¿Cómo se atreven a abandonarme? A mí, que hice todo porque fuéramos una familia, que hice hasta lo imposible por mantenerlos a mi lado.
Y ahora Sverige, no conforme con haber escapado junto con Finlandia, arrebata a Norge de mi lado.
Tomo uno de los trozos de vidrio rotos que estaban en el piso. Empiezo a darle vueltas en mi mano, cortándome un poco en el proceso, pero eso no consigue atraer mi atención.
Roto, todo estaba roto. El vidrio, la cama, el espejo, la mesa. Las cosas estaban mejor rotas, liberadas de todo propósito solo les quedaba confiar en que no serían desechadas como la basura que eran.
Ahí fue donde fallaste, no los rompiste lo suficiente, no los hiciste depender en ti.
Asiento, dándole la razón a la voz que dijo eso. Ese fue mi error, no rompí suficiente a Sverige, tendría que haberlo hecho. Debí haber destruido hasta el último fragmento de su voluntad, de esa forma nunca hubiera escapado.
Pero ya no hay nada que pueda hacer más que esperar. Esperar a que todos volvieran.
Ellos jamás regresaran.
¡Por supuesto que lo harán! Me necesitan, todos me necesitan, siempre lo han hecho. Yo era quien iba a conseguir la comida cuando ellos no querían cazar en los tiempos vikingos. Yo fui el que les enseñó a sujetar un arma, era a mí a quien seguían cuando saqueábamos pueblos enteros.
Me necesitan, por eso regresarán, solo necesito esperar a que se den cuenta.
Te engañas a ti mismo, cualquiera preferiría morir antes de volver. Ellos te odian, incluso tu amado Noruega te odia, sus ansias por abandonarte eran tales que no pensó dos veces antes de correr a los brazos de Suecia, ni siquiera le importó dejar a su hermanito detrás.
― ¡Eso no es cierto! ¡Todo son mentiras! ―grité a todo pulmón, en un intento de silenciar a todas las voces, no quería oír nada más del tema.
Y en efecto, se callaron, el silencio se hizo presente en la habitación. Hasta que empecé a escuchar unos pequeños sollozos. Alzo la mirada en búsqueda de la fuente del ruido, y es ahí cuando veo al pequeño Islandia parado en la puerta. Las lágrimas llenaban sus ojos, pero apenas hacía ruido alguno.
Sus ojos miraban algo fijamente, así que sigo su mirada hasta mi mano. En algún momento empecé a apretar de más el vidrio que tenía y se me había encajado con bastante profundidad en la mano. Tomo el fragmento con la otra mano y lo desentierro de un jalón. La sangre empieza a salir con más intensidad, pero no me dolía. Ya nada me dolía.
Regreso mi atención al niño, quien seguía inmóvil en el mismo lugar, y espero a que me diga a qué vino. Él nunca sube aquí a menos que me tenga que decir algo. En general, trata de evitarme lo más que puede. Cree que no lo noto, pero por supuesto que lo hago, siempre lo hago.
Islandia ya se habría ido si pudiera.
―Y-ya está lista la cena― anuncia en apenas un susurro, pero con suficiente fuerza para que lo escuche.
Me levanto del piso y camino hacia él, despeinándolo con cariño cuando ya estoy ahí. Noto como tiembla cuando me acerco tanto, así que empiezo a caminar hacia el comedor, dejándolo que me siga a su paso.
Tomo asiento en mi respectivo lugar, y espero a que Islandia se siente. Está dudoso de dónde sentarse, puedo notarlo. No lo culpo, no hemos comido juntos desde que Norge fue anexado.
Desde que te abandonó.
Desde que los abandonó a los dos.
Al final, elije sentarse en la silla junto a mí, y sonrío por ello. Se ha sentido solo, igual que yo. Pero entonces, ¿por qué siempre huye de mí?
Sabe que es tú culpa que su hermano se haya ido.
No es cierto.
No pudiste mantenerlo a tu lado, no has podido mantener a nadie a tu lado.
Islandia sigue aquí.
No tiene otra opción. En cuanto vea la oportunidad, se irá.
No lo hará.
Todos lo han hecho, y tú eres el culpable. No eres lo suficientemente fuerte, no eres el líder que dices ser, solo eres un hablador bueno para nada-
― ¡Ya basta! ―vuelvo a gritar en mi desesperación, golpeando la mesa al mismo tiempo. Islandia se sobre salta y trata de alejarse, tirando su comida su comida en el proceso. Trato de calmar mi respiración, pero me es imposible, los gritos se escuchan cada vez más altos
El pequeño me está mirando con miedo, debo verme como un monstruo para él. Le acerco mi plato de comida, el cual se mantenía intacto, y me levanto para irme a mi habitación. En las escaleras puedo escuchar la voz temblorosa del chico llamándome.
―Pero Denmark… llevas días sin comer― dice tratando de levantar la voz. ¿Días? ¿Podría ser? No, no había pasado tanto tiempo, solo lo dice para que coma algo.
Ni siquiera me volteo a verlo, pero una pregunta surge en mi mente.
― ¿Tu hermano ha contestado tus cartas? ―se escuchó más como una súplica que como una pregunta, pero no me importó, tal vez sí estuviera suplicando. Suplicando por saber que Noruega no me había abandonado.
El silencio de Islandia es suficiente respuesta. Tal parece que mis súplicas no habían sido escuchadas.
―Las mías tampoco―comento en voz alta, más para mí que para él.
Continuo mi camino hasta mi habitación, cerrando la puerta detrás de mí.
Luego empiezo a gritar. Grito hasta que mi garganta no puede más y me desmayo por agotamiento.
[…]
Dormir a veces era la mejor parte de mi día.
Otras veces, como hoy, era la peor. Los sueños no tenían piedad conmigo, siempre eran lo mismo.
En mis sueños, estoy solo, incapaz de alcanzar a nadie.
― ¡Finland, por favor! Tu siempre fuiste el más comprensivo, ¿por qué no entiendes que lo siento? ¡Estoy arrepentido! ¡Lo juro! ― Todo lo grito entre sollozos, pero mis palabras no lo alcanzaban, él sólo me miraba con desprecio, y desaparecía de mi vista.
―Sverige, tienes que entenderme, el poder me volvió loco, pero tenía buenas intenciones. Eres mi hermano, ¿no entiendes que solo quería que te quedaras? Debíamos ser una familia― le suplico, rompiendo en llanto al ver que ni siquiera voltea a verme. ¿En qué momento pasó a odiarme tanto? ¿Cuándo fue la última vez que lo escuché llamarme hermano…?
―Island, no te vayas, hice todo por darte la infancia que nosotros no tuvimos. Te cuidé del mundo, quería que siguieras siendo un niño. ― Él solo niega con la cabeza y se aleja de mí. Trato de seguirlo, pero mis piernas no respondían.
Sentía demasiadas cosas; sentí rabia, abandono, rencor, añoranza. Sentí el dolor más grande que había experimentado en mi vida, pero luego sentí algo cálido en mi pecho. Vi a Noruega caminar a paso lento hacia mí, y la esperanza me llenó.
― ¡Norge! Por supuesto, tu no me has abandonado, nunca lo harías. Somos nosotros dos contra el mundo, ¿verdad? Prometimos que siempre sería así, ¿verdad? ― Mi alegría empieza a decaer mientras las palabras van abandonando mi boca. Él no tenía su seria expresión que acostumbra, estaba enojado. Más de lo que alguna vez lo había visto.
― ¿Por qué no te abandonaría? Te odio, siempre lo he hecho― me dice, su voz llena del veneno más doloroso al que he sido sometido.
No lo podía decir enserio, Noru no me odiaría, él sabe que lo hice todo por mi familia. Él sabe que nunca tuve malas intenciones, él sabe que mi amor por él es mayor al odio que siento por mí mismo.
―No puedes decirlo de verdad, tú no me odias. ¡Se supone que me amabas! E incluso si no, ¡Yo te amo! ¡Te amo con todo lo que mi destrozado corazón me permite! ¿No es eso suficiente? Conseguiré que lo sea, eres lo único que vale la pena, necesito ser suficiente. ― Ya no veía nada por las lágrimas que llenaban mis ojos, y mi respiración que se empezaba a dificultar me impidió seguir gritando.
Había tanto que no le había dicho, tanto que ya no podría decirle. Pero tenía que intentarlo, tenía que intentar redimir todos mis errores en el tiempo que tuviera. Pero no fue suficiente, los pasos de Norge empezaban a alejarse, hasta que no los escuché más.
Dolor no era una palabra adecuada, no existía nada que pudiera describir mi agonía. Sentí un vacío en todo mi ser y maldije con la fuerza que me quedaba el tener que ser un país.
¡Ya no quiero tener que seguir luchando!
¡No quiero la inmortalidad!
Si Noruega no me permite seguir junto a él, ¡todo lo que pido es poderme morir de una vez!
Despierto en mi cama con la respiración agitada y mi corazón acelerado. Estaba llorando más de lo que recordaba alguna vez haberlo hecho. Pero el vacío dentro de mi pecho se estaba llenando de algo más, de odio.
Me puse los zapatos y tomé mi hacha, sin molestarme en tomar mi abrigo. Bajo lo más rápido que fui capaz las escaleras y salgo de mi casa sin preocuparme en cerrar. Al principio no estoy seguro de a dónde estoy yendo, pero conforme avanzo mi mente comienza a aclararse y entiendo que estaba haciendo. Voy a casa de Sverige, y por fin lo haría sufrir lo que me estaba haciendo sufrir.
Lo haría desear la muerte como yo deseaba la mía, lo haría rogarme por ella, teñiría su casa del rojo de su sangre. Haría lo que debí haber hecho desde un principio, lo destrozaría y lo obligaría a depender de mí.
Esa era la única verdadera lealtad, la dependencia.
No llegarás ni al pueblo más cercano.
Lo haré, tengo que hacerlo.
Estas en una tormenta de nieve en pijama, ya debes estar perdido.
Por primera vez me doy cuenta de mi alrededor, es cierto, estoy en una tormenta de nieve. Volteo mi cabeza hacia donde estaba mi casa, pero ya no alcanzaba a ver nada. Eso significaba que solo me quedaba ir hacia adelante
Nunca llegarás, eres demasiado débil. No nos sorprendería que estés al borde de congelarte. Ya ni siquiera puedes sentir frío.
No soy demasiado débil.
Pero mientras lo digo, me doy cuenta de que ya no me estoy moviendo. Trato de recuperar el paso, pero mis piernas ya no se mueven. Mi cuerpo tiembla demasiado, ya no sentiento ninguna de mis extremidades. Caigo en la nieve que está bajo mío y entiendo lo que estaba pasando.
Tenían razón, soy demasiado débil. No puedo ni llegar a la casa de ese desgraciado
Me cuesta cada vez más mantener los ojos abiertos, y lo único que pienso es que desearía haber podido ver a Norge tan solo una vez más.
Sé que no voy a morir aquí, las naciones no morimos por un simple congelamiento. Pero con mi cuerpo ya insensible y sintiendo la inconciencia llegar, es lindo pensar que este sería mi fin y podría terminar todo este dolor.
La siguiente vez que abro los ojos, estoy frente a la chimenea en la sala de mi casa. Tengo varias cobijas encima de mí y tengo un pijama seco.
Primero me siento desorientado por todo esto, yo no recordaba haber regresado a la casa. Cuando veo a Islandia con dos tazas de café caliente venir hacia mi entiendo que fue él quien me trajo.
Me ayuda a sentarme, y luego toma asiento junto a mí. Tomo el café que me ofrece y me quedo mirando el fuego, esperando que sea él el que rompa el silencio con las inevitables preguntas.
― ¿Qué estabas pensando? ― me pregunta, aunque él sabía la respuesta.
―En Suecia, en Noruega, incluso en Finlandia. Pensaba en que los haría arrepentirse de haberme abandonado, que los haría volver―respondo, manteniendo lo más grotesco de mis pensamientos para mí. Islandia no tenía necesidad de oír eso.
Él se tensa un poco por mi respuesta, pero no se aleja. Está empezando a acostumbrarse, supongo. Ya no me evita como antes, ya no se encierra en su habitación todo el día.
Mi mirada viaja del fuego hacia la ventana, donde se puede ver la que la tormenta continúa. Era imposible saber que hora era. Aunque si la tormenta no ha parado, eso significa que…
― ¿Saliste en medio de la tormenta a buscarme? ―pregunto preocupado. Él seguía siendo un niño, al menos físicamente, eso fue peligroso.
Pero él solo asiente con la cabeza y se mantiene callado. No tenía nada más que decir del asunto.
Así que nos quedamos juntos frente al fuego, tomando de nuestro café, esperando a que el sueño volviera a llegar. Aunque era muy improbable que lo hiciera.
― ¿Tu hermano ha contestado tus cartas? ―pregunto después de un largo rato.
Islandia permanece inmóvil, pero su silencio es respuesta más que suficiente.
―Las mías tampoco― agrego.
Eso fue lo último que se escuchó antes de quedarnos ambos dormidos, pero no se me escapó que en algún momento las lágrimas volvieron a brotar de mis ojos.
[…]
Quémalo todo.
Lo haré.
No dejes nada que demuestre que alguna vez estuvieron aquí.
No lo haré.
Y con eso echo el resto de las cosas que había dejado Sverige detrás al fuego.
Necesitaba quemar más cosas, así que vuelvo dentro de la casa y regreso a la habitación donde Islandia guardó todo lo que temía que rompiera en uno de mis ataques de ira.
Pero esta vez era diferente, necesitaba hacerlo, no soportaba que siguieran aquí.
En el fondo de la habitación encuentro un retrato de los cinco. Casi me había olvidado de su existencia, lo pintaron un par de años antes de que Suecia y Finlandia nos abandonaran. Tomo con ambas manos el cuadro y empiezo a golpearlo hasta hacerlo pedazos. Una vez que la imagen ya no era distinguible, salí al patio y lo eché a la hoguera que había hecho.
El fuego comenzó a consumir la tela y me empiezo sentir en calma, pero esta no duró mucho.
Esto no es todo.
Sí lo es.
No. Aún queda algo. Tienes que quemar todo.
¡Ya lo quemé todo! ¿Qué más quieren?
Que lo hagas bien. Aún no es todo. Queda una caja en tu habitación.
―No puedo quemar eso. Es todo lo que me queda de él―digo en voz alta. Esa caja es todo lo que me quedaba de Noruega, quemarlo sería perder lo único que me sigue importando.
Eres débil.
¿Crees que una caja te lo va a regresar? ¡Qué ingenuo!
Acéptalo, él no te quiere, nunca volverá.
Si tanto lo amarás, no lo habrías dejado ir.
― ¡Ya cállense! ―Grito, sin importarme a quien puedo despertar.
Ay, ya va a empezar a llorar.
¿Éste es el autoproclamado "Rey del Norte"? No hay duda de por qué nadie te respeta.
Tus estúpidas fantasías nunca se harán realidad, tu destino es estar sólo.
―Por favor, ya no más―suplico, tapándome los oídos en un intento inútil de silenciarlas. Pero sé que no se detendrán hasta que haya hecho lo que quieren. Solo siguen gritando, cada vez más fuerte.
Siento mi voluntad resquebrajarse hasta que se rompe por completo. Empiezo a correr hasta mi habitación y abro las puertas de mi armario. Empiezo a sacar todo y lanzarlo fuera de mi vista, hasta encontrar lo que buscaba. Una pequeña caja color rojo y blanco; Norge la pintó y me la regaló muchos siglos atrás. Dentro de esta guardaba todo lo que me recordaba a él, por lo que no me atrevo a abrirla. Solo regreso sobre mis pasos, estaba vez encontrándome con un Islandia al que probablemente había despertado a medio pasillo. Aun así, seguí caminando. Mi cabeza dolía horrores, y lo único que quería era que se callaran.
Arrojó la caja al fuego y siento como las voces se empiezan a callar. Cuando por fin vuelvo a sentir el silencio de la noche, me doy cuenta de que de que Islandia está parado a mi lado, viendo las cosas quemarse con lágrimas en sus ojos.
―Denmark, ¿dónde está el broche de Nore? ―me pregunta, conociendo ya la respuesta, como siempre. Él siempre la sabía.
Fue ahí cuando una alarma dentro mío se activó. ¿Cómo pude haber arrojado al fuego todo lo que nos quedaba de él?
Sin pensarlo dos veces, meto mis manos al fuego, tratando de recuperar la caja. Ésta se había abierto, dejando esparcido todo lo que había dentro de ella. Empiezo a mover todo lo que alcanzo, buscando aquél broche de cruz como si fuera la vida misma de su dueño.
Escucho a Islandia gritar detrás de mí, diciéndome que pare, pero no puedo hacerlo. Es hasta que muevo un trozo de madera ya carbonizado que lo veo. Lo agarro de inmediato y me alejo de ahí.
Mis manos están terribles. Quemaduras que sin duda mandarían a un humano al hospital. Quemaduras que debieron haberme desmayado por el dolor, e incluso quemado mis nervios.
Y en mi mano derecha, tengo la cruz de metal, pero en vez de soltarla aprieto el agarre. Es hasta entonces que noto que había caído de rodillas al piso, y que Islandia se había arrodillado junto a mí.
― ¡¿Acaso estás loco?! ¡Suelta eso! ―Él trata de hacerme aflojar el agarre, de soltar el broche, pero yo me aferro más. Las lágrimas empezaban a caer, pero no era por el dolor, era algo mucho peor.
Algo se había roto en mi interior, algo que nadie podría reparar.
― ¿No me estás escuchando? Te dije que sueltes eso, necesito tratar tus heridas―me dice, pero sigo sin hacer caso.
¿Cuál era el sentido de hacerlo? Soy una nación, las quemaduras sanarán. El daño más grave estaba en mi mente, y ese no lo arreglaría nadie.
― Ese broche no es Noruega, Denmark, y ese broche no lo traerá de vuelta, por favor, suéltalo―me suplica Islandia.
―No puedo, es lo único que me queda de él ―le respondo con la voz ronca. Aunque le faltaba algo a mi respuesta.
Sí, era todo lo que me quedaba de Noruega, pero iba mucho más allá. Era todo lo que me quedaba de mí.
Patético, igual que todo en tu vida.
De todas maneras, Islandia me lleva hasta la cocina, y lava mis quemaduras como puede. Después de un rato, me convenzo de abrir la mano. Él toma la cruz y la deja en la mesa junto a las vendas.
¿Cuándo aprendió a vendar? Un vago recuerdo de él vendando mis heridas anteriormente llega a mí.
Siempre intenté protegerlo de la crueldad del mundo, traté de que siguiera creyendo que el mundo era un lugar maravilloso.
Parece que olvidé protegerlo de mí mismo.
Mi vista vuelve al broche sobre la mesa, y una pregunta llega a mi mente. Parece que ser lo único a lo que mi mente siempre llega.
― ¿Tu hermano ha contestado tus cartas? ―pregunto en apenas un susurro.
Pero estaba vez, no me tuve que conformar con el silencio.
―No, y tampoco ha contestado las tuyas. No puedes seguir sufriendo por él para siempre, no te mereces tener que vivir así. ― No había ápice de duda en su voz.
Me volteo para mirarlo a los ojos. Están rojos e hinchados por el llanto, pero puedo ver que habla en serio. Sonrío por la ingenuidad de sus palabras, y puedo ver que eso lo desconcierta.
―De todos los males de este mundo, Norge es el único del que nunca me podré recuperar― digo con más sinceridad que con la que nunca había hablado.
Casi me lo pierdo, pero por un momento cambió algo en los ojos de Islandia. Fue breve, casi imperceptible, pero para alguien que conoce el sentimiento, fue muy claro.
Por primera vez, vi en este chico una emoción que nunca creí que le vería; rencor.
Y no era contra mí, eso lo habría hecho demasiado sencillo.
¿Cuándo fue la última vez que escuché a Islandia llamar "hermano" a Noruega?
N/A: Llevo meses queriendo escribir este three-shot, así que por fin aquí lo traigo.
Si no se entiende muy bien el tiempo que pasa en este capítulo, no se preocupen, eso quedará más claro en el siguiente capítulo, que estará narrado por Islandia :D (Mas o menos)
Sverige- Suecia (danés)
Norge- Noruega (danés)
Finland- Finlandia (danés)
Island- Islandia (danés)
Denmark- Dinamarca (islandés)
Nore/Noregur- Noruega (islandés)
