TEN CUIDADO CON LAS PERSONAS QUE TE ENCUENTRAS EN LA CALLE, PODRÍAN HACER QUE DUDES DE TU SEXUALIDAD
ONE SHOT
N/A: Usualmente no suelo ponerlas antes de la historia, pero siento que es necesaria porque es una advertencia. La siguiente narración contiene "Yuri" (¿Por qué entre comillas? Porque Kaito esta disfrazado de mujer y tiene una insinuación con Aoko y ella cree que es mujer, además de que tiene escenas algo subidas de tono) Pero si eso no les molesta o le da igual puede seguir con la lectura. Yo sólo aviso porque no he visto nada de yuri en fanfics de DC y MK, así que tenia que poner mi granito de arena, pues del fandom que provengo soy conocida como la reina del NTR y yuri así que no podía dejar atrás la oportunidad de hacer yuri para este anime. Espero disfruten la lectura sin ningún inconveniente
Él es muy observador, era así porque tenía que analizar a las personas de las que iba disfrazarse. Debía conocerlas como si se tratara de toda la vida en un pequeño vistazo. Pero eso no era así con su disfraz favorito.
Su disfraz favorito era el de su amiga Nakamori Aoko, era bastante útil y podía imitarla a la perfección pues ya eran más de diez años de conocerse, diez años de observar su cuerpo y su actuar.
Aunque por el momento estaba sorprendido e intrigado, eso se debía a su diaria observación. Su amiga había crecido, y no, no se refería a su altura, era algo más íntimo. Sus pechos.
Había notado eso el lunes que regresaron a clases, fue lo primero que captó su vista. Pero por alguna razón no la confrontó. Sabía que había sujetadores que ayudaba a incrementar volumen y no quería humillar a su amiga de esa forma, además no creía que los pechos de una mujer fueran a crecer tan rápido, pero eso no lo dejaba dormir. Debía conocer las características, el tamaño, su forma por simples fines investigativos y que le servirán para su disfraz.
Realmente el disfrazarse de su amiga era fácil: mismo color de ojos, de cabello, parecida altura y casi misma forma de cuerpo, debido a la nula grasa de la chica en su pecho, pero ahora debía incluirla cuando se quisiera disfrazar de ella.
El fin de semana llegó, no había tenido tiempo para confrontar a su amiga debido a que atendió el anuncio de auxilio del viejo Suzuki Jirokichi pues Lupín se había quedado dentro la "Tanuki de hierro" y tuvo que hacer los preparativos correspondientes, eso incluía trabajar de Maid un tiempo para descubrir si eso no era una trampa para él. Pero al final de cuentas todo terminó bien para él y para el pequeño Lupín.
Había dejado al pequeño detective con la habitación de la "Tanuki de hierro" con el perro y ahora debía apañárselas para escapar de la policía. No podía irse con su traje blanco de ladrón hasta su casa. Descendió de su ala delta en un parque desolado no muy lejos de donde se había llevado acabo su aparición, como era de noche ya no había niños jugando ni nada que se le pareciera.
Entró a los baños y se volvió a poner el disfraz de mujer que había utilizado en la casa del asesor financiero del grupo Suzuki, como le había dicho al detective tenía su morbo disfrazarse de mujer, pero cambio su vestimenta de Maid por una más casual.
Caminaba tranquilamente, cuando se la encontró, no pensaba verla, la hacía en su casa ya dormida, ¿entonces por qué estaba ella ahí?
Se escondió detrás de un árbol, tal vez por mero impulso, porque no había forma de que lo reconociera.
−Yo que me preocupo por mi papá y él me ignora por Kaitou Kid –gritó, no le importó hacerlo, pues se había dado cuenta que no había nadie en el lugar, o era así como lo creía.
−Aoko… −pensó su compañero al verla.
Pero no estaban tan solos en el parque como él y ella creían, había un hombre con apariencia sospechosa tras su amiga. Sin importarle que, corrió hacia ella, tomó su mano y se metieron al baño tras perderle la pista al hombre. Puso el seguro de la puerta, haciendo que estuvieran ambas encerradas en el baño.
−¿Qué diablos haces? –cuestionó molesta.
−Guarda silencio –dijo con su imitación de voz femenina.
−¿Por qué? –murmuró, pero no dudo y es que algo en aquella extraña joven le hacía confiar.
−En el parque había un pervertido siguiéndome y cuando te vio a ti cambio de objetivo. –Estaba mintiendo, o quien sabe, pero debía proteger a su amiga a cualquier costo.
Se estaba asomando por la pequeña ventana del baño para revisar alguna actividad fuera del baño en el parque, y se veía al extraño hombre revisando su alrededor. Lo más seguro seria seguir esperando un poco más. Dio un largo suspiro y después de percatarse de lo que sucedía se ruborizo.
Dentro del pequeño cuarto del baño, con su amiga entre la pared y su torso, la cercanía le permitía sentir esas masas del pecho de la fémina que le habían hecho perder el juicio durante toda la semana.
−¿Qué viste por la ventana? –preguntó para romper el silencio incómodo que se estaba formando entre las dos, no sabía porque pero sentía que el ambiente se estaba calentando.
−Todavía sigue ese hombre por ahí. Lo mejor será esperar un poco más.
−Oh ya veo. –Tener contacto con esa joven hacia que su corazón se acelerará. Eso solamente pasaba con cierto mago de pacotilla que tenía como vecino, compañero y amigo.
Ambos se perdieron en sus ojos. Tenía unos bellos ojos azules, se perdió en su mirar. No sabía porque pero su cuerpo estaba reaccionando. Había puesto su mano en su mejilla, quitando los cabellos rubios que impedían apreciar bien su rostro, ambas cosas eran suaves al tacto.
−Aoko…−pensó tímido mientras observaba los movimientos de su amiga, no podía creer que se tomara tantas libertades con una joven que acababa de conocer−. Entonces Aoko es…−Esperaba que fuera una loca idea, no podía tolerar que la chica que le gusta estuviera interesado en personas de su mismo género, se le partiría el corazón−. Aoko… entonces… No –dijo en un leve susurro.
−Lo siento, no sé qué fue lo que me pasó. –Se excusó haciéndose para atrás y realmente era así−. No creas que me gustan las mujeres o algo por el estilo, simplemente no sé porque me dio el impulso de querer hacer algo así. –Se hizo tanto para atrás que su espalda estaba en contacto con la fría pared del baño.
−Oh. –Se sentía aliviado al escuchar eso de ella. Pero ahora le daban ganas, nuevamente, de jugar con ella y en la posición en la que estaban.
−Entonces señorita, ¿no le gustaría experimentar? –Con un juego de manos, digna de un mago, cambio de posición, ahora la tenía abrazando por la espalda, acercándose peligrosamente a su tórax.
−¿Qué? –El hombre afuera significaba menos peligro, ahora una mujer la sujetaba por su muñeca mientras con su otra mano exploraba debajo de su blusa.
−No sé preocupe señorita, no haré nada en contra de su feminidad, solamente es un experimento; para saciar la curiosidad de este observador.
−¿Observador? ¿Por qué se había referido a si misma por ese término? –pensaba, pero es que no podía negarle nada a ella. Se sentía en su merced y más utilizando esa voz cerca de su oído.
Necesitaba saciar su deseo de conocimiento, quería saber si esos pechos realmente pertenecían a su amiga o estaba haciendo trampa. No se sentía culpable porque más de una vez la había tocado para molestarla por su nulo atractivo visual, pero también era lo que le gustaba de ella, porque al no tener nada de atractivo en su cuerpo hacia que se perdiera en sus bellos ojos azules.
Entonces llegó a la parte implicada, lo primero que tocó fue ese sostén, era muy suave al tacto, pero sabía que era ahí donde se encontraba el truco, porque no hubo reacción alguna a su toque, aplico un poco más de fuerza y todavía no, se molestó por eso y decidió explorar debajo de esa prenda íntima.
Lo alzó y metió su mano debajo de él y lo descubrió. Ahí estaban, del tamaño que los recordaba, esos que había estudiado a fondo, poniendo de pretexto el perfeccionar el disfraz de su amiga pero era porque realmente le gustaban así, eran el tamaño ideal para él; aunque no podía negar que los pechos grandes eran algo que captaban la atención. Él seguiría prefiriendo sus pequeños pero encantadores, además de que ese tamaño tiene sus ventajas: son más sensibles.
Sabía que ella estaba aguantando el gemido, su rostro sonrojado y sus labios apretados eran clara señal de eso. Sabía que ya la había torturado demasiado.
−Señorita, −se acercó peligrosamente a su oído−, es muy malo hacer trampa con esto, −apretó nuevamente uno de sus pechos que era prisionero de su mano−. A la persona que le gustes será con tus verdaderos encantos –expresó para después depositarle un beso en el cuello y dejarla libre. –Parece que nuestro acosador ya no está así que somos libres de salir –dijo una mentira, pues no se había asomado por la ventana nuevamente−. Pero le recomiendo que después de salir yo espere unos minutos más. Yo le distraeré para que usted escape. –Antes de que ella pudiera rechazar la oferta, ella ya se había ido.
Tras su partida, se dejó caer en el piso y tocó esa parte que le habían besado.
−No puede ser, ¿realmente me gustan las mujeres? –Dudaba de sí misma, nunca le habían atraído las mujeres, es más cuando le preguntaban de quien está enamorada en su mente siempre aparecía su mejor amigo, ahora porque la imagen se compartía entre su amigo y la mujer rubia−. ¿Quién era ella? –soltó la pregunta al aire pues no había nadie que le pudiera responder.
Escuchó el grito de su amiga y eso solamente le hizo sonreír. Realmente después de que le dijera que no le interesaban las mujeres le pareció interesante hacerla dudar de su sexualidad. Porque aunque los ojos vean una cosa, el cuerpo reacciona de diferente manera hacia las hormonas.
−Veo que no tardaste en seguirme –pensó al sentir la presencia tras de él y era justo lo que necesitaba. Sacó el celular de la bolsa de su falda. –Jii chan, −empezó a hablar con la voz más gruesa que podía hacer−, ya termine. Si, aún sigo disfrazado. Algunos hombres creyeron que era mujer, pero no te preocupes no pasó a mayores.
−¡Alto ahí! –Esa voz la conocía, salió del escondite aunque su "amiga" le dijera que esperara un poco más.
−Tengo que colgar Jii chan. Te veo en el lugar estipulado para que pases a recogerme –murmuró para que ninguna de las personas que le perseguía lograra escucharlo. Y se volteo para encarar al quienes le perseguían, pero se dio cuenta que la voz conocida no se dirigía a él.
−¿Qué hacer por aquí a altas horas de la noche señor? –cuestionó el inspector de policía conocido como el rival de Kid.
−Yo… −contestó nervioso, no tenía una excusa planeada, no después de escuchar a esa joven, que se veía tan femenina, con una voz más gruesa que la suya.
−¿No será que usted sea Kaitou Kid? –acusó, y es que estaba recorriendo esos caminos para ver si podía encontrar a alguien sospechoso.
−Yo… no soy quien usted cree… −Ahora se le veía lógico que la persona frente a él utilizara un perfecto disfraz de mujer y aun así hable como hombre. –La persona que usted busca se encuentra por allá, –señaló hacia donde lo había visto irse, pero al voltear se dio cuenta que ya no estaba.
−¡Papá! –gritó la otra joven con la que le vio entrar al baño.
−¡¿Aoko?! –El oficial estaba sorprendido de encontrársela ahí, recordaba que había emprendido camino a casa no hace mucho.
−¡Papá! –gritó nuevamente acercándose hacia él.
−¿Qué haces aquí? –preguntó preocupado.
−Él es un acosador, me tuve que ocultar en el baño porque no sabía que actitud sospechosa pudiera tener contra mí –dijo en tono casi llorando.
−Acosando a una joven en la oscuridad de la noche, y no cualquier mujer, sino mi hija. –Se acercó y antes de que el hombre se diera a la huida él ya le había puesto las esposas. Debía ser rápido si quería capturar a Kid.
−Bueno papi, ahora si me iré de regreso a la casa.
−¿Estás segura Aoko?
−Sí, tendré cuidado –dijo y nuevamente empezó a caminar hacia su hogar.
Empezaba otra semana, ser estudiante y aparte mago ladrón sí que era cansado. Estaba recostado en su pupitre, realmente había llegado demasiado temprano para su gusto, pero es que todavía no quería enfrentarse a su amiga, aunque fuera con un disfraz puesto no debió de aprovecharse de esa forma de ella.
−Kaito. –Su voz llegó a sus oídos y cuando alzó su mirada se encontró con la de ella.
−Aoko, –respondió cansado y después empezó su observación diaria−. Tan plana como siempre –expuso el resultado, y realmente en el fondo se alegraba.
−Tienes razón –dijo para después dirigirse a su lugar. Aunque esa joven le haya hecho dudar de su sexualidad, realmente tenía razón, debía mostrarse al chico que le gusta como es, nada de trampas. Después de todo Kaito no le dijo nada cuando utilizó ese sostén con relleno incluido, tal vez a su amigo no le gusten los pechos grandes…
FIN
Si se han atrevido a leer les agradezco que le dieran una oportunidad n.n
Gracias por leer
Como siempre este fic fue el resultado de las platicas a altas horas de la noche xD
Bueno nos leemos luego monstruitos
