Título: First

Autor: calrissian18

Original: calrissian18, en livejournal

Traducción: Xanath

Beta: Luna Oscura

Rating: NC-17

Resumen: UA. Una historia de amor para la historia, llena de primeras veces, incertidumbre, problemas en el camino y un romance genuino.

Disclaimer: Harry Potter pertenece a JK Rowling. No se ha ganado dinero ni se ha violado ningún copyright, la trama pertenece a calrissian18, sólo la traducción es mía.

Advertencia: Incesto (implicado no explícito)


Primero.

Harry se secó las manos en sus jeans cuando terminó de lavarlas. El cuarto de baño cubierto de azulejos era completamente grotesco, pero no se podía esperar menos de un baño controlado por adolescentes. Como idea de último momento, revisó su rostro en el espejo y suspiró para sí mismo al ver su esquelético aspecto.

De la nada, la puerta del baño se abrió de golpe; soltó un pequeño y embarazoso chillido al brincar por la sorpresa. El chico más popular de la escuela estaba parado en el umbral de la puerta, su cabello color claro caía hacia sus ojos grises mientras se sacudía los pantalones y el suéter. Estaba cubierto de una ligera capa de polvo que lo hacía lucir como si hubiera pasado demasiado tiempo en la biblioteca, en verdad leyendo libros: la cosa en más desuso de toda la escuela.

Draco Malfoy todavía no había levantado la mirada y Harry intentó recomponerse, los nervios lo recorrían desenfrenadamente. Él era nuevo ahí y si le agradaba a Draco entonces, tal vez no odiaría esta escuela tanto como a la última. Sonrió ansiosamente y ofreció un ronco: —Hey.

Draco levantó la mirada, le dio una distraída media sonrisa y luego regresó a su pantalón. Respondió desinteresadamente: —Hey.

Harry jugueteó con sus manos y apretó la tela de sus pantalones. Por alguna razón su cerebro dejó de trabajar y se repitió a sí mismo: —Hey.

Draco lo observó y levantó una ceja confundido, diciendo más lentamente: —Hola

Harry sonrió, su estómago se retorcía. ¡Draco le estaba hablando! Y él le estaba respondiendo, bueno… algo así: —Hey —repitió, incapaz de salir con alguna otra cosa. Se alborotó el cabello, buscó en su cabeza y se movió torpemente, pasando sus ojos alrededor, mirando a cualquier lado menos a Draco—He…

Draco negó con la cabeza y un tono de diversión inundó su voz cuando lo miraba con ojos chispeantes: —Si dices "hey" otra vez voy a salir de la habitación gritando.

Harry sonrió tímidamente: —Está bien. —Enterró la punta de su zapato deportivo en un azulejo como si estuviera apagando un cigarrillo y levantó la mirada hacia Draco—. Hola.

Draco se rió entre dientes: —Bastardo impertinente. —Caminó hacia el lavabo que estaba a un lado de Harry y dejó correr el agua mientras lo miraba a través del espejo, hablándole despreocupadamente por sobre su hombro—. Eres el chico nuevo, ¿cierto?

—Ese parece ser el nuevo apodo afectuoso —aventuró Harry con audacia, tratando de aparentar una facilidad que no sentía. Tal vez si fuera encantador y memorable, Draco no pensaría que era un completo retardado.

El chico rubio se encogió de hombros cuando se giraba, buscando las toallas de papel y encontrando… ninguna, deslizó las manos por su cabello antes de secarlas en su chaqueta: —Todo el mundo es el chico nuevo en algún momento —señaló finalmente.

Harry negó con la cabeza: —Nuh-uh.

Draco sonrió: —Entonces, ¿la gente simplemente nace en clichés sociales? Interesante teoría.

Harry cruzó los brazos sobre su pecho y dijo con petulancia: —No espero que tú lo comprendas.

Draco levantó ambas cejas: —No estés tan seguro. Me mudo constantemente, por el trabajo de mi padre. Nunca permanezco en un lugar por más de seis meses.

Harry estaba completamente asombrado por esta información y logró mascullar: —Pero tú… tú…

Draco asintió y terminó por él: —¿Gobierno esta escuela? Sí. Y todas las otras. —Se acercó hasta que estuvo parado justo en frente de Harry, recargó la parte baja de su espalda en el lavabo. Sonrió y susurró charlando en voz baja—. Las personas son fáciles de manipular. Cuando aprendas eso, tú también vas a poder regir esta escuela. —Se inclinó hacia atrás un poco y aclaró—. Eres nuevo, nadie te conoce, no al verdadero tú. Puedes convertirte en quien quieras, en cualquier cosa que desees. —Recargó las palmas en el lavabo detrás de él y su voz se volvió un poco cuidadosa, como si estuviera tratando de convencer a Harry de algo que él sabía que no era verdad—. En realidad es bastante liberador.

Harry tragó saliva con incomodidad y preguntó en voz baja e intimidada: —Pero es solitario, ¿no?

Draco se encogió de hombros otra vez y retrocedió un poco más: —En realidad no importa mucho. Si te mudas tanto como yo, de todos modos estás solo. De esta manera duele menos.

Harry se estremeció: —Suena horrible. —Miró la tranquilidad despreocupada de Draco por un momento antes de aclarar su garganta y preguntar en voz alta: —¿Por qué me lo estás diciendo? Esto podría arruinar tu plan, ¿no?

Draco se rió fríamente y le obsequió una mirada desdeñosa: —¿Quién va a escuchar al chico nuevo? Tienes que hacer que las personas te escuchen y pareces más del tipo que desaparece en la multitud, perdido en el caos como nada especial.

Harry bajó los ojos y murmuró: —Y no lo soy.

La mano de Draco tocó su mejilla y la cabeza de Harry se levantó de pronto. Sus ojos bailaron sobre los rasgos de Harry y su pulgar rozó su boca: —Esos ojos, esa sonrisa, esos labios. No te permitas creer lo que te han dicho toda tu vida.

Los ojos de Harry se abrieron enormes por el asombro: —¿Cómo lo… ?

Draco lo interrumpió, dejando caer su mano y le dijo como si pensara que no era importante: —La gente siempre me ha dicho que soy "bonito". Ese siempre es el término, pero no pueden verme. No al verdadero yo. Soy feo y lo sé.

—Yo no lo creo —dijo Harry en voz baja.

Draco sonrió como si esa fuera la respuesta que había estado esperando: —No me conoces. Es difícil de creer cuando juzgas por la apariencia física. Hay una razón por la que las sirenas son hermosas, los vampiros son seductores y los hombres lobo son atractivos. Su belleza esconde su fealdad hasta que es demasiado tarde.

—Quiero conocerte —exhaló Harry, sin el consentimiento de su cerebro.

La risa áspera de Draco hizo eco en la acústica del baño: —¿Y por qué querría conocerte? Me has dicho que de plano no eres nada especial. —Se detuvo justo cuando llegó a la salida y se giró sobre sus talones, dándole a Harry una mirada evaluativa—. Pruébame que estoy equivocado. —Lo retó antes de deslizarse por la puerta.


—¿Podemos hablar? —preguntó Harry tímidamente, después de haberse deslizado por la puerta a espaldas de Draco, entrando a un salón de clases vacío.

Draco se dio la vuelta rápidamente, no se había dado cuenta que lo habían seguido, y dijo irritado: —Pareces ser capaz de hacerlo, oh, mira, síp, yo también puedo.

—Trasero pomposo —murmuró Harry amargamente.

Draco caminó hacia él con una sonrisa de satisfacción, cerrando la pequeña distancia que tenían en el pequeño salón de clases, y dijo con voz un poco seductora: —¿Qué decías de mi trasero?

—Nada —murmuró Harry avergonzadamente, bajando la mirada.

—Te sonrojas tan adorablemente. —Draco sopló contra su sien, su brazo se deslizó alrededor de la cintura de Harry.

—D… Draco —tartamudeó Harry, apoyando inconscientemente las palmas en el pecho de Draco, mientras el chico lo jalaba más cerca.

Draco retrocedió y preguntó de manera pedante, como si no estuvieran parados tan cerca como unos amantes: —¿Necesitas algo?

—Sí —exhaló Harry, incapaz de detener la palabra.

—Bien, manos a la obra. —Draco se apartó aun más y le dirigió una sonrisa coqueta.

—Eres malvado —refunfuñó Harry.

—Feo —corrigió Draco despreocupadamente.

—No —dijo Harry con una certeza impactante, mirando fijamente al rubio como si tratara de ver a través de él.

Draco se alejó de él, luciendo inquieto: —¿Qué necesitas? —preguntó de repente, como si estuviera deseoso de cambiar de tema—. Preguntaste si podíamos hablar.

Harry dio un paso más cerca y respondió: —Yo sólo… te lo dije, quiero conocerte.

—Y yo te dije que me probaras que valías el esfuerzo —contestó Draco claramente.

—Por eso estoy aquí. —Harry dejó escapar con valentía, permitiendo que por un momento su temperamento sacara lo mejor de él. Se mordió el labio y dejó salir su frustración, añadiendo más tranquilamente—. Así puedes llegar a conocerme, al verdadero yo, y puedo llegar a conocer al verdadero tu.

Draco lo estudió por un momento, su miraba lo analizaba, antes de persuadir astutamente: —¿Y qué te hace pensar que cualquier cosa que te diga o te haga, va a ser real?

Harry le mostró sus palmas vacías: —Nada.

Draco arqueó una ceja: —Entonces, ¿tú no crees que lo sea?

Harry negó con la cabeza y evadió sin comprometerse: —Todavía no te conozco lo suficientemente bien como para juzgar eso.

Draco se movió más cerca, sus labios casi acariciaban el oído de Harry mientras hablaba: —¿Y qué piensas justo ahora?

Harry tembló pero sus palabras eran seguras: —Creo… creo que esto es un acto. El que tú estés coqueteando conmigo, creo que es como una segunda naturaleza, que tú no dices en serio ni una palabra que sale de tu boca.

Draco se inclinó más cerca y cerró los ojos mientras su voz susurraba: —¿Eso te hace desearme menos?

Harry tragó saliva pero respondió temerariamente: —No.

—Bueno. —Draco sonrió aprobadoramente antes de retroceder completamente y agitar una pálida mano sobre su cabeza, como un rey comandando a sus súbditos: —Así que… habla —ordenó a la ligera.

Harry miró a Draco duramente: —Esta es una calle de dos sentidos, ¿cierto? —confirmó en un tono sin-tonterías—. Te cuento cosas y tú me cuentas cosas.

—Claro —respondió Draco como si nada.

—Cosas honestas —aclaró Harry frunciendo el ceño.

Draco sonrió: —Eso depende de si confías o no en mí.

—No lo hago —respondió Harry rotundamente.

Draco lucía ligeramente impresionado: —Eres más inteligente de lo que pareces —señaló.

Harry frunció el ceño: —¿Eso es un cumplido?

El aire despreocupado de Draco estaba de regreso: —Interprétalo como quieras.

Harry se sacudió los pensamientos y resopló: —Por lo menos mezcla de un poco de verdad con tus mentiras, ¿sí?

Draco sonrió y se sentó con la espalda contra la pared, debajo de la única ventana del pequeño salón de clases: —Ya veremos, no es que tú conozcas la diferencia.

Harry se unió a él en el suelo y se sentaron en silencio durante un largo tiempo, sin moverse o hablar, sin importarles lo suficiente hasta que Harry finalmente suspiró y dijo sin rodeos: —Vivo con mis tíos y mi aterrador primo. Ellos me odian, y no estoy exagerando. Me matan de hambre, me encierran y algunas veces me golpean.

Draco estuvo en silencio por un momento y Harry sabía que él no iba a decir nada, que eso no iba a ir en ambos sentidos, que preferiría morir antes de decirle a Harry algo personal sobre sí mismo. Pero lo hizo: —Mi padre no tiene idea de quién soy.

Harry respiró profundamente, esto estaba volviéndose más fácil: —Mis padres murieron en un accidente automovilístico cuando yo tenía un año de edad.

—Mi madre ha pasado un total de tres semanas en la misma habitación que yo desde que nací —declaró Draco con una sinceridad rotunda.

—No tengo amigos —admitió Harry.

Draco respondió instantáneamente con: —Yo tampoco.

—Odio la oscuridad —em¿Por qué esto no era más vergonzoso?/em—. Es sofocante y me aterra.

—Odio estar solo. Siento como si la nada me tragara entero y nunca fuera a liberarme —dijo Draco, expresando ese pensamiento en voz alta por primera vez.

—Lo que más deseo en este mundo es que alguien se preocupe por mí. —Su más profundo deseo.

—Yo deseo lo mismo. —Sorprendente que sus deseos fueran reflejados por alguien.

Harry inhaló lentamente y cerró los ojos, preparándose para el juicio que estaba ligado a lo que seguía: —Solía herirme a mí mismo a propósito.

—Solía escapar —confesó Draco, y Harry pensó que tal vez el rubio no lo había escuchado. ¿Cómo es que podía ser tan tranquilo y despreocupado?... A él no le molestaba.

Harry sonrió al darse cuenta: —Detesto el queso, cualquiera de ellos y de todos los sabores.

Draco se echó a reír: —No me gusta el chocolate.

—Me encantan los columpios —admitió Harry, sintiéndose infantil por eso—, la sensación de ingravidez cuando estás en el aire y la aplastante decepción de la realidad hasta que estas volando de nuevo.

Draco parecía nostálgico: —Mi lugar favorito es el parque, justo arriba de la colina.

Harry observó el rostro de Draco quien tenía los ojos cerrados, se empapó de la expresión robada y susurró: —Mi lugar favorito es contigo.

Los ojos de Draco se abrieron de golpe y hubo un momento de incomodidad en el cual Harry temió haberlo arruinado todo y que Draco se marchara. El rubio se relajó contra la pared, cambio de posición ligeramente y sonrió a medias cuando reveló: —No me gusta el helado.

Los ojos de Harry se abrieron de asombro: —¿Qué? —exigió, aunque reconocía y apreciaba el salvavidas que Draco le había arrojado.

Draco fingió un escalofrío: —Es demasiado frío. Tampoco puedo comer paletas, mis dientes son muy sensibles.

El silencio reinó de nuevo pero no importaba mucho. Los pensamientos sobre lo que acababan de compartir descendían y ambos se permitieron un momento para vagar a través de sus propios recuerdos y sentimientos: —Algunas veces pienso en terminarlo todo —dijo Harry humildemente, rompiendo su propio tren de pensamiento y el silencio.

—Yo también —respondió Draco.

—No quiero pensar así —anunció Harry firmemente.

—Yo tampoco —dijo Draco en voz baja.

Silencio.

—Tengo un sueño recurrente donde soy un jaguar, ¿qué crees que signifique?

Draco se echó a reír y preguntó con curiosidad: —No lo sé. Tengo un sueño recurrente donde soy decapitado pero de alguna manera sigo vivo. ¿Alguna idea?

Harry estremeciéndose se alejó de él y puso una juguetona cara de disgusto en su cara: —Eres raro —diagnosticó con una sonrisa.

Draco lo empujó con el hombro y contestó: —Como sea, odia-queso.

Harry le devolvió un codazo: —Oh, ¿y esto viene del chico que odia el helado? ¿Qué clase de torpe odia el helado?

Silencio.

—Odio mi vida —declaró brutalmente la apática voz de Draco.

Harry sonrió: —La mía está comenzando a mejorar.

—Me iré pronto —Le dijo Draco, carente de matiz.

La sonrisa de Harry cayó: —Lo sé. —Había repasado esa conversación en el baño una y otra vez hasta el punto de haberla memorizado y recordaba dolorosamente el comentario casual de Draco sobre cómo se mudaba cada seis meses.

—No quiero irme. —Draco parecía sorprendido de las palabras que se derramaban de sus labios.

—No quiero que te vayas —respondió Harry honestamente.

Silencio.

Draco jaló sus rodillas hasta su cuerpo y confesó: —Tengo demasiado miedo de irme. Demasiado miedo del silencio.

Harry asintió resueltamente: —Lo sé.

Draco se volvió para mirarlo, verlo realmente, tal vez por primera vez: —Voy a extrañarte cuando me marche.

—Viceversa —dijo Harry, minimizando el momento con el comentario común, luego decidiendo que esto merecía toda la verdad y atención que pudiera darle, dijo descaradamente: —Pienso en ti todo el tiempo.

Draco tragó saliva y apartó la mirada: —Deberíamos irnos.

—Sí —acordó Harry, sin moverse ni un centímetro.

—No quiero irme —susurró Draco apresuradamente.

—Tampoco yo —respondió Harry aliviado.

Draco descansó su cabeza en el hombro de Harry: —Vamos a quedarnos sentados. Sólo por un ratito, ¿sí?

Harry envolvió con un brazo los hombros de Draco y respondió anhelantemente: —Sí.


Draco se escabulló hasta la ventana de Harry y levantó el pestillo roto, se arrastró a través de la ventana del sótano como lo había hecho muchas veces durante el último mes. Subió a la cama de Harry y acarició con una mano su mejilla.

Harry brincó y Draco soltó una risita, obteniendo un entretenimiento sin fin de lo ligero de sueño que era Harry. El moreno alcanzó sus lentes desde la mesita de noche y una vez que reconoció a Draco, le hizo la misma preocupada y tensa pregunta que hacía cada vez que el rubio llegaba de esta manera: —No te vas a mudar, ¿o sí?

Draco pudo escuchar el tono ahogado en la voz del otro chico y negó con la cabeza: —No.

Harry dio un vistazo a la puerta de su habitación y dijo su siguiente frase previsible: —Me matarían si supieran que estás aquí.

Draco le extendió la mano invitadoramente y se alegró por la falta de luz, aunque no pudo detener el temblor en su voz: —Vamos a salir juntos, sólo por esta noche.

Harry lo escuchó: —¿Qué pasa?

—Nada —mintió Draco en voz baja.

Harry lo observó más de cerca, se sentó y se quedo sin aliento: —Tu ojo, ¿qué sucedió? —Un oscuro y marcado moretón estropeaba el hermoso rostro de Draco.

—No es nada —contestó Draco, desestimando su preocupación.

Harry apretó los puños y siseó vehementemente: —Eso no es nada. ¿Quién te lastimó?

Draco negó con la cabeza y dijo esperanzado: —Eso no importa. ¿Vienes conmigo o no?

Harry asintió y respondió como si fuera algo obvio: —Por supuesto que lo haré. —Pasó una camiseta sobre su cabeza y se fue con Draco en sus pantalones de pijama. El rubio tomó su mano y lo guió hacia el parque. El parque de ellos ahora.

Se sentaron juntos en los columpios y Harry se balanceó de ida y vuelta un poco, mientras levantaba la mirada hacia el cielo salpicado de estrellas, susurró: —Esta noche es hermosa —Su mirada se deslizó hasta Draco y vio al rubio abatido, apoyándose en la cadena. Eso le preocupó a Harry más de lo que quería admitir. Torció su asiento para ver de frente a Draco y jaló al rubio hacia él, suplicando: —Draco, por favor habla conmigo. Dime que sucedió.

Draco suspiró: —No es importante.

Harry elevó su voz a través de sus dientes apretados: —¡Eres tú! ¡Nada es más importante!

Draco negó con la cabeza y sus ojos resplandecían con lágrimas no derramadas mientras miraba a Harry: —Yo no… no puedo… todavía. Pronto.

—Está bien —cedió Harry gentilmente. Draco nunca mostraba debilidad delante de él. Debía confiar profundamente en él y ese pensamiento hizo que el corazón de Harry se hinchara.

Se sentaron en silencio, Harry se balanceaba ligeramente e intentaba no mirar el ojo negro de Draco. El golpe que lo hacía desear hacer cosas imperdonables a la persona que lo había causado. Mientras tanto, Draco permanecía perdido en sus pensamientos, como solía hacerlo. Draco rompió la endeble calma con un anuncio apático: —Él va a hacer que nos marchemos pronto.

El corazón de Harry se apretó y su balanceo se detuvo en seco. Su voz era dura y áspera como papel de lija: —¿Qué tan pronto?

—Cómo en una semana más o menos —le dijo Draco, mirando a sus zapatos.

—¿Cómo lo sabes? —dijo Harry con voz ronca.

Draco se encogió de hombros: —Esto es sólo… como es. Mi padre es un animal de costumbres.

La ira se elevó en su interior y apretó la mandíbula: —¿Fue él quien… ?

Draco lo detuvo con una orden en voz baja: —No. —Harry quería sostenerlo y ese deseo debió haber brillado en su cara porque Draco dijo en un tono de advertencia—. No deberías acercarte.

—¿Por qué no? —preguntó Harry desafiante.

—Dolerá más —contestó Draco, como si de cualquier manera fuera inevitable.

Las lágrimas se crearon en los ojos de Harry: —¿Esta es tu forma de decirme que simplemente vas a desaparecer de mi vida? ¿Qué otra vez vas a tratarme como un leproso?

Indignado, Draco levantó la mirada hacia él, pero no alcanzó su tono normal cuando dijo: —Nunca hice eso.

—No ponías ninguna atención —recordó Harry.

Draco volteó su columpio para ver a Harry, enterró sus zapatos deportivos en la tierra cuando preguntó incrédulamente: —¿Se supone que debo babear por personas que nunca he conocido?

—Yo lo hice —admitió Harry, girándose también para ver a Draco, sus mejillas se sonrojaban y bajó la mirada. ¿Eso quería decir que ahora Draco babeaba por él?

Draco se movió más cerca y acunó la caliente mejilla de Harry: —Te sonrojas tan adorablemente.

—Recuerdo que ya lo has mencionado —murmuró Harry avergonzado.

Draco sonrió y dijo sinceramente: —Vale la pena repetirlo.

Harry miró fijamente los ojos grises y las palabras fueron expulsadas de él: —Eres hermoso.

—Feo —afirmó Draco simplemente.

—No —Harry negó con la cabeza. Se mordió el labio y dijo en voz baja: —No creas lo que te has dicho a ti mismo toda tu vida.

Algo en lo que Harry dijo provocó que el estómago de Draco se contrajera y su garganta se cerrara cuando gritaba con voz ahogada: —¿Cómo se supone que voy a dejarte ir?

Harry jaló a Draco más cerca, sus rodillas se tocaban: —Sólo porque te mudas no significa que vas a dejarme ir. Yo no te voy a dejar ir. Jamás.

Draco dejó caer su mirada, su voz era baja y avergonzada: —Te olvidarás de mí.

—Nunca —dijo Harry con certeza.

Draco le dio una sonrisa floja: —Sólo soy un chico popular que está hecho un desastre y que odia su popularidad, ¿hay algo más cliché?

Harry dejó que su frente descansara sobre la de Draco mientras exhalaba: —Tú no eres un cliché, Draco. No hay nada en ti que sea ordinario.


La cabeza de Draco descansaba en el regazo de Harry mientras el chico de cabello oscuro leía en voz alta su tarea de inglés. Draco interrumpió, continuando la conversación que habían estado teniendo la última vez que Draco había irrumpido en su cuarto: —¿Cómo crees que sería?

—Trágico —respondió Harry instantáneamente.

Draco se levantó sobre su codo que descansaba en el muslo de Harry y hundió su mano en sus rubios cabellos: —No, hablo en serio —dijo implorando.

Harry sostuvo su libro en una mano, su pulgar se quedó en la página y usó la otra mano para quitar el cabello de la frente de Draco: —Yo también, no hay nada más trágico que un rubio virginal sacrificado antes de tiempo. Verdaderamente trágico, una pérdida total.

—¿Virginal? —Draco parecía genuinamente sorprendido. Dejó caer su mirada y cuando sus ojos se encontraron de nuevo con los de Harry estaban llenos de gratitud—. Gracias.

—¿Por qué? —preguntó Harry, confundido sobre lo que había hecho bien pero sin embargo feliz.

Draco sonrió: —A ti te parezco inocente. Intacto. Gracias por eso.

—¿No lo eres? —preguntó Harry un poco desesperado.

Draco se sentó y miró a Harry adorablemente: —Eso no importa. Tú me haces sentir como si lo fuera. Limpio, quiero decir.

La mano de Harry encontró la mejilla de Draco y la acarició con la punta de los dedos de adelante hacia atrás sobre la nueva mancha oscura en la piel de Draco: —Nada tan simple podría mancharte para mí. De hecho, nada podría hacerlo. —Se armó de valor y preguntó finalmente, incapaz soportar la injusticia de los rasguños y moretones más recientes—. ¿Vas a contármelo?

—No —dijo Draco simplemente.

—Draco. Todo el mundo está comenzando a notarlo —dijo Harry con urgencia.

Draco asintió y se alejó de la mano de Harry: —Lo sé. Ya casi es el momento de irme.

Harry se sentó derecho: —Yo podría ayudarte.

Draco apartó la mirada: —No, no puedes.

—Déjame intentarlo —suplicó Harry.

—¿Qué harías? —preguntó Draco severamente.

Harry no permitió que el tono de Draco lo detuviera: —Se lo contaría a alguien. A alguien poderoso.

Draco desesperanzado negó con la cabeza: —No importaría, sólo nos iríamos más pronto.

—Dices eso demasiado —gruño Harry—, "no importa", pero lo hace. Esto importa. ¿No puedes ver eso?

Draco lo miró acusadoramente y su voz sonaba tan herida y débil cuando preguntó: —¿Por qué haces esto?

Harry negó con la cabeza: —Yo no. Nosotros. Nosotros hicimos esto.

Draco miró por la ventana hacia el cielo oscureciéndose y dijo presagiando algo malo: —Él lo sabe, me iré pronto.

Harry se tensó: —¿Qué tan pronto?

Draco se dejó caer de nuevo hacia el regazo de Harry y cerrando los ojos susurró: —No en este momento.


Los ojos de Draco miraron hacia un lado cuando observaba a Harry caminar hacia los columpios. Tan pronto como el otro chico llegó las palabras estallaron fuera de él: —Es hora.

Harry estaba mirando el suelo, evitando su mirada cuando dijo con una débil risa completamente carente de diversión: —Lo sé. Podría verlo en tus ojos a kilómetros de distancia. —Harry se encontró con la mirada acerada del rubio, la suya se llenaba de lágrimas cuando jaló a Draco más cerca, hasta que sus rostros estaban separados por pocos centímetros: —Ya no tienes que tener miedo de estar solo. Yo estaré contigo, a donde quiera que vayas.

Draco acarició con su nariz la mejilla de Harry, su aliento se condensaba sobre la suave piel: —Y tú no tienes que tener miedo de la oscuridad, regresaré a ti por las noches. No te olvides de mí.

—Nunca —exhaló Harry.

Draco retrocedió, sus ojos resplandecían en la oscuridad y su voz flaqueó: —Lo hiciste.

—¿Qué? —preguntó Harry, limpiándose los ojos con los pulgares.

Draco sonrió ligeramente: —Lo probaste. Me demostraste que eres especial. Esos ojos —susurró, y Harry los cerró inclinándose hacia la mano de Draco que estaba sobre su mejilla. Sintió que el rubio posaba tiernos y ligeros besos sobre sus parpados. Harry sonrió complacido y el aliento de Draco fue atrapado—. Esa sonrisa —exhaló—, esos labios —su pulgar acarició los labios ligeramente abiertos de Harry, una y otra vez, antes de cerrar los ojos y después la distancia.

El primer beso de Harry. Estaba seguro que fuegos artificiales estallaban en el cielo, que la música estaba alcanzando su crescendo, que la lluvia estaba cayendo por todos lados pero sin tocarlos a ellos y cada cliché en el que pudo pensar porque esto era perfecto. Perfecto. La boca de Draco se amoldaba perfectamente a la suya, su lengua serpenteaba cálida y pesada contra la suya, sus manos se deslizaban por su cabello y bajaban para acunar sus mejillas. Harry deseaba que este momento jamás terminara. Si tan sólo su cuerpo entendiera que Draco era más necesario que el oxigeno.

El beso se rompió con el pesar de ambos y Harry apartó la mirada, mientras las palabras salían de él: —Eres hermoso.

Draco sonrió suavemente: —Gracias a ti.


Adoro esta historia! espero que también les guste y nos ayuden a conseguir más permisos con sus comentarios, si bien la calidad del comentario es importante, como bien me dijeron, en el caso de los autores de habla inglesa que no pueden leerlos, lo que les llama la atención es el número de estos, es la manera en que se dan cuenta de lo apreciado y bien recibido que es su fic.

Hasta luego!