Codename: Kids Next Door es una serie animada creada por Tom Warburton para la cadena Cartoon Network, yo solo soy fan de la serie sin derecho de autoría sobre los personajes, su historia ni su universo, escribir fanfiction es una entretención sin fines de lucro.
Reto a completar: 31 capítulos de 500 palabras exactas cada uno, cien por cada miembro humano del sector V.
Miraban tristes la fecha y el reloj en pantalla, la media noche se acercaba cada vez más y número tres estaba a punto de llorar.
Había pasado tiempo desde que eran solamente cuatro miembros del sector, ya habían pasado muchos días en los que ninguno tuvo fuerzas para consolar a otro y solo se dejaban caer los cuatro en una escena triste que no concordaba a su edad, cada misión hecha era diferente a las anteriores porque en las nuevas seguían cargando un sabor amargo en el paladar, tan amargo que ni tres kilos de dulces podían solucionar su problema por mucho tiempo.
Finalmente el segundero llegó a cincuenta y nueve y todos los números del reloj por un segundo fueron cero, entonces la fecha era otra, una muy dolorosa y sabían que con el pasar de los días llegaría uno aún peor.
—Navidad, navidad, blanca navidad— Comenzó a cantar la niña de suéter verde, con mucho desgano y notas muy agudas saliendo de su garganta.
Era diciembre, era uno de diciembre, una fecha que con anterioridad habrían celebrado porque significaba que se acercaba una fecha llena de dulces y regalos, un día muy importante para los niños y por ende, para ellos.
Pero ese diciembre tenía otro sabor, el ambiente era más triste, la casa del árbol era más fría, la emoción estaba apagada y todo porque él ya no estaba con ellos.
Aunque podía llegar a ser algo aguafiestas con respecto a celebrar todos los días de diciembre hasta que llegara el veinticuatro su líder era parte de esos días, parte de esa felicidad colectiva que compartían y horas de diversión, tiempo decorando el interior del cuartel, tiempo gastado en filas de tiendas para comprar regalos que darse entre ellos, tiempo invertido en encontrar los regalos que los padres escondían para ellos.
Les esperaba una navidad menos alegre, lágrimas amargas, villancicos con voces lentas y apagadas.
—Feliz diciembre número uno— Dijo número cinco mirando el cielo y haciendo un saludo militar que fue imitado por el resto de su equipo —Hora de dormir, este mes será pesado— Les avisó y se fue caminando, los otros tres fueron a sus respectivos cuartos.
Para esa noche de diciembre en que se fueron a acostar tarde había una habitación vacía en esa casa del árbol, al igual que un espacio frio en los corazones de esos chicos que perdieron un amigo.
Esperaban que los días pasaran y que ellos pudieran al menos sonreírles a sus familias, podrían hacerlo seguramente, pero no por mucho tiempo puesto que los recuerdos de navidades pasadas junto a su líder seguiría ahí latente no queriendo dejarlos en paz. Serían días complicados, con aires de vacuna obligatoria en la escuela, faltaría una bota en la chimenea, habrían menos regalos bajo el arbolito, harían tarjetas con lágrimas y sonrisas a medias que pondrían en un pequeño cohete que se elevaría al cielo antes de explotar en fuegos artificiales, sí, sería un diciembre muy diferente sin el mejor agente.
