1 de Septiembre, 1991
-Honestamente mujer, dices llamarte nuestra madre – Jugar bromas siempre será su actividad favorita. Al final todos tenían una sonrisa, su madre ahora mismo tenía una de eso estaba seguro aunque no pudiera verla por estar cruzando el muro hacia la estación 9 3/4.
-¿listo hermano? Debemos escoger nuestra víctima de este año, Gred – Escucho decir a su hermano apenas paso el muro y antes de siquiera ver la gran locomotora, sus ojos escanearon la multitud de familias al estudiante que sería víctima de sus bromas ese año - uno de primero quizá- decía su hermano que se encontraba en la misma tarea.
Ninguno parecía merecedor de su tiempo, se hacían mejores cada año y las personas parecían sonreír solo de verlos, y todas esas caras felices por regresar a Hogwarts junto a las ansiosas y emocionadas de los que verían el gran castillo por primera vez… Menos él.
-Es Draco Malfoy, hermano – No serían los gemelos Weasley si no pensaran parecido, pero como no verlo, puesto que entre todos esos rostros sonrientes él era el único que se mostraba serio ante la gran locomotora escarlata. Solo movía la cabeza para mirar al estoico de su padre y luego se limitaba a imitar su actuar, sus dulces e infantiles facciones se veían deformadas por su frio mirar y los ojos de mercurio se mostraban tormentosos a simple vista – hijo único de Lucius y Narcissa Malfoy, al parecer quitara a Flint de su posición de líder con las serpientes.
- El príncipe de Slytherin – El tono soñador no pasó desapercibido por su hermano pero no podía evitarlo, el pequeño niño de once años lo atraía con algo, un no sé qué lo envolvía, de seguro era por su porte digno de la realeza o su hermoso cabello dorado que brillaba junto a su blanca tez ─ ¿Qué dices hermano?
Y en ese instante George lo vio, ese brillo extraño e invasor en los ojos de su hermano, era malicioso y posesivo, por primera vez en sus trece años temió a su hermano, aquel con el que todo compartía con el que podía hablar de uno y mil temas con solo mirarse, solo ha de ser su imaginación, su hermano nunca lo abandonaría. Aunque si de algo podía estar seguro es que fuera su imaginación o no… Esta nunca sería la única vez que lo viera.
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- Malfoy, Draco – su hermano estaba raro de eso no cabía lugar a dudas, desde el viaje en el tren no paraba de alabar-hablar de Malfoy y lo magnifico que sería como nuevo objetivo hasta el punto en que al final no quedo más que aceptar y luego cada opción que daba para una broma al rubiecito su hermano negaba y decía algo que sonaba a "pobre niño" dando la idea como rechazada. ¡En que momento su hermano perdió la cabeza! Él debía ser el causante de tal perdida no ese niñato. – ¡SLYTHERIN! – y vaya sorpresa su hermano aplaudió inconscientemente frente a la alegría del mocoso por quedar en la casa de los mortíferos.
La cena estuvo llena de ruido y sonrisas como cada vez, pero esta vez como nunca se vio en la historia de Hogwarts los eternos bromistas estaban serios, quietos y callados, los que ya los conocían, tanto estudiantes como maestros, temían al hecho de que estuvieran planeando algo grande, su hermano Percy temía perder su puesto de prefecto por culpa de sus hermanos y a Ron le ganaba el nerviosismo por ser la posible víctima de la gran broma de la que todos hablaban.
Todos temían a su silencio, menos él. Siempre tan diferente Draco Malfoy escuchaba las palabras del viejo anciano y sus recomendaciones sin preocupaciones más allá de el gran regalo que recibiría apenas sus padres se enteraran de que su nueva casa es Slytherin como es tradición, de seguro su madre le enviaría una gran caja de los mejores chocolates que el dinero pueda conseguir y su padre lo sorprendería como cada vez.
Su padre era el hombre perfecto para sus ojos, aunque todos renegaban cada vez que lo alababa, pero las personas son envidiosas y no ven las cosas como son. Su padre es un gran administrador de la fortuna Malfoy, tenía una hermosa y perreta esposa, y todo el mundo es su sirviente, un hombre fabulosos y no dudaba a sus once años en que deseaba con todo su ánimo ser como él.
Siempre se esmeró en complacerlo y aunque no tenía algún recuerdo sobre abrazos y sonrisas sinceras sabía con certeza que su padre estaba complacido con él. ¿Por qué de esa aseguración? Por el simple hecho de que en su mano izquierda, justo en su dedo corazón, se encontraba el anillo de la familia. Solo los verdaderos Malfoy lo recibían y el ya logro pertenecer no por nombre sino por derecho a la más antigua y pura familia de magos.
Y planeaba seguir así, nunca sería un traidor como los Weasley. Podía verlos desde su mesa el más joven, Ron, entro al igual que el este año, además de el "Prefecto" ni siquiera recordaba su nombre, no era más que un ratón de biblioteca al fin y al cabo y luego ellos… tan callados y silenciosos, no concordaba con la descripción que le dieron de ellos además del hecho de que uno se veía enfurruñado por algo y el otro… el pues… no paraba de mirarlo fijamente, como si lo estudiara ¿Qué estaría buscando?¿Por qué un Weasley le sonreía de forma tan clara?
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07/02/2016
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