DISCLAIMER: Solo la trama me pertenece. Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer.

Martini baby.

Cabello largo, suave, negro, espeso, ondulado, de rizos y cuidado perfecto. Ojos marrones, profundos, de pupilas directas, fijas, que te quitan el aire. Labios bien delineados, pintados con precisión, carmines, rojo intenso, seductores. Cuerpo fino, cintura estrecha, pechos firmes, manos pequeñas; vestida con un vestido de cuero negro, delinea su figura, le queda como un guante, tan sexy... Y baila, con la mirada perdida en un punto fijo, mirando a todo el mundo y a nadie en concreto al mismo tiempo. Su piel brilla bajo los focos, pálida, de porcelana. Se desliza por la barra, se mueve, provocativa, como una gata en zelo, sensual, mientras su público aprovecha cada vez que se inclina un poco para introducir dinero en su escote. Su rostro parece el de una princesa, sin embargo no se comporta como tal. Mientras la miro y caigo presa del embrujo de su danza me pregunto porque trabaja en esto, cuales son las razones por las que cada noche se viste de cuero y sale a bailar al escenario, tan ligera de ropa.

Hace semanas que la observo, de lejos, creo que nadie se ha dado cuenta de que estoy aquí, solo ella, que en ocasiones me mira. Mi ritual siempre es el mismo. Salgo de mi trabajo,- soy policía- conduzco hasta este pub, me siento en la barra y pido un martini. Ella aún no ha salido, el espectáculo no ha comenzado, por lo que es ella misma quién me sirve el cóctel. Mientras me lo prepara no hay palabras, ni gestos. Luego se va y yo enciendo un cigarro. Minutos después comienza a sonar la música, y ella sale a bailar mientras el público la reclama. ¡Enfermos! La miran, si pueden la tocan. Y ella baila, y poco a poco se va desnudando, como ahora mismo, lo está haciendo.

Primero se quita el vestido, lentamente, tortuosamente. Pego una calada al cigarro mientras lo desliza cintura a bajo y se deshace de él. Me mira un momento y por un instante parece que solo baila para mí. Baila un rato más antes de quitarse el sujetador negro, y luego sus pechos saltan, apetecibles... Y se mueve por la barra de metal, su cintura va i viene, sus ojos permanecen abiertos, sus labios también. Luego se acaba; la música se apaga y las luces también. Siempre es lo mismo, pero cada vez me gusta más. En cierto modo ella se ha convertido en mi princesa, solo que una princesa ligera de ropa, de la noche. Ahora mismo no podría estar ni una sola noche sin verla bailar.

Me acabo el martini, apago el cigarro, pago la cuenta y me largo del local. Cuando estoy fuera corro hacia mi coche,- un elegante Volvo plateado. Está lloviendo, por lo que corro y me siento al volante. Arranco y me pierdo por la carretera, por la oscuridad de la noche. El cielo es negro hoy, sin ninguna estrella. Seattle, los edificios, las sombras, los delincuentes. De día los persigo, por la noche me convierto en uno de ellos, 8yendo a lugares perdidos, buscando la compañía de algunas mujeres hermosas que cobran por estar conmigo. Pero no me importa, ya nada me importa, solo ella, su manera de bailar y cuando me mira. Se ha convertido en mi adicción, mi droga. Quizás tendría que dejarlo...

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N/A: Hola. Primero que nada: gracias por leer =) Hacía mucho que no escribía nada...pero estoy de vuelta. En un principio esto estaba planeado solo como un oneshot, pero quizás lo continúe, no lo se, me lo pensaré... De momento lo pongo como completo. Espero que les haya gustado, =P Un beso, si les apetece comenten (KKKKK).