¡Hola! Llevo algunas semanas con esta idea en la cabeza y hoy he decidido que es tiempo de darla a conocer. Iba a esperar porque prometí otra historia por ahí pero me he emocionado tanto que aquí estoy… ;)

Advertencias:

*Por si no lo notaron este fic es Blaittany, por lo tanto Blaine es heterosexual.

*Además les revelaré que Blaine no es de la generación de Brittany, es mayor que ella (ya verán).

*Y por último voy a pedir un poco de su paciencia pero no porque vaya a tardar actualizando sino porque los capítulos de esta historia son particularmente cortos y creo que la historia también lo será pero espero que les guste.

¡No más advertencias! Creo…

Si tienen alguna pregunta estaré encantada de respondérselas y creo que si han llegado a esta parte es porque están considerando leer la historia así que… ¡Anímense! Ojalá les guste…


Prólogo

A veces la vida es más fácil para algunas personas en comparación con otras pero los Pierce siempre se han caracterizado por salir adelante sin importar lo que pase. Prueba de ello está en que los padres de Brittany siguen viviendo juntos después de aquella separación cuando ella tenía ocho años, sin embargo no se puede decir que todo haya sido color de rosa en sus vidas después de aquel incidente porque por lo menos a ella si le afectó que su padre le gritara tanto aquella noche a su madre y que para el colmo las dejara solas por tres meses.

En aquella ocasión la pequeña Brittany lloró por tres días seguidos y se volvió presa de las pesadillas, se negó a asistir a la escuela por dos semanas completas por lo que su maestra le recomendó a su madre que la llevara con un psicólogo y ese fue su primer acercamiento con la Psicología. La señora Pierce llevó a su hija a un consultorio nuevo en Lima en aquel entonces pero no se dejen guiar por las apariencias porque actualmente la señorita Cohen Chang y su equipo son los psicólogos más reconocidos de todo el país. Ella estuvo ayudando a Brittany para que aceptara la separación de sus padres por dos meses y medio pero después de ese tiempo todo fue un poco confuso porque ellos decidieron darse una nueva oportunidad y dieron por hecho que su hija no necesitaría más la terapia.

A simple vista parecía que no había ningún problema con aquella decisión porque Brittany era feliz a lado de sus dos padres y había dejado de tener pesadillas pero después de algunas semanas las pesadillas regresaron sólo que ella jamás dijo nada. Al paso de los años la niña creció en una familia un poco diferente a la que ella recordaba cuando era pequeña, su padre ya no le gritaba a su madre y tampoco le hacía sus típicas escenas de celos que siempre terminaban en peleas. Sin embargo algo no estaba bien porque Brittany no podía sentirse totalmente feliz como cuando tenía seis años, ella no había olvidado aquel día en que su padre se fue de la casa y seguramente jamás lo haría.

Cuando ella terminó su primer curso en la secundaria decidió que tal vez era tiempo de buscar ayuda así que se acercó a la consejera estudiantil del Mckinley y al entrar en esa pequeña oficina se llevó una grata sorpresa, frente a ella estaba su antigua psicóloga, la señorita Tina Cohen Chang quien estaba más dispuesta que nadie para ayudarla. La terapia comenzó inmediatamente y se les pidió a los padres de Brittany que asistieran a algunas sesiones con las que se vieron notables avances en su relación familiar.

Desde aquel día las cosas cambiaron progresivamente dentro de su familia y tal vez aquel resultado fue lo que la impulsó a tomar la decisión que marcaría su vida o tal vez sólo estaba siguiendo su intuición, pero fuese cual fuese el motivo, Brittany nunca había estado tan segura de algo en su vida como justo ahora que estaba en la sala de espera del consultorio de su psicóloga.

– Hola Mel, lamento la tardanza. ¿Tengo paciente a esta hora? – Llegó preguntando la señorita Chang a su asistente después de un largo rato.

– En realidad no pero hay alguien que te está esperando… – Respondió su asistente señalando con la mirada a la rubia que estaba hojeando una revista en el sofá individual.

– ¡Oh! Qué grata sorpresa Britt, pasa… – Dijo la psicóloga abriendo la puerta de su consultorio y ambas entraron.

– Lamento no haberte avisado que venía… – Se disculpó la menor.

– No te preocupes, ¿ha pasado algo? – Preguntó intrigada la asiática mientras acomodaba sus cosas en su lugar de trabajo.

– En realidad sí… – Dijo un poco nerviosa la rubia.

– ¿Es algo malo? – Se apresuró a investigar la señorita Chang.

– No, creo que no…

– Ok, déjame sacar tu expediente… – Comenzó a decir Tina pero la ojiazul no la dejó continuar.

– No, no lo hagas… ¿Puedo contarte esto como amiga? – Dijo la joven.

– No sé si… – Intentó seguir la mayor pero nuevamente no pudo terminar.

– ¡Por favor! ¡Te prometo que no es nada malo! Además hoy no tengo consulta contigo… – Le insistió.

– Yo… no debería pero sólo porque eres tú y porque dices que no es nada malo pero si lo considero necesario… – Terminó aceptando la psicóloga.

– No será necesario, ya verás…

– Ok, entonces dime… – Dijo Tina mientras se sentaba en su lugar del otro lado del pequeño escritorio.

– Ayer llené mi solicitud de ingreso a la Universidad… – Comenzó a decir tranquilamente y la mayor no pudo evitar sonreír.

– ¿De verdad? ¿Y para qué Universidad postulaste?

– Para la Universidad de Chicago y no adivinarás para qué carrera… – Respondió emocionada.

– ¿Matemáticas? – Intentó bromear la psicóloga.

– ¡No! Es algo mejor… – Dijo la rubia entre risas.

– ¿Sociología? – Intentó de nuevo.

– Cerca… – Le dijo con un brillo especial en los ojos.

– Mmm… Me doy por vencida, dime…

– ¡Tienes que adivinar! – Se quejó Brittany.

– Lo siento, no se me ocurre nada… – Decidió ser sincera la señorita Chang.

– Está bien, te diré… – Accedió la joven con una sonrisa traviesa en el rostro.

– Entonces… ¡Dime!

– ¡Postulé para Psicología! – Dijo emocionada la rubia y Tina sintió que su mandíbula estaba a punto de tocar el piso.

– ¡Oh, por Dios! ¡Eso sí que no me lo esperaba! – Gritó igual de emocionada que la menor y corrió a abrazarla.

– Quería que fueras la primera en saberlo porque si he elegido esa carrera en parte es gracias a ti… – Le comentó la ojiazul mientras correspondía el abrazo.

– No me digas esas cosas Britt… – Dijo la psicóloga con un nudo en la garganta.

– ¡Es la verdad! Tú me has motivado para elegir esa carrera y algún día quiero ser como tú para ayudar a mucha gente… – Insistió la rubia.

– Ay Britt, eres muy dulce y tienes un corazón muy grande, no dudo que cumplas tus objetivos y la verdad es que no debería decirlo pero, me siento halagada con lo que estás haciendo… – Confesó la mayor.

– Estoy muy convencida de que es la mejor decisión que he tomado en toda mi vida y… – Siguió diciendo la joven y la señorita Chang se dejó llevar por esa parte entusiasta que podía reconocer en la chica y que estaba segura había estado presente en ella hace algunos años.

Tina no podía explicarlo con palabras pero tenía sentimientos encontrados debido a la noticia que acababa de recibir. Por un lado estaba triste porque con el tiempo había llegado a considerar a Britt como una hija y ella pronto se iría de Lima, sin embargo también estaba feliz porque su paciente ya no necesitaba ir a terapia desde hace algún tiempo pero Britt había insistido tanto en seguir viéndola que ella no se pudo negar. Pudiese ser que su incapacidad para tener hijos y su anhelo por tener una hija como Britt la estuvieran traicionando una vez más pero si la señorita Chang lo pensaba un poco mejor, esta oportunidad era el empujón que necesitaba Britt para darse cuenta de que ella es capaz de lograr lo que desee.

Tal vez no estaba bien que una psicóloga se hubiese involucrado tanto con su paciente pero con Brittany S. Pierce era imposible no hacerlo, especialmente porque desde pequeña había sido una personita muy dulce e inteligente y precisamente por ello la señorita Cohen Chang se había encariñado tanto con la chica al grado de hacer ciertas excepciones con ella en los últimos meses. Sin embargo, siempre que Tina tenía problemas con ese tipo de sentimientos sabía perfectamente qué hacer y no era pedirle consejos a su esposo Mike porque seguramente estaría muy ocupado impartiendo sus clases de baile en ese momento, en realidad sólo había una persona en el planeta que podía escuchar y orientar a Tina como nadie y ese era su mejor amigo y colega: Blaine Anderson.


¡Ta-tan! ¿Qué les pareció? ¿Creen que Britt entre a la Universidad? ¿Tendrá futuro como psicóloga? ¿Quieren saber cómo es que Tina y Blaine llegaron a ser colegas? Si su respuesta es afirmativa espero que sigan la historia y me dejen su comentario ;) ¡Les mando un abrazo!