Holo. No he tenido tiempo de continuar mi historia pero esto salió en un pequeño tiempo libre que tuve. Espero que lo disfruten. Tengan un buen día de muertos, si es que lo celebran. Como siempre, agradezco sus comentarios (:
-Esta vez iba a terminar todo. No importaba cuanto le costará, esta vez lo lograría.- pensó decidido Gray.
Era lo único que pensaba al respecto sobre él y Juvia. Debía ponerle un alto, no importaba que sucediera lo haría.
Se lo diría a la cara directamente, sin importar que le dijera.
Salió del gremio hacia Fairy Hills, lo haría por fin, se libraría de ese peso que llevaba hacia meses.
-Necesito ver a Juvia. ¿Esta en su habitación?- pregunto a la primera que se topó, Levy.
-Sí, llego hace una media hora, corre porque dijo que iría a una misión en cuanto arreglase sus cosas.
-¡Gracias, Levy!- grito agradecido mientras corría hacia la habitación.
Entro sin tocar, esto no merecía más tardanza. Como dijo antes merecía acabarlo ya. La encontró de espaldas a la puerta con una blusa delgada y unos shorts, perfectos para estar en casa.
-Juvia.- dijo decidido su nombre.
Volteo rápidamente al escuchar su conocida voz.
-¡Gray-sama! ¿Qué hace usted aquí? Estoy desarreglada y...deje que Juvia se cambie.- menciono apurada.
-No, así estas bien. Tenemos que hablar.-
-No podía ser algo bueno. Gray-sama sonaba diferente a lo habitual.- pensó preocupada Juvia.
-¿Qué sucede, Gray-sama?
Gray se acercó lentamente a ella, la miro a los ojos, la tomo de los hombros y término con todo por fin. Le puso un fin a la extraña relación enferma que tenían. Ya no sufriría nunca jamás.
Término de pensar separando sus labios de los de ella.
Así es, termino con la relación que tenían para empezar una nueva, una real y perfecta. Porque había que admitirlo, eran el uno para el otro, sin agua no habría hielo, con ayuda del agua se podía derretir el hielo, ella había hecho eso con su corazon de hielo, y él había llevado luz a ella. Debían estar juntos.
-Gray-sama, ¿qué fue eso?- pregunto aún confundida por el repentino beso, llego a imaginarlo pero no creyó que sucedería jamás.
-Te amo. Eso es lo que sucede. Trate de olvidarte muchas veces, trate incansablemente de perderte pero no pude, simplemente creo que debemos estar juntos. Ahora ya no puedo olvidarte, Juvia.
Juvia se quedo sin palabras, no creía en lo que escuchaba.
-Aún me amas, ¿cierto?
La respuesta de Juvia fue clara y rápida. Un beso apasionado como el anterior.
Con eso ambos entendieron que estarían juntos y así debía ser.
La misión quedo olvidada, dejando que el tiempo los cubriera lentamente en caricias y amor, en la habitación cerrada para que no escapara ni una sola pizca de su romance.
