Capítulo 1: El valor de una historia
Ya era tarde, pero los niños del Orfanato de Freljord se negaban a dormir. Le reclamaban a Astrid, su tutora, que cumpliera su promesa. Desde hace tiempo ya que les debía una historia.
Negociaron largo y tendido, y llegaron a un acuerdo. Media hora más tarde, los 20 niños estaban sentados en pijama y cubriéndose los pies con mantas de piel, apoyados en mullidos cojines junto al fuego del hall central. Los 5 niños restantes, demasiado pequeños para estar despiertos, dormían un par de habitaciones más allá.
Ansiosos, pero calmados, recibieron a quien hacía las veces de su madre con ojos brillantes de la emoción. Adoraban sus historias y con justa razón, la mujer tenía fama por ellas. Se rumoreaba que por sus venas corría sangre de hada, a tal nivel llevaba su voz para relatar. Algunos incluso decían que podían ver frente a ellos lo que contaba, pero todos estaban de acuerdo con su talento.
Y esa fría noche de invierno, se proponía honrarlo. Arropada con un grueso chal de lana y su sencillo pero clásico vestido, se sentó en una silla de madera cerca de los niños. Una pequeña, de ojos grises pero brillantes como la ventisca que silbaba afuera, fue la primera en preguntarle:
-¿Assa? ¿Qué escucharemos hoy?
-Mmm…no lo sé… tendría que pensarlo. Mi pobre mente ya está viejita, ¿la ayudan a recordar?
Los niños ya conocían el juego. Con risitas alegres, comenzaron a conversar entre ellos. Cuando Assa hacía eso, era porque se habían portado bien y podrían elegir la historia. El murmullo general, comenzó a crecer, hasta que habló un niño, más pequeño que la niña anterior, esta vez de ojos celestes, casi con un brillo eléctrico.
-Yo…yo quiero escuchar de la reina…-dijo con timidez y bajando los ojos.
-¡Ohhh! ¡Le gusta la reinaaaa!-surgieron las burlas. El muchacho comenzó a enrojecer.
-¡C-cállense! ¡Es mentira!
Astrid los calló a todos de una vez. A ninguno le gustaba verla enojada. Le sonrió con ternura al pequeño y lo cogió por los brazos hasta sentarlo en su regazo.
-Tranquilo mi vida, están celosos-le guiñó un ojo a él y a los demás. Traducción: eran bromas con cariño-todos ellos quisieran una niña tan bonita como ella, y todas quisieran ser también así. Tranquilos, tranquilos-los comentarios molestos empezaban-cálmense. ¿O es acaso que no les gustan sus historias?
-¡No! ¡No es así!-caritas preocupadas saltaron.
-Ajá-la mujer sonrió complacida. Bajó al pequeño y se acomodó.
-Pero ya hemos escuchado tooooodos sus cuentos-una voz de protesta.
-¿Ah, sí? ¿Estás seguro?-Astrid se puso de pie y se acercó a la ventana. Por unos segundos, vio como la nieve cubría con su manto blanco los techos de las casas. Miró al cielo…y recordó- ¿ya les conté sobre Bardo entonces?
Un nuevo murmullo surgió, esta vez de duda. ¿Bardo? ¿Quién era él?
-No…no lo has hecho…
-Lo sabía-sonrió. Se acercó a los chicos y empezó a caminar entre ellos-Bien…empezaré entonces.
Con gestos y muchas miradas a cada uno de los integrantes de su público, empezó.
-Bardo es…un ser mágico. No vive en nuestro país. Ni siquiera en nuestro mundo. Él vive lejos, muy muy muy lejos, en un lugar entremedio del cielo y la Tierra. Más allá de lo que ustedes o yo podemos imaginar. Transita en su propia dimensión a sus anchas, pero siempre está pendiente de nosotros.
-¿Por qué?
-Porque le caemos bien. Nos tiene cariño, solo él sabe por qué. Por eso, desde hace miles de años, desde los primeros humanos, él nos cuida. Vigila desde su puesto que el orden en nuestro mundo no se rompa.
-Y-y-¿se ha roto alguna vez?
-Oh, ¡vaya que sí! En muchas ocasiones, en Shurima, en la Liga, en todos lados. Y siempre ha estado ahí el Trotamundos Cósmico-el nombre solo hizo crecer aún más la admiración de los niños-ayudando. Y una vez que todo está en orden, regresa a su dimensión, a su eterna vigilancia. A Bardo le gusta cuidar reliquias, ¿saben? Objetos con mucho, muchísimo poder. Porque, tristemente…-se giró hacia los espectadores con una mueca de tristeza-¡cuán malvados se pueden volver los hombres por ellos!
La mueca de tristeza y desaprobación se repitió. Sin embargo, el pequeño de ojos eléctricos se atrevió a preguntar lo que todos tenían en mente:
-¿Assa? Se…se ha roto alguna vez el orden aquí?
Casualmente, era la pregunta que la narradora esperaba.
-Sí, lo ha hecho. Y no hace mucho tiempo, aunque ustedes aún no nacían.
La sorpresa fue mayúscula, nadie lo podía creer. ¡Un guardián cósmico, allí, en su hogar! ¡Y más aún, había pasado algo para que viniera! Quizás guerra, o algo peor…
-¿Qué pasó Assa? ¡Cuéntanos, cuéntanos!
-¿Hubo guerra? ¿Muertos?
-¿Estuvo la reina? ¿y el rey también?
Astrid no pudo más que reír de felicidad. Estas cosas eran las que conformaban su felicidad permanente. No tenía sangre de hada. Sólo amor en las venas, y deseos de darle felicidad a estos pequeños corazones que vibraban de vida. Y contarles cuentos le encantaba, porque le hacía ver emociones tan puras y frescas en sus rostros…y cada vez se convencía. Nunca perdía su valor una historia contada con auténtica alegría y con todo el corazón.
-Sí, sí y sí- les contestó con una sonrisa- pero sean pacientes y abríguense, que pronto sabrán los detalles.
Todos se acercaron a ella y la mujer suspiró.
Tomó aire, y comenzó a relatar.
:-:-:-:
Hola a todos! Regalo de día jueves kfhjggk el inicio (corto u-u pero piénsenlo como introducción) a mi nueva historia, que como siempre les recalco, la hago con muchísimo amor para todos ustedes 3 . Esta vez se sitúa en el Freljord, con sus hermosos reyes de protagonistas *-* respaldados por Bardo. Si hay alguien nuevo, puede pasar a revisar mi otro fanfic, de Lulu y Veigar y un one-shot de Leona y Pantheon también. Espero que disfruten lo que se viene, y sin más, me llamo Mailén (o Ilen, es como una abreviatura que le inventé jhdfkj) y me despido hasta un próximo capítulo. Adiooos! n.n
