Bella, tanto que la luz de la luna misma queda opacada ante su resplandor, siempre fui un individuo con un grupo social selecto, siempre fui yo quien eligió a las personas con quienes relacionarse, pero por primera vez en mi vida, deseo que alguien me elija a mi… ella.

A pesar de que nos conocemos muy poco estoy completamente seguro de que podría ser la mujer de mi vida, quizás suene descabellado pero la amo tanto, cada aspecto de su persona me enloquece con una pasión febril que cada día se vuelve mas difícil de contener, por eso me he decidido, tengo que dar el siguiente paso…

Los preparativos para esta gran noche me tomaron varios días, pero al final valdrán la pena, ha entrado en el restaurante metida en un hermoso vestido rojo que se ajusta perfectamente a su figura, mi emoción es tanta que apenas puedo reprimir una sonrisa, intento disimular, mirar hacia otro lado para que no note que estoy ahí o mi sorpresa terminara por arruinarse.

-Señorita, bienvenida sea esta noche

Bien, así disfrazado de mesero, como estoy, le cuesta un buen rato reconocerme, de hecho lo hace solo después de unos cuantos aperitivos, parece avergonzada por su torpeza y se disculpa varias veces aunque no es necesario realmente, después de todo yo lo he planeado así, todo esta saliendo a pedir de boca, una conversación amena sobre el día en que nos conocimos, acompañada de un buen vino, sé que tiene problemas para controlarse con la bebida y apenas ha tocado su comida, pero creo que solo por esta noche puedo permitírselo, porque es especial.

Al calor de las copas nos olvidamos de todo para hundirnos en un mar de besos y caricias, el trayecto hacia una de las habitaciones se me hace imperceptible entre sus brazos, dentro todo se vuelve caos, oscilamos entre una apasionada lucha por la dominación del otro y una pacífica preocupación y cuidado por el disfrute mutuo, finalmente sucumbe ante la destreza de mis manos y simplemente se deja hacer, cada caricia es más intensa a la anterior, tanto que siento como si mis dedos se fundieran con su carne arrancando pequeños suspiros, el manto rojo que cubre su denudes es todo un deleite a mis pupilas, jamás lucio más hermosa, jamás lucio mas perfecta.

La noche termina demasiado pronto y con ella, el sueño, al final resulto ser igual a las demás, al final se ha ido dejándome únicamente esta soledad para recordarla, ¿Por qué lo hizo? ¿A caso todas esas muestras de afecto no fueron más que un desliz en medio de la lujuria y el alcohol?, ¿Qué me queda ahora?, tomar las ruinas de mi corazón y caminar hacia al alba esperando una nueva oportunidad…

Son dos los cuerpos que yacen en el piso del hotel, ambos completamente desnudos, el caballero fue el primero, un mesero a quien asaltaron para obtener sus ropas, quizá el culpable las utilizó para llegar a la segunda, una joven atacada sexualmente, los testigos aseguran que la vieron llegar ebria y coqueteaba con un mesero para intentar obtener bebida gratuita pero nadie puede dar mayores detalles del acompañante. Es penoso, pero con este, los casos similares ya superan la decena.