Ni ouat ni sus personajes me pertenecen, por el contrario la historia sí es mía.
Este fic va dedicado a mis chicas del whatsapp swanqueen, a las del grupo evil regals, al grupo de las reinas, a mi petita, a mi morena, a Irina, a amandis la tetis y por supuesto a mi manager adorada.
Va especialmente dedicado a mi amada esthefybautista, aunque piensa que es una idea siniestra.
A mi Miss Swan tata favorita porque le dio nombre a la historia, a mi manager hermanita porque la espera con ganas, a Gen y Andrea porque son mis consentidas, a Vero porque la adoro, a Patri porque lleva tiempo esperando esta historia y a Natalia simplemente porque es la mejor.
Gracias a los que me leen y comentan, ayuda mucho saber vuestras opiniones. Sin más os dejo disfrutar del capítulo no sin antes recordaros que debéis leer a franchiulla, my dark queen, MaryMontoya17, EvilSwanQueen21, Erpmeis, el lado ciego del amor y por supuesto a mi amada esthefybautista.
CAPÍTULO 1 EN UNA CELDA OSCURA
Los gemidos y sollozos de los presos invadían el lugar y llegaban a sus oídos aunque apenas les prestaba atención. Escoria, maltratados de la sociedad, encerrados en soledad recibiendo un escarmiento por crímenes contra su perfecto estado de bienestar.
Una sonrisa cínica adornaba su rostro pues solo visitaba la prisión estatal de Storybrook bajo pretensiones egoístas. Ahí, entre esas paredes húmedas de piedra, entre el hedor que desprendía ese lugar, habitaba alguien que había captado su interés, alguien que podía traerle gran beneficio a corto y largo plazo, alguien a quien deseaba poseer.
Entrando en el siglo veintidós y con todo el mundo bajo sus pies, descubrió hacía décadas que la mejor forma de mantener al pueblo hipnotizado de tal forma que jamás osaría levantarse contra su único gobernante era muy sencilla, la televisión.
Se adueñó poco a poco de todas las cadenas, creando el Reality Show que se convirtió en lo único emitido en dicho aparato, atrapando con sus intrigas, celos, odio y sangre a cada uno de los habitantes del planeta, idiotizándolos y transformándose en el auténtico opio del pueblo, en el moderno circo romano, lejos del coliseo.
Toletum era el nombre del programa y las audiencias eran vertiginosas, lo que el pueblo quería ver era emitido sin réplicas, ensanchando los bolsillos del gran jefe y permitiéndole un año más convertirse en dueño y señor del mundo.
El director de la prisión finalmente se detuvo ante una celda oscura, de su interior no provenía sonido alguno, ni lamentos ni sollozos, todo estaba en calma y eso ensanchó su sonrisa, el preso que habitaba ese minúsculo habitáculo se había resignado a morir en soledad entre esas cuatro paredes.
Abrió el informe y la fotografía de una joven mujer apareció ante él, de ojos color chocolate, mirada penetrante y cabellos negros como la noche, era hermosa sin duda, de rasgos perfectos, con una pequeña cicatriz sobre el labio superior que, en lugar de ser una imperfección, hacía de esa mujer una belleza envidiable, Regina era su nombre aunque desde hacía dos años solo era la presa número 108.
Con una señal de su cabeza, el director de la prisión abrió la puerta y el hedor a cerrado y humanidad les golpeó con fuerza, hacía dos años que esa puerta no se abría. En la penumbra, desde un rincón, una mirada luchadora y penetrante se podía vislumbrar, el encierro, lejos de amedrentarla, había encendido su ira y sus ansias de libertad, esa mujer era exactamente lo que necesitaba, lo que llevaba buscando desde hacía demasiado tiempo.
Con una mueca de asco al ver el deplorable estado en el que se encontraba la mujer, echó un último vistazo al informe, a esas letras en rojo que definían su delito, asesinato. Una asesina de sangre fría era lo que necesitaba, podía cambiarlo todo en Toletum tal como lo tenía planeado.
Se dirigió con autoridad al director de la prisión, que evitaba acercarse a la mujer de la celda, con el asco pintado en el rostro.
-La quiero limpia y bien vestida en su despacho cuanto antes, tengo asuntos que tratar con la señorita White.
Se marcho, aplicando un pañuelo perfumado bajo sus fosas nasales para soportar el hedor del lugar, dejando al director atrás, ordenando a sus hombres que asearan a la presa 108 ya que el Gobernador quería hablar con ella.
Esperó pacientemente en el despacho del director de la prisión, lejos de las celdas, tomando un whiskey escocés de más de trescientos años, cortesía de su funcionario, hasta que ante él se presentó aquella por la que había hecho tan largo viaje. Al verla a la luz constató que, a pesar de su encierro, seguía siendo hermosa, sus ojos tenían un magnetismo envidiable y sus rasgos, atacados por las largas horas de soledad y la falta de alimento, eran igualmente angelicales.
-Buenas tardes señorita White, supongo que se preguntará por qué estoy aquí
-"¿Ha venido a condenarme a muerte?"
-He venido a ofrecerte una salida, ¿Conoces Toletum?
-"Todo el mundo conoce ese programa"
-He venido a reclutarte para que entres en él, cambiaré tu celda oscura por una prisión al aire libre, si aceptas volverás a respirar aire puro, dormirás sobre una cama y recibirás alimento
-"Ahora viene el momento en el que me dice cuál es el precio a pagar por esa inesperada libertad"
-Todo tiene un precio, si aceptas dejarás atrás tu nombre, tus recuerdos, todo cuanto fuiste. Si aceptas tu vida me pertenecerá por completo, una vez entras en Toletum mueres en Toletum ¿Cuándo? Nadie lo sabe, puede que a la semana o puede que siendo anciana, todo depende de las audiencias
-"Usted lo ha dicho, solo cambio de celda, jamás seré libre…"
-Es tú única opción
El Gobernador tendió ante ella una serie de documentos, al firmarlos le estaría entregando su vida y su alma al diablo mientras que al no firmarlos se condenaba a pasar la eternidad en una celda oscura y mugrienta, muriendo lentamente cada día en la soledad.
Tomó la pluma que él le tendió y firmó, Toletum con sus verdes prados y su cielo azul a pesar de ser una prisión eterna siempre sería mejor opción que ahogarse en su propia suciedad. La sonrisa del Gobernador se ensanchó mientras los guardias entraban y quitaban los grilletes que aprisionaban sus muñecas, custodiándola hacia ese coche que la transportaría a su nuevo hogar, el siglo quince, una aldea ficticia donde moraría el resto de su vida.
Al llegar a la gran nave desde la cual se entraba al reino de Toletum, una decena de personas la atraparon llevándola de un lado a otro, cambiando sus ropajes por otros más acordes dada la época a la que estaba a punto de penetrar, un viaje en el tiempo sin necesidad de física cuántica, la túnica que usaron sobre ella le pareció elegante y hermosa, al parecer no entraba como campesina, era algo a tener en cuenta.
La chica del vestuario colocó la sobre su espalda una capa negra con el escudo de armas del manzano y la corona, la familia Mills. Lo poco que recordaba de las emisiones que alguna vez vio fue que existía una guerra legendaria entre las dos familias más influyentes de Toletum, los Swan que desde siempre habían gobernado, conservando a duras penas la corona tras tanta guerra y destrucción y por otro lado los Mills, aquellos a los que ella al parecer pertenecería, familia rica y poderosa, ambiciosa, deseaban arrebatar la corona como fuese a sus enemigos.
Durante día recibió entrenamiento exhaustivo, el manejo de la espada era más complicado de lo que pensaba y al parecer debía hacerlo con una destreza envidiable ya que su historia dentro del programa lo requería, en cambio con los caballos demostró tener talento natural y con solo un par de clases lo dominaba a la perfección. Los modales cortesanos tampoco supusieron un gran problema.
Demostró una destreza envidiable con el manejo de armas de larga distancia, siempre bajo la atenta mirada del Gobernador, convencido de que había encontrado por fin a su personaje estrella.
Cuando pudo acertar en la diana con los ojos vendados, pelear con la espada con tal destreza que incluso con un pie inutilizado derribó a sus enemigos y era capaz de montar sin necesidad de nada más que las crines del animal, estaba lista para retroceder en el tiempo y penetrar en Toletum para no regresar.
Quedaba solo una noche antes de su encierro perpetuo en esa aldea medieval cuando una muchacha se presentó en su habitación para ponerla al día de todo cuanto se iba a encontrar, el programa se emitía en directo, no podía haber fallos y todo tenía que ser perfectamente natural.
Regina escuchó pacientemente todas las indicaciones memorizándolas pues sabía que un solo fallo podía conducirla a la muerte en cualquier momento.
-Regina Mills será tu nombre, eres hija de Cora y Henry Mills los patriarcas de la familia y heredera del título, tu larga ausencia se deberá a que has estado en el extranjero aprendiendo a combatir, eres la soldado perfecta.
Una vez en Toletum recibirás órdenes cada semana, aquellos que deban morir por deseo de los jefes tú debes ejecutarlos, pero al mismo tiempo debes ganarte el amor de Storybrook, el Gobernador quiere que seas admirada, idolatrada.
-"Así que voy a cumplir condena asesinando, cometiendo el mismo crimen que me llevó a prisión"
-Exacto, por eso te eligió el Gobernador, porque ya tienes sangre en tus manos, ahora dame el brazo
Regina obedeció y al instante sintió un pinchazo y como algo que introducía dentro de su piel, se frotó la zona dolorida mirando con incógnita a esa mujer que simplemente anotó un visto en su cuaderno.
-"¿Qué me has inyectado?"
-Un chip de seguimiento, no hay persona en Toletum que no la tenga, ya sean trasladados como tú o nacidos en el pueblo
-"¿Hay gente que nació ya en el programa?"
-Los hay, no saben que existe un mundo más allá, creen que viven en el siglo quince y no saben que son grabados constantemente.
-"Eso es inhumano"
-No estás tampoco en condición de juzgar. La nacida en Toletum más famosa será a partir de mañana tu mayor enemiga, Emma Swan, princesa y heredera a la corona del reino
La mujer se marchó dejándole su nuevo árbol genealógico con fotografías para memorizar nombre, fotos y caras de aquellos que compondrían su nueva familia. Una mueca de asco se alojó en su rostro al ver que los "jefes" habían pensado en todo, incluso tenía un prometido mas no podía decir nada, había firmado su ingreso y debía obediencia absoluta a las órdenes que recibía o de lo contrario firmaría su sentencia de muerte.
Al día siguiente la escoltaron hasta la entrada del pueblo, impecablemente vestida con los colores de su nueva familia, el rojo y el negro, la capa con el escudo ondeando y en su cintura envainada una espada cuyo mango terminaba en una rosa, sus cabellos recogidos en una trenza adornada con la misma flor, al parecer un icono de los Mills, pisó por primera vez esos prados verdes y la entrada se cerró, oculta, al mirar atrás solo veía campo extenso, era imposible encontrar una salida de ese lugar.
Ante ella un caballo ensillado, lo reconoció pues hasta su caballo tenía un nombre y había sido dispuesto para su uso exclusivo, Rocinante.
Montó sobre él y vio que desde lo lejos se acercaba un estandarte con el escudo de su familia, al parecer sabían que llegaba y habían ido a recogerla. Cuatro jinetes descendieron de sus monturas y con una reverencia la saludaron, con respeto y honor, al fin y al cabo ella ya no era Regina White, ni la presa 108, ahora era Regina Mills, heredera de los Mills y la mujer más influyente de esa familia.
La custodiaron al palacio donde iba a vivir el resto de sus días y se asombró ante la majestuosidad del lugar, si ese era el palacio de la nobleza no quería imaginarse cómo sería el de los Swan, la verdad es que si hubiese estado más atenta a la televisión quizás lo reconocería pero jamás le llamó la atención ese programa hasta que entró a formar parte de él.
En la sala de recepciones reconoció a aquellos que a partir de ese momento eran sus padres, le habían dicho que la grababan en todo momento pero no cómo actuar así que siguió su instinto y, al llegar ante los patriarcas de la familia, hincó la rodilla en el suelo y agachó la cabeza como símbolo de humildad. Desenvainó la espada y la apoyó en el suelo, ofreciéndola ante la atenta mirada de todo aquel que se había reunido a dar la bienvenida a la famosa hija de los Mills.
-"Madre, Padre, he vuelto para quedarme y juro sobre el suelo que pisaron mis antepasados que daré la vida por el honor de los Mills"
