Hola!!!
Compartiendo otro fic, este menos creativo porque simplemente tome el universo de VA y me inventé un nuevo personaje para contar una historia algo diferente, indagar un poco más en ese universo de las sombras con el que me quedé algo incompleto después de leer esta saga... no se, lo mismo pero algo diferente... segunda historia que hago pública, espero que quien se digne a leer, pos diga algo, aunque sea para detenerme antes de destrozar una novela más de vampiros adolescente
Disclaimer porque nada de esto es mío, ni el nombre de mi protagonista fue demasiado creativo, corte de acá y allá... Just for fun...
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Los últimos rayos de luz solar entraban por las ventanas tintadas de mi habitación, miré los destellos naranjas ocultarse gradualmente, sentía la leve incomodidad que representaba la luz solar sobre mi piel, pero lo disfrutaba, para ser una criatura de las sombras y supuestamente creada para vivir en la noche, me deleitaba demasiado el sol, el calor y la sensación que causaba la suave quemadura del astro rey sobre un Moroi. No había dormido en toda la noche, o más bien el día, llevaba desde el medio día humano, es decir la media noche Moroi sentada frente a mi ventana con una vista perfecta de la entrada del St. Vladimir, el sol había sido mi fiel aliado para no ceder al sueño, nada evitaría que saliera disparada hacia esa puerta en cuanto viera entrar a mi hermana, sabía que llegarían, no estaba segura de porqué, pero lo sentía, su aura estaba cada vez más cerca y yo podía casi saborearla.
Mi hermana es Vasilisa Dragomir, mi nombre es Anna, juntas somos las dos ultimas descendientes de una de las familias reales del mundo Moroi, Lissa es la segura candidata del trono, ella es la mayor pero para mi desgracia había decidido escapar hace dos años junto con Rose, su mejor amiga y fiel guardiana Dhampir. Sabía porque habían huido, ellas no sabían que yo sabía, de hecho nadie estaba consciente de cuántas cosas yo manejaba, cualquiera pensaría que era difícil mantener tamaños secretos, pero yo era la menor, la chica pequeña que todos querían proteger y la que por suerte había tenido ayuda externa antes que Vasilisa, yo había ocultado mis poderes y nadie lo había notado, yo al contrario de Liss me había especializado en fuego a pesar de no ser el único elemento que era capaz de dominar, sufría los mismos traumas que ella pero yo había logrado ocultarlo. Jugueteé con el pequeño colgante en forma de estaca de plata que siempre llevaba conmigo, un amuleto, mi protección y mi mejor amigo por detrás de las dos adolescentes desconsideradas que debían estar al entrar por la puerta del colegio de un momento a otro.
Quería guardarle rencor por haberme dejado abandonada en aquel infierno personal, se lanzaron a correr al primer indicio de peligro, cuando yo sabía que estábamos en peligro desde el dichoso accidente, pero sinceramente no podía odiarlas, había sido lo mejor al menos para Vasilisa, aunque viendo que ya estaba de regreso, al final mi hermana tendría que luchar contra el espíritu, era inevitable, me mordí la lengua recordando que no podía hacer nada para ayudarla, al menos no de momento. La señorita Karp había tratado de ayudarlas, más que eso creía que debía haber dado algún que otro empujón al menos sobre Rose para que la fuga fuera tan precipitada, pero sin embargo la señorita Karp había terminado como un Strigoi, menudo cambio de planes para la vida de una pobre loca que fue incapaz de someter al espíritu y se subyugó a él. "Podrías haber sido tú" dijo una molesta vocecita en mi cabeza, sonreí para mi misma con suficiencia y volví a acariciar la pequeña estaca de plata, "La siguiente podría ser Vasilisa", apreté demasiado fuerte mis dientes por el miedo que aquello causó en mi interior, no lo permitiría, no permitiría que nada le sucediera a Lissa, mandé a callar a las malditas voces, era fácil tras años de práctica, hice el cálculo de años que llevaba conteniendo y dominando mis dones y ya eran casi 7. En ese mismo momento tenía recién cumplidos 17 años, y a los 9 había tenido mis primeras voces inquietantes, las primeras sombras aparecieron a los 10 y cuando estaba a punto de volverme loca fue que él apareció, no sabía su nombre pero era el chico más guapo que había visto en toda mi vida, mayor que yo unos cuantos años, le extrañaba, aunque sus apariciones se limitaban a mis sueños y desde el accidente no le había visto, su imagen estaba más que grabada en mi interior, él me había guiado cuando mis padres no tenían idea de lo que me sucedía. Una niña alegando ver sombras y oír voces varias veces se confunde con un llamado de atención, más siendo la pequeña, pero una chica de 10 años que grita para callar y desaparecer cosas invisibles para el resto de sus familiares es algo realmente preocupante. El me ayudó a controlarlo, él me guió por casi un año hasta que logré ponerlo todo en su lugar y fue él quien de alguna forma me hizo llegar aquel curioso colgante, que me acompañaba a todas partes, unos días después del accidente, fue quien me explicó porque sobrevivió Rose, y sobre todo porque sobreviví yo, cerré los ojos pensando en él. No le había visto en mis sueños después de que me había indicado que usara el regalo que recibiría en unos días, de eso casi tres años, le extrañaba y tantas veces había querido pedirle ayuda para Vasilisa, aunque sabía que era imposible, una vez insinuó que esto sucedería y varias veces me advirtió que llegado el momento yo debía de mantener la calma y nunca contar nada de lo que sabía.
Me acomodé en mi asiento extrañando el sol, tenía demasiado poco de Moroi en mi para incluso mi propio gusto, él se reía continuamente de ello. De pequeña me parecía más a Vasilisa, solo que mi cabello en vez de oro era caoba demasiado rojizo, físicamente habíamos sido casi idénticas hasta que mi hermana había crecido y adquirido todos los rasgos de las Moroi, alta, delgada con suaves curvas casi imperceptibles como las modelos de pasarela, yo sin embargo era demasiado diferente. De no ser por mi piel pálida y las curvas menos pronunciadas que una Dhampir me parecía más a Rose que a mi propia hermana. Llevaba el cabello largo hasta la cintura, era más baja que cualquier Moroi y aunque delgada mis senos, caderas y glúteos eran más evidentes que las de cualquier chica de mi especie, no llegaba a las súper curvas de Rose pero siempre me había dado cuenta de cuan diferente lucia con respecto a las demás. Rose se burlaba antes constantemente, decía que era adoptada y que en realidad no era Moroi, yo sabía que era imposible, mis poderes lo confirmaban y mis rasgos en común con Lissa también, pero suponía que ahora cuando nos reencontramos mi amiga Dhampir tendría más de lo que burlarse dado los cambios que había seguido dando mi cuerpo en su ausencia.
Mire mis brazos, solo llevaba un sujetador en ese momento, mis extremidades estaban al descubierto como nunca permitía, no me gustaba que nadie en St. Vladimir viera cuan fuerte físicamente había logrado volverme, me cuestionarían demasiadas cosas, un Moroi, pero más una mujer de mi especie tenía demasiado negado lo que para mi eran los privilegios de un Dhampir, el entrenamiento, la fortaleza y las habilidades de batalla. Siempre me había llamado la atención entrenar, envidiaba a Rose y a diferencia de mi hermana que era tan suave y delicada como una flor, yo siempre había ansiado fuerza más allá de mis ocultos poderes, incluso desde muy pequeña. Fue él quien me incitó a desarrollar mis habilidades a pesar de mis miedos, fue quien me sugirió que le pidiera ayuda a Rose. Es por eso que desde los 12 años entreno a escondidas, nadie sabía de mi secreto, a excepción de Rose que fue mi primera y única entrenadora, hasta que dos años más tarde Lissa nos descubrió pero prometió guardarnos el secreto. Mis padres y mi hermano habían muerto sin saber cuantas carreras podía dar sin perder el aliento y cuantas sesiones de entrenamiento cambié por horas de sueño en los últimos años de su vida.
Cuando Rose se fue me quedé desprovista de una compañera de combate, por lo que había tenido que empezar a estudiar por mi cuenta robando libros de instrucción de los novicios y entrenando cada noche después del toque de queda, hubo un momento hace un año en el que casi me atrapan por lo que decidí hacerme mi propio gimnasio en la habitación, no podía explotar mi capacidad al máximo, cosa que siendo una moroi necesitaba ya que mi complexión y fuerza física natural no era la idónea para ser atlético. Me mantenía en buena forma y conocía mil técnicas de pelea, todas inútiles sin tener con quien luchar y practicar, envidiaba tanto a los novicios, varias veces me escapaba a vigilar sesiones de práctica pero era algo demasiado sospechoso, ni tan siquiera tenía amigos Dhampir, ni amigos en general, Liss y Rose eran todo lo que una vez había tenido, cuando se fueron me dejaron sola.
Las puertas principales se abrieron, estaban bastante lejos pero no era problema para mi vista perfecta, mire el reloj, casi media noche, mordí mi lengua lamentando que fuera casi el final del período, serían el centro de atención, me levante rápidamente y me puse la chaqueta negra de cuero cerrándola hasta el cuello, vi varios carros entrando a los terrenos, me pregunté cuántos guardias habrían puesto a disposición de esta operación de rescate, sabía que el jefe de la partida era el famoso Dimitri Belikov, no conocía su historia pero los rumores de la escuela estuvieron en él las últimas semanas, era ruso y había sido asignado para rescatar a Vasilisa, imaginaba que sería su guardián designado después de esto, no le conocía pero según la boca de los cotillas novicios que había logrado espiar, el guardián era un Dios. Vi los carros dirigirse a la entrada principal del patio del instituto superior y se me disparó el corazón, sentía esa sensación cada vez más cerca, la había sentido las dos ultimas semanas, sabía que era mi hermana, mis poderes podían haber aumentado y estaba percibiendo demasiado su aura, los de ella quizás era más fuerte ahora, salí corriendo de mi habitación y me disparé por las escaleras hacia el patio, o quizás simplemente era la nostalgia y las ganas de verle lo que me hacía tan perceptiva. Salí al frío de la noche y vi los carros aparcados y un gran grupo caminando hacia el colegio, divisé a la guardiana Petrov, Rose estaba a su lado al parecer hablando con un hombre alto que no reconocí, pero a pesar de haber extrañado a la Dhampir mis ojos fueron directo a unos pasos más atrás donde divisé a una insegura, pálida y descalza Lissa, sus mirada encontró la mía y me lancé a correr a sus brazos, pasé fugaz con toda mi fuerza por el lado del hombre que escoltaba a Rose y creí que se movía a alta velocidad para cortar mi avance pero mi velocidad era demasiada y la sorpresa también ya que al parecer les había tomado desprevenidos. Eche los brazos al cuello de mi hermana como si el mundo terminara allí y vi su sonrisa llorosa antes de que nos fundiéramos en una sola, la calma se extendió por mi cuerpo al instante, jamás había sentido aquella calma estando cerca de Lissa, jamás habíamos tenido aquella extraña conexión, nuestros poderes habían cambiado, los míos mucho, pero los de ella aún más en poco tiempo, lo sentía a través de la ropa de ambas cuando me sumergí en su cuello buscando protección y sentí su sollozo en mi oído
-Anna- dijo con un hilo de voz ahogado
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Y esto es todo... para los que tengan dudas, no tienen títulos los caps, ni la historia, ni nada en general... como jamás creí mostrar esto en mi vida nada tiene título... quizás por eso mis summary sean tan malos... resumir no es lo mío...
Espero opiniones del tipo que sean, siempre son bienvenidas porque si tienen significa que tuvieron el tiempo de leerme y ya con eso tengo suficiente...
