Algunas cosillas (4) del baúl de los recuerdos, de los tiempos en los que recién retomaba la narrativa tras un par de años de pura poesía xD Por eso parece tan distinto a mi forma de escribir de ahora xD
Disclaimer: Hetalia le pertenece a Himaruya-sama. La imágen de portada es de に (pixiv id=3008366)
Drabble 1
Rating: K+
Extensión: 428 palabras
Persojanes: Rusia. Mención a Ucrania y Bielorrusia
Advertencias: Un pelín de angst, pero nah
Una casa muy grande y fría
Mi casa no siempre fue tan grande. Recuerdo aquellos días en que corría libre por la tundra sin mucha nostalgia, en realidad. Yo fui una persona realmente feliz. Eso recuerdo, que aún en los tiempos de Atila estaba muy contento. Lo que no llega a mi memoria es en el momento en el que perdí esa felicidad. Tampoco recuerdo cuándo fue que quise hacerme grande, pero creo que desde entonces mi casa es fría.
No helada como la nieve, que siempre a bajas temperaturas me obligaba a permanecer cerca del fuego. Aún cuando mi hogar era pequeño y una sola estufa lo calentaba bien se sentía ese frío. Creo que comenzó ese día que conseguí expulsar a los turcos y los kazajos de los territorios del mar Caspio. Fue la primera ampliación que le hice a mi casa, todos me miraban de modo diferente.
Antes jugaba siempre en la nieve con otros pueblos cercanos, claro, cuando no estaba acarreando agua o cazando algún animal para la comida. Pero desde ese momento no vi a nadie. Todos se fueron, y quienes no, comenzaron a evitarme. Quise encontrar nuevos amigos, por lo que comencé yendo hacia el oeste.
Llegué hasta Kiev, donde descubrí que tenía familia. Dos hermanas: Ucrania y Bielorrusia. Me gustó que el nombre de mi hermana menor se pareciera al mío. Pasamos mucho tiempo juntos. Por ese entonces, creí que había vuelto a ser feliz, pero aún sentía un vacío en mi pecho, era el mismo frío que antes.
En ese momento pensé que lo único que haría desaparecer el frío sería seguir creciendo. Si, ser más grande, más fuerte. Para poder defenderme a mí y a quienes quiero, para no sentir el frío, para no sentir el frío y poder sentir la tibieza del viento. El sur tenía la respuesta. Pero pasó el tiempo y en ese momento habían más asuntos que atender.
Si mi vida era dura, la de mi pueblo lo era más. Revolución. Tuve que mancharme las manos, creo que nunca lograré perdonarme del todo. Pero al final mis superiores huyeron y quedé en manos de los soviets. Quizá fuera mejor así. No quiero ver correr más sangre.
Iluso.
Girasoles. Uno por cada muerte. Campos y praderas de girasoles, llenos. La segunda guerra fue dura, aunque haya ganado y llegado al sur. También mi pueblo fue diezmado, ¿Y qué? Mi casa ya no está vacía, pero es tan grande que no logro sentir el calor de los demás. No lo entiendo. ¿Será que la sangre derramada no fue un precio lo suficientemente alto?
