CAPITULO 1
Ella es como el viento, viene como una corriente
que te envuelve y te hace sentir sensaciones nuevas,
se refleja en ella con el aire, donde puedes sentirlo,
pero no tocarlo.
Porque el viento es inalcanzable.
Pasos se escuchaban a lo largo del pasillo hasta que se detuvieron en el umbral de tu habitación.
No era necesario que preguntaras o voltearas para ver quien era, cuando ella entro.
-Jean
Su voz sonó afligida y un poco cortante, levantaste la mirada a observarla, sus ojos grisáceos te observaban con melancolía. Sabias que en esas ocasiones lo mejor era quedarse en silencio y permitir que ella hablara lo que sentía.
Se saco las botas y se sentó en tu lado, era una especie de rutina, cuando los dos se encontraban juntos en sus respectivos cuartos.
Sentiste un mal presentimiento, cuando viste su espalda tensarse.
Sabias que este día llegaría, pero no tan pronto.
-Lo siento – murmuro Mikasa con un hilo de voz.
Cerraste los ojos, y lo abriste al instante,
Sabías que esto pasaría.
Miles de recuerdos pasaron por tu mente, el momento de la declaración, cuando le dijiste que le esperarías y el primer beso que le robaste mientras ella lloraba y tu solo querías calmar su corazón.
Si sabias que esto pasaría ¿Porque dolía tanto?
No era culpa de ella, lo sabias bien, ella lo intento, pero es diferente querer que amar.
Y tú la amabas demasiado.
-Entiendo – intentaste que tu voz no sonara hiriente ni cortante - no te preocupes.
No querías reprocharla nada a ella.
Porque él siempre está un paso adelante de ti…
-Jean, yo ...no.…se
No podías soportarlo más, era suficiente.
Ella no tenía que darte explicaciones.
-Mikasa no hables mas, entiendo que tus sentimientos no sean correspondidos para mi ,no me expliques nada ¿ Quieres?- haras que sea un idiota por disculparme,porque crei y pensé cosas…- interrumpiste tu dialogo con un largo suspiro.
-¡Espera! -su voz sono afligida y un poco desesperada-eso no es lo que intento decirt…
-Quiero estar solo-interrumpiste la conversación.
No querías sufrir mas
Mikasa lo hacía más difícil.
-Pero- sus ojos te miraban de manera suplicante.
¿Acaso era lastima?
Te dirigiste a la puerta y la abriste con fuerza
-Retírate, por favor- tu voz sonaba cortante y dolida-no es el momento de explicaciones.
Ella se puso las botas y mientras caminaba, sentías su mirada fija en tu figura, mientras tu veías el piso en cualquier lado.
Al cruzar el umbral de la puerta…
Querías abrazarla
Decir que no se vaya
Querías oír lo que ella te dijera
Pero, a la vez no.
Sabías que hizo te daría más daño
Ella se fue sin voltear atrás...
Cerraste la puerta y te tumbaste en la cama
Lagrimas inundaban tu rostro.
No querías volverte a enamorar...
