no quería meterse en esa pelea. Aun así aun debía sopesar cual de los dos insultos le fastidiaban mas, comida o aspecto? Difícil decisión. Pero olvidándose de eso, el conquistador...mejor dicho, el pirata contrario le observaba divertido. Apretó los puños, el maldito bastardo ibérico se reía a su costa y eso no podía permitirlo.

-Espero, españolito, que sepas lo que haces

-Por supuesto que se lo que hago. Aunque yo también espero que sepas, aunque estoy cien por cien seguro de que lo haces, que la próxima vez, en nuestro próximo encuentro, pirata de poca monta, no te dejaré marchar con solo un par de insultos. Por hoy largate cejudo, tengo cosas verdaderamente importantes que atender -La risa del pirata español mientras ambos barcos se alejaban en direcciones opuestas le dio un escalofrió.

Actualidad

Arthur se despertó sudando y agotado, parpadeó unos segundos intentando colocarse en el tiempo y el espacio. Cuando por fin consiguió reconocer su habitación suspiró, no solía soñar con sus recuerdos de forma tan viva e intensa, no recordaba nunca haber tenido un sueño tan escalofriante y ademas no recordaba para nada ese encuentro con el español, al menos no lo recordaba hasta que se había despertado, no sabía porque había olvidado aquel día y tampoco porque ahora lo soñaba de forma tan intensa. La risa del español aun resonaba en su cabeza.

Se rascó la cabeza intentando recordar algo más después de aquel encuentro con un español pirata. Había estado raro, el maldito español, en los meses posteriores a aquel día se había comportado de forma muy distinta al comportamiento normal del país de la pasión. Aunque seguía siendo igual de apasionado que siempre.

Había sido mas listo, más cuidadoso, más rápido, maldita sea, había sido incluso más fuerte que él aun con toda su potencia naval desarrollada.

En esa época había perdido a muchas de sus embarcaciones y había probado una y otra vez lo mismo que seguramente le hizo sentir al español con la perdida de su armada invencible. Sus hombres dormían intranquilos por sí el barco negro aparecía ya que verlo era una mala señal, normalmente significaba que no volvería a tierra.

Aun así después de unos meses, no llegaba ni al año, el viejo español, había regresado, había vuelto como si nada hubiera ocurrido. Aunque si habían ocurrido cosas, muchas cosas, que había acabado hundiendo al imperio Español.

No solo la crisis y los corsarios parecían haber presionado al español para retirarse sino que incluso sus reyes estaban causando su acelerado empobrecimiento. Al final, aun después de aquellos meses de gloria española, el imperio había caído, quedándose con nada mientras él, el gran pirata continuaba dominando en todo el océano Atlántico feliz junto a su pequeño territorio. Un, aun pequeño y dulce, América que siempre esperaba para que volviera a visitarlo.

Pero ahora que había soñado con todo eso su antigua curiosidad por conocer lo que había ocurrido en la cabeza del español se avivó, e incluso creció.

Si le preguntaba a España tal vez conseguiría algunas respuestas para esa incógnita del pasado. Decidido a preguntarle se preparó para el viaje. La reunión sería en el país de la pasión, que conveniente, pensó el país mientras se peinaba. Aprovecharía ese momento para interrogar al español y no dejaría que se le volviera a escapar sin dar respuesta.